Dic 05_05 Os quiero remarcar esto, cuando caéis, es porque contáis con vuestras fuerzas.

Rosario.

Temas:

  • Tened cuidado, estáis en los tiempos anunciados. Orad, no os separéis de los Sacramentos, vivid unidos a Mí.
  • El ser otros Cristos tiene que ser el trato santo hacia vuestros hermanos, es atraer el Cielo a la Tierra.
  • ¡Pobre hombre, que vas a la destrucción eterna, al dolor eterno, a la muerte que sufrirás y llorarás!
  • No despreciéis ni hagáis a un lado las oportunidades que se os dan para vivir en ésa acción de vida con los conocimientos que se os han dado, puestos ya en práctica.
  • Todos vuestros actos quedarán marcados en ésa alma que tenéis y que todos los seres en el Cielo notarán.

 

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

Primer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Tened cuidado, estáis en los tiempos anunciados. Orad, no os separéis de los Sacramentos, vivid unidos a Mí.
Hijitos Míos, la devoción  y el cuidado que ponéis al hacer todas vuestras obras y ofrecerlas a Mí, vuestro Dios, es lo que os va santificando, porque os va uniendo a Mí.
Camináis Conmigo, habláis Conmigo, pensáis Conmigo y ésa es la misión del  hombre sobre la Tierra, hacerse uno Conmigo, no vivís para vosotros mismos, vivís para vuestro Dios, vivís para servirMe, Yo os sirvo porque Me servís a Mí, vuestro Dios.

Caminamos como amigos, uno ayudando al otro. Cuando caéis, Yo os levanto, cuando Yo necesito algo, os lo pido y Me ayudáis y así, vuestra vida, es una Conmigo. Veis por Mis intenciones y al cubrir Mis intenciones, vuestra vida se va arreglando y arregláis la de vuestros hermanos, arregláis al mundo entero, componéis lo que está descompuesto, santificáis lo que es pecaminoso.

Mis pequeños, se os ha pedido desde las Escrituras, ser otro Cristo, pero no lo entendéis porque os distraéis continuamente. Retomad vuestra vida, llevadla a Mi paso, según Mis necesidades, según Mis deseos. No os separéis, Mis pequeños, Yo estoy con vosotros todo el tiempo, día y noche, minuto a minuto, segundo a segundo y eso es lo que Yo deseo de vosotros: la unidad. Cuando estáis Conmigo, no caéis, al momento que os separáis y contáis solamente con vuestras fuerzas, es cuando caéis. Os quiero remarcar esto, cuando caéis, es porque contáis con vuestras fuerzas y es peor aún cuando queréis contar con las fuerzas del enemigo, porque hay muchos de vosotros, Mis pequeños, que os separáis de Mí, no confiáis en Mí y buscáis por otro lado quien os ayude y acudís a las fuerzas del mal y así no solamente caeréis, sino caeréis estrepitosamente y os haréis mucho daño cuando os apoyáis en las fuerzas del mal, a través de la magia, hechiceros, satanismo, brujería.

Mis pequeños, os anuncio todo esto nuevamente, porque desde las  Escrituras ya estaba anunciado, os prevengo, porque vuestra caída no solamente puede ser precipitada y dolorosa, sino puede ser mortal y eterna. Cuidáos de los engaños del enemigo, que cada día se van a hacer más fuertes y os llevará a que confiéis en lo que él os promete, porque cuando acudís a él, él os hace una vida fácil, llevadera, gozosa según él, porque os lleva al pecado y os hace sentir que éste pecado no os estará dañando. Ciertamente, cuando venís a Mí, debéis luchar contra una oleada de maldad que está junto a vosotros y vosotros, por no querer luchar contra ella, preferís a una vida fácil y regalada. Por eso la puerta para los que vienen a Mí, es estrecha y los que acuden al mal y a sus facilidades, la puerta es ancha, pero destructiva.

Tened cuidado, Mis pequeños, tened cuidado, estáis en los tiempos anunciados. Orad, no os separéis de los Sacramentos, vivid unidos a Mí y así aseguraréis vuestra vida eterna.
Os amo y os Bendigo.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: El ser otros Cristos tiene que ser el trato santo hacia vuestros hermanos, es atraer el Cielo a la Tierra.
Hijitos Míos, sed delicados en el trato con vuestros hermanos. Yo, Jesucristo, Dios Encarnado, al mostrar el Amor del Cielo aquí en la Tierra, Me mostré como Soy y como se debe vivir.

