Mzo 03_08 ¡Cómo quisiera que vosotros Me amarais un poquito más!

Rosario Vespertino.

Mensaje de Dios Padre y La Santísima Virgen María a J. V.

 

Temas

  • Los grupos alrededor de la Tierra, que se reúnen todavía a rezar el Santo Rosario, con ello venceremos las fuerzas del mal.
  • Es una Gracia muy especial que Dios hace al alma, poderse encarnar para venir a la Tierra a servirle.
  • Os amo verdaderamente, Mis pequeños, ¡cómo quisiera que vosotros Me amarais un poquito más!
  • Es un Dios incomprendido, es el Amor incomprendido, es la Bondad infinita.
  • Imaginad cómo os voy a recompensar cuando cuidáis el interior del hombre, cuando les llenáis de Amor, de Mi Amor.
  • Hijitos Míos, quiero que meditéis profundamente lo que os voy a decir.
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    Ofrecimiento, Habla la Santísima Virgen María,
    Sobre: Los grupos alrededor de la Tierra, que se reúnen todavía a rezar el Santo Rosario, con ello venceremos las fuerzas del mal.
    Hijitos Míos, en Mis Apariciones de años atrás, Yo siempre os he recomendado el rezo del Santo Rosario. Sois Mis hijos, porque Mi Hijo Me dio ésa tarea cuando Él estaba en la Cruz y Yo la he tomado con santa alegría. Os voy cuidando, os voy protegiendo, os voy buscando y trato de muchas formas de llevaros hasta Mi Hijo.

    Os he dicho que a través del Santo Rosario ibais a poder contrarrestar fuertemente las fuerzas del mal y que con el Rosario ibais a encadenar a satanás y es verdad, Mis pequeños. Sed conscientes de esto, cuando vosotros, estáis reunidos en el amor, en el amor a Nuestro Dios, en el amor a Mí, vuestra Madre, vuestras oraciones, son como un cañonazo, sí, vuestras oraciones son muy poderosas, porque las estáis haciendo unidos al Cielo. Al estar en la Comunión de los Santos, vuestras oraciones pueden destruir mucho, mucho del mal que ya está cubriendo la Tierra entera y que está afectando a millones de almas sobre ella.

    Mis pequeños, Yo, como Madre vuestra, os pido de corazón que vuestras oraciones sean amorosas, íntimas, dichas de todo corazón, aún a pesar de que estéis orando con vuestros labios, que la oración salga de lo más profundo de vuestro corazón y sobre todo, sabiendo que vuestra oración cuenta mucho para los Planes de Mi Hijo, para que ya se vaya dando el Reino de Dios sobre la Tierra.

    Pedid, pedid en abundancia, porque al estar con Nosotros, vosotros, Mis hijos, sois los consentidos del Señor, porque le estáis tomando en cuenta, le amáis, le tenéis confianza y Él os agradece de múltiples formas, pero lo más importante en éste tiempo, es que aumentéis vuestra Fe, que la paséis a vuestros hermanos y que pidáis por la Fe también de vuestros hermanos.

    El mal se va diseminando sobre la Tierra, corre velozmente, se mete por todos lados, porque no hay oración, Mis pequeños, no hay suficiente oración sobre la Tierra para ir deteniendo todo este mal. Debéis estar concientes de ello y os lo digo, para que cuando oréis, Mis pequeños, cuando os reunáis, os concentréis en lo que estáis haciendo, que hagáis, con todas las fuerzas de vuestro corazón, las oraciones que tengáis que hacer, en el Amor de Dios, en Nuestra Compañía, que todo lo hagáis íntimamente ligado a Mi Hijo en Sus Oraciones y, así unidos, es como adquirís ésa Fuerza poderosísima para vencer las fuerzas del mal y contrarrestar toda la maldad que ya está diseminada sobre la Tierra y profundamente arraigado ya en muchos corazones.

