Jul 14_98 Datos de Mí Vida Oculta.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

 

Habla Nuestro Señor Jesucristo

Sobre: Datos de Mí Vida Oculta.

Hijito Mío, escribe. Yo Vuestro Señor Jesucristo os voy a revelar datos de Mi Vida Oculta. Vosotros conocéis Mis Palabras den los Evangelios, vosotros conocéis Mí Misión sobre la Tierra. Yo, el Hijo de Dios Infinito, el Verbo de Dios hecho hombre. Yo vine a traed la Verdad, a traer la Luz, a traer el Amor u a traerles la Paz que tanto anhelaba el hombre ése tiempo. Fueron tantas las veces que se apartó la humanidad de ése tiempo de Su Dios y otras tantas veces, a tr4avés de profetas, se les mostró nuevamente el camino. Pero, por fin, el Camino llegó a la Tierra. En vuestra pequeña mente limitada no os cabe la magnitud de la Caridad y de la Humildad de Vuestro Dios para venir a la Tierra, haciéndose uno como vosotros menos en el pecado, en el Nombre de Su Hijo Unigénito, Jesucristo. Es tanto el Amor que Dios Padre os tiene, que formando una elongación de El Mismo y con el Amor del Espíritu Santo, aparezco Yo, Vuestro Dios, en Su Segunda Persona. Explico lo que dije con “elongación”. Yo Soy parte de Dios Padre, Yo no Soy una nueva creación, Soy otro Él, teniendo las mismas cualidades, la misma Divinidad, el mismo Conocimiento, Su misma Presencia Santa. Soy todo Él y Él es todo en Mí. No hay diferencia de pensamiento, ni de Palabra di de Acción. Vosotros podríais decir, en palabras de la Tierra, un gemelo perfecto, en todo, en mente y corazón. Por eso os lo dije en las Sagradas Escrituras: “Quién Me vé a Mí, vé al Padre”. Ya os lo he dicho en otros mensajes, cuando Dios dá algo, lo dá por completo, no se guarda nada para Sí. En Él no hay mezquindades. Y en éste caso a quién os dio fue a Sí Mismo en Mí Persona Divina.

Mis primeros años, depués de Mí Nacimiento, transcurrieron en la normalidad de un niñito de la Tierra, aunque sí, la Naturaleza, reconocía a Su Creador. A ojos de los demás seres humanos, Yo era un niñito más entre ellos, juguetón, cariñoso. Vivía rodeado de un amor grandísimo y hermosísimo que Me consentía y era el que Me proporcionaban Mi Madre Santísima y Mí Padre San José, hombre justo y recto que seguía la Ley de los Profetas al pie de la letra. Su ley era Mí Ley a través de los Profetas. Se sabía perfectamente los salmos, era un excelente observante de los Preceptos de Mí Ley y así se mostró ante Mí como Mi Maestro y guía en Mí niñez, siendo que Yo nunca perdí Mí Divinidad ni Mí Sabiduría, aún en Mí aparente pequeñez humana. Yo le permitía sus enseñanzas y luego las discutíamos y Yo me convertí en su Maestro desde muy temprana edad. El vivía embelesado en Mis enseñanzas. Yo no tenía el porqué ir a buscar enseñanzas de hombre a Egipto o a otros lugares del Oriente donde se hablaba ya de las enseñanzas “secretas” de sectas de “iniciados”. Yo, siendo la Sabiduría Divina Encarnada, no tenía por qué ir a buscar la sabiduría humana o peor tantito, la “sabiduría” que Mí enemigo había dado a algunos hombres que los tenía asombrados y extasiados, como extasió a vuestros primeros padres.

No hijitos Míos, Vuestro Dios en Su Tiempo oculto, nunca fue a buscar sabiduría limitada a otros lugares. Yo, Vuestro Dios Encarnado, Quién había dado a todo el conocimiento a Sus Profetas en el Antiguo Testamento y Quién puso Sus Misterios en Él mismo, no necesitaba ningún otro tipo de conocimiento. El mismo Moisés, con Mí Poder y Sabiduría, venció a la “sabiduría” y poder limitados de Mí enemigo, en los sacerdotes del faraón. Si una creatura creada por Mí, Moisés, sin poseer Mí total Poder y Sabiduría, pudo vencer al faraón, tonto sería el pensar que Vuestro Dios tuvo que ir a buscar conocimiento “oculto” en ellos, quienes ya habían sido vencidos.

