Nov 19_2021 Tendréis que pagar todo esto, ministros comodinos, miedosos, ya no sabéis lo que es el martirio, la donación de todo vuestro ser a Mi Sacratísimo Corazón.

Rosario – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Hijitos Míos, sufro y sufro intensamente por como veo Mi Iglesia. Esta Iglesia actual, ha decaído inmensamente por los ataques de satanás y por la falta de valentía de sus ministros. Mi Corazón, está inmensamente adolorido, por cuanto veo en ella, por todos los sacrilegios, maldades, por la falta de espiritualidad, tanto de los fieles como de los ministros, sus sacerdotes. ¡Cuánta maldad ha entrado en ella!, satanás ahora la ha dominado, ya no es como debería de ser.

¡Oh! Ministros falsos. ¡Oh! Ministros tibios. ¡Oh! Ministros mediocres. ¡Oh! Ministros que ya no Me aman ni Me respetan. ¡Cuánto habéis fallado a la tarea que se os encomendó! (Lenguas…) ¡Cuánto habéis fallado, siendo que vosotros sois los elegidos para traerMe a la Tierra a través de la Transubstanciación y al tenerMe en vuestras manos, luego poder transmitirMe a Mis hijos. ¡Cuánto error veo dentro de ella! Hay un desamor tremendo ya, entre los ministros, sacerdotes, religiosas, religiosos. No se Me respeta, no respetan el Recinto Santo, ya no respetan tampoco su cuerpo, ya no ofician en estado de Gracia.

¡Qué dolor tener que bajar del Cielo a esas manos impuras, esas manos sucias de pecados graves!, ¡y tengo que soportar esto, cuando Yo os he dado una misión inmensa, inigualable sobre la Tierra! ¡Causáis asco!, el enemigo se burla de vosotros, porque ya no sois puros, porque ya no defendéis todo aquello que viene de Mí: Mis Enseñanzas, Mi Donación por todos vosotros, laicos y Mis sacerdotes, almas escogidas, para lograr que muchas almas regresen a Mí, para que muchas almas se alimenten con el Alimento Santo, como no hay ningún otro sobre la Tierra.

¡Cuánto sufro!, porque ya, Mis ministros, sacerdotes de Mi Iglesia, ya no ofician con respeto y gozando la Misa, desde lo más profundo de su ser. Me he dado por todos vosotros. He derramado toda Mi Sangre para la salvación de la humanidad y para mantener Mi Iglesia entre vosotros. Me tenéis ahí, en Cuerpo y Alma, en la Sagrada Eucaristía. Mi Divinidad está ahí, y la podéis tomar todos vosotros. Ciertamente, no todos Me toman estando limpios de corazón, y eso Me duele tanto.

El escándalo que cometéis alrededor del Mundo, es tremendo y si no enmendáis el mal que habéis provocado en muchísimas almas, difícilmente llegaréis al Reino de los Cielos.

Tantas almas que no llegaron a Mí, porque vosotros preferisteis veros a vosotros mismos, os encerrasteis y no salisteis a buscar a la oveja perdida, a darles el último Alimento a los enfermos, para que llegaran a Mí. Tendréis que pagar todo esto, ministros comodinos, miedosos, ya no sabéis lo que es el martirio, la donación de todo vuestro ser a Mi Sacratísimo Corazón. Preferís estar encerrados, creyendo que con eso estaréis libres de enfermedades y, sobre todo, de Mi Juicio. La balanza ya no está a vuestro favor. El peso de vuestra maldad, de vuestra corrupción, ya superó el peso que os iba a salvar.

¡Cuánta maldad hay ya entre vosotros!, que dais un ejemplo muy malo, tremendamente malo, con tanto homosexualismo dentro de las Iglesias. Satanás os está dominando, ya no hay Virtud en vuestras palabras, en vuestras acciones, en vuestro ser. Ya no hay Humildad sincera, de corazón, buscáis la vanagloria del Mundo, queréis sobresalir para el Mundo, cuando, realmente, os estáis hundiendo en el fango ante Mí, vuestro Dios.

Habéis buscado vivir en el fango y en el fango os hundiréis eternamente. Me habéis traicionado cuando Yo os he dado Gracias inigualables, Bendiciones que superan lo imaginable.

¡Cuánta maldad! ¡Cuánta maldad!, Mis pequeños hijos sacerdotes. Debierais estar orgullosos de servirMe a Mí, vuestro Dios, pero ya os habéis olvidado de lo que debéis hacer para el bien vuestro y para el de vuestros hermanos.

Pocos, pocos son todavía Mis hijos predilectos que mantienen vida en la Iglesia, están enamorados de Mí, defienden lo que es Mío, aun a costa de su vida. Este es el resto fiel sacerdotal, que junto con Mi Madre, la Siempre Virgen María, mantendrán la vitalidad de Mi Iglesia, hasta el fin del Mundo.

¡Benditos sois vosotros, los que enamorados estáis de Mi Presencia!, en vosotros, y sobre todo, cuando mostráis Mi Presencia ante vuestros hermanos en la Consagración del pan y el vino, para que se conviertan en Mi Cuerpo y Mi Sangre Divinos.

Seguid adelante, pues, los que Me protegéis, los que Me amáis, los que queréis todavía tener Mi Presencia real entre vosotros, y orad, orad por aquellos sacerdotes y religiosos, que han perdido la Fe y el amor a Mí, que ya enamorados no están de la misión, de la misión tan grande que se os concedió.

Cambiad, meditad vuestros errores, porque al final de vuestra existencia, tendréis que estar ante Mí, vuestro Dios y no querréis ver Mis Ojos apuntando a los vuestros y recordándoos los dolores que Me causasteis como sacerdotes y religiosos, aquí en la Tierra.

Bienaventurados vosotros, los que mantenéis vida en Mi Iglesia, os Bendigo desde ahora y para toda la eternidad, porque habéis sido valientes, a pesar de las críticas, a pesar de la maldad que os rodea y os quiere destruir; benditos seréis ahora y eternamente, porque vuestro corazón Me pertenece.

Yo Soy vuestro Dios, vuestro Redentor, vuestro Maestro, tomad de Mí todo lo que necesitéis para llevar Mi Santo Nombre y Mi Presencia a todos los vuestros.

Os bendigo, en el Nombre del Padre, de Mí, el Hijo, y del Santo Espíritu de Amor.

Gracias, Mis pequeños.