    Así pues, Mis pequeños, os digo todo esto para que no os desaniméis, para que en lugar de llenaros de temor, para que en lugar de dudar de las Palabras de Nuestro Dios, podáis vivir en la certeza de que Nuestro Padre Dios, en Su Santísima Trinidad, os está escuchando, está velando por vosotros, está derramando Sus Bendiciones sobre las almas por las que vosotros estáis pidiendo. Estad seguros de ello, Mis pequeños y por eso os pido, orad, ayudad a vuestros hermanos, daos por vuestros hermanos. Es más fácil dar, dar un bien material, pero darse en persona por vuestros hermanos, es más difícil, Mis pequeños, porque atenta contra vuestra libertad, contra vuestro tiempo, contra todo aquello que os va a desequilibrar en vuestro diario vivir.

    Cuando vosotros os dais y tomáis un tiempo para la oración, a través de la oración estáis haciendo tanto bien, vuestros hermanos reciben Bendiciones grandísimas y por consecuencia, vosotros también.

    Seguid adelante, Mis pequeños, seguid adelante, que estoy con vosotros, seguid adelante, porque juntos, los grupos alrededor de la Tierra que se reúnen todavía a rezar el Santo Rosario, con ello venceremos las fuerzas del mal. Gracias, Mis pequeños.

    Primer Misterio, Habla la Santísima Virgen María,
    Sobre: Es una Gracia muy especial que Dios hace al alma, poderse encarnar para venir a la Tierra a servirle.
    Hijitos Míos, la ilusión de toda alma, el deseo de toda alma que está en la Tierra o que viene a la Tierra, debiera ser regresar lo antes posible después de cumplir su misión, después de servir a Nuestro Dios. Esto es algo grandísimo, Mis pequeños, es un don muy grande y muy grato a los Ojos de Dios, porque las almas que Le vienen a servir a la Tierra, se donan, así como se donó Mi Hijo, Mi Jesús.

    Mis pequeños, cuando venís a servir a Nuestro Dios, uno debiera estar embebido en el Amor de Nuestro Padre Dios, ciertamente hay ataques satánicos en todo momento y, especialmente, cuando el alma está añorando estar en la vida íntima con Nuestro Dios. Satanás sabe, perfectamente, cuando un alma es buena, cuando un alma está tratando de perfeccionarse en el Amor y atacará fuertemente a ésa alma y, a veces, a tal grado que hasta destruye toda posibilidad de que ésa alma dé lo que tiene que dar.

    Todos sabéis que tenéis una misión específica para servir a Nuestro Dios aquí en la Tierra y más tarde regresaréis; es como cuando vuestros padres os piden que vayáis a comprar algo a la tienda, a veces lo haréis con gusto, a veces a disgusto, pero lo hacéis, regresáis y os lo agradecen vuestros padres.

    Ciertamente el alma está afectada por el mal y por eso tenéis el libre albedrío de hacer las cosas con gusto o a disgusto, pero daos cuenta, Mis pequeños, que aquí vuestra tarea es grandísima, es digna, es bellísima, porque estáis sirviendo a vuestro Padre Dios, al Creador del Universo entero aquél Padre, que os ama infinitamente, porque Él os creó, que os da grandes cosas y que quiere lo mejor para vosotros. Servir a Nuestro Dios es una Gracia muy grande, que Nuestro Padre concede al alma al servirle aquí en la Tierra.

    Pedidle, pedidle a Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor, que os haga entender esto, Mis pequeños, porque cuando lo entendáis, vuestra frente se irá inmediatamente al suelo, primeramente, para arrepentiros de vuestros pecados y segundo, para agradecer y adorar a Nuestro Dios.

    Cuando Dios, Nuestro Padre, se fija en un alma, es una Gracia muy grande, es un regalo infinito, ser escogido de entre millones de almas para servirle. Muchos de vosotros no entendéis esto, pero es una Gracia muy especial que Dios hace al alma, poderse encarnar para venir a la Tierra a servirle, para que ésa alma pueda transmitir Amor, hacer que otras almas puedan vivir en el Amor, hacer que muchas almas que viven en el error, puedan salvarse. Os quiero poner un ejemplo, imaginad que cada uno de vosotros estáis en una situación de desastre, puede ser un ferrocarril desbocado, puede ser un barco que puede estar por hundirse, puede ser un lugar muy populoso y que pueda incendiarse, vosotros os dais cuenta del peligro y vosotros, únicamente vosotros, detenéis el desastre. Entre vuestros hermanos, sois un héroe, un héroe que impidió que muchos otros de vuestros hermanos murieran por el desastre.

