Dic 22_08 (vesp) Invito a Mis verdaderos amigos a Mi Fiesta, el Nacimiento.

Rosario vespertino.

Temas:

  • Es triste, Mis pequeños, que os tenga que platicar esto, pero Mi Corazón, muy adolorido está, porque cada vez son menos los que realmente esperan ésta fecha para recordarMe.
  • Otra Navidad más y ¿qué hubo realmente de bueno en vuestra vida y en la de ellos?
  • ¡Tanto que debéis hacer por vuestra alma y tan poco el tiempo que le dais a ella!
  • PedidMe que podáis de alguna forma aprovechar todas Mis Bendiciones para que no se desperdicie ni una sola.
  • No desperdiciéis, Mis pequeños, éste regalo tan grande que os he dado, el poder de la oración, utilizadlo, tantas veces que os acordéis de ello.

 

Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo  a J. V.

Ofrecimiento, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Es triste, Mis pequeños, que os tenga que platicar esto, pero Mi Corazón, muy adolorido está, porque cada vez son menos los que realmente esperan ésta fecha para recordarMe.
(Lenguas…) Hijitos Míos, Yo Soy Cristo Jesús, al que vosotros estáis esperando. Nuevamente celebraréis Mi Nacimiento entre los hombres que, en aquellos tiempos, pocos sabían, Me manifesté a los hombres y especialmente a los más sencillos. Estos son tiempos en que ya todos los hombres lo debieran saber y, de hecho lo saben, por las fiestas que acompañan a Mi Nacimiento, pero una gran mayoría lo dejan en eso solamente, una fiesta más que dura unos cuantos días y no hay cambio en su corazón. Para otros, es simplemente temporada de vacaciones y tampoco hay un cambio verdadero en su corazón, (Lenguas…)

Para muy pocos, pero muy pocos, Mis pequeños, ésta fiesta la celebran con el corazón, la celebran con ése deseo de recibirMe, de recordarMe, de hacer una pauta en su vida, detenerse y meditar qué ha sido de su vida, qué ha sido de vuestra vida. Me habéis tenido, os he dado Enseñanzas, os he dado Mi Amor, ¿qué ha pasado con vosotros?, ¿qué ha pasado en el mundo entero?, ¿por qué son tan pocos los que realmente están deseosos de recordar ésos momentos? momentos que marcaron la historia, con el “antes de Cristo” y el “después de Cristo”. Es tan importante Mi Nacimiento, que es un parteaguas aceptado en todos los pueblos de la Tierra y en todos los tiempos. Pero, ¿qué he hecho Yo en vuestra vida?, ¿cómo he hecho Yo cambiar vuestra vida?, Mis Enseñanzas, Mi Amor, ¿cómo han influenciado en vuestra vida?

Es mucho el dolor que siente Mi Corazón cuando veo el corazón de los hombres, que en lugar de estar felices y agradecidos Conmigo, en éstos tiempos en que se celebra Mi Nacimiento, Yo salgo sobrando, es simplemente, una fiesta, pero una fiesta humana y material, un intercambio de regalos sin ningún compromiso espiritual.

Es triste, Mis pequeños, que os tenga que platicar esto, pero Mi Corazón, muy adolorido está, porque cada vez son menos los que realmente esperan ésta fecha para recordarMe más fuertemente, pero sobre todo para agradecerMe todo lo que Yo di por vuestra salvación.

Os Bendigo Mis pequeños, Bendigo éstos pequeños grupos de oración alrededor del mundo, porque vosotros Me llamáis, porque vosotros Me respetáis, porque Me buscáis y Yo Me hago presente entre vosotros, realmente estoy Yo aquí entre vosotros. Os Bendigo, Mis pequeños y, cómo quisiera ya que, que como no encuentro tantas almas que se acuerden de Mí, que vosotros tomarais el lugar de miles ó millones de hermanos vuestros y, a nombre de todos ellos, vosotros Me pudierais dar lo que ellos ya no Me dan, el amor, el amor que Yo os di, el Amor que Yo os enseñé. Estoy con vosotros y estoy ahora en medio de vosotros.