Esa delicadeza de trato hacia los demás, ése amor hacia los demás, ése respeto hacia los demás, es lo que debéis tomar de Mí y seguirlo. El ser otros Cristos tiene que ser el trato santo hacia vuestros hermanos, es atraer el Cielo a la Tierra. Yo, os vine a traer primeramente ésas primicias del Cielo a la Tierra, os las vine a mostrar, os vine a enseñar el pensamiento que se vive en el  Cielo aquí en la Tierra, el Pensamiento Divino, para que vosotros lo tomarais como ejemplo de vuestro Dios Encarnado y así, al irlo transmitiendo a vuestros hermanos junto con Mis enseñanzas, unierais definitivamente el Cielo con la Tierra, para que Yo pudiera vivir nuevamente entre los hombres al haber sido transformados por Mis enseñanzas y por Mi Amor.

No os podéis decir “hijos de Dios” ó ser llamados “hermanos de Cristo”, si no vivís en ésa delicadeza de trato, en ése estado de Gracia, en ésa vida íntima Conmigo. Si no lo vivís, Mis pequeños, no sois verdaderos hijos de Dios. Cuidad pues, vuestros actos, vuestras palabras y vuestro pensamiento cuando os comuniquéis con vuestros hermanos.

Unid ya, pues, el Cielo con la Tierra, a través de ésa vida íntima, hecha vida exterior, que debéis llevar a vuestros hermanos. Si vivís en lo íntimo Conmigo, va a ser fácil vivir con vuestros hermanos y transmitirles lo que Yo os enseño en la intimidad.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre:¡Pobre hombre, que vas a la destrucción eterna, al dolor eterno, a la muerte que sufrirás y llorarás!
El Amor de todo un Dios se mostró a los hombres. El Amor de Dios bajó a la Tierra, todo lo anunciado en el Antiguo Testamento, por fin se daba entre los hombres y los hombres no lo aceptaron.

Mis pequeños, ¡cuánta maldad en el corazón del hombre! Buscaban las cosas del mundo y vino el Hijo del Hombre a darles Luz en las tinieblas que vivían. ¡Cuánta maldad del hombre!, que a pesar de la Luz que se les daba, apagaron ésa Luz con el Sacrificio del Santo de Dios. ¡Cuánta maldad del hombre!, que a pesar de que la Luz prevaleció y se ha dado alrededor de la Tierra, el hombre ha hecho todo lo posible por apagarla nuevamente, la ha alejado de su vida, ha obscurecido nuevamente su alma y no le permite nacer en su corazón, no le da vida, no le quiere dar vida nuevamente al Salvador.

Nuevamente os pregunto, ¿valió la pena de que Mi Hijo bajara a la Tierra a salvaros?, ¿a abriros la puerta a la Salvación eterna?, ¿a enseñaros lo que no teníais y que todo un Dios Encarnado os estaba enseñando?, ¿valió la pena Su Sufrimiento y Su Sangre derramada por el hombre?

¡Cuánta maldad!, ¡cuánta necedad!, os gusta sufrir, Mis pequeños, no os gusta ser consentidos por el Amor. ¡Cuánta maldad del hombre!, que fácilmente transmite el mal y difícilmente trata de vivir en el bien. ¡Cuánta maldad del hombre!, que quiere vivir en la obscuridad. La nobleza y la bondad, ya no son para él, ya no son para su vida, desprecia todo aquello que lo pueda llevar a la santidad. Ya no quiere saber qué es la santidad, porque la santidad le limita su vida de corrupción, de libertinaje, de maldad.

¡Pobre hombre que te has alejado de tu Dios!, ¡Pobre hombre, que no quiere seguir los Designios del Padre en Su Santísima Trinidad!, ¡Pobre hombre, que vas a la destrucción eterna, al dolor eterno, a la muerte que sufrirás y llorarás!

¡Alegraos Conmigo, Mis pequeños!, porque el Amor nunca muere, porque el Amor resucita aún al más malvado y siempre tendréis esperanza de vida si os acercáis a Mí y Me acercáis almas que viven en el error y en el pecado.

¡Alegros Conmigo!, porque Mi Hijo, el Salvador, nace continuamente en el corazón de muchos de vuestros hermanos gracias a vuestra oración y a vuestra donación.

¡Alegraos Conmigo!, porque el Cielo se alegra cuando vosotros salváis almas para Mí, para vuestro Dios, mediante vuestra vida de ejemplo y de donación.

