Ago 09_00 La Seducción de la Carne.

Mensaje.

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: La Seducción de la Carne.
Hijitos Míos, hoy os quiero hablar más profundamente sobre la seducción de la carne. Toda alma que ha bajado a la Tierra a servir a Mi Padre, como Yo lo hice, tiene que tomar un cuerpo, una envoltura material, para desarrollarse en el Mundo, que es materia.. Lo bello y lo grande que poseéis, es el alma, la cuál es envuelta con una cubierta necesaria para transportar a vuestra alma de un lugar a otro y así llevar a otras almas lo necesario para su crecimiento y ayuda espiritual que necesitan para desarrollar satisfactoriamente la misi6n por la que cada uno de vosotros bajasteis. Os he dicho ya que cada alma tiene una misión que cumplir para que con ella sigáis con la Obra de Redenei6n que Yo comencé.

Como ya os he explicado, vuestra verdadera riqueza está en vuestro interior, por eso Yo le decía a la gente de ese tiempo, buscad el Reino de Dios que habita en vuestro interior y con ello Me refería a la Divina Presencia del Espíritu Santo en vuestro interior, quién está en íntimo contacto con vuestra alma, ¡con vuestro tesoro ¡

El demonio ha tratado, a toda costa, de desviar vuestra atención a éste verdadero tesoro, tesoro que no tiene límites, ya que el alma humana, al ser de esencia Divina, al ser posesión Divina, es inmortal, es infinita, así que tiene capacidades muchísimo superiores al cuerpo que la envuelve, de aquí que, aquellos que aprenden a unir su alma, al Alma Divina de vuestro Dios, se vuelven poderosísimos en las virtudes Divinas. El demonio, sabiendo el potencial tan maravilloso que tiene el alma que se entrega a su Dios, él trata, a toda costa de desviar la atención del hombre hacia las cosas del mundo, las cuales son temporales, finitas, limitadas.

Cuando un alma se desvía, al atender y enriquecerse con las cosas del mundo, queda vacía de las Cosas de Dios, queda pequeña, sin desarrollo, sin potencial Divino, para poder llevar a cabo su misión, tan grande, por la que vino a la Tierra y, sobre todo, queda suspendida su actuación en la corredención que debía llevar junto Conmigo, vuestro Salvador. Conmigo valéis muchísimo, sin Mi no valéis nada. Esto es, cuando os volvéis instrumentos para la Gloria de Dios, podéis hacer grandes cosas por Obra de Nuestro Padre y así El estará con gran alegría en el alma que se ha negado a sí misma y al mundo, para servirle como El se merece. En cambio, el alma que se ha vuelto instrumento del mal, que se ha donado al enemigo con la finalidad de vaciar más el alma de sus hermanos, engañándolos con exaltar más las cosas del cuerpo y en obtener, a toda costa, las “riquezas” de la Tierra, ésta alma estará traicionando la Obra Divina y a la misión por la cual bajó a servir a su Dios.

Podéis notar fácilmente a un alma llena del Amor de vuestro Dios y a un alma vacía de él, al sólo verla. El alma llena de la Vida Divina vive las virtudes y las hace vivir en su familia. Se viste con pudor, escondiendo la desnudez de su cuerpo, para evitar miradas sucias de su prójimo. La caridad con sus hermanos es clara y abundante, no tiene medida al ayudar, ya sea moralmente, como económicamente, al necesitado. Vive vida de oración y de entrega a la misión que le encomendó su Dios. Trata de vivir una vida en paz y en alegría, lo cuál ayuda, a los que la rodear, a llevar una vida apacible. Trata, con mesura, de inducir a las almas que le rodean, a vivir en compañía constante con su Dios y, sobre todo, goza en hacerlo.

Ahí tenéis a Mi Madre, María Santísima, en quién la humildad era avasalladora y, a pesar de ser quién es, no presumía de ello. Su presencia imponía bondad, humildad, intercesión ante Mí, Su Rijo. Su Pureza en su vestir, en Su mirada, en Sus palabras, en Sus acciones, no tenía paralelo entre la gente de ese tiempo. No decía mucho, pero actuaba mucho, llevando el Amor, que vivía en Su Corazón, a todos aquellos que lo necesitaban. No decía mucho, porque llevaba una vida íntima y constante de oración con Su Dios, con Nuestro Padre.

