Abr 23_19 Mi Amor, Mi Perdón, Mi Misericordia, siempre son más poderosos y Yo aprovecho cualquier rendijita por la que pueda entrar Mi Misericordia al alma de vosotros, para regresaros a Mí.

Rosario vespertino-Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de Dios Padre a J. V.

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Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Por eso es la Purificación que se os avecina, Mis pequeños, os he dado mucho, Mi Misericordia Infinita se ha derramado grandemente, y no he tenido respuesta satisfactoria de infinidad de almas.

Hijitos Míos, ciertamente, Mi Misericordia nunca terminará, a pesar de que estáis, ya, en tiempo de Justicia. Yo Soy Amor, Mi Misericordia siempre está con vosotros, Yo la derramo sobre aquellos que Me la piden, sobre aquellos que son tocados por Mi Amor, que lo aceptan, se arrepienten y cambian su forma de vida. Mi Misericordia siempre está presente para todas las almas que la quieran tomar y volverse a Mí.

La maldad también está siempre presente, os ataca y, especialmente, ataca a aquellas almas que quieren volverse a Mí. Les pone obstáculos, satanás siempre quiere quedarse con las almas, a las cuales ya ha convencido, de que estén con él pero, Mi Amor, Mi Perdón, Mi Misericordia, siempre son más poderosos y Yo aprovecho cualquier rendijita por la que pueda entrar Mi Misericordia al alma de vosotros, para regresaros a Mí.

Como os dije, el mal también habita en vosotros, porque le habéis dejado entrar, y esa es la eterna lucha que vosotros tenéis en vuestro corazón, en vuestro trato Conmigo y con vuestros hermanos. Lo malo es cuando ya os queréis aprovechar de Mí, vuestro Dios, Me exigís, ni siquiera Me pedís, Me exigís que Yo os dé, porque, ciertamente, Soy vuestro Dios y os protejo, os doy lo que necesitáis, os guío pero, como dije, hay almas que se quieren aprovechar de Mi Amor y Me exigen que les dé lo que vosotros Me pedís, y no os acabáis de dar cuenta que vosotros vinisteis a la Tierra a servirMe, y actuáis de forma diferente, como si los importantes fuerais vosotros y que Yo, fuera vuestro sirviente.

Exactamente, Soy vuestro Padre, Soy vuestro Dios, Soy vuestro Salvador y mandé a Mi Hijo, para que os sirviera, para que muriera por vosotros, para que os alcanzara la Gracia de volver al Reino de los Cielos, si es que había conversión, de corazón, de parte vuestra, Me pedís y Me pedís, aprovechándoos de Mi Benevolencia, de Mi Amor hacia vosotros, pero ahora os quiero hacer una pregunta humana: ¿Cuánto Me habéis dado vosotros, como para merecerMis Bendiciones?

Meditad esto, Mis pequeños, ciertamente, no hay un trueque entre nosotros, Soy vuestro Dios y, como Padre, os he dado la vida para servirMe, pero en el Amor, no tratando de dominaros y obligándoos a servirMe, os he dado el libre albedrío y el servirMe, tiene que salir de lo profundo de vuestro corazón en agradecimiento a Mis Bondades, a Mis Cuidados, a Mi Amor, que continuamente se está derramando sobre vosotros, pero cabe la pregunta que os hice, ¿qué habéis hecho vosotros, como para merecer lo que Yo os doy? Eso lo tenéis que meditar profundamente, Mis pequeños.

Vosotros, como padres de familia, ponéis reglas en vuestro hogar, ciertamente, también os dais por vuestros pequeños y les exigís orden, respeto y reglas que cada quien, en cada familia, ponéis, para que todo vaya bien entre vosotros.

Yo os he puesto, también, Reglas, con los Mandamientos que os he dado y que sabéis que se pueden resumir, solamente, en dos Mandamientos: amarMe a Mí, vuestro Dios, y que os améis todos vosotros con Mi Amor. Pero se os hace muy difícil todo esto, por la maldad que habéis dejado entrar en vuestro corazón.

Os olvidáis de Mí, os olvidáis de atender a todo lo que viene de Mí y es para vuestro bien.

Acaban de pasar, nuevamente, estos días, ahora sí, lo puedo decir así: de Gran Dolor, recordando la Donación de Mi Hijo para el bien vuestro, y digo de Gran Dolor, porque cada vez son menos los que se acercan a Mí, cada vez son menos los que tratan de entender ésta Donación, cada vez son menos los que respetan estos Días Santos, Días, en los cuales debéis reflexionar y os debéis hacer muchísimas preguntas, sobre ¿cómo está vuestra espiritualidad, vuestro amor, vuestra entrega para Conmigo, vuestro Dios? Queréis mucho y no dais, prácticamente nada. Os lo he dicho muchas veces. Queréis ser de esos niños consentidos, que creéis que os merecéis mucho y, a pesar de vuestros berrinches y vuestras groserías, exigís para que se os consienta y no es así, Mis pequeños. Bien sabéis que el niño consentido, el niño berrinchudo, no hace ningún bien, no ayuda, solamente exige y Yo no quiero ese tipo de almas.

