Viernes de la 8ª de Pascua – Rosario matutino – Mensaje ÚNICO
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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
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Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
(Lenguas…) Hijitos Míos, ¡cómo quisiera que fuerais todos como esos discípulos de Emaús! Yo les iba platicando en el camino lo que decía el Antiguo Testamento, cómo Me anunciaban los profetas, y ellos iban felices, su corazón ardía al escuchar esos pasajes, su corazón feliz que, aunque no se daban cuenta que Yo era el Maestro, sentían Mi presencia.
Mis pequeños, sabéis y os he dicho que nadie puede amar al que no conoce. Muchos, muchos Me tenéis solamente como el Dios Proveedor, y ciertamente lo hago con gusto, porque sois Mis pequeños, pero ¡cómo quisiera ser el Dios en quien vosotros tenéis puesta vuestra confianza!, en quien vosotros os apoyáis, especialmente en lo espiritual, para crecer en amor hacia Mí y en Conocimiento de Mis verdades.
¡Cómo quisiera que Me siguierais deseosos de aprender más de Mí, y así ser los Cristos que necesito en estos tiempos! ¡Cómo quisiera que el amor que naciera hacia Mí fuera como vuestro primer amor de adolescencia o de juventud!, cuando con el simple hecho de recordar el nombre del ser querido o escuchar su palabra o ver su foto, vuestro corazón se acelera de alegría y de amor hacia ese ser querido.
¡Cómo quisiera que Me tuvierais en vuestra mente y gozarais el platicar conMigo! Para muchos Soy el Dios de un momento, y generalmente un momento de necesidad vuestra, pero casi nadie se acuerda de compartirMe vuestros momentos bellos, felices, porque Me seguís tomando solamente como el Dios Proveedor, el Dios que os saca de problemas, generalmente materiales, mas no os importan los espirituales. Os he pedido mucho que Me llevéis a donde vayáis, que Me compartáis vuestra vida, que Me preguntéis qué hacer en todos los momentos de vuestra existencia, así todo lo que hagáis se dará mejor.
Cuando vosotros, en vuestra adolescencia, en vuestra juventud, empezáis a tener alguna atracción sobre un artista o alguien a quien vosotros admiráis, a un personaje que admiréis por sus obras, por sus palabras, por su belleza exterior, ellos, en muchos momentos de vuestro día reciben vuestros pensamientos, vuestras alegrías, y ese es sólo un personaje terreno. ¡Cómo quisiera que Yo fuera ese personaje en el que vosotros pensarais más seguido!
Soy vuestro Dios, Soy el verdadero Amor, Soy el que os ama de corazón y que busca lo mejor para vosotros. ¿Por qué no pensáis más seguido en Mí? ¿Por qué no os apoyáis más seguido en Mí?
Si Yo dejara de pensar en vosotros, en ese momento moriríais. Daos cuenta que dependéis totalmente de Nuestra Gracia, de Nuestra Vida. La vida que tenéis es Nuestra Vida, vosotros estáis para servirNos y el Don de la Vida es para realizar las obras que quereMos, en Nuestra Santísima Trinidad, que las realicéis para bien de vuestros hermanos, para el bien del mundo, para Gloria Nuestra. Pero os desviáis demasiado en vuestros propios intereses.
Meditad, os lo pido, meditad en la alegría de estos discípulos Míos de Emaús y la alegría que ellos transmitieron a sus demás hermanos cuando fueron hacia ellos y les dijeron: “¡El Maestro está vivo!” y se alegraron inmensamente.
Quiero que Me mantengáis vivo en vuestra mente y en vuestro corazón, Soy vuestro Dios y Me lo merezco, Mis pequeños, porque os hemos dado la vida, os vamos cuidando a lo largo de vuestra existencia, os daMos todo lo que necesitáis y estamos pendientes en todo momento de que el mal no os destroce, como lo quiere hacer con todos vosotros, y también os cuidaMos para que regreséis al Reino de los Cielos.
¿Acaso no Me merezco, o no Nos merecemos, algunos minutos diarios de vuestra vida en los que Me recordéis y Me agradezcáis lo que sois y lo que tenéis?
Gracias, Mis pequeños.