Oct 10_00 La Salud Espiritual.

Mensaje.

    

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Hijitos Míos, hoy os quiero explicar lo que es la “salud espiritual”.
Todo organismo viviente tiene que alimentarse para sobrevivir y, para que el alimento que tome le aproveche al máximo, debe encontrarse con buena salud.

Cuando cualquiera de vosotros os encontráis padeciendo de una enfermedad, normalmente, no podéis tomar de cualquier alimento, porque no todos os caerán bien y, hasta posiblemente, muchos de ellos empeorarían vuestro estado. Así pues, para que todos los alimentos os aprovechen, vuestro organismo, en totalidad, debe estar sano.

Lo mismo sucede con vuestra alma. Ya os he dicho anteriormente que ella, también necesita alimentarse para crecer y ahora os digo que para que el alimento que toméis os aproveche al máximo, vuestra alma debe estar dispuesta a recibirlo.

Pero, ¿cómo debe estar dispuesta un alma a recibir su alimento?

Muchos de vosotros oráis y oráis y no os sentís escuchados y es porque la “comunicación” Conmigo no es la correcta. O estáis en pecado grave ó pedís cosas que sólo os van a separar más de Mi ó pedís sólo para el alimento ó para el goce humano y no pedís para hacer crecer en vida real a vuestra alma y así alcanzar vida eterna.

Primeramente, como ya sabéis, para recibir Mi Alimento de vida ya sea la Sagrada Eucaristía, ya sea la oración, en cualquiera de sus formas, vuestra alma debe estar en estado de Gracia, o sea, libre de pecados graves, los cuáles os separan de Mi, rompen toda comunicación conmigo.

Vosotros, cuando os disgustáis fuertemente con algún amigo ó conocido vuestro, rompéis los vínculos de amistad con ellos y ya no queréis saber más de su vida. Conmigo sucede algo parecido, cuando el alma está en pecado mortal, se rompen los vínculos entre el alma y su Dios, pero no Soy Yo el que los rompe, sino el alma, porque prefirió aceptar la tentación y no pidió Mi ayuda para no caer, dándoMe así la espalda. La diferencia entre una relación humana, en dónde, por vuestra debilidad en el pecado, rompéis relaciones con los que os causaron algún mal, la relación del alma con su Dios es diferente, el alma caída rompe vínculos por el pecado cometido, pero Yo como Padre y como Dios, no Me aparto, Yo no os doy la espalda, os espero con amor y paciencia a que os déis cuenta de vuestro error y os espero con los brazos abiertos a recibiros cuando regreséis arrepentidos.

Muchas, muchas almas que no quieren darse cuenta el daño que Me hacen y se hacen por vivir en continuo pecado mortal, todavía se atreven, hasta con soberbia e insolencia, a exigirMe les ayude a obtener cosas materiales, cosas del mundo que aún más daño les harán y al no sentirse escuchados, blasfeman Mi Santo Nombre y tratan de dañarMe en lo que puedan, sin darse cuenta de que ellos mismos son los causantes de la separación. Yo Soy vuestro Padre y nunca Me separo de vosotros por más malos que seáis y no dejaré de proveeros de lo más necesario, porque os cuido, pero sí exijo respeto y arrepentimiento al mal que Me causasteis.

Yo siempre estoy atento a escuchar al alma caída en el pecado, para poder ayudarla a levantarse y darle de Mi Alimento de vida cuando ella venga a Mi, arrepentida de corazón. De nada le sirve que tome de Mi Alimento de Vida, si el “estado de salud” de su alma se encuentra en forma deplorable. Es más, un alma en pecado mortal que tome de Mi Alimento de Vida por excelencia –la Sagrada Eucaristía- le va a hacer más mal que bien, como le sucede a la persona con infección estomacal, tiene dolores fuertes y diarrea, si come alimentos pesados y condimentados, su estado de salud empeorará. Si la persona se quiere recuperar, deberá tomar alimentos ligeros y poco a poco se normalizará. El alma caída en el pecado, deberá acercarse a recibir de Mi Gracia y de Mi Perdón con el firme propósito de no volver a causarMe dolores a Mi Corazón. Desgraciadamente la mayoría de las almas, en lugar de buscar de Mi Alimento, se mantienen tomando lo mínimo necesario para subsistir espiritualmente.

