Feb 25_01 Algunos sentimientos de Mi Corazón.

Mensaje dado por Nuestro Señor Jesucristo a J.V.


Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Deseo hoy platicaros sobre algunos sentimientos de Mi Co
razón.
Hijitos Míos, deseo hoy platicaros sobre algunos sentimientos de Mi Corazón. El sentir del corazón se afecta según el grado de amor que en él hay cuando una persona de un sexo conoce a otra del sexo opuesto, al principio el grado de afectividad es poco, pero si a ésa persona le resultó agradable y la trata, pueden llegar a un grado de enamoramiento en donde ya todo cambia.


Al apenas conocerse, lo que hagan ó digan no les afectará tanto a su corazón, puesto que todavía el amor íntimo, el amor maduro, no los ha sensibilizado, pero así como crece el trato y con él la afectividad profunda los detalles que antes eran pequeños, el amor los magnifica.


Así tendréis que, si en un principio se rechaza tal ó cuál cosa ó no se llega a mutuo acuerdo en algo que a alguno le guste mucho, no os afecta tanto, pero cuando ya ha habido un acercamiento grande de corazón, entonces negativa, quizá la misma negativa de antes, un acto de celos, una mala palabra, una mala acción, se agrandan, duelen mucho, rompen el corazón.


Lo mismo sucede con lo que pasa según el grado de educación que se tenga. Si se ha vivido en un medio educado, sencillo, pacífico y se recibe una mala palabra ó un acto desagradable de una persona que no tenga tanta educación, que ha sido educada con lo mínimo necesario, una blasfemia, una mala palabra, resultarán muy dolorosas, no así para la persona mal educada.


Una grosería dicha a una persona educada afecta de diferente manera si se le dice también a una mal educada, se encuentran a diferente nivel de sensibilidad.


En lo espiritual sucede parecido. Entre vosotros, Mis pequeños, acostumbrados al mundo y a sus bajezas, aunque tenéis diferente nivel espiritual unos y otros, el mundo os ha llevado a conocer su maldad, las bajezas del demonio. Os habéis acostumbrado, en cierta forma a ellas, que, aunque no uséis, sí las vivís.


Vuestro grado de espiritualidad nunca se va a poder comparar al Mío. Y Soy el Puro, el Santo, el Perfecto, el Sensible y todo lo que Me hagáis y que a veces hasta decís, “pero si no es tan grave” ó “fue una mentirita piadosa” ó “lo que me robé no costaba mucho”, etc., éso Me resulta muy doloroso.


Entended Mis pequeños que si lo “sin importancia” para vosotros resulta muy doloroso para Mí, ¿cómo no Me afectará lo grave, cuando aún vosotros mismos os dais cuenta de que así fue?


Vuestra dureza de corazón ya no alcanza a darse cuenta del grado de maldad con el que revestís vuestras obras. Ya no alcanzáis a medir la magnitud de maldad que existe en lo que hacéis, porque la “normalidad” en vuestro Mundo ha decaído a niveles ínfimos de moralidad.


Ya no hay respeto a Mis Leyes. Ya no hay respeto a Mi Iglesia. Ya no hay respeto con los ritos sagrados. Ya no hay respeto hacia la persona sagrada de Mis sacerdotes y religiosas. Ya no hay respeto entre vosotros como hermanos.


Ahora se vuelve horrible, repugnante escuchar el vocabulario con el que os platicáis. Ya no os respetáis unos a otros y la misma mujer ha querido rebajarse tanto como el hombre que ahora utiliza igual las malas palabras y las malas señas para comunicarse. Vuestra decadencia cada vez más se hace patente en ésta pobre humanidad.


Yo os veo, Yo os escucho, Yo siento lo que hacéis, porque habito en cada uno de vosotros. Lo feo, lo corriente, lo burdo, lo grosero, no viene de Mis Enseñanzas, por lo tanto, no os estáis comportando como hijos Míos, como seguidores de Mi Doctrina, como pueblo escogido. Vuestro corazón se ha endurecido y va hacia una decadencia total si no recapacitáis.


Parece que os gusta vivir en el lodo, en el estiércol. Lo burdo y lo corriente os atraen tanto que hasta gozáis con ellos, pero cuando ya estáis ahí y queréis salir, casi nadie os puede ayudar porque estáis prácticamente todos igual.


La soberbia, la mentira, el desenfreno, el libertinaje, la muerte, la  maldad, están sueltos y ni os interesa detenerlos. No hacéis nada o casi nada por luchar contra ellos.


Os divierte la mugre, le sacáis provecho al desenfreno, gozáis con las modas impúdicas de las mujeres y con los modales amorales de los hombres. Estáis viviendo, como os He dicho, tiempos peores que las antiguas Sodoma y Gomorra.


Estad atentos Mis pequeños, porque así como no dejé sobrevivir a éstas dos ciudades por el mal que causaban a Mi Corazón y que sus acciones Me causaban menos asco que lo que actualmente recibo de vuestra maldad, también vuestro tiempo está acercándose para que recibáis vuestra purificación.


El mal no puede triunfar pero parece que ya lo está logrando. Prácticamente no existe hogar en donde el mal no haya destruido moralmente a alguna o a “varios de sus integrantes”.


El mal es como la peste, se disemina calladamente, ataca y mata. Así os está pasando, no sabéis como llega o de donde os contagiáis, pero cuando menos lo esperáis, ya habéis caído.


Este fue uno de Mis grandes dolores en el Huerto de los Olivos, el ver cómo caeríais contagiados y el dolor que Me causaríais, porque en la gran mayoría de vosotros, ni siquiera haríais el intento por salir del  mal.


Os vuelvo a prevenir, Mis pequeños, el tiempo ya se acerca y os necesito a todos de regreso lo cuál podréis obtener con vuestro sincero arrepentimiento. No dañéis más Mi sensible Corazón, por favor.


Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Nombre y en Nombre del Amor de Mi Santo Espíritu.