Abr 08_2020 Cuando escuchéis “¡Padre! ¿Por qué me has abandonado?”… abrazadMe, abrazadMe, Mis pequeños, que sienta vuestro amor, que no Me sienta Solo, que sienta Yo que hay almas llenas de amor por Mí, para que no Me sienta Solo. No Me dejéis Solo, lleno de vuestros pecados, dadMe vuestro amor, Mis pequeños, ¡dadMe vuestro amor!

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO.

================================

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

================================

Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…) Hijitos Míos, aquí desde la Cruz, veo a toda la humanidad de todos los tiempos. Mi Cruz es Cruz Gloriosa. Estoy aquí observando a la humanidad entera, al Universo entero, a toda la Creación.

Mis pequeños, cuando vosotros, en vuestro gran corazón, planeáis algo bueno para alguien o para algunos, y ponéis todo lo mejor de vuestra parte para que todo salga bien, pero por alguna razón no es aceptado por los vuestros, os sentís frustrados, hicisteis todo lo posible para agradar a vuestros hermanos, pero ellos no quisieron tomar lo que vosotros, en vuestra bondad, les dabais.

En Mi Vida sobre la Tierra os di tantas cosas buenas, cumplí lo que Mi Padre Me pidió, se os dio toda una evangelización de Amor, el mismo satanás, asombrado se quedó al ver que la Luz llegaba a la Tierra, al ver que las tinieblas se empezaban a disipar por la Luz que Yo, vuestro Dios y Redentor, traía como regalo a los hombres, un acto de Misericordia inmenso de parte de Mi Padre para todos vosotros, para las generaciones futuras, pero Mi Donación iba a ser para todas las generaciones, desde el principio.

El gran regalo que os estaba dando Mi Padre a través Mío, era inmenso, pensado desde lo más profundo de Su Corazón y para un Bien vuestro. Además de Mi Evangelización para vuestro bien, os dejé un inmenso regalo: Mi Cuerpo y Mi Sangre en la Sagrada Eucaristía. No hay nada más grande en el Universo entero que Mi Presencia Viva entre vosotros.

Luego, después de ese gran regalo, Me doy por todos vosotros, pero Mi Sufrimiento fue inmenso; ciertamente Yo sabía en qué iba a consistir el Sufrimiento en Mi Carne, dolorosísimo iba a ser, pero Mi Sufrimiento Espiritual aún mayor. Tomé los pecados de todos vosotros y de todos los tiempos y, por haberMe hecho Pecado, se apartaron Mi Padre y el Espíritu Santo de Mí, y esa frase desgarradora, salida desde lo más profundo de Mi Ser: “¡Padre! ¿Por qué me has abandonado?” fue la separación de la Presencia de Mi Padre de Mí, porque Me hice Pecado, porque tomé todos vuestros pecados y Él no puede vivir donde hay pecado, y Mi Sufrimiento grande era el saber que todo este sufrimiento de Amor no iba a tocar los corazones de infinidad de almas, y era una frustración espiritual tremenda: Yo, vuestro Dios, buscando vuestra salvación y vosotros no respondiendo a Mi llamado. Mi evangelización no hizo mella en muchos corazones. Mis dolores de la Pasión no les causaron ningún tipo de dolor ni arrepentimiento, ni el Dolor grande, cuando se separa el Padre de Mí. No les importan las blasfemias, los ultrajes, los sacrilegios provocados a Mi regalo de Amor, la Sagrada Eucaristía, los pasan por alto.

¡Cuánta maldad hay en el corazón del hombre! ¡Cuánta ingratitud! ¡Cuánta indiferencia! Yo, vuestro Dios, entregándoMe por vosotros, pequeñas creaturas, pequeñas e insignificantes creaturas. Sabiendo que vosotros no sois nada si Nuestra Gracia no cae sobre vosotros, y aun así, sabiendo eso, Me di y Me sigo dando por vuestra salvación.

La maldad en este mundo y en el Universo entero ha llegado a niveles altísimos, el Cielo se horroriza de ver a esta generación, porque esta generación cerró la mente, los labios y el corazón a su Dios, y se dio a satanás. Es una generación de pecado, es una generación de horror, de maldad. Por más Bien que se derrama sobre vosotros, el hombre no entiende, no se mueve su corazón a la conversión ni al arrepentimiento, a pesar de que Mis Brazos siguen abiertos en la Cruz para que todas las almas lleguen a Mí.

Mi Dolor no os mueve en lo absoluto, Mi Amor es desperdiciado, Mi Donación ni la tomáis en cuenta ya. Vivís para vosotros mismos, es un egoísmo tan grande el de vosotros. ¡Cuánta maldad veo en vuestros corazones! ¡Cuánto horror veo en vuestras acciones! Os sigo ofreciendo Mi Sangre Preciosa para vuestra purificación y vosotros ni siquiera agradecéis este acto de Amor.

