Oct 07_2020 El tiempo apremia, el tiempo se acaba. Son días, horas, minutos los que os faltan para llegar al momento del cual os estoy avisando que llegaréis y no os podréis salvar de él.

Rosario matutinoMensaje ÚNICO.

===============================

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

===============================

Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…) Hijitos Míos, así como en la parábola en donde están Marta y María, Marta Me pide que le diga a María que le ayude con los quehaceres del hogar, porque Me habían invitado a comer, a estar entre ellos, y le he dicho a Marta: “Te afanas demasiado en las cosas del mundo y María ha encontrado la mejor forma de vivir”, que es el vivir en Mí, vivir en Mi Palabra, vivir en Mis Enseñanzas, vivir en Mi Amor, ahora yo os pregunto a todos vosotros: ¿Os habéis afanado mucho en este mundo? En vuestra vida, ¿cuánto os afanasteis llenándoos de las cosas del mundo y cuánto dejasteis de hacer vosotros para que vuestra alma estuviera Conmigo?

Estos ya son los momentos en que os veréis a vosotros mismos, cuando se dé el Aviso que os tengo preparado, todavía un acto más de Misericordia para vosotros, en que os veréis vacíos, si os afanasteis con las cosas del mundo. ¿De qué os van a servir todas las cosas que vosotros acumulasteis?, cosas materiales, frías, que solamente tienen un valor entre vosotros, pero que no tienen ningún valor ante Mí. Estaréis de pie ante Mí, vuestro Dios. Será un juicio particular en vivo, vuestra alma ante Mí, solos. Pensad, ya desde ahora, qué Me ofreceréis, qué hicisteis para ganar el Cielo. Sí, tomasteis mucho del tiempo que Yo os concedí de vida, pero para afanaros en las cosas del mundo y ¿qué hicisteis para ganar el Cielo?

Eso que vosotros acumulasteis, ciertamente, os pudo también ganar el Cielo si lo compartisteis con vuestros hermanos, si visteis por aquellos necesitados, si ayudasteis a aquellos que os pedían un favor, pero si todo lo guardasteis en avaricia para vosotros, en lugar de llevaros hacia el bien, hacia el triunfo de vuestra vida ante Mí, va a ser una carga tremenda que no os dejará volar hacia el Reino de los Cielos.

Os afanáis demasiado con las cosas que no os van a ayudar a salvar vuestra alma y gozar eternamente. Os afanáis demasiado en cosas que son un lastre para vuestra vida espiritual. Ya habéis perdido demasiado tiempo, Mi tiempo, en idear situaciones en las cuales podíais vosotros conseguir más de los bienes del mundo, y no importando cómo las conseguíais, a veces, con usura, con malicia, con mentira, robando, con tal de obtener más de las cosas del mundo; si ya de por sí las cosas del mundo, que obtuvisteis a las buenas, son un lastre para vosotros, ¡qué más no serán cuando todas esas cosas que obtuvisteis estén manchadas de pecado o de sangre!

Estaréis frente a Mí, ¿qué Me ofreceréis para salvar vuestra alma? La balanza estará frente a vosotros, se pondrá de un lado lo bueno y de otro lado lo malo; vosotros mismos estaréis viendo hacia dónde se dirige la balanza y muchos de vosotros veréis que la balanza os estará indicando vuestra condenación eterna, porque no hicisteis gran cosa para hacer que vuestra alma se llenara de Mi Amor, se llenara de vida espiritual, se llenara de la Vida que Yo os dejé como ejemplo entre vosotros.

No quisisteis ser como Yo, otro Cristo en la Tierra, llenándoos de actos buenos, de actos grandes ante Mi Mirada. No quisisteis ser esos Cristos en los cuales Yo Me podía reflejar a través de vosotros ante los hombres. Deseabais y deseabais solamente lo del mundo. Cuántas relaciones humanas se rompieron porque buscabais nada más los bienes de la Tierra, ¡os afanabais en ello!, y no le disteis el tiempo necesario, primeramente a Mí, a vuestra familia, a los que os rodeaban, a todos aquellos que necesitaban de vosotros.

