Jun 22_2020 AcompañadMe pues, Mis Pequeños, en Mis dolores, ofreciéndoMe vuestras cruces y Yo os llevaré al triunfo final.

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Tercer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…)

Visión: Veo en un paño blanco de lino doblado, arriba una corona de espinas, espinas muy largas.

Ve, hijito Mío. Esta corona ciertamente no es una corona como para un rey, una corona que lleve joyas preciosas, que sea cómoda, que ensalce su nobleza humana, una corona que lleva más hacia la soberbia, que hacia el servicio en humildad. Ve Mi corona, al verla asusta por esas espinas tan largas y puntiagudas, fue hecha para coronarMe a Mí, vuestro Dios.

Ciertamente fue hecha para burlarse de Mí, vuestro Dios, pero esta corona vale más que todas las coronas juntas, talladas con los mejores metales y adornadas con las mejores joyas. Ésta, Mi corona, os ha salvado, fue hecha, ciertamente como os dije, para burlarse de Mí, pero no se daban cuenta que estaban coronando al Rey del Universo, que estaban coronando a su Redentor; una corona ciertamente no bella, pero que significa mucho más que cualquier corona hecha para algún rey.

Ésta, Mi corona, os ha dado vida, Mi dolor os ha dado alegría, porque Mi dolor os ha alcanzado vuestra Redención. Una corona hecha para burlarse, pero más grande y más poderosa en su significado que cualquier corona hecha para algún rey. Vedla, adoradla, agradecedla.

Mi dolor, Mis penas, Mi sangre, todo ello y más os ha alcanzado la vida eterna. Aquí estoy en la Cruz, estoy coronado con esa corona que habéis visto y voy recordando la vida de cada uno de vosotros y Me voy ofreciendo a Mi Padre por cada uno de vosotros.

Vosotros, en Mi omnipotencia infinita, estáis en Mi mente y en Mi Corazón. En estos momentos de vuestra Redención, Yo sufro por vosotros y vosotros gozaréis, los que os ganéis el Reino; ciertamente, ahora no os dais cuenta de tanto dolor, de tanta donación por cada uno de vosotros. He sido levantado en la Cruz para que, al mirarMe, vosotros pudierais reflexionar vuestra vida, la vida que, como os dije, Yo repasaba de cada uno de vosotros durante Mi Pasión.

La Cruz de salvación, como lo fue la serpiente que levantó Moisés, cuando eran picados por las serpientes en el desierto y al verla se salvaban, aquí en la Cruz Soy vuestro Salvador, Soy vuestro Dios, Soy vuestro Rey y esta corona significa dolor y amor. Me he dejado coronar sin que ellos supieran que realmente estaban coronando a Su Creador, a Su Dios, a Su Salvador.

Llegará el tiempo, en que aquellos que no creían en Mí, comprenderán que también por ellos Me di y habrá muchas conversiones en el amor y comprenderán mejor que muchos de aquellos que se sienten que se merecen su salvación, simplemente porque creen en Mí, pero sus obras no lo demuestran. Soy vuestro Redentor, el Redentor de todo el género humano, de todos los tiempos.

El amor siempre conlleva dolor, porque cuando uno ama, sufre al ver que los demás no aman ni agradecen, por eso es que Yo premio a aquellas almas que saben amar, porque saben darse por los demás y especialmente que saben darse a Mí, vuestro Dios, que saben agradecer, que saben vivir en Mí.

¡Cuánto amor se desperdicia! Os he dado tanto y son tan pocas las almas que se acercan a Mí y Me agradecen. Muchos Me ven en la Cruz y Me ven como una piltrafa humana, como un ser vencido, como alguien que no supo triunfar en lo que creía. Muchos Me quieren ver así y por eso no Me siguen, por eso satanás los ha llevado a la equivocación y, vuelvo a repetiros, el amor conlleva dolor y ese es Mi gran dolor, el haberMe sacrificado por todos y muy pocos Me agradecen por su salvación.

Pedid que Mi Sangre Preciosa llegue a ellos y que Mi Santo Espíritu les ayude a encontrar el camino de la Verdad, para que puedan obtener la vida eterna. Vosotros, los que Me seguís, tendréis una corona, pero una corona de triunfo, ciertamente diferente a ésta que os estoy mostrando, pero vosotros habéis entendido Mi misión como muchos otros no la han entendido. ¡Qué difícil es el hombre para que entienda las cosas de Dios!

Os sentís todavía niños y queréis ser consentidos, cuando la realidad es que la vida conlleva una cruz y la tenéis que cargar, la tenéis que padecer y tenéis que triunfar por sobre ella y, esto es, aceptarla y ofrecerla como Yo lo he hecho por vosotros.

AcompañadMe pues, Mis Pequeños, en Mis dolores, ofreciéndoMe vuestras cruces y Yo os llevaré al triunfo final. No despreciéis lo que Yo os ponga en vuestra existencia, si estáis conMigo, iréis venciendo cada situación negativa que se os presente y ésta se volverá triunfo para vosotros.

Sabéis que Yo voy acrisolando a las almas, para asegurarMe que realmente merecéis el Reino de los Cielos y, más que eso, que merezcáis un lugar más alto cerca de Mi Corazón. Moradas hay muchas, pero hay algunas que están más cercanas a Mi Corazón y Yo ahí llevo a las almas que realmente se merecen ese lugar, porque se han donado totalmente a Mi Voluntad.

Pedidle a Mi Madre, la Siempre Virgen María, que os acompañe siempre y os aconseje. Pedidle a Mi padre, el señor San José, Mi padre en la Tierra, que os ayude a crecer en virtud y en amor hacia Mí, Vuestro Dios, una Gracia que le concedí, una Gracia inmensa, el tenerMe a Mí como su Hijo. Él Me conoce, Él Me ama infinitamente y Él os puede enseñar a amarMe también; no os apartéis de Él, no os apartéis de Mi Familia de la Tierra, dejad que os lleven a la familia del Cielo.

No os asustéis de Mi corona, os he dicho ¡ámenla!, porque, a través de ella, pudisteis obtener la Vida Eterna. Las puertas del Cielo se abrieron porque Yo acepté el que Me la pusieran; coronaron a su Rey y ahora vuestro Rey, que Soy Yo, os esperaré a la entrada del Reino para coronaros, si así os lo merecisteis con vuestros actos.

Gracias, Mis pequeños.