¡Alegraos Conmigo!, porque Yo, vuestro Dios, estoy pendiente de vosotros, de cada uno de vuestros movimientos, de vuestros actos, de vuestros deseos santos.

Que vuestra vida sea oración y dedicada a salvación de vuestros hermanos.

Orad, gozad, vivid Conmigo y ayudadMe en la salvación de vuestros hermanos.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: No despreciéis ni hagáis a un lado las oportunidades que se os dan para vivir en ésa acción de vida con los conocimientos que se os han dado, puestos ya en práctica.
Hijitos Míos, vuestra vida tiene que ser de lección y de acción. De lección por el estudio de todo lo que Yo os dejé, todas las enseñanzas que se os dieron, todo, todo lo que os da la Iglesia, que es inspiración de Mi Santo Espíritu de Amor, todo lo que podáis aprender a través de la vida de los santos. Todo es lección, todo es entendimiento, todo es estudio, deberéis tomar todo ello para llevarlo a la acción, para que podáis dar lo que ya tenéis en vuestro corazón, porque de nada serviría que os llenarais de éste tesoro grandísimo y que éste tesoro no diera fruto. Vuestro tesoro se aumenta con la acción, porque mientras más dais, más recibís, ésa es una Ley Divina que Yo mantengo y que doy a todos aquellos que están Conmigo y están para servirMe.

No despreciéis ni hagáis a un lado las oportunidades que se os dan para vivir en ésa acción de vida con los conocimientos que se os han dado, puestos ya en práctica.

Gozad, gozad de lo que Yo os doy, porque en Mí, no hay casualidades, Yo voy escogiendo a aquellos que deben llenarse de Mí y tansmitirMe. Debéis dejaros mover por Mí, debéis dejaros moldear por Mí, para que los demás, vuestros hermanos, Me vean a Mí en vosotros y así, por lo que vosotros deis, les sea más fácil aceptarlo, porque deberéis vivir una vida santa, una vida de ejemplo, que eso es lo que les dará seguridad de que Mis Palabras y Mi Vida están en vosotros, porque si no dais ejemplo de ésa vida santa, sois como los fariseos que se sabían las Escrituras, pero no las ponían en práctica.

Aquél que vive Mi Vida, que se fusiona a Mí, goza lo que está haciendo por Mí, por vuestro Dios, goza el regalo que Yo os doy y que sale a través de ellos.

Os invito, Mis pequeños, a que gocéis de las Maravillas de vuestro Dios, al transmitir lo que ya estáis viviendo en vuestro interior. Moved corazones, Mis pequeños, moved vidas, con Mi Presencia en vosotros.
Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Todos vuestros actos quedarán marcados en ésa alma que tenéis y que todos los seres en el Cielo notarán.
Hijitos Míos, cuando en la Tierra ponéis todo vuestro empeño en construir vuestro hogar, lo gozáis en una gran alegría. Primero, vais a comprar el terreno. Buscáis entre muchos compráis aquél en donde veis que haya seguridad, que tenga además una vista hermosa, que veáis la seguridad para que vuestros hijos puedan correr, puedan estar sanos y sin ningún peligro y ya que estáis seguros en el lugar, empezáis a construir, poco a poco los cimientos, los pisos, las paredes, levantáis por fin la obra y al final le vais poniendo las delicadezas, que salen del gusto de cada uno de vosotros, para que, con todos ésos detalles, recordéis durante toda vuestra vida el cariño que pusisteis en construir ésa obra que estaba pensada para perdurar, al menos vuestra vida.

Mis pequeños, que así sea el crecimiento de vuestra alma y el pensamiento de lo que va a ser la eternidad para cada uno de vosotros. Todo lo que hagáis en la Tierra, todos vuestros actos quedarán marcados en ésa alma que tenéis y que todos los seres en el Cielo notarán. Todos los detalles bellos que pusisteis en vuestra vida para ayudar a vuestros hermanos, para servirMe, para ayudarles a alcanzar su salvación, todo quedará marcado en vuestra alma y Yo lo haré notar, ante todos vuestros hermanos eternamente.
Tened cuidado de los cimientos que ponéis en vuestra alma, porque de acuerdo a ésos cimientos, la estructura será débil ó será fuerte, y ayudadles a vuestros hijos a que sus cimientos sean fuertes para que puedan soportar un gran edificio, de toda una vida, de toda la eternidad.
Gracias, Mis pequeños.

