Abr 8_2021 Volvería a morir por vosotros, a sufrir hasta el extremo por vuestra salvación, pero tenéis un corazón de roca, frío, sin sentimientos, sin agradecimiento hacia todo lo que se os ha dado, ya no hay amor en vuestro corazón.

Mensaje ÚNICO -Coronilla de la Divina Misericordia.

.

=================================

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

=================================

.

Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Hijitos Míos, Mi Palabra es Vida, Yo os vine a traer Mi Vida, tanto la física, la espiritual y la de la Palabra para que pudierais vosotros normar vuestra existencia hacia lo Divino. Ciertamente, nadie puede amar a lo que no conoce o a quien no conoce, y por eso Mi Padre quiso que Yo estuviera entre vosotros para que Me conocierais, para que Me siguierais y así, al conocerMe y al aprender de Mí de lo que Yo os dejé de Enseñanzas, tanto de Palabra como de Obra, quisierais seguirMe.

Soy vuestro Dios, Soy la Palabra Divina, Soy el Verbo Encarnado. Vine a la Tierra para salvaros, para redimiros, para levantaros del error en el que estabais, a donde os había llevado satanás. Aquella generación vivía en tinieblas, en un oscurecimiento prácticamente total, porque aun la Palabra del Antiguo Testamento, dada por Mi Padre, era manipulada por el Templo, por los fariseos, por los escribas, manipulada a su antojo y dando una palabra más de temor que de Amor, y por eso Me presento Yo como el Dios Amor, quitándoos esa mentalidad de terror del Antiguo Testamento y atrayéndoos hacia Mi Corazón.

La gente de aquel tiempo Me vio, Me escuchó, Me tocó y ni aun así creyó. La gente de hoy tiene Mi Palabra en las Sagradas Escrituras y, a través de las palabras del Nuevo Testamento, con diferentes escritores, Me podéis conocer profundamente y amarMe profundamente, pero tiene que haber también un deseo grande de parte vuestra de aceptar que, si Me vais a conocer, tendréis que cambiar hacia el Bien, hacia lo que Yo os enseñé, y que ésto os va a traer grandes bendiciones, grandes regalos espirituales y, sobre todo, vida eterna.

Pero, ¡qué tristeza Me da esta generación, igual que la anterior! Aquellos Me tuvieron, convivieron Conmigo y ni aun así Me quisieron seguir la gran mayoría de ellos, sólo unos cuantos fueron los que Me amaron, Me protegieron, Me cuidaron. Estáis viviendo otra generación y puedo repetir lo mismo: Unos cuantos sois los que Me seguís, los que os habéis tomado un tiempo, y pudiera decir un tiempo de oro, Mis pequeños, porque las Palabras de Nuestra Santísima Trinidad son oro, oro Divino, que si las tomáis, las seguís, las vivís, tendréis de regalo Nuestro Reino, el Reino Eterno, pero ni aun así las seguís.

Sois tan pocos, sois tan pocos los que apreciáis los regalos del Cielo, sois tan pocos los que deseáis una vida eterna, sois tan pocos los que tenéis Fe en lo que se os dio, sois tan pocos los que tenéis esperanzas para una nueva vida, para un gran cambio en vuestra persona, para los regalos tan grandes que se os han de dar por defender lo que se os ha enseñado, lo que se os ha dejado para que vosotros resurgierais hacia la Luz Divina.

Recordad, Mis pequeños, que sois los hijos pródigos de este tiempo. Tardáis mucho en reaccionar, en levantaros del lodo al que habéis caído; tardáis mucho en daros cuenta que la vida que estáis llevando no os está dejando nada bueno como para ganar la vida eterna que Yo os vine a traer, y que tenéis derecho a ella porque de ella salisteis. Salisteis de Nuestro Reino, el Reino de los Cielos; habéis venido, como el hijo pródigo, a cumplir una misión y tenéis el derecho de regresar al Hogar del que salisteis, pero parece que deseáis más lo que satanás os ofrece, todo lo que está fuera del Reino.