    Si vosotros, en la Tierra, os dais ése nombre de héroes, por haber ayudado a vuestros hermanos a que no sufrieran la muerte o quizá de un accidente grave, ahora podréis imaginar vuestra posición en la Tierra. Muchos, muchos de vuestros hermanos, miles, millones, viven en un desastre espiritual, porque sus almas viven en pecado y vuestra oración puede salvarles a ellas, para que no vayan eternamente al Infierno. Vuestra oración, vuestra donación, vuestros sacrificios, vuestra vida de piedad, las Misas que ofrecéis, las Comuniones que compartís con ellas, todo esto Mis pequeños, hace que miles y millones de almas no se pierdan eternamente.

    Ciertamente no veréis aquí en la Tierra vuestro triunfo, porque ésas almas no sabrán de dónde recibieron la ayuda para su salvación, quizá aún hasta en el último segundo de su vida, pero cuando regreséis al Reino de los Cielos, ahí es cuando sabréis y conoceréis lo que es el triunfo de la vida en el Amor, la donación que tuvisteis. Seréis presentados, ya como almas que regresan al Reino de los Cielos, a todas las almas que ayudasteis en su salvación por vuestra donación y, tomando palabras de la Tierra, seréis grandes héroes en el Reino de los Cielos y Nuestro Padre Dios os lo agradecerá infinitamente.

    Para eso estáis en la Tierra, Mis pequeños, espero que con éste ejemplo podáis entender mejor la importancia de vuestra vida sobre la Tierra. Gracias, Mis pequeños.

    Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
    Sobre: Os amo verdaderamente, Mis pequeños, ¡cómo quisiera que vosotros Me amarais un poquito más!
    Hijitos Míos, Yo, como Padre vuestro, os voy preparando en estos tiempos para que viváis Mi Amor en pleno. Muchos, muchos de vosotros no Me conocéis perfectamente, Me tenéis todavía como el Dios del Antiguo Testamento, el Dios de los Ejércitos, el Dios enojón, el Dios que solamente está esperando vuestro error para eliminaros de la Tierra y condenaros.

    Os he dado la Presencia de Mi Hijo para que Me fuerais conociendo realmente, que no os quedarais con la mente puesta en ésos tiempos bárbaros, en que vivían aquellos de vuestros hermanos que se quedaron impresionados con un Dios de terror.

    Mi Hijo os dijo, “el que Me ve a Mí, ve al Padre”, con eso os está diciendo todo, Mis pequeños, Él os mostró Mi Dulzura, Mi Perdón, os mostró la vida que os quiero dar, os mostró Mi Amor en pleno, Mi Misericordia infinita. Tenéis a Mi Hija, la Siempre Virgen María, Ella ha tomado de Mí la delicadeza de Mi Amor. Ellos, son prolongación de Mi Amor, Yo Me he derramado en Ellos y Ellos, Mi Hijo, Mi Hija, Me han mostrado a la humanidad.

    Llegará el tiempo en que la humanidad Me conocerá en pleno y veréis la delicadeza de Mi Amor, el respeto que Yo tengo hacia las almas, el Amor que se derrama en pleno sobre vosotros, a pesar de vuestra distracción y de vuestra traición.

    He enviado a Mi Santo Espíritu para que vaya iluminando las mentes y los corazones de todos vosotros, para que os vaya preparando a ése encuentro Conmigo, vuestro Dios, para que conozcáis lo que es el Amor de todo un Dios que os creó y os he creado, a cada uno de vosotros, en delicadeza, en perfección, para que cuando Me tuvierais, Me gozarais, para que vivierais en el Amor y no en el temor, como vivían vuestros hermanos antiguamente.

