Jul 17_98 (II) Arrepentimiento o Contricción de los Pecados.

Mensaje a las 12.45 a.m.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.,

 

Hijitos Míos, ahora os quiero hablar sobre el arrepentimiento o contricción de los pecados. Para que Mís Gracias puedan fluir libremente hacia vosotros, vuestra alma se debe de encontrar libre de faltas graves y si es posible, de faltas menores. Me apena ver una gran cantidad de los que se dicen Míos, que no les importa el estado de sus almas. Viven por vivir. Viven alejados de Mís Preceptos y Mís Leyes, viven al márgen de la Gracia.

¿Qué acaso no sentís el hambre que pongo en vuestro corazón para que la apaguéis con Mí Sacratísimo Cuerpo en Mí Eucaristía? ¿Qué acaso no os sentís avergonzados de mostrarMe y llevarMe en un alma sucia, llena de pecado y pestilencia espiritual? ¿No os sentís acaso asqueados de vuestro proceder para con vuestros hermanos? Los tratáis como se tratan a las moscas que revolotean sobre un tarro de miel. Os creéis esa miel, os creéis que todo os lo merecéis y que podéis hacer con vuestros hermanos, que os piden alguna ayuda, lo que hacéis con las moscas.

No encuentro muchos corazones contritos. Ya el mal les ha nublado tanto la mente y vuestros ojos del alma, que ya todo se os hace “normal y natural”. Ya no hay suficiente humildad para reconocer vuestras faltas cometidas contra Mí, ya sean de acción o de omisión. Ya no hacéis una parada en vuestras vidas, aunque sea breve, para recapacitar sobre vuestro actuar de acuerdo a Mí Voluntad. Los confesionarios están vacíos. El pecado ya no es perdonado a través de Mís Ministros, porque a la mayoría de Mís hijos se les hacen obsoletas y antiguas Mís Leyes y Preceptos. Si pudiérais ver cuántas almas se pierden por ésta última causa. El maligno les ha hecho creer que ya no se deben confesar ciertos pecados, es más, ya no los consideran siquiera pecado.

Aún muchos de Mís Ministros han caído en el error que Mí enemigo les ha inculcado con astucia y ahora enseñan cosas diferentes a las de Mí Ley y así tratan de ganarse personas para sus templos, permitiéndoles hacer cosas que Mí Ley Perpetúa exige. Y ésto sucede no completamente por culpa de ellos, sino por vuestra culpa por no orar suficientemente por ellos para tener sacerdotes santos. Y no os doy éstas revelaciones para que hagáis leña de Mís sacerdotes, sino para que oréis fuertemente por ellos, porque es algo que os conviene, si no ¿quién, supuestamente les van a perdonar vuestros pecados?

Hijitos Míos, mientras no os pongáis a reflexionar sobre Mís Leyes y Preceptos y que con humildad verdadera veáis dentro de vuestro corazón y comparéis el vuestro con el Mío, con el que os debéis de unir por toda la Eternidad, no podréis avanzar en el crecimiento de vuestras virtudes y de vuestra Gracia de salvación.

Acercáos todos a la Fuente Salvífica de Mí Corazón y de Mí Sangre Preciosa, arrodilláos ante Vuestro Salvador en la Cruz de la Vida y entregádMe vuestro arrepentimiento y vuestro compromiso de un cambio verdadero y haré de vosotros almas de luz verdadera que se fundirá a la Mía y alumbraremos juntos toda la Eternidad.

Os amo mucho y os deseo en Mí Corazón. Los bendigo en el Nombre de Mí Padre, en el Mío y en el del Espíritu Santo de Amor.