El conocimiento oriental también era muy limitado, tan limitado que así lo reconocieron los Magos del Oriente cuando fueron a buscar el Nacimiento del Rey de los judíos. Si éstos magos del Oriente, quienes en ellos se representa el conocimiento máximo de ésos tiempos, se postraron ante Mí siendo un bebé y en Mí reconocieron a la Sabiduría Divina. Sería tonto, nuevamente, el pensar que Yo, en Mi edad adulta, fuera a pedir su conocimiento, siendo que años antes habían reconocido Mí Superioridad Divina antes su sabiduría humana.

Un poco de tiempo más pasa y ¿no os vuelvo a demostrar Mí Superioridad en Sabiduría, cuando “Me Perdí” en la caravana y Me encuentran Mis Padres, María y José, ante los sabios del Templo?

Es a algunos de vosotros, hijos Míos, guiados por Mí enemigo, a quienes les falta la sabiduría que sólo puede venir de Mí y que hacen dudar a mucha gente, cuando se ponen a escribir sobre “revelaciones secretas” de Mí Vida oculta sobre la Tierra. PedídMe la Sabiduría Divina, Mí Sabiduría, para que podáis abrir los ojos de vuestra mente y de vuestro corazón.

Las Cosas de Dios son siempre sencillas, no son complicadas, todas están siempre a vuestro alcance, tanto es así que os dejé Mi Sabiduría plasmada en la Santa Biblia que la gran mayoría de vosotros tenéis y a la que pocos de vosotros le sacáis el provecho debido.

Tenéis la Fuente de Sabiduría a vuestro alcance y váis a bibliotecas a buscar cosas extravagantes, cosas raras. Hacéis “investigaciones profundas” con Mí Teología simple y sencilla y que está al alcance y conocimiento “de los más sencillos”. Vosotros mismos hacéis laberintos intrincados a los que pocas veces les encontráis salida digna. Os confundís con la Verdad sencilla y simple que os dejé en Mis Palabras. Os volvéis fariseos porque os lo dije: “Les hablo en parábolas para que los soberbios no entiendan y los sencillos capten perfectamente Mí mensaje”.

Entended que Vuestro Dios conoce vuestra pequeñez y no iba a traer una doctrina que sólo la comprendieran los “sabios” de cada época de la humanidad, ni “grupos secretos” a los cuáles se les había dado una “iluminación especial” para entenderme. Yo vine para los sencillos, que sóis la gran mayoría de vosotros, los “grupos secretos” o “los grandes iniciados”  no vienen de Mí, ni me siguen a Mí, siguen a Mí enemigo y a su soberbia. La Humildad y el Amor es la clave de toda Mí Enseñanza. Yo Soy la Luz y vine a traer luz de conocimiento a todos. Yo siempre enseñe durante el día, cuando hay luz. Yo no Soy tiniebla, ni actúo en las tinieblas, ni busco lo secreto. Si alguna vez les dí algún conocimiento a Mis apóstoles en la Niche, les mandé inmediatamente que pregonaran eso al siguiente día, en la luz.

Hijitos Míos, no os hagáis los interesantes al presumir ante vuestros semejantes, de que tenéis algún conocimiento secreto de alguna secta o grupo secreto. Esto, en lugar de colocarlos a vosotros en un lugar superior a vuestros hermanos, está llevándolos a vuestra ruina espiritual. Primero, por vuestra soberbia, luego por vuestra falta de caridad hacia los demás, porque “vuestro conocimiento no se puede compartir con todos”, al sentirlos inferiores. Y por último, porque ése “conocimiento” no viene de Mí y sólo omnibula vuestra mente y os hace caer fácilmente al mal y al error, como piedra que cae en el vacío.

Os aconsejo a ser sencillos y humildes, a buscarme en los Evangelios con la mayor sencillez posible, a poner en práctica Mis Enseñanzas y a vivir en la luz de la Verdad y con un gran amor, Mí Amor, hacia vuestros semejantes.

El hombre y la mujer que viven en la Verdad y en Mí Sabiduría, resplandecen y las tinieblas nada pueden contra ellos. En cambio, aquellos que viven de las tinieblas y de su “sabiduría”, son detestables por el mal que cometen contra su prójimo y de ellos no se obtiene nada bueno, sólo buscan sus propios intereses a “cualquier precio” y no existe la caridad en ellos por considerarla un signo de debilidad.

Recapacitad, hijos Míos y vivid unidos a Mí Corazón, quién no os fallará y os guiará al camino perfecto del Reino de Dios, donde no existen tinieblas, sino pura luz.

Yo os bendigo en el Nombre Santo de Nuestro Dios y Creador, en Mí Santo Nombre, vuestro Divino Pastor y en el del Santo Espíritu de Sabiduría y Amor.