    Yo os he creado para que gozarais de toda la Creación, para que gozarais cada uno de los momentos de vuestra vida uniéndoos a Mí. Así fueron creados vuestros Padres, Adán y Eva, cuando se dice en las Escrituras, que los puse en un Paraíso. Toda la Creación fue ése Paraíso, Yo creé todo en perfección para consentir a Mi creatura, al hombre, al que creé a imagen y semejanza Mía y esto es, en el Amor. Le di Mi Amor en pleno y cuando se habla de Amor, de Mi Amor, es darle al alma perfección, es darle al alma una alegría inmensa, santa, es llenarla de Mis Bendiciones y que pudieran gozar inmensamente todo lo que Yo les daba con la Creación, la Creación estaba a sus pies. Ellos agradecieron, en ése primer momento, todas las Bendiciones que les di, todos esos regalos inmensos, inconmensurables para que gozaran, ¿acaso vosotros, como padres, no buscáis el darle a vuestros hijos, desde que nacen, lo mejor que podéis comprar para que ése bebé, que apenas empieza en el mundo, pueda gozar, pueda estar bien cuidado, se le puedan evitar muchos males? Si vosotros lo hacéis, ¿por qué Yo no lo iba a hacer con cada uno de vosotros? Ahora Me empezáis a comprender mejor, Soy el Dios del Amor, no el Dios del Antiguo Testamento. Venid a Mí, Mis pequeños, aquellos que Me veis con temor, tened confianza en Mí, vuestro Dios, que Yo os conozco desde antes de que nacierais, antes de que tomarais cuerpo.

    ¡Oh!, Mis pequeños, ¡cómo os amo!, ¡sois Mis delicadezas de Amor!, a cada uno de vosotros, os conozco perfectamente, os he formado con el Pensamiento, con Mis Manos amorosas, os he dado un destino, un destino bello, servirMe cuando bajáis a la Tierra, gozarMe, con todas las delicias que derramo sobre vosotros y luego, premiaros, cuando regreséis a Mí, después de haber cumplido vuestra tarea.

    Voy poniendo excusas, a lo largo de vuestra vida, para no ver vuestras faltas y seguir derramando Mis Bendiciones sobre vosotros, porque os amo infinitamente. Quiero ver lo más bello de cada uno de vosotros, para seguir consintiéndoos. Os amo verdaderamente, Mis pequeños, ¡cómo quisiera que vosotros Me amarais un poquito más!

    Venid, Mis pequeños, buscadMe y Yo Me dejaré encontrar, os llenaré de Mis Delicias, conoceréis Mis secretos, secretos de Amor, que os deleitarán, gustaréis de Mi Amor y ya no os dejaré ir y os estrecharé más fuertemente a Mi Corazón, para que gocéis cada vez más y así, preparados, Me recibiréis. Sí, estaréis preparados para recibir a vuestro Dios entre vosotros, pero vuestro corazón ya estará lleno de Mi Amor y Mi Presencia, ante vosotros, os deleitará infinitamente. Preparaos para ése momento, dejad que Yo os vaya moldeando, que vaya purificando vuestro ser, vuestra alma y, así, podáis gozar en cuerpo y alma Mi Presencia ante vosotros. Fuisteis Creados para ello, vuestros Primeros Padres Me gozaban infinitamente, sois sus descendientes y tenéis éste derecho de vivir en intimidad Conmigo, de vivir unidos a Mis deseos, a vivir en Familia con vuestro Padre Dios. Os amo, Mis pequeños y os Bendigo, así sea.

    Tercero Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
    Sobre: Es un Dios incomprendido, es el Amor incomprendido, es la Bondad infinita.
    Hijitos Míos, os quiero compartir Mi Gozo, el Gozo de una creaturita servidora de vuestro Dios, en su Santísima Trinidad. Yo, vuestra Madre, la Siempre Virgen María, fui creada, por el Padre, para servirle, Él puso todo Su Amor en Mí, Me escogió para una tarea grande y bella. Yo, Su Pequeña Esclava, puso Sus Ojos en Mí y grandes Bendiciones recibí.