Rosario.

Temas:

  • Tened cuidado, estáis en los tiempos anunciados. Orad, no os separéis de los Sacramentos, vivid unidos a Mí.
  • El ser otros Cristos tiene que ser el trato santo hacia vuestros hermanos, es atraer el Cielo a la Tierra.
  • ¡Pobre hombre, que vas a la destrucción eterna, al dolor eterno, a la muerte que sufrirás y llorarás!
  • No despreciéis ni hagáis a un lado las oportunidades que se os dan para vivir en ésa acción de vida con los conocimientos que se os han dado, puestos ya en práctica.
  • Todos vuestros actos quedarán marcados en ésa alma que tenéis y que todos los seres en el Cielo notarán.

 

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

Primer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Tened cuidado, estáis en los tiempos anunciados. Orad, no os separéis de los Sacramentos, vivid unidos a Mí.
Hijitos Míos, la devoción  y el cuidado que ponéis al hacer todas vuestras obras y ofrecerlas a Mí, vuestro Dios, es lo que os va santificando, porque os va uniendo a Mí.
Camináis Conmigo, habláis Conmigo, pensáis Conmigo y ésa es la misión del  hombre sobre la Tierra, hacerse uno Conmigo, no vivís para vosotros mismos, vivís para vuestro Dios, vivís para servirMe, Yo os sirvo porque Me servís a Mí, vuestro Dios.

Caminamos como amigos, uno ayudando al otro. Cuando caéis, Yo os levanto, cuando Yo necesito algo, os lo pido y Me ayudáis y así, vuestra vida, es una Conmigo. Veis por Mis intenciones y al cubrir Mis intenciones, vuestra vida se va arreglando y arregláis la de vuestros hermanos, arregláis al mundo entero, componéis lo que está descompuesto, santificáis lo que es pecaminoso.

Mis pequeños, se os ha pedido desde las Escrituras, ser otro Cristo, pero no lo entendéis porque os distraéis continuamente. Retomad vuestra vida, llevadla a Mi paso, según Mis necesidades, según Mis deseos. No os separéis, Mis pequeños, Yo estoy con vosotros todo el tiempo, día y noche, minuto a minuto, segundo a segundo y eso es lo que Yo deseo de vosotros: la unidad. Cuando estáis Conmigo, no caéis, al momento que os separáis y contáis solamente con vuestras fuerzas, es cuando caéis. Os quiero remarcar esto, cuando caéis, es porque contáis con vuestras fuerzas y es peor aún cuando queréis contar con las fuerzas del enemigo, porque hay muchos de vosotros, Mis pequeños, que os separáis de Mí, no confiáis en Mí y buscáis por otro lado quien os ayude y acudís a las fuerzas del mal y así no solamente caeréis, sino caeréis estrepitosamente y os haréis mucho daño cuando os apoyáis en las fuerzas del mal, a través de la magia, hechiceros, satanismo, brujería.

Mis pequeños, os anuncio todo esto nuevamente, porque desde las  Escrituras ya estaba anunciado, os prevengo, porque vuestra caída no solamente puede ser precipitada y dolorosa, sino puede ser mortal y eterna. Cuidáos de los engaños del enemigo, que cada día se van a hacer más fuertes y os llevará a que confiéis en lo que él os promete, porque cuando acudís a él, él os hace una vida fácil, llevadera, gozosa según él, porque os lleva al pecado y os hace sentir que éste pecado no os estará dañando. Ciertamente, cuando venís a Mí, debéis luchar contra una oleada de maldad que está junto a vosotros y vosotros, por no querer luchar contra ella, preferís a una vida fácil y regalada. Por eso la puerta para los que vienen a Mí, es estrecha y los que acuden al mal y a sus facilidades, la puerta es ancha, pero destructiva.

Tened cuidado, Mis pequeños, tened cuidado, estáis en los tiempos anunciados. Orad, no os separéis de los Sacramentos, vivid unidos a Mí y así aseguraréis vuestra vida eterna.
Os amo y os Bendigo.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: El ser otros Cristos tiene que ser el trato santo hacia vuestros hermanos, es atraer el Cielo a la Tierra.
Hijitos Míos, sed delicados en el trato con vuestros hermanos. Yo, Jesucristo, Dios Encarnado, al mostrar el Amor del Cielo aquí en la Tierra, Me mostré como Soy y como se debe vivir.