¿Os dais cuenta cómo, en lugar de Virtudes, vosotros cultivasteis vicios y maldades? Todo eso tendréis que repasar ante Mí, Mis pequeños. Repasadlo ya desde ahora y tratad de reponer ese tiempo, al menos con vuestra confesión sincera, con un arrepentimiento profundo, y luego con oraciones, sacrificios, penitencias o, aún mejor, compartiendo algo de lo vuestro con vuestros hermanos.

Como aquel joven que Me preguntó cómo podía lograr la vida eterna, y le dije: “Cumple con los Mandamientos” y respondió que ya había cumplido con todo, y le dije: “Vende todo y sígueMe”, y se entristeció porque era rico, así estaréis vosotros. El deshaceros de los bienes del mundo os cuesta mucho porque estáis arraigados a ellos, ¿no os dais cuenta que estáis perdiendo vuestra alma, que estáis perdiendo vuestro gozo eterno por unos cuantos bienes que os están deteniendo para volar hacia Mí?

¡Cuánto error ha habido en vuestra vida, en vuestra existencia, en vuestros actos! ¿Cuánto mal habréis hecho a lo largo de vuestra existencia que el bien que hicisteis no alcanza a remediar los males que causasteis? Estáis ante la balanza, estáis ante Mí, vuestro Dios, y ésta es una oportunidad que os daré para que os arrepintáis de todo lo que inútilmente hicisteis con la vida que se os concedió para vivir, para servirMe, para servir a vuestros hermanos, para hacer el bien, para ser otros Cristos y dejar estela de amor y de virtudes entre vuestros hermanos.

Desde ahora, ya imaginad cómo seréis juzgados. Perfectamente sabéis qué es lo que habéis hecho porque Mi Santo Espíritu os da a conocer cómo está vuestro corazón y cómo os veré Yo en ese momento.

¿Qué habéis hecho para ganar el Reino de los Cielos si ni siquiera pensabais en ello? Desperdiciasteis tanto tiempo en el cual pudisteis haber ayudado a vuestros hermanos, a muchos hermanos vuestros a recapacitar, a pedirMe perdón, a ayudarles a bien pensar, ayudarles a reaccionar ante la inminencia de los acontecimientos que ya tenéis sobre vosotros.

¿Qué estáis haciendo con vuestra vida? ¿Qué estáis haciendo con los que amáis? Ni aun a ellos les pudisteis dar el tiempo necesario para que vivierais una verdadera familia en amor, en fraternidad, en donde Yo fuera el centro de vuestra vida familiar. No, no lo hicisteis porque estabais afanados con las cosas del mundo.

El tiempo apremia, el tiempo se acaba. Son días, horas, minutos los que os faltan para llegar al momento del cual os estoy avisando que llegaréis y no os podréis salvar de él. ¿Cómo estaréis? Vuestra Fe falla tanto y no creéis en lo que se os dice para que meditéis. Peor todavía para vosotros, llenos de maldad, faltos de buenas obras para salvar a vuestra alma y, además, incrédulos ante lo que se os está dando para que recapacitéis y podáis salvar vuestra vida hacia lo eterno.

¡Pobres! ¡Pobres hijos Míos! ¡Pobres Mis pequeños! Faltos de Fe, faltos de Esperanza, faltos de Amor. Tantas almas que se han de perder y no reaccionáis.

Que Mi Santo Espíritu os toque, toque vuestra mente, toque vuestro corazón, para que reaccionéis ante las Verdades que pronto tendréis frente a vosotros.

Orad, orad al menos, Mis pequeños, os quiero de regreso al Reino de los Cielos, pero al menos haced algo para que podáis ganar vuestro Hogar Eterno.

Gracias, Mis pequeños.