Rosario – Mensaje ÚNICO
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Mensaje de La Santísima Virgen María a J. V.
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Habla La Santísima Virgen María.
Hijitos Míos, sabéis que estos son Mis tiempos, Mis tiempos en los cuales Yo he de vencer a la serpiente antigua.
Mi Hijo, primeramente, vino, Pequeñito, desconocido, en Mi Vientre, Purísimo, Virginal, y que ahora, también ha de regresar a través Mío, pero será el Hijo, el Dios Bendito, victorioso, y que vendrá a poner todo, nuevamente, en su lugar, pero son pocos, muy pocos de vosotros, los que os estáis preparando para ese momento, ya que satanás os distrae de múltiples formas, para que vosotros no estéis concentrados en lo que es la espiritualidad que os da vida, la espiritualidad Divina, la espiritualidad que os vino a traer Mi Hijo y, luego, confirmada por el Espíritu Santo.
Estáis desperdiciando mucho tiempo de vuestra existencia y, sobre todo, mucho tiempo con el cual podríais estar salvando a infinidad de almas. Son tantas las almas que están distraídas en el mundo, y más ahora, con los acontecimientos que se están dando a nivel mundial, que os distraen y os llevan más al fanatismo y a la idolatría. ¿Qué os dejan, realmente, a vosotros, en vuestro corazón, estos acontecimientos? ¡Temor! ¿Qué es lo que os trae Mi Hijo? ¿Qué fue Su Evangelización?, Amor.
Mis pequeños, el Mundo que se avecina, para los que están con Nuestro Dios y Señor, será un mundo de Amor, no de temor. Vosotros debéis cultivar el Amor en vuestra vida, os debéis preparar, para que vuestro paso a ese Mundo Nuevo que se os ha prometido, sea algo suave, tranquilo, bello, esperado, un Mundo de Amor, un Mundo de Paz, un Mundo de Alegría, que es lo que no estáis viviendo ahora; satanás os está llevando a las preocupaciones, al ¿qué pasará?
Estáis tratando de prepararos humanamente y no estáis buscando el guardar en vosotros una vida espiritual. Estáis procurando en guardar alimentos, cuando en las Sagradas Escrituras tenéis los ejemplos de que no se necesita guardar alimentos, que Mi Señor y Mi Dios los puede multiplicar, en el momento que Él quiera, siempre y cuando estéis viviendo para Él. Este es un ejemplo claro de que no estáis llevando una vida espiritual, no os estáis preocupando en crecer espiritualmente, sino en cómo defenderos de las adversidades y eso no es de Dios.
Ciertamente, os deberéis defender ante las adversidades espirituales que son las que estáis padeciendo ahora, con la confusión, que se está dando a vuestro alrededor, con la apostasía de infinidad de almas, de eso, sí os debéis preocupar, porque al momento en que perdáis a Mi Dios y Señor de vuestro corazón, no seréis nada y se os ha dicho tanto esto, que sin Nuestro Dios, no sois nada. Y hay tantos hermanos vuestros que están buscando solamente esa vida de mundo, esa vida en la cual, os protegéis de lo vuestro, pero no os estáis preocupando en incrementar vuestra vida espiritual, y que ésta os defenderá perfectamente contra todo.
Ciertamente, necesitaréis una ayuda, como la tuvieron los Apóstoles, quienes, temerosos, después de que asesinaron a Mi Hijo en la Cruz, ellos sentían, todavía, el temor de ser apresados y pasar por el mismo castigo. Pero, ciertamente, unidos Conmigo, con vuestra Madre, intercediendo Yo, ante Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor, en Pentecostés, tuvieron su cambio. Y eso es lo que debierais vosotros estar buscando, el Pentecostés en vuestra vida, el cambio definitivo, que os dará el valor, que os dará la seguridad de vivir en Dios, la seguridad de que no os faltará nada, que tendréis todo, porque, al tener el Amor, la Paz, la Armonía espiritual en vosotros, no os faltará nada; esa es la añadidura.
Vosotros debéis buscar lo primario, lo más importante, que es a Mi Dios y Señor, a Mi Hijo, al Único Dios Verdadero y teniéndoLo, lo demás es añadidura, porque Él es el que hace los Milagros.
La añadidura, es un milagro, pero que se da a aquellas almas que lo ameritan y si estáis viviendo para Dios, si estáis buscando Su Reino, si estáis luchando por mantener la vida espiritual entre los hombres, la añadidura vendrá sin ningún problema.
No os confundáis, pues, Mis pequeños, porque lo estáis haciendo, os estáis confundiendo con la añadidura, buscando la añadidura, buscando que no tengáis problemas materiales, físicos, cuando realmente, al estar viviendo con Mi Dios, con Mi Hijo, vuestro Dios, tendréis todo.
No lo perdáis, Mis pequeños, no perdáis a Mi Hijo en vuestro corazón, manteneos en estado de Gracia, en vida de oración, alimentándoos con el Alimento Divino, la Eucaristía, y lo demás, vendrá por añadidura.
Os estáis manteniendo todavía en el temor, teniendo a Mi Hijo en vuestro corazón, el temor desaparecerá. La Paz, la Paz en vuestro corazón, es un signo inequívoco que Mi Hijo, vuestro Dios, está en vosotros.
Gracias, Mis pequeños.