Esa delicadeza de trato hacia los demás, ése amor hacia los demás, ése respeto hacia los demás, es lo que debéis tomar de Mí y seguirlo. El ser otros Cristos tiene que ser el trato santo hacia vuestros hermanos, es atraer el Cielo a la Tierra. Yo, os vine a traer primeramente ésas primicias del Cielo a la Tierra, os las vine a mostrar, os vine a enseñar el pensamiento que se vive en el  Cielo aquí en la Tierra, el Pensamiento Divino, para que vosotros lo tomarais como ejemplo de vuestro Dios Encarnado y así, al irlo transmitiendo a vuestros hermanos junto con Mis enseñanzas, unierais definitivamente el Cielo con la Tierra, para que Yo pudiera vivir nuevamente entre los hombres al haber sido transformados por Mis enseñanzas y por Mi Amor.

No os podéis decir “hijos de Dios” ó ser llamados “hermanos de Cristo”, si no vivís en ésa delicadeza de trato, en ése estado de Gracia, en ésa vida íntima Conmigo. Si no lo vivís, Mis pequeños, no sois verdaderos hijos de Dios. Cuidad pues, vuestros actos, vuestras palabras y vuestro pensamiento cuando os comuniquéis con vuestros hermanos.

Unid ya, pues, el Cielo con la Tierra, a través de ésa vida íntima, hecha vida exterior, que debéis llevar a vuestros hermanos. Si vivís en lo íntimo Conmigo, va a ser fácil vivir con vuestros hermanos y transmitirles lo que Yo os enseño en la intimidad.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre:¡Pobre hombre, que vas a la destrucción eterna, al dolor eterno, a la muerte que sufrirás y llorarás!
El Amor de todo un Dios se mostró a los hombres. El Amor de Dios bajó a la Tierra, todo lo anunciado en el Antiguo Testamento, por fin se daba entre los hombres y los hombres no lo aceptaron.

Mis pequeños, ¡cuánta maldad en el corazón del hombre! Buscaban las cosas del mundo y vino el Hijo del Hombre a darles Luz en las tinieblas que vivían. ¡Cuánta maldad del hombre!, que a pesar de la Luz que se les daba, apagaron ésa Luz con el Sacrificio del Santo de Dios. ¡Cuánta maldad del hombre!, que a pesar de que la Luz prevaleció y se ha dado alrededor de la Tierra, el hombre ha hecho todo lo posible por apagarla nuevamente, la ha alejado de su vida, ha obscurecido nuevamente su alma y no le permite nacer en su corazón, no le da vida, no le quiere dar vida nuevamente al Salvador.

Nuevamente os pregunto, ¿valió la pena de que Mi Hijo bajara a la Tierra a salvaros?, ¿a abriros la puerta a la Salvación eterna?, ¿a enseñaros lo que no teníais y que todo un Dios Encarnado os estaba enseñando?, ¿valió la pena Su Sufrimiento y Su Sangre derramada por el hombre?

¡Cuánta maldad!, ¡cuánta necedad!, os gusta sufrir, Mis pequeños, no os gusta ser consentidos por el Amor. ¡Cuánta maldad del hombre!, que fácilmente transmite el mal y difícilmente trata de vivir en el bien. ¡Cuánta maldad del hombre!, que quiere vivir en la obscuridad. La nobleza y la bondad, ya no son para él, ya no son para su vida, desprecia todo aquello que lo pueda llevar a la santidad. Ya no quiere saber qué es la santidad, porque la santidad le limita su vida de corrupción, de libertinaje, de maldad.

¡Pobre hombre que te has alejado de tu Dios!, ¡Pobre hombre, que no quiere seguir los Designios del Padre en Su Santísima Trinidad!, ¡Pobre hombre, que vas a la destrucción eterna, al dolor eterno, a la muerte que sufrirás y llorarás!

¡Alegraos Conmigo, Mis pequeños!, porque el Amor nunca muere, porque el Amor resucita aún al más malvado y siempre tendréis esperanza de vida si os acercáis a Mí y Me acercáis almas que viven en el error y en el pecado.

¡Alegros Conmigo!, porque Mi Hijo, el Salvador, nace continuamente en el corazón de muchos de vuestros hermanos gracias a vuestra oración y a vuestra donación.

¡Alegraos Conmigo!, porque el Cielo se alegra cuando vosotros salváis almas para Mí, para vuestro Dios, mediante vuestra vida de ejemplo y de donación.

