Ago 12_98 La Fidelidad.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a JV

 

Habla Dios Padre,
Hijitos Míos, hoy os quiero hablar sobre la Fidelidad. La Fidelidad es una virtud, primero mostrada y vivida por Mí, vuestro Dios y luego enseñada a vosotros para que la toméis, tanto para con Vuestro Dios, como para con vuestros hermanos.

Yo os creé y al crear a vuestros Primeros Padres, puse sobre ellos Mis Promesas y, a pesar de su pecado tan grave, mantuve Mis Promesas y les di otras, de acuerdo a la nueva vida que iban a tener por causa del pecado cometido y al futuro de su descendencia.

Yo escogí a un pueblo y sobre ellos puse Mi Promesa, de mantenerme siempre con ellos, ya que de su raza iba a salir el Redentor del Mundo, Mi Hijo Santísimo, a través de Mi Bendita Hija, la Siempre Virgen María. Dí Mis Promesas, las he cumplido y cumpliré las que aún no se realizan y que están contenidas en el Libro de la Sabiduría, la Santa Biblia.

He dado muchísimas muestras de Mi Fidelidad hacia vosotros en el transcurso de los siglos. Mi Mayor Promesa se hace realidad con la Presencia Divina de Mi Hijo Jesucristo entre vosotros, Promesa de Salvación, en la cuál la Fidelidad del Padre se muestra a todos vosotros, Mis hijos, para manteneros en Mi Redil, en Mi Familia Celestial.

Luego di promesas de fidelidad, de mantenerme cerca de vosotros y en vosotros, con los Sacramentos de Mi Iglesia. Aquí recalco nuevamente el compromiso de amor, de un Padre que os ama hasta el extremo, con vosotros, Mis pequeñas criaturitas.

Yo Soy un Padre Amoroso que os ha demostrado a través de todos los tiempos de que siempre os he acompañado y de que no os olvido ni os olvidaré, ya que Yo os creé para manteneros siempre cerca de Mi Corazón. Mi Corazón y Mi Fidelidad han cumplido Su Promesa, ¿por qué vosotros no os mantenéis en ésa fidelidad hacia Mí y hacia vuestros semejantes? Vosotros decís a vuestros semejantes; dame el ejemplo para que yo te pueda seguir. Yo os lo he dado a todos niveles. Yo os he buscado, a cada uno de vosotros y Me he puesto a la altura de vosotros, para que no os sintierais impotentes al seguir Mis Ejemplos y Enseñanzas y ni aún así las apreciáis, ni las seguís. Preferís el ejemplo del mal, que en muchos casos, es más fácil seguir, al ejemplo del bien, que si os va a traer bienestar y vida eterna, ni aún así lo tomáis como forma de vida Os enfrentáis a vuestra realidad y a lo que ella conlleva cuando no estáis Conmigo y ni aún así reaccionáis.

En éste tiempo difícil que estáis pasando, Yo os estoy mostrando más Mi Fidelidad, no Me he apartado de vosotros, aunque muchos así lo creen, al verse desprovistos de sus riquezas o grandes bienes superfluos en los que estabais encadenados. Si he permitido que perdierais vuestros trabajos o vuestras riquezas y os he dejado con lo mínimo necesario para vivir y os he colocado en una posición humillante ante vuestros semejantes, a los que antes visteis con soberbia, es por Mi Amor y Mi Fidelidad de ayudaros en vuestra salvación.

Yo os prometí un Reino Eterno, pero parece que a vosotros lo menos que os interesa es el de llegar a él y, así como cuando con vuestros hijos que no comprenden un bien que se les quiere hacer y les decís, por las buenas ó por las malas vais a obtener éste bien porque es bueno para ti, así os digo Yo ahora; entended Mí posición de Padre Amoroso, que ve hacia donde os vais encaminando y que si os dejo seguir así como vais, os perderéis de la Vida Eterna y del Amor Santísimo prometido a vosotros. Es tanto Mi Amor hacia vosotros, que no os puedo dejar seguir adelante en la forma en la que estáis actuando, contra Mi y contra los vuestros, y si no os puedo forzar vuestra voluntad, porque así os lo prometí al daros el libre albedrío, sí os puedo retirar vuestros bienes para dejaros en una posición tal para que reflexionéis y os acerquéis a Mi nuevamente y con esto Yo pueda recuperaros y salvaros.

