Ago 01_98 La Felicidad.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J.V.

 

Hijitos Míos, hoy os quiero hablar sobre la Felicidad.
Esta es una Gracia que debéis pedir a menudo, tanto para vosotros mismos como para vuestros hermanos. La Felicidad es un don de Mí Corazón para con aquellos que se han donado a Mí Voluntad. La Felicidad llena a las almas dadivosas de amor. La Felicidad es el emblema de todos aquellos que siguen Mís Caminos. La Felicidad la produce la plenitud en Mí Amor. La máxima Felicidad la alcanzaréis cuando os encontréis en Mí Reino, pero ya desde ahora podéis gozar de ella en cierto grado.

Los que son Míos, no tienen días buenos ni días malos, porque TODO lo saben ofrecer y lo saben compartir con Mí Corazón y aceptan Mí Voluntad y Mí Providencia en sus vidas y al así aceptarlo, sus vidas transcurren felices, puesto que saben que el actuar así produce Mí Felicidad. Realmente, lo que debéis de buscar afanosamente es el hacerMe felíz a Mí, Vuestro Padre.

Yo os he dado todo, os he colmado de bienes espirituales y materiales y os he dado todo lo necesario para ser felices, aún a pesar del Mundo que os rodea. El que es Mío se desenvuelve libremente y camina libremente aún entre las tinieblas actuales que cubren al Mundo, porque ellos llevan Mí Luz, llevan Mí Amor, llevan Mí Felicidad por el hecho de saber que están a Mí Servicio Divino. Si vosotros aceptárais vuestras vidas, vuestras relaciones con vuestros hermanos se harían más provechosas, puesto que Me transmitiríais a Mí a ellos y al así hacerlo, estaríais cumpliendo con vuestra principal función de estar sobre la Tierra, que es la de llevar Mí Amor a los demás y salvarMe almas con vuestra voluntad puesta a Mí Servicio. Al tomar Yo vuestra voluntad, la uno a la Vida de Mí Hijo y alcanzo grandes Gracias para vuestro recreo espiritual y para vuestra salvación.

La Felicidad era el distintivo de los primeros seguidores de Mí Hijo. La gente a su alrededor los reconocía por ése don. La gente de éste tiempo debiera, también, de tener éste distintivo para que os reconocieran a pesar de vuestro mundo convulso y falso.

La Felicidad Santa sólo la llevan aquellos que Mé miran en todas sus obras, Me ven en todos los acontecimientos de sus vidas y gozan el hacerlo.

Hijitos Míos, pídanMe ésa Felicidad Santa para que Me puedan reconocer en vosotros y así déis presencia viva de Mí Vida en vosotros.

No temáis a los acontecimientos que os acechan, Yo Vuestro Padre, con todo Mí Poder y Providencia os estoy protegiendo y estoy guiando por el buen camino. Vosotros lo sabéis, que el camino para llegar a Mí Reino es escabroso y angosto, pero también sabéis que la Felicidad Eterna que os tengo preparada, no tiene comparación con nada de lo que actualmente vosotros conocéis. Mí Omnipotencia lo es también para daros el regalo eterno. Vale la pena una y mil veces transitar el camino difícil, pero seguro de Mí Vida, para que alcancéis para vosotros y para vuestros hermanos la Salvación Eterna en el Amor.

No despreciéis el dolor que os aqueje en vuestras vidas y acéptenlo con prontitud y felicidad, puesto que Yo lo permito y velo por vuestras vidas y por todo lo que os He puesto alrededor, incluyendo vuestras familias.

La felicidad máxima en vuestro ser, debe ser el de procurarMe felicidad a Mí, Vuestro Dios, a través de vuestras vidas y vuestras acciones con vuestros semejantes, donados con un infinito amor.

Vivid el estado de Gracia que os he regalado a través del Sacramento de la Penitencia y coronen ésta felicidad de pureza en vuestra alma, con Mí Presencia Real y Santísima, de la Sagrada Eucaristía. Reparad en éstos bienes inmensos que os he regalado para que empecéis a vivir en la Tierra la Felicidad que os he creado para resto de vuestras vidas espirituales.

Compartid y ayudad a vuestros semejantes a alcanzar la felicidad, Mí Felicidad. Mi redil se ensanchará y Yo os bendeciré con grandes regalos de Mí Corazón. Os amo y bendigo en Mí Santo Nombre, en el de Mí Hijo Jesucristo y en el del Autor de Todas las Gracias, el Santo Espíritu de Amor. Acudid a Vuestra Madre Celestial y a Su Santísimo Esposo, San José, quienes tuvieron la Felicidad Extrema de recibir y cuidar a Mí Hijo sobre la Tierra. Os amo a todos, os amo, hijitos Míos.