Rosario – Mensaje ÚNICO
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Mensaje de Dios Padre a J. V.
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Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, se os ha dicho y escrito está en las Sagradas Escrituras, que no podéis servir a dos amos, quedaréis bien con uno y con el otro fallaréis. ¿Acaso no os estáis dando cuenta que estáis en ese predicamento? Estáis sirviendo más a satanás y a sus obras que sirviéndoMe a Mí, vuestro Dios, que os protejo contra la maldad de satanás.
Satanás, os he dicho, que os desvía, que él es el que está causando muchas de las maldades, problemas que estáis viviendo a vuestro alrededor: desastres, falta de alimentos, falta de economía, enfermedades, todo lo que a vosotros os interesa, todo lo que es humano, todo lo que es para vuestro cuerpo, todo lo que es para vuestro bien material para esta vida, vida, que solamente es un suspiro en la eternidad.
En cambio, el tiempo que se os dio de vida, precisamente, que como os dije, es un suspiro de la eternidad, ese suspiro debiera ser para Mí, debiera ser para la salvación de las almas, empezando por la vuestra, y enseguida, por la de todos aquellos que os rodean, de los que veis y a los que no veis.
Almas, almas que están tan distraídas en el mundo, almas a las cuales, satanás las ha desviado del camino correcto, almas que necesitan de Mí, con una necesidad imperiosa, porque no saben qué hacer en estos momentos. Enloquecen, se desesperan, se suicidan, no se dan cuenta de que están siendo atacadas por el poder de satanás, porque, vosotros, al no tener el Discernimiento Santo, creéis que todo sucede por casualidad, y no, Mis pequeños, todo está sucediendo, primeramente, para un fin específico que está causando satanás, y es vuestra destrucción, y en cierta forma, Yo lo permito, para que vosotros podáis escoger entre estar Conmigo o estar con él.
Yo siempre voy a estar con vosotros, siempre os protegeré de todo mal con el que satanás os ataque, pero, también, debéis tener esas pruebas, que Yo debo ver para saber si vosotros os dirigís hacia él o hacia Mí. Daos cuenta, Mis pequeños, que estáis fallándoMe inmensamente.
Y vuelvo a repetiros: solamente estáis viendo por vuestros intereses temporales, pero no estáis viendo por vuestros intereses eternos, y no solamente de los vuestros, porque tenéis tanto por quien interceder, tantas almas que necesitan de vosotros, de vuestra familia, de vuestras amistades, de aquellos que no conocéis, de aquellos que rigen los pueblos de la Tierra, aquellos que rigen el destino de los hombres, aquellos que rigen la Iglesia y vuestra espiritualidad.
Os desviáis demasiado, Mis pequeños, y no estáis preparándoos para cuando vengan, realmente, los ataques más fuertes de satanás. Si ahora, con estos ataques que tenéis, descuidáis tanto vuestra alma, ¿cómo será cuando ya sean los ataques mucho más fuertes?, y escrito está: que en aquellos tiempos serán tan fuertes los ataques, que hasta los mismos sacerdotes deambularán sin ningún camino fijo, no sabrán qué hacer ni ellos mismos, gritaréis de un lado a otro, os pelearéis, trataréis de quitar a vuestro hermano sus posesiones, y aún en esos momentos, en que debierais vosotros ver por vuestras necesidades espirituales, solamente veréis las materiales, y muchos se querrán aprovechar, aún en esos momentos, de lo que no les pertenece.
Son momentos difíciles, Mis pequeños, momentos difíciles que os pueden llevar a la perdición eterna, porque no estáis viviendo para Mí, vuestro Dios, no estáis viviendo para la salvación de las almas, no estáis viviendo e intercediendo para disminuir la fuerza de los castigos.
Habéis sido avisados desde muchos, muchos años atrás, que todo esto sucedería. Muchos de vosotros que los conocíais, no les disteis la importancia que se merecían estos momentos, habéis errado gravemente, y ahora, que lo estáis padeciendo, no sabéis cómo salir de esta problemática, ciertamente, física y espiritual. Lo físico terminará, todo lo que veis a vuestro alrededor y aún en vuestro mismo cuerpo, desaparecerá, vuestra alma es la que va a subsistir por los siglos, por la eternidad. ¿La estáis, acaso, preparando para que pueda vivir eternamente, en el Reino de los Cielos? O ¿no la estáis preparando y ni os importa, y vuestra alma se perderá eternamente y con grandes sufrimientos?
Gracias, Mis pequeños.