Abr 18_2020 Cuando no tengáis nada que entregarMe, que ofrecerMe, con qué agradarMe y alabarMe, dadMe vuestra nada. Ciertamente sois nada, y lo sabéis, y cuando os sentís así es cuando habéis entrado en humildad.

Sábado de la 8ª de Pascua – Rosario matutino – Mensaje ÚNICO

================================

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

================================

Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…) Hijitos Míos, cuando sintáis que no tenéis nada que darMe, porque creyendo que Yo Soy un Dios Poderoso al que no le falta nada, os sentís mal al no poderMe entregar algo de valía, Yo os digo que cuando no tengáis nada que entregarMe, que ofrecerMe, con qué agradarMe y alabarMe, dadMe vuestra nada. Ciertamente sois nada, y lo sabéis, y cuando os sentís así es cuando habéis entrado en humildad.

Sois nada, ciertamente, y no sois nada si Yo no estoy en vosotros; vuestra nada se compensa con vuestro deseo de estar conMigo, con vuestro deseo de acompañarMe en tantos momentos de Mi vida sobre la Tierra.

No tenéis que pensar precisamente en los últimos momentos de Mi Pasión, Muerte y Resurrección, sino que podéis escoger cualquier momento de Mi existencia sobre la Tierra, desde que fui Concebido en el Vientre de Mi Madre, la Siempre Virgen María. Yo, todo un Dios, inmenso, poderosísimo, Me hice pequeñito para llegar al mundo, para redimiros, para enseñaros a vivir como se vive en el Cielo. También podéis acompañarMe cuando de pequeñito Me quisieron matar y huiMos hacia Egipto, momentos dolorosos pero que también los ofrecí por vuestra salvación, por vuestra Redención, Mis pequeños.

Ciertamente pasé una infancia como la de cualquier niño: jugando, bromeando, acompañando a Mis padres a donde Me llevaban, ayudando a Mi padre José en la carpintería. Son momentos en los que vosotros no pensáis y, si Me acompañáis, Me daréis una gran alegría.

Fui creciendo y fui enseñado también a leer y a ir cumpliendo con las obligaciones del templo. Sí, llevé una vida, se puede decir normal, como la de cualquiera de vosotros, hasta el momento en que ya empieza Mi Vida Pública.

Ahora, caminad conMigo, como una persona cualquiera del pueblo, caminad entre ellos. Imaginad cómo actuaban ellos al tener a su Mesías junto a ellos, escuchando palabras que nunca antes habían escuchado, viendo Milagros que nunca antes alguien había hecho. Ciertamente también tuve persecución de parte del mismo sanedrín.

AcompañadMe, Mis Pequeños, ya veis cómo vuestra nada se vuelve mucho cuando estáis conMigo. Ahora os veo, veo que estáis conMigo, veo que estáis entre la gente, entre la multitud. AcompañadMe en esos momentos en que Yo le daba de comer a esas multitudes en los Milagros del pan y de los pescados.

Son tantos y tantos momentos en los que Me podéis acompañar, y eso es lo que Yo quiero de vosotros, que estéis conMigo como vosotros estáis siempre conMigo en Mi mente y en Mi corazón.

Cuando llegáis al Cielo, Mi Presencia es Absoluta, Me sentís, Me vivís, Me amáis, Me compartís. Empezad pues, desde estos momentos en la Tierra, a vivir plenamente conMigo y veréis cómo vuestra vida cambia radicalmente. Ya no os sentiréis solos, vuestros problemas serán Nuestros problemas, vuestros gozos serán Nuestros gozos, y así todos vuestros actos, todo lo que hagáis, penséis, digáis, sereMos Nosotros. Ya no os sentiréis solos, porque ya no estaréis solos, porque nunca habéis estado solos. Yo siempre he estado con vosotros.

Que quede de vuestra parte entonces, Mis pequeños, que empecéis a hablar de Nosotros, es decir, de Dios con vosotros. Gracias Mis pequeños.