Es mucho el Amor que se derrama de Mi Corazón sobre las almas buenas y dadivosas, como vosotros, Yo quisiera descansar en todas las almas, pero son muy pocas las que realmente Me buscan para pasar momentos íntimos del alma con su Dios, pero son tan pocos, Mis pequeños, y vosotros tan inconstantes también.

Me despido, Mis pequeños, pero os acompaño en todo momento. Todo lo que Me pidáis, Mis pequeños y siempre para Bien de vuestra alma, ahí estaré Yo. Cómo quisiera nacer perfectamente en el corazón de cada uno de vosotros. Que el Amor, Mi Amor, el que os vine a transmitir, quede con vosotros, os llene de Bendiciones, que os dé vida. Os Bendigo, Mis pequeños y Mi Bendición cubra vuestras familias, a vuestros hijos, a vuestros hermanos, a todos aquellos que Me aman de corazón.
Gracias, Mis pequeños.

Primer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Otra Navidad más y ¿qué hubo realmente de bueno en vuestra vida y en la de ellos?
Hijitos Míos, la paz que vosotros deseáis a vuestros hermanos, es una paz que vosotros mismos debéis ya tener en vuestro corazón. Para poder desear algo bueno, vosotros estáis seguros que lo que estáis dando es bueno, si estáis deseando Mi Paz para los demás, vosotros ya debisteis haberla aceptado y vivido en vosotros.

Vosotros os llenáis de Mis Bendiciones, de Mi Amor, de Mi Vida, de las Enseñanzas en el Evangelio que se os han dejado. Os debéis ya haber impregnado de todo ése alimento Divino y al haberlo hecho así, con firme conciencia, vosotros lo deseáis a vuestros hermanos, porque sabéis de su valor, sabéis lo que vale Mi Palabra, Mis Obras, Mi Vida entre vosotros.

No os imagináis, Mis pequeños, lo que ganáis cuando aceptáis y vivís, en vuestro corazón y en vuestra vida, lo que Yo os he dado. Ese es el verdadero alimento que debiera buscar primeramente el hombre. Os desviáis mucho, buscáis falsos intereses.

La vida de Mi Hijo os dio un mar de Bendiciones y de conocimiento Celestial, vosotros no le sacáis todo el provecho debido por vuestra distracción, por el no querer tener ningún tipo de compromiso Conmigo, con vuestro Dios ó no queréis crecer en virtudes y en Amor, en experiencias Divinas, en experiencias que os lleven a vuestra perfección espiritual.

Desperdiciáis mucho, Mis pequeños, cuando vosotros os debierais querer llenar de Mí. Vosotros debierais estar deseosos de orar ininterrumpidamente, para que pudierais recibir Mis Bendiciones y Mi Presencia entre vosotros, pero no Me hacéis caso.

Debéis buscar la finalidad de vuestra vida sobre la Tierra, que es la de servirMe, sirviendo a vuestros hermanos, llevándolos al Amor. Cuando dejéis entrar Mi Amor en pleno en vuestro corazón, es cuando os daréis cuenta de vuestro error, de vuestro error pasado, del desperdicio de tiempo que tuvisteis en el pasado. Buscad que Mi Amor se implante ya en vuestro corazón, que ya no tengáis que pedir perdón por ese desperdicio de tiempo en donde no Me tuvisteis, que de ahora en adelante sea pura felicidad en vosotros, del tenerMe, del gozarMe, del aprender más, porque si Yo estoy en vuestro corazón, gozaréis de Mi Presencia, pero además os instruiré en lo personal a cada uno de vosotros, según vuestra misión.

Pedid los unos por los otros, ése es amor fraterno. No critiquéis, el pedir debe ser de corazón y, si pedís por vuestros hermanos, en voz alta, no hagáis conocer el error que tengan ellos. Cuando pidáis oración a los demás por ellos, simplemente pedid, que Yo sé lo que ellos necesitan, pero sí necesito que vosotros Me pidáis por vuestros hermanos, para que se vaya dando ése amor fraterno entre los hombres, que ahora la humanidad está muy lejos de vivir el amor de corazón entre los hombres.

Que el Amor de Mi Hijo os una cada vez más. Que el amor fraterno que os vino a mostrar y a vivir, que no se desperdicie más. Estáis llamados a ser familia, pero Familia Celestial y si queréis llegar a formar parte de la Familia, debéis empezar desde la Tierra a producir ése cambio interior y transmitir, mediante vuestra vida, a vuestros hermanos.

