Mzo 26_08 Cuando un alma se separa de Mí, vive en el desierto, necesita el líquido vital.

Rosario.

 

  • Bienaventurados aquellos que aún se conservan en Fe y en amor hacia Mí, vuestro Dios.
  • Quiero que vengáis a Misa, no solamente por tener que cumplir con el Precepto dominical, es porque quiero veros a vosotros en Mi Casa.
 

Mensaje de Dios Padre a J.V.

 

Primer Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: Bienaventurados aquellos que aún se conservan en Fe y en amor hacia Mí, vuestro Dios.
Sí, hijitos Míos, bienaventurados aquellos que aún se conservan en Fe y en amor hacia Mí, vuestro Dios. Tenéis la Fe por el Bautismo, tenéis Mi Amor, también por él, se os abrió una nueva vida en el momento en el que fuisteis Bautizados.

Mis pequeños, muchos, muchos de vosotros, a pesar de haber recibida éstas Bendiciones en vuestro Bautismo y el tener la oportunidad de obtener una nueva vida, no lo han sabido aprovechar. No os dais cuenta, que en el momento de vuestro Bautismo aunque, ciertamente sois pequeñitos, vuestros padrinos, que ya son maduros en la Fe o debieran ser maduros en la Fe empiezan a pedir todas Mis riquezas para que seáis bendecidos desde pequeños y estas bendiciones lleguen a vosotros a lo largo de vuestra vida, primeramente recibiréis por la intercesión de ellos, posteriormente, cuando vosotros mismos maduráis en la Fe empezáis a sentir, a vivir Mis Bendiciones en vosotros. Vosotros mismos debéis llegar a Mí a pedirMe el ser asistidos por Mi Providencia y Mi Providencia abarca todo lo que el hombre necesita, tanto en lo material, en lo físico, en lo espiritual.

Yo Soy vuestro Dios providente, pero Soy vuestro Padre amoroso antes que ello, Soy vuestro Creador y Yo no creo un alma, no le doy vida a una creatura, para ser luego abandonada. No, Mis pequeños, cuando Yo Creo algo o a alguien, Mi Providencia continuamente, le está protegiendo, le está dando lo necesario para continuar con esa vida que Yo mismo inicié  y que en un tiempo posterior recibiré de regreso.

Ciertamente, los animalitos o aún las cosas, tienen una misión también, pero no tienen el libre albedrío, ellos llevarán a cabo su misión  y Yo recibiré al final esa misión, de la cual, ciertamente no tuvieron albedrío para cambiarla, pero vosotros sí, Mis pequeños, vosotros tenéis el libre albedrío , se os ha dado ésa libertad para estar Conmigo o hacerMe a un lado, que es una tontería del ser humano, si sabéis que Yo Soy vuestro Creador y de Mí recibís todo lo que necesitáis. El hacerMe a un lado en vuestra vida, en vuestra misión, es un error gravísimo, porque es como aquella planta que se quiere apartar del agua y cree que ella misma podrá sobrevivir sin ése líquido vital.

Yo Soy vuestro líquido vital, Mis pequeños, Yo Soy ésa agua que alimenta la planta, Yo Soy la Vida en vosotros, sin Mí vosotros no podéis tener vida. Vosotros podéis decir, “claro que puedo vivir sin ti”, sí, pero no vivís una vida en la Gracia, una vida que dé fruto, una vida que será luego recompensada. Ciertamente vivís vuestra vida pero, la vida del alma, que es la que cuenta en vosotros y que os lo he dicho tantas veces, no se podrá dar, no se reproducirá y no dará vida a otras almas.

Cuando un alma se separa de Mí, vive en el desierto, necesita el líquido vital, pero su terquedad la lleva quizá hasta la muerte. Sufrís, cuando no fuisteis creados para sufrir, vivís con muchas necesidades, cuando no fuisteis creado para sufrir, vivís con muchas necesidades, cuando no fuisteis creados para ello, porque Mi Promesa es la de consentiros. Vosotros mismos, cuando os apartáis de Mí, que Soy Fuente de Vida, os atraéis males, porque quedáis a merced de las tentaciones de satanás. Aunque, ciertamente, todas las almas tendrán tentaciones, especialmente aquellas que están Conmigo, no es lo mismo tener la fuerza para defenderse que estar débiles ante esas tentaciones y seréis vencidos fácilmente por satanás.

Meditad, Mis pequeños, el curso de vuestra vida, el curso de vuestra existencia, ¿cómo estáis?, ¿que habéis hecho?, ¿qué habéis dado?, ¿habéis hecho de vuestra vida solamente vida para vosotros o habéis servido a vuestros hermanos y les habéis ayudado a crecer?

Os he dicho que mientras más deis, más recibiréis, si os habéis portado egoístas y habéis visto solamente para vuestro bien, también las bendiciones serán limitadas para vosotros, porque no Me puedo derramar en abundancia, porque os ahogaríais. No necesitáis, porque no queréis dar, en cambio, aquél que da mucho, Yo Me derramo, fuertemente, porque él dará todo, todo lo que recibe y de ésta forma, ése océano de bendiciones que Yo tengo para derramar, todos los días, hacia vosotros, será aprovechado por aquellas almas dadivosas que están sueltas a Mi Voluntad y que su misión la han aceptado, la han entendido y la están trabajando con todas sus fuerzas.