    Recibo el Ser desposada por Su Santo Espíritu, ¡Oh!, ¡cómo llenó de Amor Mi Corazón!, cuántas bellezas puso en Mi Ser. Sus dones, Sus Bendiciones, Su cariño, Su Amor Me llenaron, Mi Ser se impregnó con Su Gracia, purificó todo Mi Ser para que Yo recibiera al Hijo, al Santo de los Santos, al Hijo del Creador, el que es el Verbo, El Salvador del género humano.

    Cómo en ésta Pequeña Creatura, que Soy Yo, Servidora de Mi Dios, he recibido éstas Bendiciones inmensas de la Trinidad Divina (Lenguas……)

    Mis pequeños, Mi Gozo, desde Pequeña, fue inmenso, lleno del Amor de Dios, lleno de la Sabiduría Divina; Mi Ser, anonadado estaba ante Mi Señor, que ocupaba todo Mi Ser. Mis respiros, Mis exhalaciones, Mi palpitar, Mi pensar, Mis pasos, todas Mis acciones, todo era para Mi Señor. Su Esclava fui, Su Esclava Soy.

    Mis pequeños, es tan bello servir a Nuestro Dios, que el alma queda anonadada, ante esa belleza infinita, que no podéis imaginar.

    Cuánto Amor derramado en una Pequeña creatura, una Trinidad Sacrosanta, derramada en Mí, vuestra Madre. Cuánto Amor de todo un Dios en Mí, Su Sierva. Cuántas cosas Me hacía entender Mi Dios. Cuánto de ése Amor que derramaba en Mí. Me saturaba Su Presencia en Mí, sentía explotar de alegría.

    ¡Oh!, Mis pequeños, cómo quisiera que sintierais y vivierais esos momentos, una madre siempre quiere lo mejor para sus hijos y Yo os quisiera compartir ésos bellos momentos con que Me ha colmado Mi Señor y Mi Dios.

    Venid a Mí, Mis pequeños, pedidMe que os enseñe, pedidMe que podáis compartir ésa vida Divina que no se agota, que cuando creéis que se va a terminar, viene como oleaje impetuoso y os da más y más y más. Solamente Su Gracia hace que uno no explote de Amor. Es tanto, tanto el Amor y tan delicado, tan delicado, Mis pequeños.

    Es un Dios incomprendido, es el Amor incomprendido, es la Bondad infinita que no se ha podido plenificar en vosotros, porque la rechazáis, porque no le dejáis vivir en vosotros. ¡Qué desperdicio del Amor de vuestro Dios!, podríais tener tanto, tanto, Mis pequeños y preferís las cosas del mundo, preferís a satanás, cuando vuestro Dios os puede dar las inmensidades de Su Amor.

    Dejadle, Mis pequeños, dejadle que os moldeé, como a Mí, Mis pequeños, Me ha moldeado. Gozaréis regalos inimaginables, dejadle, dejadle vivir plenamente en vosotros, que Él haga Su Reino en vosotros y entenderéis Mi Gozo, entenderéis el Gozo de vuestra Madre, Bendecida por la Santísima Trinidad. Gracias, Mis pequeños.

    Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
    Sobre: imaginad cómo os voy a recompensar cuando cuidáis el interior del hombre, cuando les llenáis de Amor, de Mi Amor.
    Hijitos Míos, cuando Mi Hijo os ha enseñado el cómo debéis tener Misericordia para con vuestros hermanos, desde alimentarles, darles al menos agua, compañía cuando estén encarcelados, ir a visitar a los enfermos, ayudarles en lo que necesiten, dándoles algún trabajo, dándoles descanso, os ha dicho la forma en que seréis recompensados por darles ayuda en su cuerpo, para que su cuerpo esté sano.

    Imaginad ahora, Mis pequeños, si Yo he prometido Bendiciones grandes cuando cuidáis el exterior del hombre, imaginad cómo os voy a recompensar cuando cuidáis el interior del hombre, cuando les llenáis de Amor, de Mi Amor, de Mi Sabiduría Santa, de Mis Enseñanzas, cuando les enseñáis a ser verdaderos hijos Míos, ¡cómo no voy Yo a recompensaros! El cuerpo quedará hecho polvo, el alma regresará a Mí, pero esa alma vendrá con todo lo que vosotros hicisteis para que creciera en el Amor, en las Virtudes, para que se abriera esa alma a Mis Bendiciones, para que ésa alma Me conociera, Me amara, Me respetara, para que esa alma Me buscara.

