Jul 17_98 Las Bendiciones del Cielo.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J. V.,

 

Hoy os voy a instruir sobre las bendiciones del Cielo. Vosotros conocéis, en parte, las bendiciones que Yo, Vuestro Padre, os concedo a diario, pero la mayoría de vosotros no las agradecéis, en parte por no conocerlas y en parte por no ser, normalmente agradecidos con Vuestro Padre.

Ya os lo he dicho anteriormente, Yo Soy un Padre Providente, pero al hablar de ello, la mayoría de vosotros sólo pensáis en lo material y poco en lo espiritual. Recordad que es vuestra alma la que más Me importa, puesto que ella es la que va a trascender y debe regresar a Mí, Vuestro Creador.

Las bendiciones que Yo derramo al Cielo, al Purgatorio y a TODA la humanidad son numerosísimas, tanto para vuestro cuerpo como para vuestra alma. Muchas de ellas las conseguís por medio de vuestra Fé, al soltaros libremente a Mí Voluntad y como ejemplo os puedo decir que de Mí obtenéis vuestro trabajo, vuestro alimento, las necesidades propias de para vuestro cuerpo y para vuestra familia y sobretodo, las que salen fuera de vosotras humana capacidad de resolver. Desgraciadamente, la mayoría de vosotros estáis tan cerrados a la acción de Mí Gracia y al conocimiento del Amor tan grande que Yo os doy, que se lo achacáis a la casualidad o a vuestras humanas capacidades y no a Mí, que constantemente velo por vuestras necesidades. Estas bendiciones para el desarrollo y vida de vuestro cuerpo, son algunas de Mis Bendiciones.

Otro tipo de bendiciones es el cuidado que Yo os doy como protección a vuestra persona en los accidentes que Mí enemigo y el vuestro, os pone en vuestro camino para dañaros tanto en vuestro cuerpo como en vuestra alma. La gran mayoría de vosotros, por lo menos, alguna vez habréis ya sentido y constatado ésta bendición de protección Mía hacia vosotros. Desde muy temprana edad os voy cuidando, Yo Vuestro Dios, personalmente y a través de vuestros ángeles guardianes, ellos son un regalo de Mí Providencia para con vosotros.

Ellos os cuidan, también, en cuerpo y alma y os guían y aconsejan para vuestro retorno triunfal al fin de vuestra misión sobre la Tierra. Aquí véis otra de Mís bendiciones para cono vosotros. Otro tipo de bendiciones es el de guairos durante vuestra estancia en la Tierra a tener las amistades buenas que tenéis. Yo os bendigo a través del consejo y la protección de vuestro prójimo, al que Yo muevo, muchas veces a haceros el bien. ¿Cuántas veces no os habéis reconfortado por un buen consejo o ayuda material de un amigo o quizás de un desconocido que llegó “de repente”, cuando más lo necesitábais? Nuevamente lo achacáis a la casualidad, ya os he dicho que la “casualidad” no está en Mí Vocabulario, Providencia Divina y Amor, son los que sí existen en Mí vocabulario.

Otro tipo de bendición es “simplemente” vuestra vida, el don de la vida que os concedí. Es una de las más grandes bendiciones que tenéis, puesto que gracias a ella, Me estáis sirviendo a Mí, ¡Vuestro Dios y Creador! No os dáis una completa cuenta de tan gran favor ha sido el daros la vida. COmo antes os expliqué, vosotros sóis los que libremente Me pedís el don de la vida para venir a la Tierra a servirMe, a ayudar a  Mí Hijo en la Redención de todas las almas, venís a la Tierra a llevarle a todos vuestros semejantes Mí mayor regalo, Mí Esencia Divina. Mí Tesoro Celestial y éste es, el Amor de Vuestro Dios. Hijitos Míos, ¿no os dáis cuenta de tan sublime misión? ¿No os dáis cuenta de ésta bendición tan grande que os he otorgado? Fuísteis escogidos entre millones y millones de almas que pidieron servirMe y fue a vosotros a los que permití y dí el don de la vida para el momento en el cuál estáis viviendo, porque en vosotros puse Mís Esperanzas para lograr la salvación de las almas y para difundir Mí Amor a todas las Naciones. ¡Qué honor más grande tenéis en el de servir y amar a vuestro Dios y Señor! Esta es una de las más grandes bendiciones que os he otorgado.

