Ene 22_2022 La Vida de Mi Señor y Mi Dios, viene a vosotros cuando vosotros la buscáis y con todo deseo queréis tenerla, cuidarla, amarla, gozarla y transmitirla.

Rosario Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de La Santísima Virgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla La Santísima Virgen María.

Visión: Está nuestra Madre Santísima aquí, junto a nosotros, trae su Rosario en Sus Manitas y nos dice:

Mis pequeños, Mis hijitos, Mis nuevos Cristos sobre la Tierra, Yo voy cuidando vuestros pasos, voy cuidando vuestra tarea la que se os ha encomendado, para distribuir los Bienes que habéis recibido del Cielo. Todos vosotros, a todas las almas que bajan a la Tierra, se les han dado misiones particulares pero no todos aceptan la misión y se vuelven del Mundo.

Vosotros, los que habéis tomado en serio vuestra vida espiritual, vuestra misión, (Lenguas…) vuestra misión aquí en la Tierra, que os habéis dejado mover por Mi Esposo, el Santo Espíritu de Dios, lleváis una tarea grande, y es cuando vosotros debéis ahora tomar las obligaciones espirituales que adquiristeis al ser Bautizados, de ser sacerdotes, profetas y reyes.

La Iglesia de Mi Hijo, Mi Iglesia, que estoy cuidando, está cayendo, no está siendo  protegida ya, ni por el ministerio sacerdotal ni por los fieles. Ya no ven obligación en mantener la vida espiritual de la Iglesia, y ahí ya no hay ese deseo grande de cuidar con amor, lo que se os ha dado, y de la cual recibís grandes Bendiciones, especialmente, la administración de los Sacramentos, y sobre todo, el tener la Presencia Viva de Mi Hijo sobre la Tierra y poder tomarLo, para que vuestra vida espiritual crezca y se defienda fuertemente contra los ataques de satanás, que éstos se van incrementando, porque satanás está viendo que los fieles, quienes debieran defender la Iglesia y su propia persona, han dejado la oración, han dejado la vida Sacramental, y están débiles. Aún, el ministerio, los sacerdotes, ya no llevan esa fuerza espiritual para defender, a Quien en un principio amaron y que ahora han olvidado.

Satanás os sigue atacando y vosotros no hacéis gran cosa por crecer espiritualmente y defender este Tesoro tan grande que es vuestro, pero que ya no defendéis de ninguna forma, y que tan cierto es, que tenéis ejemplo de Santos hombres y mujeres, que hasta su vida dieron, por defender este Tesoro tan grande que ahora despreciáis y no cuidáis.

¿Qué estáis haciendo pues, Mis pequeños, en vuestra vida, en este mundo, si ya no estáis protegiendo a vuestro Señor, a vuestro Dios, a Aquél que os ha dado la vida y que os ha dado todo lo que tenéis? Vinisteis a eso, vuestra tarea, una tarea Divina, una tarea angelical, de gozar, defender a vuestro Dios, a cuidarLo, a amarLo, y ¿qué habéis hecho para mantener ese amor en vuestro corazón y, sobre todo, que con vuestro ejemplo podáis mover a otras almas a regresar a Él o a llenarse plenamente de Su Amor y se puedan convertir, si en otras creencias están?

¡Oh! ¡Cuánto desamor veo en vuestros corazones, ya vivís por vivir. Gozáis vuestro día con lo que vosotros buscáis, que son bienes del Mundo, que son alegrías del Mundo, pero que ni siquiera agradecéis a vuestro Dios de tantas cosas que tenéis. Al menos, para agradecer lo que tenéis del Mundo, ya no volteáis hacia arriba, a agradecer a vuestro Dios y traerLo, nuevamente, a vuestro corazón.

Ya no hay vida espiritual, estáis vacíos, no tenéis un sustento fuerte para defenderos contra los ataques de satanás y contra la problemática que él os lanza día a día. Ya no aceptáis las pruebas que se os dan, para que volváis vuestros ojos a vuestro Dios para que, al menos, pidáis compasión y ayuda para recuperar vuestra salud o vuestros bienes perdidos. Y, al contrario, blasfemáis contra vuestro Dios, contra el Amor Infinito, porque creéis que Él os castiga y se da el gusto de hacerlo sobre vosotros, y ¡cuán equivocados estáis, Mis pequeños!, porque Él, siendo Puro Amor, no puede causaros un mal que os destroce, tanto espiritualmente como físicamente, y de ello se goce.

