Ene 14_01 Yo Soy el Gran Médico de cuerpos y almas.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

 

Hijitos Míos, Yo Soy el Gran Médico de cuerpos y almas y como “Médico Supremo” os instruyo sobre vuestras “enfermedades” y os doy el “remedio” para curarlas.

En vuestra naturaleza humana padecéis de enfermedades múltiples y la principal manifestación que os indica que estáis enfermos, es el dolor que os producen. Al sufrir vais en busca del médico para obtener de él, el medicamento necesario para obtener vuestra curación.

La naturaleza espiritual, en vuestra alma, sucede lo mismo, pero no todos, por falta de Fe y de amor hacia Mí, alcanzan a sentir el dolor que vuestra alma debiera sentir por haberMe ofendido.

En vuestra naturaleza espiritual sucede diferente que en vuestro cuerpo, cuando vuestro cuerpo sufre, el dolor es personal, pero cuando vuestra alma sufre, por haber pecado, Yo comparto ése dolor, porque el principal afectado Soy Yo, en Mi Santísima Trinidad.

Sí, es verdad que podéis y debéis ofrecer vuestros dolores corporales y así los enviáis a un plano espiritual, en donde van a expiar dolores espirituales de hermanos vuestros y así vuestro dolor se diviniza al unirlo a Mis Dolores, pero los dolores que se infringen a vuestra alma, por vuestro mal proceder, son dolores que Yo sufro, porque a Mí, a vuestro Dios, Me estáis causando el mal.

Ahora, las enfermedades del alma pueden ser muchas y pueden ser muy “contagiosas” para las almas de vuestros hermanos. Así tendremos la apatía, la soberbia, la tibieza la mentira y muchas otras más de las que ya os he platicado y todas ellas son causadas por vuestra falta de Fe y confianza en el Poder de vuestro Dios.

Si no se siente dolor no se pide la ayuda del médico, por eso Yo os estoy continuamente recordando vuestras faltas a través de motivar vuestra conciencia, para que evitéis las enfermedades espirituales, las cuales nos afectan a los dos, a vosotros y a Mí.

Yo curé cuerpos y almas durante Mi Vida Pública, para enseñaros que vuestro Dios tiene Poder para hacerlo, pero les curaba en todos aquellos que humildemente se acercaban a Mí, a pedir su curación. Cuando la soberbia no os permite “sentiros enfermos”, Yo, vuestro Dios, el Médico por excelencia, no puedo hacer nada. El enfermo debe sentir ésa necesidad por la medicina para ser curado. La “medicina” existe para toda enfermedad, pero si no la buscáis, vuestra enfermedad empeorará.

Yo Soy vuestro Médico de cuerpo y alma y Yo os puedo dar el “medicamento” que no sólo os puede aliviar de toda enfermedad, sino que él mismo os prevendrá y os fortalecerá para evitar os enferméis nuevamente.

Así como existen enfermedades graves y otras más leves, Yo os puedo fortalecer para que no os “contagiéis” de ninguna de ellas. Es vuestro descuido el que os hace caer en muchas enfermedades, tanto de cuerpo como de alma. En las del cuerpo os afectan los microbios que vienen en frutas, legumbres, utensilios de cocina y de mesa mal lavados ó sin lavar, si no los limpiáis bien, os enfermáis. En las enfermedades del alma también debéis tener cuidados especiales para no caer en ellas, sobre todo debéis cuidaros de introducir a vuestra mente y a vuestro corazón la semilla del mal que puede desarrollarse y causaros enfermedades serias.

Entre los malos alimentos para el alma tenemos todo lo pecaminoso que entre por vuestros ojos, como programas de televisión, no sólo pornográficos, sino todos aquellos que afectan las buenas costumbres de la familia y los que afectan vuestra vida espiritual, que son los que os separan de Mí. También tenéis las malas revistas ó el mal ejemplo que os den hermanos mayores, “amigos” ó aún hasta los mismos padres, cuando no están cerca de Mí.

Cuando lo que veis u oís, lo hacéis, entonces el pecado aumenta, porque lo que visteis u oísteis, lo aceptasteis y lo llevasteis a cabo y así vuestra enfermedad empeora.

Yo os dije, “no es malo lo que entra al hombre, sino las obras que de él salen”, pero ahora os digo que si aceptáis el “mal alimento”, lo sucio que podáis ver u oír, porque lo buscáis para recrearos y luego lo ponéis en práctica, vuestra enfermedad será muy mala ya desde el principio.

Cosas impuras ó malsanas podréis ver u oír toda vuestra vida, porque ésa es la tarea del maligno, el poneros tentaciones constantemente, pero si vuestra alma y vuestro corazón se encuentran “fortificados” con Mi Alimento, ésas tentaciones no van a fructificar, serán desechadas y no enfermarán a vuestra alma.

El alma bien alimentada con Mi Alimento de Vida y bien fortificada con la oración, el sacrificio y la penitencia, difícilmente cae en una enfermedad grave, -pecado mortal-, tendrá pequeñas caídas –pecados veniales-, puesto que no sois perfectos como Yo lo Soy, pero por vuestra Fe y amor a Mí, al sentir alguna enfermedad, Me buscaréis rápidamente para que os dé Mi Medicina –la Reconciliación, por medio de la Confesión-, para que nuevamente recuperéis la “salud”.

Yo Soy vuestro Médico de cuerpos y almas y si en Mí confiáis y a Mí acudís en TODAS vuestras enfermedades, obtendréis vuestra salud.

Hijitos Míos, ya no Me rechacéis, ya no rechacéis a vuestro Dios, porque de Mí solo Amor podéis obtener. Yo sólo busco el poder teneros Conmigo nuevamente y en estado SANO Y PERFECTO, al vivir al unísono con vuestro Dios.

Sin Mí, la salvación no existe. Yo Soy el Único que os puede dar la salvación, porque a Mi pertenece. Nadie más os puede dar lo que es Mío, y TODOS vosotros estáis llamados a ella. El maligno continuamente os engaña y os promete cosas a su alcance, pero ya os he dicho que él mismo es una creatura limitada y es su maldad la que lo limita más. En cambio, vosotros, cuando estáis Conmigo, vuestras capacidades sobrepasan, por mucho, al poder limitado de satanás, porque estaréis viviendo del Amor y lo estaréis compartiendo con vuestros hermanos.

El Amor, Mi Amor, hace poderosísimas a las almas. Esa es la “gran Medicina” que Yo doy a las almas para que se fortalezcan y aguanten, sin problema, toda contaminación del mal.

Venid a Mí. Buscad el remedio a todas vuestras enfermedades en Mí, vuestro Salvador y confiad plenamente en vuestro Dios, porque NUNCA voy a desoír a un corazón afligido que Me busque humilde y sinceramente para obtener su sanación.

Venid a Mí a través de Mi Madre Santísima, ya que Ella siempre está muy pendiente de traerMe a todos los “enfermitos”. Ella es muy buena y siempre recurre a Mí para ayudaros a sanar completamente. Venid, hijitos, venid.

Yo os bendigo con el Amor Santísimo de Mi Padre, con Mi Amor Misericordioso, con el Amor vivificante de Mi Santo Espíritu y con el Amor de Intercesión de Mi Santísima Madre, María Virgen.