Otra de las más grandes bendiciones es la de haberos enviado a Mí Hijo Jesucristo a la Redención del género humano la cuál abarca todos los tiempos y junto con ésta bendición otra grandísima, el de la Renovación día a día de Su Sacrificio Santo y el dejaros Su Cuerpo y Su Sangre que se os dá como alimento espiritual. Este Sacrificio Santo, que es la Santa Misa, se ofrece durante todas las horas del día y de cada día, en todas las naciones de la Tierra.

Cada Misa es ya, en sí, creador y dispensadora de multitud de Gracias y Bendiciones llegan a los tres estratos de Mí Vida Creadora, Cielo, Purgatorio y Tierra. Todos vosotros, estéis en dónde estéis, pertenezcáis a lo que pertenezcáis, seáis lo que seáis, estáis recibiendo éstas bendiciones, día y noche, por cada Misa que se celebra alrededor del Mundo en cada una de sus 24 horas. Os quiero decir, que os déis cuenta o no, estáis siendo protegidos día y Niche por las bendiciones TAN grandes que se desprenden de cada Misa. Ya os lo dije antes, solamente cuando lleguéis a Mí Gloria, os daréis plena cuenta del valor tan inmenso que tiene una Misa bien oída.

Otro tipo de bendiciones que tenéis, son las oraciones que contínuamente se rezan en el Cielo y en el Purgatorio por todos vosotros, los que habitáis en la Tierra. Un alma, cuando regresa a Mí, no se queda estática y se dedica a “gozar sin hacer nada”. Al contrario, su gozo es ahora más dinámico en la obra de salvación ya que al estar ahora fuera de la Tierra, se dá plenamente cuenta como debió haberse aprovechado el tiempo sobre la Tierra y ya no va a ser a través de su Fé ni de su cruz de cada día como de aquí en adelante servirá a la salvación de sus hermanos.

El dolor, ya sea moral, físico o espiritual tiene un valor inmenso para la salvación de las almas y aunque lo consideráis muchas veces como un mal, en realidad es otra de Mís grandes bendiciones. Los grandes santos lo comprendieron bien, lo aceptaron y lo amaron, porque supieron que con el se hacían UNO con Mí Hijo, y el ser Uno con Él es ser Uno Conmigo, Vuestro Dios, o acaso ¿no se os hace suficiente honor ser Uno con vuestro Dios, con Vuestro Creador, con el que tiene todo el Poder y toda la Gloria? ¿Con el que se dió por vosotros para permitiros vivir en el Cuelo, Mí Casa, por toda la Eternidad? No rechacéis el dolor, sea cuál fuere, ofrecédlo con Amor unido al de Mí Hijo, en la Redención de vuestros semejantes.

Hijitos Míos, son tantas y tantas las bendiciones que os concedo a diario y que ahora ya conocéis algunas de ellas, sabed que todas os las concedo por Mí grandísimo amor hacia vosotros, recibídlas como un regalo Real con todo vuestro corazón. Recordad que entre más déis de vosotros mismos y más agradecimientos tengáis hacía Mí, más gracias y bendiciones os concederé.

Aprended a agradecerMe a diario por todas las bendiciones que recibís, tanto por las que os distéis cuenta, como de las que no os dísteis cuenta pero que recibisteis de Mí Amor hacia vosotros.

Os amo entrañablemente y os espero amorosamente a vuestro regreso a Mí Reino. Los quiero de regreso a todos los que ahora vivís y los que vivirán en lo futuro en todo el orbe. ¡AyudádMe en la salvación de vuestros hermanos, ayudádMe, por favor!

Yo os bendigo en Mí Santo Nombre, en el de Mí Hijo Jesucristo y en el del Espíritu Santo de Mí Amor.