Jul 15_98 La Sencillez Espiritual.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J. V.,

 

Hoy, hijitos Míos, os voy a hablar de la sencillez espiritual. Esta virtud es muy loable a Mí, Vuestro Dios. Esta es propiedad de todos los santos y es una virtud que todos debierais tratar de alcanzar. Mi Hija, la Siempre Vírgen María es la maestra en ella. La sencillez espiritual es una virtud derivada de la humildad, es un secreto entre el alma que la poseé, con su Dios que se la ha concedido. Es un encuentro de alma a alma, es el regalo íntimo del corazón de la creatura para con Su Dios. Es el coloquio íntimo y bello de la creatura y Su Dios.

La sencillez espiritual está en Mis pequeños grandes escogidos, es el recreo de Mí Presencia en ellos. Es Mí Paraíso Terrenal en esas almas. Nada muestran al exterior, se reservan éste regalo sólo para con Su Creador. El alma que la poseé vive éxtasis de amor con Su Dios y Señor. Es la intimidad de amor que tanto deseo de vosotros.

Mí Hijo Jesucristo os lo dijo: “Sed sencillos como los niños”. Cuando hay compenetración de almas entre los padres y los hijos y es el amor santo y puro el que logra la comunicación, no hay necesidad de palabras para comunicarse una idea. Con una sola mirada, un ademán, una seña, con eso se dicen todo, al grado de que la gente que está a su alrededor no se dan cuenta de ése amor íntimo. Lo mismo debe suceder con vosotros y Conmigo. Tenéis que aprender a alcanzar tal virtud, lo cuál lograréis a través de la búsqueda en vuestro interior de Mí Amor en vosotros. BuscádMe en la intimidad de vuestro corazón, habládMe como se le habla al ser amado, con las palabras más dulces, con la sencillez del niño, con la pureza santa de los corazones pequeños.

BuscádMe para darMe contento, como Yo os busco para daros todo lo que necesitáis y no os dáis cuenta cuando lo obtenéis. Entrad en vuestro corazón y que sean nuestras miradas de Amor las que hablen, sin palabras, sólo Amor.

VédMe en la intimidad de vuestro corazón, recordádMe vuestros momentos más lindos que recordéis y ofrecédMelos. Unid vuestras alegrías a las Mías, agradecédMe vuestra vida, pero no uséis palabras, sólo védMe a Mí, Vuestro Dios y Creador. Una mirada de amor puede decir más que muchas palabras. En los corazones sencillos Yo habito plenamente y Me llevan con orgullo secreto, como si se llevara puesta la joya más valiosa y se gozara en la intimidad.

Yo gozo plenamente en el alma sencilla porque Soy lo primero en ellas. No presumen de los dones recibidos, ya que en ésas almas Yo Me Derramo en Gracias y Bendiciones. Ved a Mí Hija, la Santísima Vírgen María, Maestra en ésta sencillez espiritual. Nosotros, la Santísima Trinidad, habíamos derramado todas Nuestras Gracias y Bendiciones en Ella. Era la mujer más rica del Universo, en ése momento, sobre la Tierra y ¿alguien lo notaba?  No, hijitos Míos, Su deleite era Yo, Yo era Su Secreto Divino. La sencillez, pureza y santidad se transparentaban en Ella, pero no presumía de Mí Presencia en Ella, ni de los dones recibidos. Ejemplo Santo de Mí Gracia. Imagináos Mí Deleite al habitar plenamente en Ella. Yo vivía día y noche en Su Corazón Bendito, todo lo que la rodeaba le hablaba de Mí, todo lo que vivía en Ella lo remitía a Su Creador, toda Su Vida era Yo y nadie lo notaba. Podía estar haciendo alguna tarea en el Templo o en el hogar y eso no evitaba el que Yo Me apartara de Su Corazón y ¿quién lo notaba? Nadie, sólo Yo.

Vida en Mí Vida es la que debéis compartídMe, vuestra vida en la Mía, que no nos separemos, hagáis lo que hagáis, Yo en vosotros, vosotros para deleitarMe.

Cuánta dicha para el alma cuando se llega a dar cuenta del deleite, del amor que le proporciona a Su Dios cuando ha puesto su voluntad, sus actos, su amor a los Pies de Su Señor.  Cuándo no hay distracción alguna que los separe y que la comunión entre Su Dios y su alma se vuelve un coloquio continuado de amor, es cuando el alma goza de la Presencia Real de Su Dios en su alma. Belleza Celestial, regalo de éxtasis es el que concede al alma que Me busca tenazmente, con humildad y con sencillez.

Cuando el alma Me encuentra y no Me permite apartarMe de ella, vive el Cielo, el Paraíso en la Tierra y nadie se dá cuenta del prodigio de Su Dios en esa creatura, aunque sí llegan a captar y a gozar del trato santo y amoroso de Mí Presencia en ellos.

Hijitos Míos, cuán pocas son las almas que viven ésta sencillez espiritual. Cuán pocas son las almas de Mí Deléite, sobre la Tierra. Yo deseo tener Mí Cielo y gozar de Mí Cielo también en la Tierra, en vuestras almas. ¿No Me dejaréis tenerlo también en vuestras almas? Yo llamo a todas las almas, Mis Dones y Regalos, Virtudes y Gracias son para todos vosotros, no son para sólo unos cuántos, son Regalos inconmensurables los que Yo os concedo si Me los pedís y los cuidáis. Si vuestro propósito es el de darMe vuestra vida, Yo no os puedo negar Mis Regalos. Sed sinceros y amorosos, hacéd la prueba, regaládMe aunque sea unos cuántos minutos de intimidad al principio, para que así como la cierva se acerca temerosa al que le desea dar alimento y ya que siente el alimento en su lengua y aprecia la dulzura del mismo y la paz del que se lo dá, luego se acercará con más seguridad. Así Permitídme tratar de enamorar vuestras almas con Mis Delicadezas, con Mís Regalos íntimos, con Mí Amor Supremo. Sólo dádMe vuestro corazón por breves minutos al día y Yo haré el resto y al enamoraos haré Mí Morada en vosotros y bajaré Mí Cielo a vuestras almas y lograréis Vivirme con ésa sencillez espiritual y gozaréis con la alegría de éxtasis de los santos.

Acercáos a Mí Hija, la Vírgen María, vuestra Madre y Maestra y Ella os guiará y os enseñará ésa vida del alma que tanto deseo. Cuándo así obtengáis, si lo buscáis y lo deseáis, de ésta vida íntima, entonces encontraréis vuestra verdadera vida por la que bajásteis a la Tierra a servirMe. Yo en vosotros, vosotros en Mí.

Yo os bendigo y os ofrezco todo Mí Ser para que pronto obtengáis lo que tanto anhelo de vuestras almas, la intimidad espiritual y será el principio del gozo eterno.