Mucho amor se necesita entre los hombres y poca es la respuesta de los mismos. Otra Navidad más y ¿qué hubo realmente de bueno en vuestra vida y en la de ellos?, ¿qué hubo, Mis pequeños? Procurad vosotros el cambio, empezad pues a llevar alegría y amor a los vuestros. Que ésta Navidad sea realmente un cambio, un nuevo nacer en vosotros y en vuestros hermanos. Os Bendigo, Mis pequeños, os dejo todo Mi Amor, os Bendigo de Corazón.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: ¡Tanto que debéis hacer por vuestra alma y tan poco el tiempo que le dais a ella!
Hijitos Míos, vean Mi Nacimiento, Mi pobreza, Mi pequeñez, Mi humildad, pero también vean Mi Amor, Mi Amor por todos vosotros.

El hombre está muy acostumbrado a dejarse llevar por los bienes terrenos, les deslumbra todas las riquezas del mundo y el mismo hombre se encarga de crear todas ésas riquezas para deslumbrar a sus hermanos y poder vender, poder vivir en lo humano, en lo material, en lo que no vale.

Yo Me quise apartar de todo eso, Me quise apartar del mundo, no os quise enseñar que en algún momento buscara algo de riqueza, que ciertamente Me la merecía por Ser Dios y por Ser el Creador de todo lo que tenéis, sino os quise dar a conocer la verdadera riqueza que vosotros debéis buscar, las riquezas del Amor. La donación por cada uno de vosotros es una donación de Amor y podéis estar seguros en decir que Yo nací para salvar a cada uno de vosotros y es una realidad, Mis pequeños.

He venido a la Tierra, pequeñito, pobre, sufriente, para salvar a cada uno de vosotros. Vosotros debéis meditar ésta realidad y agradecer de corazón ésta grandeza. Vosotros fuisteis liberados del pecado por Mi Amor, por Mi donación, pero Yo os vi a cada uno de vosotros desde antes de que viniera a la Tierra, os quise salvar a cada uno de vosotros. Os conozco perfectamente bien a cada uno de vosotros y, os repito, debéis estar agradecidos de que Yo os vine a salvar, en lo personal, a cada uno de vosotros.

Visteis Mi donación empezando desde el Nacimiento sencillo. Al entrar a éste mundo, el simple hecho de Nacer, fue Mi donación para vosotros, para cada uno de vosotros. Llego al mundo para serviros, para instruiros, para purificaros, para daros vida, para que fuerais Mis hermanos.

Ved la grandeza de todo un Dios que os invita a ser verdaderos hermanos Míos en Nuestro Padre Dios y así, el hombre, al estar Conmigo, puede tener todas las prerrogativas que se Me dieron a Mí.

Podéis ser como Yo en la difusión del conocimiento de Mi Reino, que éste conocimiento os lleva a la perfección. Tenéis Bendiciones grandes de Mi Padre por vivir enseñando, como Yo os enseñé. Ciertamente, el estar Conmigo, también conlleva una cruz y si la tomáis, bendiciones grandísimas se derraman sobre vosotros. Tenéis la prerrogativa de la muerte que se vuelve vida. Morís, pero resucitáis en Mí. ¡Cuántas Bendiciones recibe el hombre cuando entiende los secretos del Cielo!, secretos develados por Mí, vuestro Hermano Jesús, el Cristo, vuestro Salvador y vosotros, como corredentores, al tomar también las prerrogativas del hombre Dios.

¡Oh! Mis pequeños, ¡cuánto amo a las almas que se donan, que sin temor vienen a Mí y Me piden ése crecimiento de vida! Le teméis al dolor, le teméis a la obligación de ser verdaderos hijos de Dios, le teméis al perder las cosas del mundo, cuando Yo os enseñé que no teníais que arraigaros a ellas. Estáis muy arraigados a las cosas del mundo y esto no os deja volar hacia Mí. Preferís adornar vuestro cuerpo, que adornar a vuestra alma.

