Oct 03_00 El premio Divino se alcanza desde ésta vida, pero no se puede gozar en pleno en la Tierra

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Si no estáis Conmigo, no podéis entender Mi pensar, por eso decís: “los caminos torcidos de Dios”.
Qué ilusión tengo y que gusto Me darías si pudiérais reuniros como la gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas. Qué gusto le daríais a vuestro Dios si os volvierais a Él y vivierais como verdaderos hijos Suyos.

Qué alegría daríais a Su Corazón si Su Amor se viera aceptado y compartido entre unos y otros. Qué alegría daríais a vuestro Dios si ya no pusierais fronteras, ni entre los pueblos de la Tierra ni en vuestro corazón y que realmente fuerais un solo pueblo con Nosotros.

Qué alegría daríais a vuestro Dios si todo ser sobre la Tierra Lo aceptara como al Único y Santísimo Dios y ya no hubiera nadie más que usurpara Su lugar.

Hijitos Míos, Yo he querido, a través de Mis Enseñanzas, el daros todo lo que Nuestro Padre desea para cada uno de vosotros. Yo Soy Dios con Mi Padre y vosotros Nuestros hijos. Así como un padre necesita del amor de los hijos, los hijos no pueden vivir sin el amor de los padres.

Yo veo con tristeza como el maligno os ha desviado del camino correcto a una gran parte de vosotros y también veo como Mi Santo Espíritu, quién habita en vosotros, siempre os está recordando la cuna real de la cuál procedéis, pero, a pesar de ello, a veces es tan grande vuestra soberbia ó vuestra negación a vuestro Dios, que no aceptáis seguir Sus caminos.

La cizaña que el maligno ha sembrado en el Mundo desde el Principio, ha hecho estragos en las almas. Constituidos hermanos e hijos de un mismo Padre, ahora, por el mal implantado, no sólo en el Mundo, sino en vuestra alma, os veis como enemigos, lucháis de pueblo contra pueblo, de nación contra nación. Negáis el Santo Nombre de Dios y aceptáis, de preferencia, las palabras del mismo hombre. Vuestra ceguera espiritual es tal, que preferís seguir la cultura del hombre, imperfecto y dañado por el pecado, que a las Enseñanzas que Nuestro Padre Dios os ha dado a través Mío.

Yo he venido a reunir a todos los pueblos de la Tierra para que seáis como un solo rebaño bajo la guía y protección del Hijo de Dios.

Yo, el Hijo de Dios, encarnado, os vine a dar el Conocimiento Divino para que vuestro cielo empezara desde la Tierra, pero pocos lo han sabido apreciar así y todavía menos de vosotros lo han aceptado y seguido de corazón.

Ciertamente el seguirMe, el seguir los lineamientos marcados por las Leyes Divinas, son difíciles de seguir, si no amáis verdaderamente a vuestro Dios, ya que debéis luchar fuertemente contra vosotros mismos, contra lo que el mundo os ofrece, contra las mismas pasiones y deseos desordenados que la carne os reclama. Yo os vine a mostrar el camino para vencer al mal y también os vine a mostrar el premio eterno.

Sí, Yo pido mucho, pero no os fuerzo, pero también premio en forma descomunal a la tarea realizada con libertad y con el amor de vuestro corazón.

Mis caminos son muy diferentes a los vuestros, porque vosotros véis vuestras necesidades y vuestra vida, empañadas por las tinieblas del pecado. Yo vuestro Jesús, Dios verdadero, veo las cosas con los ojos de la Gracia y de la Verdad plena, por ello, si no estáis Conmigo, no podéis entender Mi pensar, por eso decís: “los caminos torcidos de Dios”. NO Soy Yo el torcido, sino vosotros, por lo que os acabo de explicar.

Al vivir en la Gracia y al vivir bajo Mi Voluntad, os hacen ver la realidad de las cosas, porque ya no las véis con los ojos del cuerpo, sino con los del alma. Por eso, aquellos que no viven Conmigo, aquellos que no viven vida espiritual, vida de Dios, vida en Familia con Nosotros, no pueden comprender a los que sí están con Nosotros. Los Míos son considerados raros en el Mundo, porque no viven vida de mundo, sino que viven en la Tierra siguiendo vida de Cielo y esto choca fuertemente con la forma de vida terrena.

