Nov 06_2020 ¡Cuántas almas se pierden a diario! ¡Cuánta maldad, que hace que volteemos la cara! El Cielo entero ya no desea ver la maldad que estáis viviendo y, lo peor de todo, aceptando.

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO

===============================

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

===============================

Inicio del Rosario. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…)

Visión: ¡Qué bello! Veo a Nuestro Señor arrodillado. Lo veo primero de frente, pero con una mirada de Amor, de Paz, tiene la mirada fija en una luz. Se va recorriendo la visión, como rodeando Su Cabeza para ver qué es lo que está viendo, y es la Presencia de Dios Padre ante Él, pero tiene un rostro bello mi Señor Jesús.

Mis pequeños, cuando vivís en la oración Me estáis haciendo vivir otra vez ante Mi Padre, porque se os ha dado el don de la vida para ser como Yo. Yo estoy ante Mi Padre, Él Me aconseja, Él Me guía, Él Me dice qué debo hacer para servirLe. Estar ante Él es belleza, es plenitud, es Amor; el alma queda llena de una vida inmensa, que solamente puede venir de Nosotros, vuestro Dios.

La oración os acerca totalmente a Nosotros, a Nuestro Corazón. En la oración viviMos unidos en una sola meta, que es la de la Vida eterna, la Paz en Nosotros. Desead, Mis pequeños, continuamente encontrarNos en la oración, debéis llevarla a cabo, sobre todo, con mucha Fe de saber que sois escuchados en todo momento y más cuando pedís con el corazón lo que necesitáis, tanto para vosotros como para vuestros hermanos.

No dudéis nunca de que sois escuchados en la oración, porque es el medio por el cual vosotros entráis en esa confianza plena hacia Mí, vuestro Dios, entonces, ya no Soy el Dios desconocido, ya no Soy el Dios lejano, ya no Soy el Dios que está en el Cielo, estoy en vosotros.

Al entrar en oración profunda, Me estáis invitando a estar en vuestro corazón y entraMos en ese diálogo Divino, como el que acabáis de ver. Es una unión estrecha de vosotros, Mis pequeños, Mis creaturitas, Conmigo, con vuestro Dios. ¡Qué alegría para vuestra alma, para vuestro ser, invitarMe a Mí, vuestro Dios, a estar en vosotros! Es como invitar al personaje más querido que tengáis en la Tierra y llevarlo a vuestro hogar, pero a Mí Me gozáis mucho más, Mis pequeños, porque Yo Soy vuestro Dios, vuestro Creador, vuestro Guía, vuestro Maestro, Soy la inspiración de todos vuestros deseos buenos, gratos, constructivos. Yo Soy la plenitud de vuestra alma, y teniéndoMe podéis obtener inmensidades de todo lo que deseéis, puesto que Yo Soy el Creador, Soy vuestro Salvador, Soy vuestro Redentor, pero también Soy vuestro Hermano.

Debéis buscar esa unión fraterna que os concedí en la Cruz. Meditad ese regalo tan grande de ser hermanos de vuestro Dios. Soy más que cualquiera que existe en el mundo, por más importante que sea ese personaje; Soy mucho más y ese personaje ni os salvó ni es vuestro guía ni tiene la Sabiduría Divina, y tiene muchos defectos y no es vuestro hermano.

Yo Soy vuestro Dios y he permitido que vosotros Me tengáis como vuestro Hermano; Yo, el que Soy Todo, Me he dado por vosotros y os amo infinitamente.

No habéis apreciado este regalo tan grande que se os ha concedido a vosotros, Mis pequeñas creaturitas. Sois tan pequeños, tan débiles, tan necesitados de Mí, y ni aun así Me buscáis ni Me llamáis y creéis no necesitarMe. ¡Cuánto error hay en vosotros! ¡Cuánto desperdicio de Mis Bendiciones! ¡Cuánto desperdicio de Mi Amor por vosotros!

Si aprendierais a amar, si aprendierais a apreciar Mi Amor, ¡cuánto creceríais! Habéis tenido todo, se os ha dado todo. Os he dicho que podíais pedirMe lo que quisierais para llegar más profundamente a Mí y conocerMe mejor en Mi Amor, y no lo habéis hecho. ¡Cuántos, cuántos no quisieran en el pasado haber tenido la oportunidad que vosotros ahora gozáis de tenerMe, en la forma en que podríais tenerMe todavía mejor!, pero no veo esa necesidad en vuestra alma de tenerMe y amarMe más, porque al amarMe más, más Me derramaría en Bendiciones, en Sabiduría, en Mis Verdades, en el Amor de todo un Dios que os puede enseñar tanto.

Os amo tanto, Mis pequeños, y por eso Me di en totalidad por vosotros, pero hasta eso habéis vosotros desperdiciado.

