Abr 10_2020 Ciertamente es triste ver cuántas almas desprecian Mi Donación. Cómo quisiera, de alguna forma, despertar vuestros corazones, almas indolentes, pecadoras. Cómo quisiera levantaros, resucitaros, pero no Me lo pedís.

Viernes Santo -Rosario matutino – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Hijitos Míos, el tiempo de vuestra liberación se acerca. Esta generación es la más sufriente, la más pecadora. Sí, son los polos opuestos: La más sufriente porque los pecados en el mundo se han aumentado en una forma increíble, grandísima. Las almas fieles están sufriendo mucho más que las almas anteriores, las almas actuales están siendo acrisoladas, más que las anteriores. Los atentados contra vuestra alma, de parte de satanás, son mucho más fuertes, por eso las almas fieles tendrán un lugar muy especial en el Reino de los Cielos, porque las tentaciones de satanás en estos tiempos son más fuertes y habéis mantenido vuestra Fe y vuestro amor hacia Mí, vuestro Dios. Por otro lado, el pecado, que ha aumentado también inmensamente, se ha llevado a muchísimas almas, pero éstas, al contrario de las almas fieles, sucumbieron a las tentaciones de satanás; sus ataques han sido certeros contra el corazón de los fieles y cayeron.

Satanás os ha puesto infinidad de posibilidades de pecar y sobre todo de apartaros de Mí, vuestro Dios, y aun almas fieles cayeron en esa mentira, por eso os repito: Las almas buenas de este tiempo tienen una fe mucho más grande que las anteriores, porque satanás ha inventado infinidad de posibilidades de pecar y vosotros, al pedirMe el Discernimiento Santo, no os habéis dejado tentar por el maligno. Sois almas escogidas, sois almas buenas, sois almas que tienden a la santidad.

Estoy en la Cruz, por un lado sufro por todas esas almas débiles que se dejaron convencer por las tentaciones sutiles de satanás, almas que eran buenas, almas que se habían mantenido en la virtud, almas que Me buscaban, pero las sutilezas de satanás las hicieron caer y ya no se quisieron levantar. Por otro lado, vosotras, las almas buenas, las almas fieles, las almas que habéis luchado contra esas almas que se dejaron vencer, sois los escogidos de este tiempo y sois los que Me dais alivio en ésta, Mi Donación en la Cruz.

Os veo, almas buenas, Me gozo por haberMe dado por vosotros. Mi Donación no ha sido estéril. ¡AcompañadMe, Mis pequeños! Vosotros Me entendéis, entendéis Mi Gozo y Mi Dolor. Os amo, vivid para Mí, como Yo he vivido para vosotros.

Ciertamente es triste ver cuántas almas desprecian Mi Donación. Cómo quisiera, de alguna forma, despertar vuestros corazones, almas indolentes, pecadoras. Cómo quisiera levantaros, resucitaros, pero no Me lo pedís. Se os dio la vida para que la utilizarais para el bien y preferisteis el mal, preferisteis las comodidades, preferisteis vivir en el pecado, preferisteis causarMe dolor y Me olvidáis aquí en la Cruz.

No hay cabida para Mí en vuestro corazón, no hay palabras de aliento y bondadosas que Me conforten en estos momentos de tanto Dolor. Pasáis junto a Mí y no volteáis a verMe, es más, volteáis a otro lado para no verMe. ¡Cómo os ha cambiado vuestro corazón satanás! Nacisteis para producir bienes espirituales, para producir amor, vuestra alma es parte de Nuestro gran Amor y habéis oscurecido vuestra alma con el pecado, con el olvido a vuestro Creador. ¡Cuánto habéis desperdiciado de ese tesoro tan grande que lleváis en vuestro interior! Habéis hecho pactos con satanás, os ha ofrecido el mundo y os dejasteis engañar por él; os traiciona a cada momento, os hace caer más profundamente en el pecado y en la maldad y no reaccionáis, estáis muertos en vida, en la vida que escogisteis para causarMe dolor.

¡Cómo quisiera Yo entrar en vuestro ser, limpiar vuestro corazón, hacer que vuestra alma subiera hacia vuestro Creador!, que os dierais cuenta de vuestro error y volvierais a Mí, pero se os ha dado el libre albedrío y no lo habéis sabido utilizar para el Bien. Vosotros mismos habéis escogido vuestro destino eterno y eso Me duele, Me duele mucho, Mis pequeños, porque Yo Me di para libraros de las cadenas del pecado, pero no entendéis, no queréis reaccionar.

Almas buenas, ¡acompañadMe! Y así como le dije al buen ladrón: “Hoy estarás conMigo en el Paraíso”, pronto estaréis vosotros gozando de Mi Promesa, de la Promesa del Padre, los Cielos Nuevos, las Tierras Nuevas, las bellezas que se darán para que las gocéis, porque fuisteis fieles, fuisteis amorosos, fuisteis buenos, engrandecisteis las virtudes en vuestro ser, visteis la bondad de vuestro Creador en vuestro interior y Le agradecisteis; tomasteis Mi Evangelización, Mi Donación para vosotros, para que crecierais en la Verdad, en la Justicia, en el Amor. Gozasteis los Milagros que Yo hacía para el pueblo, gozasteis de Mis Palabras Sabias y Santas con las que Yo movía corazones, gozasteis a donde Mis Pasos os llevaban y lo que Yo hacía por vuestros semejantes, habéis gozado los bienes que Mi Iglesia os ha dado.

Me habéis agradecido infinidad de veces el haber recibido Mi Cuerpo en la Santa Misa; Me habéis agradecido infinidad de veces el Perdón de vuestros pecados; Me habéis ofrecido infinidad de veces vuestros sufrimientos, vuestros dolores, pero también vuestras alegrías y vuestros éxitos. Habéis formado una familia con vuestra Familia del Cielo, por eso os habéis ganado el Premio, vosotros sois Ciudadanos del Cielo, estáis llamados a regresar a vuestro Hogar Eterno.

Mientras, recibiréis el regalo, como os dije, del Nuevo Mundo que se le dará a las almas escogidas para empezar otra nueva generación, una generación de Amor, una generación envuelta en grandes bellezas, donde las Virtudes serán vividas en su máxima expresión, donde viviréis acompañados del Cielo con sus cánticos, alabanzas, hacia Nuestra Santísima Trinidad. Mi Madre y Mi Padre José os acompañarán, os guiarán, os aconsejarán. Esto y más tendréis los que habéis sido buenos, los que buscáis la santidad, los que sois fieles a Mi palabra y a Mi Amor.

Mi Omnipotencia es infinita, y Mis regalos también, y los tendréis, Mis pequeños. Estos y muchos más serán los goces que tendréis por manteneros en la Verdad, en el Amor, y por haber sido fieles a Mí, vuestro Redentor.

Os bendigo, Mis pequeños, en el nombre de Mi Padre, en Mi Nombre y en el del Espíritu Santo. Que la Paz quede con vosotros.