¡Cuántas envidias y cuántas incomprensiones han vivido los que son Míos ¡ ¡ Cuántos errores se han cometido contra verdaderos hijos Míos, porque no fueron comprendidos por su prójimo en su tiempo ¡ ¡ Cuántos mártires incomprendidos que fueron como Yo, enviados a traeros la Verdad y terminaron como Yo ¡, pero no temáis, vosotros los que Me seguís, porque, a la incomprensión, al ataque, al dolor, al martirio, se os asegura una vida eterna, llena de bellezas celestiales.

Yo Soy la Luz, Yo Soy la vida, Yo Soy vuestro Dios verdadero, el Hijo del hombre, el enviado de Nuestro Padre Dios, quién os viene a acercar a la Luz y a devolveros la Verdad que el maligno os arrebató. Aquél que a Mí se acerca y toma de la Fuente de Mi Sabiduría, ése tendrá vida eterna y llevará a muchas almas más a gozar del premio que Mi Padre os da por ser fieles y persistentes en la Gracia, a pesar de haber vivido entre el fango y del ataque del mal.

Mi Vida fue vida de incomprensión y de negación de una gran parte de los que vivieron en aquél tiempo. Ahora sigo siendo el incomprendido, el atacado, del que nadie quiere saber, para no sentirse comprometido a nada. Así como Yo fui, así Mis seguidores lo han sido y lo serán.

El premio divino se le da a aquellos que han sabido luchar por él, lo han alcanzado y cuando lo tienen, lo comparten. El premio divino se alcanza desde ésta vida, pero no se puede gozar en pleno en la Tierra, porque vuestro cuerpo os lo impide, pero, al momento que dejáis vuestro cuerpo, el alma se sumerge en la bondad infinita de su Dios y es cuando comprende plenamente todo aquello que estaba velado por causa de la carne.

Yo doy gozos divinos a las almas durante su misión por la Tierra, para fortalecerlas y como anticipo al regalo eterno. Muchos los aceptan y muchos los niegan.

No hay alma que no haya sido llamada hacia la Verdad, pero es la carne, sus pasiones, las que le han causado la debilidad al alma y que le impiden a ésta elevarse hasta las alturas de Nuestro Verdadero Amor.

Vuestra falta de oración, de vida interior, de vuestra donación, os impiden alcanzar estos niveles espirituales, aún a pesar de que estéis envueltos con la carne. Lo malo en vosotros es que os habéis vuelto comodinos y ya no lucháis por tratar de conseguir lo perfecto, lo santo, lo divino de vuestro Dios y así desperdiciáis grandes oportunidades de servir a vuestro Dios, a vuestro Padre y con ello, de ganar mayor gloria en el Cielo.

Hijitos Míos, Yo, como hermano vuestro e Hijo de Dios Padre, os pido meditéis por un instante, sobre los momentos que habéis vivido sobre la Tierra y os situéis con honradez y humildad, en el lugar real en el que os encontráis y os preguntéis, de corazón, si estáis completamente satisfechos con lo que habéis hecho durante el tiempo de vida que os ha concedido Nuestro Padre Dios, para servirLe en la misión que os encomendó. Si actuáis con humildad y honestidad, encontraréis la Verdad y Mi Santo Espíritu os ayudará a alcanzar la perfección que tanto desea Nuestro Padre de cada uno de vosotros, pero recordad, sin honestidad ni humildad, no podréis alcanzar esto jamás.

Buscad afanosamente el vivir vida de oración, que es alimento para vuestra alma, pero, buscad ansiosamente el Alimento de vida por excelencia, la Sagrada Eucaristía, para que junto con vuestra donación en las cosas que Mi Padre os pida a diario, lleguéis a alcanzar la Perfección en el Amor. No os arrepentiréis, porque no hay en ésta vida gozo más grande que los gozos que vuestro Dios os da.

Yo os bendigo en Nombre de Nuestro Padre Dios, en Mi Nombre y en Nombre del Amor del Espíritu Santo. Acudid a Nuestra Madre Santísima, Mi Madre, para que os lleve de la mano y os aliente a seguir adelante a pesar de que las cosas se vuelvan adversas en vuestra vida terrena.

Viviendo vida espiritual, ésta logra fortaleceros para vencer cualquier obstáculo.