Sed pues verdaderos hijos Míos aquí en la Tierra, sed proveedores de Mis Bendiciones, dad, dad en abundancia de lo que también estáis recibiendo en abundancia. No seáis parcos con lo que recibís, porque no es vuestro. Dadlo, dadlo a vuestros hermanos, que Yo Seré ése Padre Bondadoso y Providente y así os lo haré sentir para que estéis seguros de que Yo, vuestro Dios, nunca Me aparto del alma que Yo he Creado y que am infinitamente.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: Quiero que vengáis a Misa, no solamente por tener que cumplir con el Precepto dominical, es porque quiero veros a vosotros en Mi Casa.
Hijitos Míos, ¡cómo Me duele ésa frase de vosotros, cuando al referirse a las obligaciones que tenéis para Conmigo y que no debieran ser obligaciones, sino actuar en el amor, en el agradecimiento, usáis la grase de “tener que”! A vosotros mismos os molesta ésta frase cuando “tenéis que” hacer vuestras obligaciones.

Cuando un hombre o una mujer, ha llegado a la madurez o ha crecido en madurez en sus obligaciones, ya no utiliza el “tener que”, porque él o ella saben que eso se debe hacer porque se necesita hacer. Vosotros trabajáis para poder tener dinero para cumplir con vuestras obligaciones, pero si vuestro trabajo, en lugar de “tenerse que hacer” por obligación, lo hacéis con amor, todo cambia, vuestro mismo estado de ánimo cambia, todo cambia y ahí es donde Me quiero centrar, Mis pequeños, en vuestro estado de ánimo para hacer las cosas.

Vosotros amáis a vuestros hijos, tenéis vuestros hijos en familia cuando os casáis, cuando estáis bajo el Sacramento del Matrimonio, ya sabéis que tendréis obligaciones, el de proveer en la familia, con vuestra presencia, con vuestra ayuda, con vuestro trabajo, con vuestro amor, con el alimento que llevaréis. Tantas, tantas obligaciones que se tienen, al hacer las cosas, pero en la madurez, sabéis que hacer todo ello, pero lo hacéis con amor, ya no lo hacéis obligados, lleváis el alimento y lo lleváis con amor. Dais amor a vuestra esposa, a vuestro esposo, a vuestros hijos, lo dais con gusto y no porque “tenéis que”  dar el amor. Los lleváis de paseo y los lleváis con alegría, pero no porque “tenéis que” llevarlos, sino lo hacéis con amor, porque sabéis que al hacerlo, todos estaréis contentos, pasaréis ratos agradables y así se va desarrollando vuestra vida, vuestra existencia se deberá ir dando en el amor, en una obligación que uno mismo se va imponiendo, pero ciertamente ésa obligación se va dando con amor.

Cuando vosotros actuáis en la obligación del “tener que”, vuestro estado de ánimo es diferente, hacéis las cosas de mala gana, trasmitís ésa mala gana a vuestros semejantes, ni ellos gozan, ni vosotros gozáis, todo se vuelve un caos, no hay alegría, todo es enojo, todo se vuelve un campo de batalla y así sucede también con lo Mío.

Vais a Misa, porque “tenéis que” ir a Misa. Os confesáis de vuestros pecados porque “tenéis que” confesar vuestros pecados. Hacéis una obra buena porque “tenéis que” hacer una obra buena.

No, Mis pequeños, Yo no quiero eso para Mí, ni tampoco lo quiero para vuestros hermanos, si venís a Mí, deberéis venir con alegría, si vais a cumplir con los Preceptos, venid a Mí, porque queréis compartir con alegría todo lo que hacéis o habéis hecho o tengáis. Venid a Mí y contadMe todo lo que tengáis en vuestro corazón, pedidMe Mi consentimiento, Mi aprobación, pedidMe apoyo y consejo, dejadMe gozar de vuestros gozos. Para eso quiero que vengáis a Misa, no solamente por tener que cumplir con el Precepto dominical, es porque quiero veros a vosotros en Mi Casa, quiero que compartáis Conmigo Mi Alimento de Vida; si acudís a confesar vuestros pecados, hacedlo con alegría, porque sabréis que a pesar de vuestros errores Yo estoy esperando vuestro arrepentimiento, que os deis cuenta de vuestros errores y de esta forma maduraréis. Todo es alegría en Mí y así lo debéis ver, Mis pequeños. DejadMe que Yo os acompañe todos los días de vuestra existencia y no por obligación, no porque “tengo que” ir Yo con vosotros, invitadMe a ir con vosotros, porque en Mí tendréis la Sabiduría Infinita, para que todo lo que hagáis os salga bien, así estaréis contentos vosotros, porque Yo os ayudaré a que todo os salga bien y Yo estaré contento con vuestra alegría.

¿Ya veis, pequeños, cómo cambia todo cuando hacéis las cosas por amor, que cuando las hacéis por obligación?, no quiero ya escuchar en vosotros el “tener que”, sino el venir a Mi para compartir Conmigo vuestra alegría, vuestros deseos de mejora, vuestros deseos de perfección. Todo esto que vais haciendo a lo largo de vuestra vida, os va preparando para llegar al final de vuestra existencia y al principio de vuestra eternidad y no podéis llegar a la eternidad, o sea, al Reino de los Cielos, en un estado de tristeza y de obligación, debéis llegar con alegría de haber cumplido con la misión que Yo os encargué, con la alegría de haber dejado almas santas atrás de vosotros, almas alegres que Me amen, almas deseosas que quieran llegar también al final de su existencia a compartir eternamente Conmigo, no almas obligadas en el “tener que”, que no estarán gozando su existencia y no tendrán un verdadero deseo de compartir Conmigo toda una eternidad.

Venid pues alegres a Mí, vuestro Dios, que Soy todo Amor, que Soy todo Alegría, que Soy todo Paz. Venid pues, Mis pequeños, pero dejad, dejad atrás almas, almas alegres y deseosas de estar Conmigo eternamente.
Gracias, Mis pequeños.