Os presentáis ante vuestros hermanos muy bien arreglados en éstas fiestas que celebráis de Mi Presencia entre los hombres, y Yo os pregunto, ¿cómo está vuestra alma?

Vine precisamente a eso, a darle crecimiento a vuestra alma, os vine a traer el alimento del alma, os vine a dar crecimiento para el alma, vine a traer la reparación del pecado del alma, vine a dar salvación al alma y nuevamente os pregunto, ¿cómo está vuestra alma? ¿La tenéis adornada, como adornasteis vuestro cuerpo?, ¿la tenéis en estado bello, sin pecado?, ¿la tenéis dispuesta para que se pueda presentar ante Mí en cualquier momento sin que os arrepintáis de que pudiera estar en posibilidad de perderse por toda la eternidad?, ¿cómo está vuestra alma?

Os vais a presentar a gozar en familia, ya sea una cena, ya sea una comida, celebrando Mi Nacimiento nuevamente y le daréis alimento a vuestro cuerpo, pero ¿cómo está vuestra alma? Os alegráis de los regalos, os alegráis de la reunión familiar, veis a vuestros seres queridos, pero ¿sois congruentes con lo que mostráis, y con lo que tenéis también en vuestro interior, os sea, vuestra alma? ¿Cómo habéis cuidado vuestra alma, qué alimento le habéis dado?, ¿cómo ha crecido?, ¿realmente la habéis asistido para que se pueda presentar ante Mí, bellísima, como debe ser?

Mis pequeños, pedidMe a Mí, vuestro Hermano Jesucristo que os lleve a ése crecimiento del alma. Ya no busquéis más de todos los bienes del mundo que os separan precisamente de ése crecimiento de alma, pedidMe que os llene de los Bienes que tendréis eternamente, que son los Bienes que el alma debe tomar para purificarse y revestirse y para poder presentarse ante Mí, para recibir premio ó castigo.

¿Cómo está vuestra alma?, os vuelvo a preguntar. Os he dado un regalo tan grande que es vuestra alma y Yo quiero ver qué habéis hecho con ella después del tiempo que se os dio en la Tierra para ayudar a vuestros hermanos y para que vosotros mismos os ayudarais a crecer en los valores reales de la persona, que son los valores del alma.

PedidMe en ésta Navidad lo que necesitéis para que pueda vuestra alma crecer, para que Yo la asista, para que la aconseje, para que la proteja, para que la embellezca.
¡Tanto que debéis hacer por vuestra alma y tan poco el tiempo que le dais a ella!
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: PedidMe que podáis de alguna forma aprovechar todas Mis Bendiciones para que no se desperdicie ni una sola.
Vosotros veis, Mis pequeños, cómo caen los copos de nieve sobre la gente, así van cayendo Mis Bendiciones sobre toda la humanidad, como copos de nieve, o sea, en forma abundante la humanidad recibe ininterrumpidamente Mis Bendiciones, Mis cuidados.

Os he dicho que os conozco perfectamente a cada uno de vosotros y estoy atento a vuestras necesidades, pero también estoy atento a vuestro crecimiento espiritual, os voy cuidando en lo material y en lo espiritual.

Pero sucede en los hombres, como sucede con los copos de nieve, son tan pocos los copos que os tocan y se quedan sobre vosotros, son muchos más los que caen al suelo y se desperdician, se desperdician Mis dones, Mis regalos espirituales, porque no sabéis apreciar las Bondades y riquezas de Mi Corazón.

Cuando veáis nuevamente los copos, cómo van cayendo, pedidMe que sean Bendiciones que éstas caigan no solamente sobre vosotros, o sobre las almas de los hermanos vuestros, sino que sean para toda la humanidad. Haced, Mis pequeños, de los acontecimientos normales de la vida, acontecimientos Divinos, en donde ayudéis a vuestros hermanos de una forma u otra en su conversión y en su salvación. Dejad que Mi Santo Espíritu de Amor os instruya y le saquéis un verdadero valor a vuestro tiempo sobre la Tierra.

Cuando hagáis de vuestra vida común y corriente y la de vuestros hermanos, una vida Divinizada por vuestra oración, por vuestra petición, por vuestros buenos deseos para el Bien de vuestros hermanos, ¡podréis hacer tanto por ellos!, pero en vosotros queda que realmente veáis por vuestros hermanos.