La humanidad está hecha un caos, mucha maldad os rodea ya, pocos son los hombres que realmente Me buscan y quieren estar Conmigo. La humanidad no busca a su Salvador, que Soy Yo, vuestro Dios; no busca a su Redentor, al menos para agradecerMe que os haya abierto nuevamente las puertas del Reino de los Cielos, para que pudierais entrar gracias a Mi Donación. Ya no sois esas almas ávidas de conocer más de Mi Sabiduría, de conocer más de los Misterios Divinos, de conocer más de la humildad que tanto necesitáis, para que, a través de ella, podáis ver vuestra pequeñez y con ello podáis recibir grandes Bendiciones de Nuestra Santísima Trinidad.

¡Cuánto habéis desperdiciado!, porque no os habéis metido en vuestro corazón a buscarMe, habéis separado totalmente vuestro ser, y vuestra parte espiritual ni siquiera la tocáis. Preferís vivir solamente en la carne, en el mundo, que es lo que os ha ofrecido satanás, y con ello creéis quedar satisfechos.

Vuestra indolencia es alarmante. No os dais cuenta que estáis al borde de vuestra perdición eterna porque no habéis querido crecer espiritualmente, porque habéis despreciado los tesoros del Cielo, porque no os habéis alimentado correctamente ni habéis hecho crecer vuestra alma a los niveles de santidad a los que estáis llamados.

Vivís en una mediocridad espiritual y creéis que por tener mucho de lo del mundo ya sois alguien ante él. Os preocupa más que el mundo os alabe, que seáis los importantes del mundo, que presumáis de lo que ni siquiera es vuestro, porque Yo os lo he dado, os he dado capacidades, pero no son vuestras; tenéis bienes, pero esos no son vuestros. Las capacidades son prestadas y los bienes un día los tenéis y al otro día desaparecen. Así son los bienes terrenos, los bienes del mundo, los bienes que os mantienen sin ningún crecimiento de vuestra alma; en cambio, los bienes espirituales os elevan, os hacen crecer ante Mis Ojos, porque de otra forma sois despreciables a Mis Ojos cuando del mundo vivís.

La vida espiritual es la vida perfecta, es la vida sana, santa, Divina, que os abre horizontes insospechados que no tienen fin, que se gozan inmensamente, y su gozo es más profundo y duradero, y éste nunca desaparece. La vida espiritual os va a dejar siempre una Paz, un Amor inmenso y un agradecimiento grande hacia Nuestra Santísima Trinidad, porque os regalamos todo esto cuando vemos en las almas que hay un deseo de búsqueda por la perfección espiritual.

¡Cuánta maldad hay a vuestro alrededor! ¡Cuánto error hay entre los hombres! Estáis en momentos muy graves y no os queréis dar cuenta de ellos. La mentira os rodea y no la sabéis reconocer porque no habéis engrandecido la Verdad en vuestro interior; no la reconocéis y os dejáis llevar por la mentira como único medio de vida, y ésta os lleva al error total. ¡Cuántas almas se pierden a diario! ¡Cuánta maldad, que hace que volteemos la cara! El Cielo entero ya no desea ver la maldad que estáis viviendo y, lo peor de todo, aceptando.

Pocas, muy pocas son las almas que hacen todavía algo entre vosotros, que todavía viven Mi Amor, que todavía son luz entre los hombres. Yo estoy en ellas, vivo en ellas, Me deleito en ellas y las protejo, porque así os lo he prometido, que satanás no os tocará, os pondrá pruebas a vuestro alrededor, sufriréis con esas pruebas, pero vuestro ser no será tocado, ni en lo físico ni en lo espiritual, y si es tocado en lo espiritual, ahí estaré Yo inmediatamente para levantaros, para apoyaros, para daros aliento para seguir adelante.

Vosotros, los que estáis Conmigo, no os dejéis vencer ya en ningún momento. Los ataques serán más fuertes, pero recordad, ahí estaré con vosotros. Yo vencí a satanás, vencí al mundo, Me pertenecéis, estoy con vosotros, Mis pequeños. No dudéis, caminemos juntos y acompañadMe a vencer a satanás en estos tiempos de cambio, en estos tiempos que marcarán el fin de una era y empezará otra, y vosotros estaréis ahí.

Todas las Bienaventuranzas os llevan a un premio. Habéis vivido las Bienaventuranzas, os habéis dado por vuestros hermanos en muchas formas, Me habéis servido como verdaderos hermanos Míos, como hijos del Padre, y por eso tendréis vuestro premio.

Vivid contentos, vivid alegres, seguid adelante y seguid dándoos por vuestros hermanos en todas las formas que podáis para aliviarles los dolores que aún no saben que tendrán. TraedMe almas, Mis pequeños, os lo pedí en la Cruz; dadMe almas, tengo sed, tengo sed de almas, traédMelas y Me haréis feliz, Mis pequeños.

Os Bendigo, Mis pequeños, y recordad que siempre estoy en vosotros y junto a vosotros, protegiéndoos de toda la maldad de satanás y, sobre todo, aconsejándoos para que triunféis como Yo, vuestro Dios y Señor, vuestro Salvador y Redentor, cuando vencí a satanás y que así os enseñé cómo hacerlo.

Gracias, Mis pequeños.