Mis alimentos son muy diversos, Mis Gracias son inmensas, Mis Bendiciones son infinitas, para un alma que está sana y las puede recibir. Un alma enferma no puede recibirlas, porque no las soportaría, ó más bien, ni siquiera entrarían a formar parte de ella, porque no hay comunicación, no hay una vía limpia y agradable a Mis ojos, para que le puedan llegar.

Yo estoy dispuesto siempre a levantar a un alma a niveles altísimos de santidad, si así Me lo permite, pero la mayoría de vosotros tenéis miedo de tomar el suficiente alimento para lograrlo. Os conformáis con ser “buenitos”, con ser tibios, con ser de segunda categoría y NO habéis sido llamados a eso. Mi Creación es de lo más perfecto y Yo os dí todo para llegar a obtener una gran perfección, al grado de que Mi Hijo os lo recordó: “Sed perfectos, como Mi Padre lo es”.

Debido a que el “estado de salud” en el que mantenéis a vuestra alma, por los escasos alimentos con los que la alimentáis, no le permitís crecer, ni mantenerse constantemente fuerte, para lograr alcanzar los niveles de perfección que Yo deseo para cada uno de vosotros.

Vuestra voluntad, aconsejada por Mi Santo Espíritu en vuestro corazón, y bien alimentada con Mi Gracia y vuestra vida sacramental, os llevarán a ésa perfección. Es vuestra voluntad, es vuestro libre albedrío, el que se tiene que dar cuenta de las bellezas que estáis desperdiciando y que no queréis tomar por miedo al compromiso Conmigo, pero recordad que, cuando Yo le pido a un alma algo, por más difícil que parezca, es porque ya la doté de las Gracias, Bendiciones y Virtudes necesarias para lograr cumplir perfectamente lo que de ella deseo.

Yo no regalo a medias. Yo no proveo a medias. Yo no escatimo en Gracias y Dones. Yo Soy el Perfecto y lo que hago es perfecto. Vuestra alma es perfecta, pero vuestra voluntad no, porque está afectada por el Pecado Original, pero cuando lográis superar al pecado con Mi Gracia, entonces entráis a la Vida de la Perfección. Todo el cambio dependerá de vuestra voluntad y en el tenerMe una plena confianza, sabiendo que de Mi sólo tendréis perfección de Amor y con él nunca os voy a defraudar.

Os vuelvo a recordar hijitos, si mantenéis vuestra alma en buen estado de salud, Yo podré daros todos, si vuestra voluntad así también lo acepta.

Hijitos Míos, no os imagináis cuan pocas son las almas en todo el Mundo que han aceptado que Yo viva plenamente en ellas. Causa dolor a Mi Corazón el ver la tibieza y desprecio de las almas hacia MI y hacia Mis deseos de habitaros, para actuar plenamente en vosotros.

Cuanta dureza de corazones encuentro y que no permiten que Yo viva, camine, hable y piense en vosotros. Me tenéis miedo, cuando Yo Soy el más manso cordero. Soy la sensibilidad perfecta. Soy el más respetuoso de todos los padres.

Yo no entro a actuar en un alma si vosotros no Me lo permitís. Yo os respeto y os busco con afán y con cariño y os trato de ganar a través del Amor e insisto hasta que el alma responde, porque Soy vuestro Creador y os amo más que a Mi Mismo, porque sóis parte de Mi, porque Mi Amor es perfecto e infinito.

Hijitos Míos, dejadMe vivir plenamente en vosotros para que juntos podamos restaurar éste Mundo destruido por el pecado. Sólo se restaurará todo con el Amor Verdadero que sólo puede salir de Mi y pasar por vosotros.

Vuestra misión es la de ser instrumentos de Mi Amor en donde Yo, a través vuestro, pueda actuar y pueda volver a restaurar todo lo afectado por el maligno. Manteneos sanos de alma para que MI Gracia y Mi Poder puedan fluir libremente a través vuestro y cuando vuestra voluntad así Me lo permita.

Cuando empecéis a experimentar del gozo con el que regalo a las almas que Me permiten actuar libremente en ellas, entonces diréis como Mi hijo Agustín exclamó cuando Me encontró, “Padre, qué tarde te conocí”, porque conoceréis de gozos que nunca habéis experimentado y de los cuáles no hay ninguno que siquiera se parezca en la Tierra a lo que Yo doy en lo divino.

Estos goces divinos son los regalos que Yo doy a aquellos que aprenden a donarse y a decir como Mi Hija María ante el Arcángel Gabriel: “Hágase en Mi Su Voluntad”.

Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo Jesucristo y en el de Mi Santo Espíritu.