Rosario matutino – Mensaje ÚNICO
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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
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Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
(Lenguas…)
Visión: Veo a Dios Nuestro Señor, veo del cuello para arriba. Él está viendo hacia arriba, trae la Corona de espinas puesta y dice: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
¡Cuánta maldad! ¡Cuánto desamor hay entre los hombres! ¡Cuánta mentira! ¡Cuánta falsedad! La Verdad y la mentira han tenido su lucha continua desde la caída de vuestros Primeros Padres; a partir de ahí, satanás ha llevado al hombre hacia el error, hacia la mentira, hacia la falsedad. Cuánto error ha vivido el hombre, y esto le ha causado infinidad de problemas, de dolores, de separaciones, guerras y hasta Mi propia Muerte al tener testigos falsos.
En el Antiguo Testamento tenéis pasajes, también, donde los testigos falsos siempre acusaban a personas escogidas por Mi Padre, por vuestro Dios y Creador. Desde ese tiempo estáis viendo cómo, aparentemente, el mal triunfa y el bien sufre, por eso es la eterna lucha y el hombre, difícilmente, escoge la Verdad para vivir en ella, prefiere vivir en la mentira porque, de esa forma, obtiene multitud de cosas que le convienen, aun a pesar de la sangre que se derrama por sus mentiras.
Ya os había dicho que estáis rodeados de puras mentiras, de falsedades que os llevan a tener una vida de conflictos, de errores, y así habéis preferido vivir, en vez de vivir en la Verdad que Yo os vine a enseñar.
La mentira os halaga el oído, os lleva a conseguir muchas cosas que, viviendo en la Verdad, no las podríais conseguir y por eso preferís vivir en la mentira. Yo os vine a traer la Verdad que se vive en el Reino de los Cielos y Me costó la Vida, porque el hombre ha preferido a satanás y satanás os engaña de múltiples formas.
El vivir en la Verdad también os causa conflictos, pero producís luz, producís santidad, producís amor verdadero, producís vida santa, y los que están junto a vosotros se llenan de esa luz y de esas virtudes que emanan de la Verdad, por eso, el resto fiel de estos tiempos es pequeño, porque Mi Padre ha escogido del rebaño, por el cual sufrí, a los mejores para empezar un nuevo tiempo, quienes vivirán en la Verdad que reina en los Cielos y que pocos tomaron aquí en la Tierra, para hacerla vida también.
Me di por vosotros y por eso Le pedí a Mi Padre: “Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen”, porque fueron movidos por la mentira de los fariseos, de los escribas. Muchos de ellos después se arrepintieron y, gracias a Mis Discípulos, tomaron la Fe verdadera, pero muchos otros se mantuvieron en el error, en la mentira, la cual siguen, hasta en estos tiempos, transmitiendo a todos vosotros.
La mentira se ha filtrado en todos los niveles de la vida humana, pero Mi Santo Espíritu os va llevando, a los que realmente queréis vivir en la Verdad, a alcanzarla, a que viva en vosotros, a que seáis testigos Míos, o sea, testigos de la Verdad que Yo os traje.
Como os dije, la Verdad va acompañada de todas las Virtudes y, aquellos que la viven, gozan de tenerla, pero también sufren cuando son atacados por aquellos que han preferido vivir en la mentira, en el error que satanás impuso sobre la Tierra.
Son tiempos ya de recolectar el trigo y la cizaña. Tiempo se os dio para que buscarais la Verdad, la guardarais en vuestro corazón como el tesoro más preciado y la transmitierais; ése es el buen trigo que se ha escogido para iniciar los Nuevos Tiempos. La cizaña, que creció junto al trigo y la atacaba constantemente, será amarrada y echada al fuego, al fuego eterno, porque ese es su lugar, porque es el mismo satanás el que es el autor de la mentira que ha tratado de destruir a toda la Creación.
Alegraos pues, Mis pequeños, porque el momento de la separación del trigo y la cizaña está pronto. Os alegraréis cuando seáis llevados por Mis Ángeles a lugares de protección para que la maldad de satanás no os tome ni os quiera destruir.
Confiad plenamente en Nuestra protección y en Nuestro Amor. La Verdad siempre triunfa, el error se acabará por un tiempo.
AcompañadMe pues, Mis pequeños, en estos momentos en los que estoy en la Cruz en la cual morí por todos vosotros; en la que, por defender la Verdad del Cielo, aquí Me tenéis, sufriendo, pero a la vez reinando por sobre toda la mentira que está a Mis pies, pisándola, destruyéndola y así será, Mis pequeños.
Venid, pues, Conmigo, acompañadMe y os llevaré eternamente Conmigo.
Gracias, Mis pequeños.