    ¡Cómo no os voy Yo a recompensar y, en qué forma no lo voy a hacer cuando vosotros regreséis a Mí!, habréis hecho lo que el mejor padre haría, el mejor hermano haría, el mejor amigo haría. En Mi Hijo visteis todo eso, Él curó cuerpos, pero también almas, Es el Médico por excelencia. Curando cuerpos y curando almas, vosotros debéis ser como él, curando cuerpos cuando podáis hacerlo, dándoles la dignidad también de una buena apariencia entre vosotros, ayudándoles a que no sean apartados de la sociedad por su mal aspecto, por su falta de educación, por tantas y tantas cosas que el hombre se fija de sus hermanos para apartarlos de sus círculos sociales.

    Cuando vosotros llenáis el alma, alma como la vuestra, le vais a perfeccionar, le vais a ayudar a vivir plenamente, porque aquella alma que Me conoce, Me goza en plenitud, sus capacidades se hacen grandes, porque el alma es infinita, porque es parte de Mí y Yo Soy el Infinito.

    Vosotros debéis ayudar a las almas a encontrar Mi infinitud, a llenarse de Mí, a llenarse de Mi Gozo y al estar Conmigo, con ese gozo infinito, el alma da, da porque es tanto lo que tenéis de Mí, que da por necesidad. Nadie puede contenerMe y quedarse solamente como aprisionándoMe, aquella alma que Me tiene, necesariamente, Me transmite, es una necesidad del alma, que al sentir Mi Amor, quiere que otros también Me sientan.

    BuscadMe y conoceréis éste feliz secreto del Amor y este feliz secreto del Amor os llevará a la santidad y ahí os quiero, Mis pequeños, todos santos, todos unidos en un solo Corazón, con un solo Amor, el Mío, el de vuestro Dios. Gracias, Mis pequeños.

    Quinto Misterio, Habla la Santísima Virgen María,
    Sobre: Hijitos Míos, quiero que meditéis profundamente lo que os voy a decir.
    Hijitos Míos, quiero que meditéis profundamente lo que os voy a decir. Mis pequeños, para que un alma pueda crecer en el amor, primeramente tiene que haber olvido de sí mismo.

    Sí, Mis pequeños, sois porque así Nuestro Padre quiso que fuerais. Sois, porque Él os ha creado. Sois, porque Él quiso derramar Sus Bendiciones sobre cada uno de vosotros, en una forma muy especial y personal. Cada uno de vosotros sois diferentes y en cada uno de vosotros se derramó el amor de Nuestro Dios. Vuestra creación, vuestra vida, es un regalo Divino, fuisteis escogidos específicamente para una misión particular.

    Cuando vosotros aprendéis a apartaros de vosotros mismos, a negaros a vosotros mismos, es en ése momento, cuando Nuestro Dios, Nuestro Creador, se puede derramar profusamente en las almas.

    Cuando vosotros os veis a vosotros mismos, es cuando entra la soberbia, por esa soberbia tan mala, tan negativa para el alma del hombre, hace que uno se crea autosuficiente, sin necesidad de acudir a Nuestro Dios. La soberbia es el arma más poderosa de satanás, él os separa, a través de ésa soberbia, de la Gracia infinita de Nuestro Dios. Cuando creéis no necesitar en lo absoluto de Nuestro Dios, en ése momento el alma empieza a decrecer, empieza a perder fuerza, se debilita en la Gracia y así se vuelve presa fácil de satanás. Un alma soberbia es muy difícil que entre a la humildad, si realmente no hay alguien que pida por ella, para que la Gracia de Nuestro Dios se derrame en ella y pueda reconocer su error.

