Abr 16_19 Lloráis por un monumento, pero no lloráis por lo que representa, y lo que guarda, que es Mi Presencia Divina y el Amor a Mi Hija, la Siempre Virgen María.

MARTES SANTO – Rosario vespertino- Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Dios Padre a J. V.

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Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: ¿Por qué no lloráis todo esto, Mis pequeños? Llorad, porque los tiempos se acercan y no Me tenéis a Mí en vuestro corazón, vuestra alma no está en el mejor estado para presentarse ante Mí, al final de vuestra existencia.

Hijitos Míos, ciertamente, Me duele la destrucción de estas obras de arte, en donde Yo, a través de Mi Santo Espíritu, le di al hombre la capacidad de construir estas bellezas para alabar Mi Presencia en el Santísimo Sacramento. Me duele, pero más Me duele cuando el hombre ha perdido Mi Presencia en su corazón.

Sabéis perfectamente, que lo exterior en vosotros, lo que es vuestro cuerpo y también el exterior de las Iglesias que protegen Mi Presencia, pueden ser destruidas, pero Mi Esencia Divina, que es Mi Presencia en vosotros, es lo que debe permanecer.

Mi Amor, Mis Enseñanzas, Mi Vida, lo que Yo os he compartido, a través de Mi Hijo y lo que tenéis en el Antiguo Testamento, que Yo le dicté al hombre, está en vuestro interior y, eso es lo que debe mantenerse. No llorar el exterior, sino llorar vuestro interior.

Pero, ¿cuántos de vosotros, realmente, lloráis el interior del hombre? Estáis viendo la destrucción espiritual en una gran parte de la humanidad y ¿quién llora ese dolor que Me causáis? Lloráis por ésta destrucción, de ésta construcción maravillosa, creada para honraMe y honrar a Mi Hija, la Siempre Virgen María, pero ¿cuántos, realmente, Me tenéis en vuestro corazón?, ¿cuántos, realmente, Me vivís y Me transmitís a vuestros hermanos? Eso es más grave, Mis pequeños, la destrucción espiritual que os ha causado satanás a lo largo del tiempo.

Muchos, muchos de vosotros ya no estáis Conmigo, os habéis apartado de Mis Verdades, de Mi Amor. Ya no seguís Mis Leyes, no las respetáis, no os tratáis como verdaderos hermanos, ya no seguís las directrices que Yo os he marcado en el Antiguo Testamento y luego en el Nuevo, a través de Mi Hijo; Mi Hijo llevando Mi Presencia entre vosotros.

Os he pedido amor y ¿qué he recibido de vosotros? Todo lo contrario, odio, maldad, separación; ya no os amáis los unos a los otros, como Nosotros, en Nuestra Santísima Trinidad os amaMos; ya no buscáis por el bien de vuestro hermano, más bien, lo atacáis y hasta le quitáis lo que tiene; ya no le lleváis a crecer espiritualmente, todo lo contrario, lo lleváis a conocer novedades, que os llevan a una separación total, y muchas de ellas, la gran mayoría, novedades creadas por satanás, para separaros de Mí.

¿Por qué no lloráis todo esto, Mis pequeños? Llorad, porque los tiempos se acercan y no Me tenéis a Mí en vuestro corazón, vuestra alma no está en el mejor estado para presentarse ante Mí, al final de vuestra existencia.

Lloráis por un monumento, pero no lloráis por lo que representa, y lo que guarda, que es Mi Presencia Divina y el Amor a Mi Hija, la Siempre Virgen María. No lloráis por lo que vale realmente vuestra vida, lloráis por lo superfluo. Muchos de vosotros, estáis a momentos de condenación y no lloráis por el mal que os vais a ganar y por el mal que Me causáis a Mí, al ver vuestra condenación eterna.

Veis cómo vuestros valores están tergiversados, os habéis vuelto materialistas, no estáis buscando la esencia real, que os va a salvar porque, primeramente, debéis vivir con Mi Esencia Divina entre los hombres, que es Mi Amor, y esa Esencia Divina, también, os va a salvar eternamente.

¿Cuánto, realmente, hacéis, por agradarMe, por alabarMe? ¿Cuánto hacéis vosotros, realmente, por ganar el Reino de los Cielos? Llorad eso, Mis pequeños, llorad vuestra separación que lleváis en vuestro corazón, porque Yo no estoy en vuestro corazón; y llorad ahora y procurad darle a vuestra alma, esa vida espiritual que necesita, que vuestras lágrimas de ahora, os lleven a reparar por vuestros pecados, a vivir en estado de Gracia, para que podáis vivir Conmigo eternamente, porque si morís en el estado en el que estáis ahora, sí, ciertamente lloraréis eternamente pero en el Infierno.

Son Palabras fuertes, Mis pequeños, pero son realidades espirituales que os he anunciado por mucho tiempo, que existen, pero no le queréis hacer caso a esta realidad espiritual, que vuestra alma tiene que padecer. No le estáis dando alimento real a vuestra alma, no la estáis preparando para que pueda regresar a Mí eternamente.

Llorad por vuestra negligencia, llorad vuestros errores, llorad porque no estáis Conmigo, pero, llorad fuerte, Mis pequeños, ¡ahora!, y volved a Mí, para que de vuestro llanto nazca vuestro arrepentimiento y la entrada al Infierno no se dé, además, de que sería bueno para vuestra salvación. Que vuestras lágrimas ahora, os ayuden a alcanzar la vida eterna, cambiando de vida, volviéndoos hacia Mí, y viviendo el Verdadero Amor que debéis vivir, que es unidos a Mí perfectamente.

Gracias, Mis pequeños.