Mar 1°_2023 ¡Si al menos, en este tiempo de Cuaresma, tiempo de reparación, hicierais algo para quitarMe estos dolores que estoy sufriendo por cada uno!

Rosario – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…) VéMe, hijito Mío, véMe cómo voy cargando la Cruz, una pesada Cruz y la  muchedumbre que me rodea, Me insulta, Me avienta piedras, estiércol, lodo. Ciertamente, sí, sí Soy el maleante, Soy el asesino, Soy el ladrón, Soy un Ser despreciable, ciertamente, y Me merezco lo que Me hacen, porque Yo tomé todos los pecados del Mundo. Están haciendo todo eso las multitudes de antes, de ahora y del futuro. Soy un Ser despreciable, porque voy cargando los pecados de todos vosotros.

¡Cuánto dolor, cuánto dolor siento por cómo Me tratan!, siendo que Yo no los cometí, los tomé, porque así Me lo pidió Mi Padre, para llevaros a vosotros hacia la salvación. Hicieron de Mí lo que quisieron por los pecados que voy cargando.

El desprecio que Me  muestran los soldados, la gente, los acepto, porque Me estoy dando por vosotros. Son vuestros pecados los que están viendo todos aquellos que Me rodean, que Me insultan, que Me blasfeman, y todo eso os lo merecéis vosotros, no Yo, vuestro Dios, pero en vosotros falta mucha Humildad, no tenéis misericordia para Conmigo y para con los demás, no hay Amor entre los hombres, el suficiente Amor para reparar por vuestros propios pecados, y menos por los de los demás, y Yo, sí lo hice por vosotros.

Estoy sufriendo, Me estoy desangrando, estoy tan adolorido, física, moralmente, humanamente, porque así ven los hombres a los pecadores, a los que se merecen sus castigos por sus pecados. Vosotros sois los pecadores y Yo estoy reparando por vosotros, ¿acaso no os doléis por ello, Mis pequeños?

Os debierais ver, cada uno de vosotros, en Mi Presencia porque voy cargando los pecados de cada uno de vosotros. Vosotros debierais ser a los que debieran blasfemar, apedrear, pero no tenéis el valor para arrepentiros y para no volver a pecar. ¡Os falta tanta Virtud!, y por eso, Me pidió Mi Padre que Me diera por vosotros.

Voy cargando esta Cruz pesada, pero pesada por vuestros pecados, no tanto pesada por lo que es ese madero, voy cargando tantos y tantos pecados. Pecados gravísimos, sacrilegios, asesinatos, mortandades. ¡Son vuestros pecados, pero Yo estoy dando la cara por vosotros!, y vosotros, ni siquiera tenéis una mirada, una mirada que Me anime a seguir adelante, una mirada, en la cual, Yo vea vuestro arrepentimiento, vuestro dolor, que sentís por verMe así, porque voy cargando vuestros pecados.

Cada uno de vosotros debiera estar llevando esta Cruz y ni aun así Me agradecéis. Evitáis el verMe, decís: “¡pobre Hombre!” y otros siguen diciendo: “¡crucifícaLe, crucifícaLe!” ¿No os dais cuenta, todavía, de lo que Yo hice por vosotros al tomar todos los pecados del Mundo, sufrirlos en Mi Cuerpo, en Mi Ser, en Mi Divinidad? ¡Os estaba abriendo las Puertas del Cielo!, y vosotros, seguís en vuestra terquedad de manteneros en el pecado, en la maldad.

Los Míos, Mis Apóstoles, alejados están (Lenguas…), Me ven desde lejos, lloran, no se esperaban que llegara el momento que ya les había Yo profetizado y llegó, tienen miedo, se les derrumba, en este momento, el Mesías de su corazón, esperaban, casi, como aquellos fariseos, que llegara Yo como un gran guerrero a destruir el poder romano sobre ellos, pero no, estaban atemorizados, no sabían a dónde ir, a dónde correr, a dónde refugiarse; perdieron la Fe en esos momentos. Se reunieron, se reunieron con Mi Madre, y Ella les dio Paz, les dio Mi Amor.

Ya ha pasado mucho tiempo, y vosotros, ni siquiera os inmutáis, no Me seguís en los dolores que padecí, no Me acompañáis en el camino al Clavario, no os ponéis a un lado Mío, para no recibir los golpes de las piedras ni los latigazos de los romanos. Si al menos tuvierais un poco de Caridad hacia Mí, hacia vuestro Dios, hacia vuestro Redentor.

¡Si al menos, en este tiempo de Cuaresma, tiempo de reparación, hicierais algo para quitarMe estos dolores que estoy sufriendo por cada uno! y por los pecados, también, de cada uno de vosotros.

Amo de una manera especial, a aquellos de vosotros, que hacen penitencia, ayunos, todo aquello que pueda quitarMe a Mí, dolores y peso de esta Cruz que llevo de vuestros pecados.

Ciertamente, no espero la conversión de todos los que, actualmente, vivís, porque reconozco que hay tantos y tantos que tienen corazón de piedra, pero os pido a vosotros, los que sí entendéis Mi Sufrimiento, Mis Dolores, Mi Donación por vuestro Bien, que Me deis algo de amor, migajas de amor, migajas de vuestro tiempo. ¡De vuestro tiempo!, cuando, realmente, vuestro tiempo en la Tierra es Mío.

DadMe, Mis pequeños, algo, algo de amor para poder seguir adelante, para poder seguir cargando esta Cruz, para seguir reparando por vuestros pecados.

Gracias, Mis pequeños.