    Otro de los ataques fuertes que tenéis en vuestra alma y que os impiden que la Gracia de Nuestro Dios se derrame en vosotros profusamente, es el odio que crece contra vuestros hermanos, satanás os hace que ataquéis a vuestros hermanos en diversas formas y, así, vuestra alma se va ensuciando con la maldad, con ese odio hacia vuestros hermanos, enojos tontos, muchas veces, que solamente van creando separación. Ya no hay Caridad, ya no hay amor hacia el hermano, solo odio, incomprensión, a toda costa queréis separaros de vuestros hermanos. Tenéis envidias, sí, las envidias también hacen que el corazón del hombre se desvíe y ya no pueda crecer en la Virtud y en el Amor. En la envidia, el hombre no comprende que sois individuos con características específicas para cumplir una misión y no debéis envidiar lo que vuestro hermano tiene, puesto que él también tiene una tarea específica qué cumplir, os debéis centrar en lo que os ha tocado vivir y en lo que debéis completar en el transcurso de vuestra vida. Ciertamente, en lugar de crear envidia en vuestro corazón, deberéis ayudar a vuestros hermanos con los dones que tenéis. Vuestra envidia debe ser cambiada en Caridad y, así, creceréis juntos y lograréis muchísimo, porque en la unión está la fuerza, no solamente humana, sino Divina. En la envidia, satanás hace que os separéis de vuestros hermanos y no hay esa fuerza de unión, él os divide y vence contra vosotros y os separa de Nuestro Dios.

    La mentira, otra falsedad para el alma. No vivís en la verdad, no aceptáis la verdad en vuestro corazón y si entra en vuestro corazón, la transformáis en mentira y así la lleváis a vuestros hermanos, ¡cuánto mal ha hecho la mentira en el mundo!, ¡cuánto mal hace la mentira en el alma! El hombre, el alma mentirosa, no es confiable, al alma mentirosa, no se le puede creer. Pobres de aquellas almas que sufren por la mentira, más valiera callarse, taparse la boca por toda su vida, porque su boca, se vuelve satánica, destructiva, con la mentira. La falsedad que sale de un alma mentirosa, puede destruir a tantas y tantas almas, con su escándalo puede destruir la virtud de muchas almas. ¡Pobres de las almas mentirosas, cuánto mal hacen a sus hermanos!

    La impureza, la impureza en actos y en pensamiento, satanás sabe cómo atacaros, os hace caer en sus redes fácilmente, porque no dejáis que vuestro Dios haga Su Reino en vosotros. Con la impureza os desvía, desvía vuestros pensamientos, que debieran ser santos, limpios, de niño, pudiera Yo decir. En la impureza perdéis tanto tiempo, afectáis vuestro cuerpo y vuestra mente, vuestra alma queda sucia ante los Ojos Divinos, vuestro cuerpo queda marcado ante los ojos humanos, ¡cuánto mal hace la impureza en el hombre, la impureza hace que no podáis ver a vuestro Dios ni vivir en Él, ni que os interese Él, porque le habéis dado primer lugar a vuestros pensamientos sucios a vuestras acciones sucias y, así, vuestro cuerpo y vuestra alma se emborrachan de mugre, de suciedad y, así como el borracho, el alcohólico no puede pensar correctamente, así también el impuro, no puede pensar correctamente.

    Meditad todo esto, Mis pequeños, meditadlo de corazón y tratad de evitar todo aquello que os separe del Amor de Nuestro Dios. Tanto, tanto que debéis luchar y ciertamente no podréis vosotros mismos sin Nuestra ayuda. Acudid a Nosotros, a Nuestro Dios en su Trinidad Divina, a Mí, vuestra Madre, a Mi esposo en la Tierra, San José. Pedid ayuda al Cielo, para que podáis vivir en la Virtud y en el Amor plenos de Nuestro Dios. Pedid la transformación de todo vuestro ser, para que se plenifique la Trinidad también en vosotros, la Santísima Trinidad en vuestro ser. Gozaréis infinitamente y agradeceréis eternamente a Nuestro Dios por esa Bendición tan grande que le pediréis y que Él os concederá, porque de Él obtendréis siempre todo aquello que sea bueno para vuestro crecimiento espiritual, para que logréis vuestra perfección y vuestra santidad.
    Gracias, Mis pequeños.