Os seguís dejando embaucar por satanás que os ofrece unas cuentas brillantes que no tienen valor, que brillan mucho pero que no os van a dejar nada bueno como para ganaros el Reino de los Cielos.

¡Cuánta tristeza Me dais y cuánto dolor Me seguís causando, porque no respondéis a lo que tanto se os ha dado! Volvería a morir por vosotros, a sufrir hasta el extremo por vuestra salvación, pero tenéis un corazón de roca, frío, sin sentimientos, sin agradecimiento hacia todo lo que se os ha dado, ya no hay amor en vuestro corazón.

¡Qué tristeza Me dais, Mis pequeños! ¿Qué más puedo hacer por vuestra salvación? ¿Cómo puedo haceros reaccionar para que volteéis vuestra cara hacia Mí, vuestro Dios, y Me pidáis perdón? Yo rápidamente os ayudaré a levantaros, perdonaré vuestras faltas y os llevaré hacia Mi Reino, pero no, no hay humildad ya en vosotros, ya no hay sencillez, ya no hay un deseo de crecer espiritualmente para agradarNos. Fuisteis creados para un bien, sois hijos Nuestros y un padre siempre está gustoso de ver en los hijos respuestas agradables.

Fuisteis creados para el bien porque Yo, vuestro Dios, Soy el Bien Supremo. Yo no puedo crear cosas malas, pero tenéis el libre albedrío, tenéis libertad y vosotros escogéis el venir Conmigo o despreciar todo lo que se hizo por cada uno de vosotros, porque lo que Yo hice, Mi Donación, Mi Sufrimiento, Mi Crucifixión, Mi Muerte, los podéis tomar como personal, no lo toméis como que Me di para las multitudes, Me di por cada uno de vosotros y no recibo vuestro agradecimiento personal.

¡Cuánto dolor Me causáis! Porque no solamente no queréis vivir en el Bien, sino que, llenos del mal a donde os ha llevado satanás, difundís sus errores, su maldad y apartáis a otras almas también del Bien que debieran seguir y, de esta forma, os volvéis partícipes y mensajeros del mal de satanás, traicionando primeramente, el don de la vida que Yo, vuestro Dios, os di y que os la di para que fuerais mensajeros del Bien.

¡Cuánto error habéis dejado entrar en vuestro ser! ¡Cuánta maldad estáis viviendo, cuando fuisteis creados para el Bien! Sois corredentores junto Conmigo, Mis pequeños, porque vuestra oración, vuestro ejemplo, vuestra intercesión, se vuelven corredentores para el bien de vuestros hermanos. Vivís en el mal y, a pesar de que conocéis el Bien y que os aprovecháis de él, respondéis siempre con el mal.

Recordad, Mis pequeños, que Yo, vuestro Dios, Soy el Amor, el Amor Infinito, y al Reino de los Cielos solamente vendrán las almas que hayan permitido dejar entrar en su corazón Mi Amor, las que transmitieron Mi Amor a sus hermanos, las que Me agradaron haciendo el Bien entre sus hermanos y las que murieron buscando el Bien eterno del Reino de los Cielos. Ninguna otra alma entrará al Reino de los Cielos si no cumple con estas características de Amor.

El Reino de los Cielos es un Reino de Amor y ahí ya no habrá traición, no habrá maldad, no habrá discordias, pero sí habrá hijos buenos que Me agradecerán continuamente el Bien y el Amor que Yo le doy a las almas.

Sois Mis hijos queridos y Yo Me derramo en Bendiciones sobre aquellas almas que saben agradecer lo que Yo os doy. Es Mi Amor Infinito el que está esperando vuestro regreso, pero vosotros decidís, tenéis la última palabra, tenéis el libre albedrío. Vosotros decidiréis: vida eterna de alegría o muerte eterna en desgracia. Soy vuestro Dios, vuestro Dios Amor, os quiero de regreso a todos, pero vosotros escogeréis vuestro futuro eterno.

Gracias, Mis pequeños.