¡Alegraos Conmigo!, porque Yo, vuestro Dios, estoy pendiente de vosotros, de cada uno de vuestros movimientos, de vuestros actos, de vuestros deseos santos.

Que vuestra vida sea oración y dedicada a salvación de vuestros hermanos.

Orad, gozad, vivid Conmigo y ayudadMe en la salvación de vuestros hermanos.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: No despreciéis ni hagáis a un lado las oportunidades que se os dan para vivir en ésa acción de vida con los conocimientos que se os han dado, puestos ya en práctica.
Hijitos Míos, vuestra vida tiene que ser de lección y de acción. De lección por el estudio de todo lo que Yo os dejé, todas las enseñanzas que se os dieron, todo, todo lo que os da la Iglesia, que es inspiración de Mi Santo Espíritu de Amor, todo lo que podáis aprender a través de la vida de los santos. Todo es lección, todo es entendimiento, todo es estudio, deberéis tomar todo ello para llevarlo a la acción, para que podáis dar lo que ya tenéis en vuestro corazón, porque de nada serviría que os llenarais de éste tesoro grandísimo y que éste tesoro no diera fruto. Vuestro tesoro se aumenta con la acción, porque mientras más dais, más recibís, ésa es una Ley Divina que Yo mantengo y que doy a todos aquellos que están Conmigo y están para servirMe.

No despreciéis ni hagáis a un lado las oportunidades que se os dan para vivir en ésa acción de vida con los conocimientos que se os han dado, puestos ya en práctica.

Gozad, gozad de lo que Yo os doy, porque en Mí, no hay casualidades, Yo voy escogiendo a aquellos que deben llenarse de Mí y tansmitirMe. Debéis dejaros mover por Mí, debéis dejaros moldear por Mí, para que los demás, vuestros hermanos, Me vean a Mí en vosotros y así, por lo que vosotros deis, les sea más fácil aceptarlo, porque deberéis vivir una vida santa, una vida de ejemplo, que eso es lo que les dará seguridad de que Mis Palabras y Mi Vida están en vosotros, porque si no dais ejemplo de ésa vida santa, sois como los fariseos que se sabían las Escrituras, pero no las ponían en práctica.

Aquél que vive Mi Vida, que se fusiona a Mí, goza lo que está haciendo por Mí, por vuestro Dios, goza el regalo que Yo os doy y que sale a través de ellos.

Os invito, Mis pequeños, a que gocéis de las Maravillas de vuestro Dios, al transmitir lo que ya estáis viviendo en vuestro interior. Moved corazones, Mis pequeños, moved vidas, con Mi Presencia en vosotros.
Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Todos vuestros actos quedarán marcados en ésa alma que tenéis y que todos los seres en el Cielo notarán.
Hijitos Míos, cuando en la Tierra ponéis todo vuestro empeño en construir vuestro hogar, lo gozáis en una gran alegría. Primero, vais a comprar el terreno. Buscáis entre muchos compráis aquél en donde veis que haya seguridad, que tenga además una vista hermosa, que veáis la seguridad para que vuestros hijos puedan correr, puedan estar sanos y sin ningún peligro y ya que estáis seguros en el lugar, empezáis a construir, poco a poco los cimientos, los pisos, las paredes, levantáis por fin la obra y al final le vais poniendo las delicadezas, que salen del gusto de cada uno de vosotros, para que, con todos ésos detalles, recordéis durante toda vuestra vida el cariño que pusisteis en construir ésa obra que estaba pensada para perdurar, al menos vuestra vida.

Mis pequeños, que así sea el crecimiento de vuestra alma y el pensamiento de lo que va a ser la eternidad para cada uno de vosotros. Todo lo que hagáis en la Tierra, todos vuestros actos quedarán marcados en ésa alma que tenéis y que todos los seres en el Cielo notarán. Todos los detalles bellos que pusisteis en vuestra vida para ayudar a vuestros hermanos, para servirMe, para ayudarles a alcanzar su salvación, todo quedará marcado en vuestra alma y Yo lo haré notar, ante todos vuestros hermanos eternamente.
Tened cuidado de los cimientos que ponéis en vuestra alma, porque de acuerdo a ésos cimientos, la estructura será débil ó será fuerte, y ayudadles a vuestros hijos a que sus cimientos sean fuertes para que puedan soportar un gran edificio, de toda una vida, de toda la eternidad.
Gracias, Mis pequeños.