Si vosotros, pequeños e imperfectos, podéis producir buenas cosas en vuestro corazón, que no haré, Yo Vuestro Padre, con tal de recuperar vuestras almas, que Me pertenecen. Mi Fidelidad hacia vosotros es extrema, nunca Me apartaré de vosotros, aunque muchos, por falta de Fé, así lo sienten. Yo os buscaré y os trataré de atraer en todo momento de vuestras vidas. Os guío, os protejo, os doy lo que necesitáis, aunque haya momentos en vuestras vidas en los que no hay lugar para Mí. Sé esperar el retorno de vuestra voluntad hacia la Mía, cuando sé, que ocupaciones pasajeras y sin importancia os están apartando de Mí, pero cuando veo que Mi enemigo os pone sus medios para perderos y vosotros ciegamente los seguís, es cuando Yo intervengo y os tengo que hacer recapacitar, apartando de vosotros lo que el maligno os dio para engañaros. Muchas veces es en su sutil astucia, cuando os va a dar aparentes bienes, pero que, debido a vuestra fragilidad humana y a vuestra escasa virtud al no pedir vivir bajo Mi Amparo o en el de Mi Hija, os desviáis y os dejáis encadenar a éstos males y bajas proposiciones que os quieren matar eternamente. Si Yo no interviniera para vuestra salvación, aún a pesar de que a ratos sentís que Yo no estoy con vosotros, porque os he retirado vuestros bienes superfluos, llenos de mal y mentira, entonces estaría yendo en contra de Mí mismo, en contra de Mi Promesa, en contra de Mi Fidelidad.

Si algunos de vosotros os encontráis en ésta situación, en la cuál antes tuvisteis todo y ahora sólo tenéis lo mínimo necesario, ¡alegraos infinitamente!, porque debéis estar seguros que Yo os estoy cuidando, Yo estoy con vosotros y os quiero mantener en ése estado hasta que reflexionéis y hagáis vuestro ése Amor Mío que está luchando afanosamente por regresaros a Mi Redil del cuál os habíais salido y que os encaminabais hacia el despeñadero, por dejaros guiar por el espejismo que el maligno puso en vuestro camino.

No os quiero forzar, sólo os quiero hacer reflexionar y en ésta reflexión humilde y sincera de vuestro corazón, tratad de encontrar la respuesta a vuestra actual situación. Preguntaos a vosotros mismos, con sinceridad y honestidad, ¿qué lugar ocupaba Yo en vuestras vidas cuando teníais de sobra? ¿Cuánto de vuestros bienes compartisteis con los vuestros cuando os sobraba? ¿Con cuánta delicadeza, amor y humildad tratasteis a vuestros hermanos que no tenían nada o casi nada y se acercaban a vosotros a pedir alguna ayuda? ¿Fueron obtenidos esos bienes de manera recta y fueron usados, también, en forma recta? ¿No os estaban ayudando esos supuestos bienes a comprar vuestra muerte eterna, por hacer mal uso de ellos al comprar pecado, vicio, drogas? ¿No estabais usando ésos bienes, o aún, vuestra propia vida, en dar un mal ejemplo cristiano, provocando el desvío de Mi Camino en muchas almas y aún en las de vuestra propia familia al no cumplir con Mis Preceptos y los de Mí Iglesia?

Reflexionad estas preguntas y muchas otras más que pondré en vuestros corazones. Un padre que no atiende a sus hijos, vosotros lo catalogáis como un padre irresponsable. Yo no Soy ésa clase de padre, Yo Soy Vuestro Padre Celestial, la Bondad Infinita, el Amor por excelencia. Yo siempre buscaré vuestro bien, aún a pesar de que vosotros no lo entendáis en un principio. Mi Fidelidad es por siempre. Regresad a Mí y a Mis Preceptos, vivid en el verdadero Amor y en la Humildad y así, al daros cuenta del Tesoro de Mi Corazón, al buscarlo y hacerlo vuestro para bien Mío y de vuestros hermanos, será entonces cuando lo demás se os dará a manos llenas, por añadidura. Pero será cuando ya no apreciéis las cosas pasajeras como bien supremo, sino cuando así lo consideréis de Mis Propios Bienes que Yo os comparto de Mi Corazón.

Los que estéis en ésta situación, no desperdiciéis vuestro tiempo en pedirme de regreso vuestros bienes materiales, pedidme los espirituales, que, además de ser más valiosos, os traerán la verdadera vida.

Valorad lo Mío y vuestro futuro en él y comparadlo con vuestro desvío y lo que os puede atraer. Pedid Sabiduría y Discernimiento a Mi Santo Espíritu para que os puedan guiar en el camino de la Verdad. Haceos proteger por la ayuda amorosa de Vuestra Santa Madre, la Siempre Virgen María y revestíos con los Méritos de Mi Hijo para el perdón y purificación de vuestras almas y las de vuestros hermanos.

Reflexionad y agradeced que Yo os haya tomado y os esté llevando nuevamente al Redil Celestial. Yo os Bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo y en el del Eterno Amor del Espíritu Santo.