Abr 03_01 Los falsos profetas.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

 

Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Hijitos y hermanos Míos, hoy quiero retomar un tema que ha sido y sigue siendo un gran problema para Mi Iglesia, para Mi rebaño, éste es el de los falsos profetas y el de los lobos con piel de oveja.

Yo os profeticé en la antigüedad y os previne sobre ellos, de que se acrecentaría su cantidad cuando estuvierais viviendo el fin de los tiempos.

El mal ha suscitado éste tipo de maldad entre vosotros y conociéndoos como sois, vais cayendo uno a uno.

Os ha engañado con la difusión de falsas religiones, sectas ó grupos religiosos, las cuáles os “hacen más fácil el cumplir con vuestras obligaciones religiosas”. Mi doctrina, de ésta forma, queda relegada, porque os la hace ver difícil de llevar y pregona que “ya no son tiempos para sufrir, sino para gozar”. Así, al faltar almas víctimas, penitencia, sacrificios, el mal, libremente, sigue actuando y creciendo.

Por otro lado, también ataca a Mi Iglesia, a vuestra Iglesia, a través de supuestos sacerdotes los cuales se han infiltrado a ella estudiando, como cualquier otro aspirante a sacerdote y han ido escalando puestos, hasta llegar, varios de ellos, a ser altos “personajes”, con poder suficiente para manipular Mis Leyes y Decretos, la forma de llevar los ritos de la Iglesia ó hasta haciéndose pasar como grandes teólogos, quienes, llenos de soberbia satánica, atacan constantemente al representante de Pedro, el Papa, poniendo en entredicho lo que Yo le inspiro, para bien de todos vosotros.

Otros de ellos tienen la función de causar escándalos para que con ellos afecten a la persona de todos Mis consagrados, haciendo que muchos fieles les pierdan confianza, se alejen de Mi Iglesia y pierdan la Fe.

Algunos más, amparados con las vestiduras sacerdotales, hacen destrozos en el rito de la Santa Misa, cambian las palabras de la Consagración ó dejan de decir algunas partes de ella, introducen “modalidades” para hacer más aceptable y menos “aburrida” la Misa, lo cual ha provocado que poco a poco se haya perdido la verdadera esencia de la misma. Algunos ahora solo hablan de que se trata de una “reunión” de fieles, quitándole, con malicia premeditada, lo DIVINO de la Santa Misa.

Para otros, consideran que lo más importante son las lecturas y no llevan a cabo la Consagración. Otros más, por poseer el don de la palabra, prefieren ser ellos el centro de atracción, alaban con palabras a los fieles, les dan lo que ellos quieren y así muchos van a la Iglesia a escuchar las palabras bonitas del sacerdote, muchas veces llenas de errores, en lugar de ir a buscarMe a Mi, vuestro Jesús.

Muchos ahora buscan a la persona del sacerdote porque “les cae bien”, porque es “a todo dar”, porque permiten cosas que otros sacerdotes “obsoletos y anticuados” no permiten. El error está causando gran deterioro en Mi Iglesia. Y así, entre sectas libertinas y falsos sacerdotes y profetas, Me están quitando almas para su salvación eterna.

Mucha humildad y discernimiento necesitáis y necesitaréis para protegeros de las trampas del mal. Si no Me buscáis a Mí. Si no tratáis de leer y aprender las Enseñanzas que os di. Si no buscáis practicar la forma  en como Yo di el Amor a manos llenas durante Mi estancia sobre la Tierra, el maligno fácilmente os engañará y pronto os llevará por caminos “más fáciles de cumplir”.

Ahora ya no vivís para agradar a vuestro Dios con la aceptación de vuestras cruces y de vuestros sufrimientos, cuando éstos llegan. ¿Para qué sufrir? os preguntáis. La cultura del placer a su máximo, está envolviendo a toda la Tierra. El gozo desenfrenado es lo que impera y estáis viendo sus frutos: familias destruidas, ya no hay matrimonios, sino uniones libres, para simplemente gozar. Ya no se quieren responsabilidades, hoy me gustas, mañana ya no, porque encontré a alguien mejor. El abandono de niños va en aumento, porque se vuelven carga e impiden darle vuelo a las pasiones. No se desea tener responsabilidad de ninguna especie, ni con los hombres y menos con su Dios, al que no quieren ni voltear a ver, para olvidarlo, por conveniencia, para no tener un juez que les esté haciendo ver sus faltas continuamente.

Los falsos profetas, los “guías” de nuevas ideologías y de religiones extrañas, pululan por todas partes enarbolando un brillante estandarte que dice “amor” y con ésta palabra jalan multitudes. Creéis que todo aquél que habla de un dios y dice amar, ya Me tiene en su corazón. ¡Mentira, hijitos, mentira! El verdadero Amor exige sacrificio, donación hasta olvidarse de uno mismo por ver y procurar el crecimiento del prójimo. Exige crecimiento espiritual y no solo placer humano.

Os engañáis creyendo que el amor que dais de puro cuerpo os va a mantener unidos, eso es mentira. El Amor exige responsabilidades, tanto humanas como divinas y hay que cumplirlas, al no hacerlo todo se desmorona y cae. Por eso, los que viven de lo humano, de lo efímero, como es el “amor carnal”, se la pasan brincando de persona en persona para llenar sólo el momento sin aceptar la responsabilidad de formar una familia.
        
Los falsos profetas seguirán tratando de atraeros y los “lobos con piel de oveja” que son Mis sacerdotes traidores ó los falsos sacerdotes, enemigos entre Mis verdaderos consagrados, seguirán causando escándalos en Mi Iglesia para tratar de destruir vuestra Fe.
        
BuscadMe y buscad en las Escrituras Mi forma de ser, de pensar y de amar y todo lo que no vaya en ésa línea de vida, no viene de Mí, ni puede dar buenos frutos.

Cuídense del maligno, es muy sagaz y os quiere destruir. BúsquenMe y obtendrán Mis Bendiciones y Mi Protección. Sed humildes y no busquéis solo las cosas del mundo. Lo que Yo os voy a dar y que tengo reservado para cada uno de vosotros, es bellísimo, luchad por ello.

Un consejo os voy a dar, Mis pequeños. Buscad a ésos sacerdotes “obsoletos y anticuados”, a ésos que al verlos Me veis a Mí. A los que aún enseñan lo que Yo os enseñé. Los que aún aman a Mi Padre y a Mi Madre y os hablan de Ellos. A aquéllos que son perseguidos y criticados porque aún aman a la Iglesia y aceptan la autoridad del Santo Padre, el Papa, porque ellos son como joyas raras y valiosas y son los que bajo su guía, enseñanzas y consejos os van a hacer llegar fácilmente a vuestro Hogar Eterno.

Yo os bendigo en el Santo Nombre de Mi padre, en Mi Nombre y en el Nombre de Mi Santo Espíritu de Amor.