“Todas las cosas las meditaba en Su Corazón”, frase sencilla pero grandiosa a la vez, ya que, a pesar de estar pisando la Tierra, tenía Su Alma en presencia constante con Mi Padre. No hacía nada si no era bajo la moción de Mi Santo Espíritu, quien la habitaba perfectamente.

Un alma que vive vida en Dios, haciendo lo que tiene que hacer en el Mundo, no le interesa la vida del mundo. La gente vacía de Dios, vacía de vida Divina, se tiene que apoyar en algo, de ahí que el demonio les “ayuda” a ellos a vivir vida de mundo, totalmente distante de lo que a Nuestro Dios lo gusta. Fácilmente el maligno se aprovecha de éstas almas sin fuerza divina para defenderse de su mentira. Si por un lado vuestro Dios os pide pudor, él os lleva a exaltar al cuerpo, descubriéndolo lo más que se pueda, para atraer al sexo opuesto y llevarlo a la vaciedad en la que ellos ó ellas viven. Y así veréis que mientras más vacía es la vida interior de un alma, más mostrará de su “envoltura corporal”. No tiene apoyo espiritual fuerte, no vive con su Dios en su corazón y tiene que apoyarse en su exterior, quizá muy bello y al tratar a éstas almas, fácilmente os dais cuenta de que su valer es sólo exterior y efímero. No hay, a veces, ni moral ni cultura general, como para llevar una relación duradera y menos matrimonial, ya que carecen de la “Vida” y de las virtudes que son tan necesarias para criar unos hijos en Dios.

Por otro lado, al llevar vida de mundo, vida vacía, son almas que se llenan de muchos problemas, de los problemas que aquejan al mundo y que no son capaces de resolverlos, porque no cuentan con los DONES y las VIRTUDES que vuestro Dios, Mi Padre, Yo Mismo y Mi Santo Espíritu concedemos a aquellas almas que Nos buscan y se apoyan, con entera confianza, en Nosotros.

El alma que pertenece al mundo, es un alma “problemática”, es m alma que causa muchos problemas a los que la rodean, ya que, al no vivir vida íntima divina, les falta prudencia en sus acciones. Además, son almas que, por su soberbia no han aceptado la “buena educación y los buenos modales” que exigen la sociedad y la familia, se desahogan con grosería, causando destrucciones familiares y problemas sociales.

Las almas que viven del mundo y para el mundo, al no vivir las virtudes, destruyen hogares al “vender su cuerpo y sus pasiones” a casados, débiles, también, de vida sacramental y de vida íntima de oración con vuestro Dios.

Como os podéis dar cuenta hijitos Míos, estáis rodeados, no digamos, de tentaciones, por éstas almas vacías, sino que, realmente, estáis rodeados de almas que necesitan fuertemente de vuestra oración, para que por vuestra intercesión, estas almas encuentren Mi Reino Divino que habita en su corazón y es el que las va a guiar para llevar una vida de gracia, una vida provechosa para vuestro Dios y para las otras almas que necesitan de su ayuda, logrando, de esta manera llevar a cabo, satisfactoriamente, la misión por la que bajaron y para que puedan alcanzar la Gloria Celestial que Mi Padre os tiene reservada.

Ved, por favor, con pudor y con Amor Divino, a esas almas descarriadas, las cuales necesitan una gran ayuda espiritual para lograr su salvación.  Y daos cuenta que, al no ayudarlas y al permitir que sigan dando el mal ejemplo, porque os recreáis pecaminosamente viendo su desnudez, ellas están llevando a vuestras hijas a caer en el mismo mal, siendo recreación para otros y volviéndoos cómplices del maligno, porque permitís lo que a vuestro Dios no Le gusta.

La Imagen preciosa de Mi Madre Santísima, os dá la respuesta a todas vuestras dudas. La pura, la humilde, la sencilla, la santa. Su sola  presencia lo dice todo. No le sobra ni le falta nada, es la Mujer Perfecta por excelencia.

Hechura Divina para ser ejemplo para todo mortal y por ello mereció la gran dicha de ser Mi Madre, Madre del Salvador y Redentor de todos vosotros.

SeguidLa a Ella e imitad Su ejemplo y ganaréis gran Gloria en el Reino de los Cielos.

Yo os bendigo en el Nombre Santísimo de Mi Padre, en Mi Santo Nombre y en el del Amor Divino de Mi Santo Espíritu.