Mar 02_2023 Meditad, Mis pequeños, antes de que vuestro Juicio llegue, compartid, porque en este tiempo, será tiempo, como os he dicho de ver la Caridad en vosotros.

Rosario – Mensaje  ÚNICO

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…) Hijitos Míos, ¡ay! de aquellos que han puesto todo su valer en las cosas del Mundo. Habéis caído en los errores de satanás, que os dice que mientras más tengáis de las cosas del Mundo, más valéis entre los hombres. ¡Cuánto error hay en ello!, y no queréis daros cuenta de ese error en el que caéis muchos.

Os la pasáis comprando y acumulando de los bienes del Mundo para aparentar ante los hombres que sois mejores.

Escrito está que no os llevaréis nada de lo que tengáis en la Tierra, de lo que hayáis comprado, de lo que hayáis presumido ante vuestros hermanos, cuando os presentéis ante Mí en el Reino de los Cielos.

Ciertamente, en Mi gran Misericordia, os haré conocer este error, momentos antes de vuestra partida de la Tierra, antes de que os presentéis ante Mí para vuestro Juicio particular.

Os he dicho que Yo no estoy peleado con los bienes de la Tierra, estoy peleado con vuestra avaricia, con vuestro egoísmo, con la maldad, con la que, con los bienes del Mundo caéis y provocáis.

Los bienes del Mundo os pueden dar una larga vida, una bella vida en el Reino de los Cielos u os pueden llevar al dolor eterno. Ahí es donde entra la Sabiduría, la Sabiduría Divina que debéis pedir todos vosotros. Satanás os distrae con las cosas del Mundo, con los bienes del Mundo que, ciertamente, son necesarios, para que protejáis vuestro cuerpo, que es templo del Espíritu Santo, pero, también, os lleva satanás, a que le deis demasiados cuidados a vuestro cuerpo y de ahí, os lleve a la soberbia y a la vanidad, que os van a apartar de la Humildad, de la Sencillez, del buen trato entre vosotros, entre hermanos (Lenguas…) ¡En cuántos errores caéis, Mis pequeños!

¿Cómo es que no veis, en una realidad Divina, vuestras obras, vuestro estar en la Tierra con vuestros hermanos? ¿Acaso no os dais cuenta, que vuestra presunción no se lleva con el buen trato entre hermanos? Os ganáis odios, a veces, hasta blasfemias, por cómo tratáis a vuestros hermanos, con grosería, con presunción, haciendo menos a vuestros hermanos, cuando vosotros mismos debierais llorar el que seáis así, porque eso lo tendréis que padecer frente a Mí, en vuestro Juicio particular. Os haré vivir cada uno de estos momentos en que les faltasteis a vuestros hermanos en Caridad, en Amor, en respeto, porque no les disteis a vuestros hermanos su lugar, los hicisteis menos, con algo, de lo cual, ni siquiera debierais presumir, porque los bienes se os han dado para hacer el bien y vosotros, los habéis tomado para el mal.

Seguisteis los consejos de satanás y os ganasteis enemigos, en lugar de ganaros amistades por haber repartido, haber compartido de esos bienes que se os dieron del Cielo para hacer el bien en la Tierra. ¿De qué os sirve ganar el Mundo, si actuáis de esta forma contraria a los Mandamientos que se os dieron?, que, al contrario, lloraréis al momento de estar ante Mí, por no haber actuado según los Preceptos de Mi Corazón.

Amor, Amor, es lo que Yo quiero que brote de vuestros corazones, que, si, ciertamente, tengáis muchos de los bienes del Mundo, no presumáis de ellos, compartidlos con amor. No pongáis pretextos diciendo que os han costado muchas gotas de sudor, para atesorar esas grandes cantidades, que ojalá fuera así, y no que esas riquezas estén llenas de sangre, de robo, de maldad, que eso, también, os acarreará un final desastroso para vuestra alma.

Meditad, Mis pequeños, antes de que vuestro Juicio llegue, compartid, porque en este tiempo, será tiempo, como os he dicho, de ver la Caridad en vosotros, que compartáis con vuestro hermano necesitado de lo que tengáis, y así, esos bienes, serán boleto seguro para llegar al Reino de los Cielos.

¡Cuán equivocados están tantos de vosotros!, que, como os dije, que atesoráis, que atesoráis haciendo el mal, obteniendo a veces, del necesitado, de sus bienes, y dejándolo sin nada. Está, a veces, la avaricia, que ciertamente, es una enfermedad espiritual, no os importa si dejáis más pobre al pobre, con tal de que vuestras arcas estén rebosando de bienes. Ayudad al pobre, y tendréis un lugar seguro en el Cielo.

Gracias, Mis pequeños.