Recibid Mis Bendiciones, Mis pequeños, y no dejéis que éstas caigan al suelo, como los copos de nieve y no sirvan para nada, sino al contrario, pedidMe que podáis de alguna forma aprovechar todas Mis Bendiciones para que no se desperdicie ni una sola. Yo os puedo indicar cómo podéis recibir todo y no desperdiciar lo que se os da, pero necesito vuestra donación, vuestro libre albedrío y una donación total.
Gracias, Mis pequeños.

 

Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: No desperdiciéis, Mis pequeños, éste regalo tan grande que os he dado, el poder de la oración, utilizadlo, tantas veces que os acordéis de ello.
Tiempo de Navidad, tiempo de intercambio. Vosotros lo hacéis, Mis pequeños, os intercambiáis bienes materiales unos con los otros. Con eso tratáis de estrechar el amor entre unos y otros, el amor que os profesáis los unos con los otros. Estos bienes materiales, pocas veces, tienen un buen efecto espiritual.

Yo os quiero pedir, Mis pequeños, que así como os regaláis de lo material, aunque es limitado, porque no podéis regalar a todos, que no os limitéis en regalar a vuestros hermanos de Mis Bienes, para todos vuestros hermanos alrededor del mundo, a los vivos y difuntos, también.

Si queréis hacer realmente grandes Bienes, regalad, regalad a través de la oración, ahí iréis directamente a las almas. Que ya no busquéis solamente los bienes del mundo para quedar bien con vuestros hermanos, de quienes os conviene mantener una amistad, sino buscad, regalad a aquellos que quizá no os vayan a poder regresar algún tipo de regalo.

Orad, orad, por las almas de vuestros hermanos, por sus necesidades particulares, por sus necesidades espirituales. Recordad que la oración puede dar la vuelta al mundo y puede entrar a lugares y a personas, como no os lo podéis imaginar.

No desperdiciéis, Mis pequeños, éste regalo tan grande que os he dado, el poder de la oración, utilizadlo, tantas veces que os acordéis de ello. Podéis hacer tanto Bien y ya no desperdiciaréis el tiempo.
Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Venid a Mi Fiesta, gozad Conmigo, vosotros, los que ahora gozáis en la oración.
Hijitos Míos, cuando se os anuncia que vais a ser invitados a una fiesta, con tiempo vais preparando lo que haréis, lo que llevaréis, como os presentaréis a ella, gozáis con los preparativos personales, porque fuisteis invitados a ésa fiesta.

Os invito, Mis pequeños, a Mi Fiesta, el Nacimiento. Nuevamente recordar lo que Yo os he traído, preparaos, preparad vuestro cuerpo, preparad vuestra alma, preparad vuestro corazón, alegraos de que Yo os haya invitado. Cada uno en lo personal ha recibido ésta invitación.

Vosotros recibiréis Bendiciones Mías al estar Conmigo, acompañándoMe en Mi Fiesta.

Venid, Mis pequeños, gozad Conmigo todo el Bien que se os dio con éste Nacimiento Mío en la Tierra. Que vuestros regalos sean vuestro corazón, vuestra presencia ante Mí, vuestro Dios y Salvador.

Venid a Mi Fiesta, gozad Conmigo, vosotros, los que ahora gozáis en la oración. Invito a Mis verdaderos amigos a Mi Fiesta, a Mis hermanos, a los que gozan realmente, porque Me han buscado, porque saben de Mi Vida, porque saben lo que Su Hermano Mayor os ha dado.

Quedáis invitados, Mis pequeños, todos vosotros, Yo os estaré esperando, recibiréis Mi Amor, Mis regalos y vuestra presencia, vuestro corazón limpio y alegre Me traerá a Mí muchas alegrías.

DejadMe gozar con vuestra presencia ante Mí en el Pesebre, así como se acercaron los pastorcillos, acercaos vosotros. No quiero regalos materiales, quiero vuestro corazón que ame, quiero vuestra presencia ante Mí que Me busque, quiero que vuestra misión se lleve a cabo entre los hombres, que prediquéis. DadMe un regalo, uno solo, vuestra vida en el Amor.
Gracias, Mis pequeños.