¡No, Mis pequeños! ¿No os das cuenta, acaso, hacia dónde os ha llevado satanás?, y eso os pasa porque no tenéis el Discernimiento Santo que os hace reconocer la realidad que estáis viviendo, no os dais cuenta de cómo os ataca satanás en múltiples formas y todas las queréis vosotros resolver con vuestras capacidades humanas, con vuestra inteligencia, a la que creéis que es suficiente, como para salir adelante de la problemática espiritual y humana, y ¡cuán equivocados estáis!, puesto que vuestras capacidades humanas y espirituales dejan mucho qué desear.

Volved vuestros ojos a Dios, confiad nuevamente y plenamente en el Amor de vuestro Dios, que continuamente os busca, que continuamente vela por vosotros, que continuamente se recrea cuando vosotros, al ver el bien recibido, Le agradecéis, Lo alabáis y Le dais Su Lugar como vuestro Dios, como vuestro Proveedor, como el Todo que debe ser en vosotros y en todo lo creado, de lo que veis y de lo que no veis.

Regresad a la oración, Mis pequeños, regresad a los Sacramentos, regresad al arrepentimiento de corazón, pedid perdón por todo lo que habéis cometido y que ha ofendido fuertemente el Corazón de vuestro Dios y el Mío.

Soy vuestra Madre que busca vuestro bien, la Madre del Cielo que, como una madre de la Tierra, os aconseja siempre el camino del bien, porque el amor de una madre hacia los hijos, es tan grande, que no dudan, las madres llenas de amor por los hijos, de dar su vida por defender al hijo de cualquier adversidad.

Y estoy aquí Yo, con vosotros, dándoos estos Consejos, porque os amo, porque quiero el Bien de vosotros, porque quiero vuestra salvación, porque quiero que retoméis el camino que os va a dar la Alegría eterna, pero, sobre todo, que retoméis el camino de la misión para la que fuisteis creados, y que con ella, cumpliéndola, con todo el amor que podáis, hagáis feliz el Corazón de Nuestro Dios y Señor, que todo se merece.

Volved, pues, Mis pequeños, al Bien, y pedid que Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor, os guíe, en el tiempo que aún os quede de vida, por el camino del Bien, de la Santidad, para que podáis vosotros, diseminar por todos lados, el Amor de Nuestro Dios que tenéis en vuestro corazón, y con ello, podáis salvar a tantas almas, que también, tienen su corazón seco, como el de vosotros. Daos cuenta que estáis muertos a la Gracia, porque estáis viviendo vida de pecado, vida que no es Vida, porque la verdadera Vida, viene de Nuestro Dios, y vosotros no tenéis a Mi Dios y Señor en vuestro corazón.

Entended, Mis pequeños, que si no buscáis esa Vida, no la recibiréis, porque, al faltar ese deseo grande en vosotros de encontrar esa Vida, no se os impondrá, porque se os respeta vuestro libre albedrío.

La Vida de Mi Señor y Mi Dios, viene a vosotros cuando vosotros la buscáis y con todo deseo queréis tenerla, cuidarla, amarla, gozarla y transmitirla. Tiene que haber un deseo grande en vosotros, en vuestro corazón, de que el Amor de Nuestro Dios y Señor os transforme, os lleve a la Santidad a la que estáis llamados, para que regreséis al lugar de donde vinisteis, que es el Reino de los Cielos.

Renaced de nuevo, Mis pequeños, pedid a Mi Señor y Mi Dios, que os dé, nuevamente, esa Vida que habéis perdido, que podáis renacer nuevamente a la Verdadera Vida y que gocéis ya, desde aquí en la Tierra, el gozo del Cielo, al tener a Mi Señor y Mi Dios en vosotros, y vosotros, al compartirlo, gozáis también, al renovar a otras almas, que muertas están también, porque no buscan, que no viven la Vida de Nuestro Dios.

Os Bendigo, Mis pequeños, y venid a Mí, para que, como Madre vuestra, os aconseje, os guíe, os dé fuerza ante las adversidades de vuestra vida, para que llore con vosotros, pero que también goce en vuestro triunfo.

Venid, pues Mis pequeños, para ser la Familia a la que estamos llamados todos, la Familia de Nazaret, la Familia del Amor, la Familia que se ha de perpetuar eternamente.

Os Bendigo, Mis pequeños y Mi Corazón queda con vosotros.

Gracias, Mis pequeños.