Venid, Mis pequeños. ¡Venid! ¡Arrepentíos! ¡Grito! ¡Imploro a Mi Padre que mueva vuestros corazones!, porque os estáis ganando un castigo terrible. Me sigo ofreciendo a Mi Padre, por manos de Mi Madre Santísima, pero ¡no!, es tiempo de Justicia, dice Mi Padre, es tiempo de que reparéis por vuestros pecados.

Me duele tanto ver vuestro sufrimiento actual y futuro, que bien se hubiera aminorado o cancelado si hubierais vuelto a Mí, si os hubieseis arrepentido de vuestras acciones, de esos pecados tan graves que ahora esta generación comete. Me duele tanto ver cómo hay almas que pasan un día y otro como si nada sucediera a vuestro alrededor, almas que ya no viven vida espiritual, almas secas, almas indolentes, almas que no esperan un futuro, un futuro bello por el cual Me di a todos vosotros.

La Cólera del Padre está ya sobre vosotros. No soporta ver más el dolor que Me causáis; ha soportado infamias, blasfemias de parte vuestra por vuestros pecados. Mi Padre, que es todo Amor, sigue viendo cómo el hombre Me sigue azotando, siguen desgarrando Mis carnes, Me siguen blasfemando, injuriando, y eso no lo soporta ya Su Altísimo Corazón, tiene que ser purificada ya esta generación.

Vosotros, los que estáis Conmigo, os he prometido que os cuidaré, que os protegeré, que seréis purificados para que recibáis el gran regalo por el cual morí por vosotros. Sois pocos, pero Mi Corazón se alegra porque Yo estoy en vuestro corazón, en vuestra vida, en vuestras palabras, en vuestros pensamientos. Ciertamente sois débiles y caéis en el pecado, pero inmediatamente volvéis a Mí, no estáis acostumbrados a vivir en el mal, buscáis vivir en el Bien inmediatamente apenas caéis, y eso es lo que más aprecio de vuestro corazón.

PedidMe, Mis pequeños, lo que queráis para vuestro bien y para los vuestros, porque sé que vuestra petición estará acorde al amor que vivís y que Me dais. AcompañadMe, Mis pequeños, en estos momentos de tribulación, sois Mis apóstoles de este tiempo y, así como Me rodeaban y aprendían Mis Apóstoles de aquel tiempo, ahora vosotros sois esos apóstoles que Me rodean, aprenden de Mí, se gozan con Mi Presencia, con Mis Palabras, con Mis Milagros, con Mi Amor. Sed esas almas de oración que necesito en este tiempo, sed ese apoyo que Mi Humana Vida necesita de parte vuestra.

PedidMe que vuestro amor se inflame, pedidMe que os ayude a entender Mis Misterios de Amor, para que gocéis ConMigo lo que viví para vosotros, pero también para que entendáis Mis Misterios de Dolor, de Donación, para que, al vivirlos, podáis comprenderMe y podáis aminorar esos dolores tan grandes, que Mi Corazón todavía tiene, por el mal que los pecados del mundo Me provocan.

PedidMe que nunca seáis insensibles a la Gracia, que todo lo contrario, crezca en vosotros la sensibilidad del Amor para que podáis entender el gran Amor que Nuestra Santísima Trinidad tenemos hacia vosotros y el gran amor que debéis tener entre hermanos, cuando os he pedido que os améis los unos a los otros.

Vivid, pues, sumergidos en esos Misterios de Amor que he regalado a las almas santas y que, por ello, se santificaron, porque han comprendido lo que es el Amor de vuestro Dios, lo que es el Amor de Mi Donación, y comprenden y agradecen la Redención sobre vosotros.

Os amo, Mis pequeños, no os separéis de Mí. Vienen momentos difíciles para Mí, recordando Mi Pasión, Muerte y Resurrección, porque ésta no se dio, se sigue dando y se seguirá dando hasta el fin del mundo. Que estos días vosotros Me acompañéis, que estéis ConMigo, porque es una realidad: en Mí no hay tiempo, y quiero que entréis en ese tiempo, en ese momento, para que Me acompañéis como Mi Madre que nunca Me dejó. DadMe palabras de aliento, llenadMe con el amor de vuestro corazón en Mis momentos más dolorosos, recordadMe cosas bellas que hayan pasado en vuestra vida y agradecédMelas, Mis pequeños. AyudadMe a olvidar los dolores con los que Me están martirizando los verdugos, los verdugos de satanás.

AgradecedMe, minuto a minuto, segundo a segundo los momentos dolorosos de Mi Pasión y, cuando escuchéis “¡Padre! ¿Por qué me has abandonado?”…Dice J.V.: Aquí siento el gran dolor de Mi Señor y empiezo a llorarabrazadMe, abrazadMe, Mis pequeños, que sienta vuestro amor, que no Me sienta Solo, que sienta Yo que hay almas llenas de amor por Mí, para que no Me sienta Solo. No Me dejéis Solo, lleno de vuestros pecados, dadMe vuestro amor, Mis pequeños, ¡dadMe vuestro amor!

Gracias, Mis pequeños.

Dice J.V.: Aquí siento el gran dolor de Mi Señor y empiezo a llorar