Estáis viviendo momentos difíciles, momentos de cambio y Yo no quiero almas berrinchudas, almas que no Me sirvan para la conversión y salvación de vuestros hermanos. Quiero almas que luchen, quiero almas que se donen, como se Donó Mi Hijo por vosotros. Quiero almas que estén Conmigo, que Me pregunten qué pueden hacer para servirMe mejor. Quiero almas que estén íntimamente en contacto en oración Conmigo, para que conozcan bien Mi Voluntad y la lleven a cabo. Quiero almas que conozcan bien su misión y que es la de luchar contra las fuerzas del mal y ganarMe a muchas almas para la conversión y salvación eterna. Quiero almas que sean ejemplo, como Mi Hijo, que vivan de acuerdo a Mi Voluntad y a Mi Amor y que, a pesar de que tenéis a vuestro alrededor los ataques de satanás, que eso no os impida terminar con vuestra misión y prefiráis seguir a satanás, que os pone una vida fácil, que os lleva por el camino fácil pero pecaminoso. Quiero almas que, sabiendo que Me vais a seguir y que vais a luchar, no os importe, porque sabéis que estáis sirviéndoMe, que estáis haciendo Mi Voluntad.

ServirMe, Mis pequeños, conlleva mucha responsabilidad, es atenderMe plenamente, no distraeros con el Mundo, estar Conmigo, vivir para Mí, a pesar de que tenéis, ciertamente, obligaciones en el Mundo, como vuestra familia, vuestros negocios pero, todo, siempre, guiados por la Luz de Mi Santo Espíritu.

Quiero almas que estén dentro de Mi Santísima Trinidad, que se alimenten de Mi Gracia, de Mi Amor, de Mis consejos, que llevan una vida de ejemplo, para que el Mundo sepa que sigo viviendo, Yo, entre los hombres, y que el Amor no se ha terminado entre los hombres.

¡Cuánto amo a esas almas, Mis pequeños!, almas que, realmente, hablan de Mí, viven para Mí, se gozan hablando de Mí, a pesar de que son atacadas por satanás y por las almas que están en el Mundo.

Ciertamente, en estos momentos, esas almas, que para Mí son un deleite verlas y convivir con ellas, sufren, son atacadas, porque no hay un lugar para ellas en este mundo tan materializado y tan pecaminoso como lo está ahora, pero que, en muy poco tiempo, estas almas son las que van a reinar en los Nuevos Tiempos que os daré, cuando la Purificación elimine a todas aquellas almas que no quisieron estar Conmigo, que no Me buscaron, que no se deleitaban al hablar de Mí y, sobre todo, que no se avergonzaban cuando alguien estaba Conmigo.

Bien sabéis, y en las Escrituras os lo digo, que aquellos que se avergüencen de Mí en la Tierra, Yo Me avergonzaré de ellos cuando lleguen al Reino de los Cielos, no entrarán, porque así como Me negaron en la Tierra, Yo los negaré cuando lleguen ante Mi Presencia al final de su existencia.

¡Son tan pocas las almas con las que cuento, plenamente, ahora en la Tierra y en el Universo entero! Ese fue uno de los Grandes Dolores de Mi Hijo, el saber que iba a sufrir tanto, pero que Su Donación, iba a ser infructuosa para una gran cantidad de almas. Esos son Sus Grandes Dolores y también Míos, almas necias, tercas, ciegas a la realidad Divina.

Por eso es la Purificación que se os avecina, Mis pequeños. Os he dado mucho, Mi Misericordia Infinita se ha derramado grandemente, y no he tenido respuesta satisfactoria de infinidad de almas. Me duele decir esto, pero no Me servís para empezar un Nuevo Mundo con vosotras y, como no Me amasteis, ni Me buscasteis ni quisisteis cambiar hacia el bien, no tenéis lugar en el Reino de los Cielos.

Infructuosa fue vuestra vida y no necesito de vosotras, almas contaminadas por el mal. Almas que cerrasteis vuestro corazón a Mi Amor, almas que, a pesar de que os di muchas oportunidades para que cambiarais hacia el Bien, no quisisteis aprovechar lo que Yo os daba, y os lo hacía porque os amo, y no fue una sola vez, las oportunidades que Yo os di, para que cambiarias, para que pudierais, tener, nuevamente, vuestro lugar en el Reino de los Cielos eternamente, fueron muchas oportunidades, y no las quisisteis tomar.

Vosotros mismos habéis forjado vuestro destino eterno, os apartasteis de Mi Amor, lo despreciasteis, y eso quiere decir que no Me necesitáis vosotros, por vuestra soberbia, por vuestra maldad, por vuestro error y vais a tener que pagar por todo ello.

Venid, pues, Mis pequeños, Mis consentidos, porque os llamé y respondisteis, sois las ovejas que han respondido al Llamado del Buen Pastor.

Venid, almas consentidas y gozad de todas Mis Bondades, de todos Mis Regalos y, sobre todo, de Mi Amor Infinito, sois Mías y Yo Soy vuestro Dios, en Mi Santísima Trinidad, que os he cuidado, porque habéis respondido y os consentiré eternamente, porque aceptasteis el Amor de Mi Misericordia y así, ganasteis vuestro lugar de regreso al Reino de los Cielos.

Gracias, Mis pequeños.