Ene 11_01 ¡Ningún problema humano ó espiritual será superior a Su Sabiduría!

Mensaje.

Mensaje dado por Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

Habla Dios Padre,
Sobre: ¡Ningún problema humano ó espiritual será superior a Su Sabiduría!
Hijitos y hermanos Míos, como Cristo Jesús, como Dios vivo y encarnado, os entiendo y os acompaño en todas vuestras necesidades y preocupaciones. Yo nunca Me aparto de Mis hijos y menos cuando Me piden ayuda de corazón.

Os he dicho anteriormente de que vivís en la Tierra y ella es dominio del maligno. Entended bien que la consigna de satanás es el de la destrucción a cualquier nivel, ya sea espiritual, ya sea intelectual, ya sea moral, ya sea material. Todos aquellos ó todo aquello que no buscan la perfección ó el crecimiento de las almas y, hasta por el contrario, atacan de una u otra forma el crecimiento de sus hermanos, están envueltos por el espíritu de satanás.

Mi Padre, a través Mío, os dice: “Sed perfectos como vuestro Padre lo es”. Hijitos Míos, ¡Tenéis las capacidades y la ayuda para lograrlo!, pero lo que os falta es llevarlo a cabo. Es la confianza en vuestro Dios y el medio para pedirla es la oración.

Vuestra familia, vuestra sociedad, vuestros pueblos enteros y aún Mi Iglesia, están siendo atacados constantemente por éste espíritu que os quiere llevar al abismo al cual cayó por negar a Mi Padre. Su forma de actuar siempre va a ser igual, tratando de llevar a las almas a la degradación y a la falta de crecimiento en Nuestra Gracia y éste ataque se notará ó lo notarán más las almas que más cerca estén de Nosotros.

La envidia del maligno es tremenda, él perdió todo al perder a su Dios y por ello él procurará, con todas sus capacidades, de que también vosotros perdáis todos los regalos que vuestro Dios regala a todas las almas que a Él se atienen.

El demonio busca constantemente destruir la unidad de las familias, núcleo perfecto y poderosísimo para mantener los valores celestiales. Busca constantemente destruir los valores de la Iglesia y de sus sacerdotes y religiosas, para que al destruirlos espiritualmente, ellos se vuelvan mal ejemplo para la sociedad y con ello destruirán la Fe en muchos hermanos vuestros. Trata, también, de destruir la fraternidad que debiera existir entre todos los pueblos de la Tierra, al inducir envidias y así evitar el compartir de los bienes que vuestro Dios dio a cada pueblo para que al compartirlos se promoviera el acercamiento filial en todo el mundo.

La consigna del maligno es destrucción y así evita que vosotros podáis utilizar de todas las capacidades materiales y espirituales con las que os ha dotado vuestro Dios. ¡Tenéis un gran tesoro en vuestro corazón, en vuestras facultades, en vuestra alma y NO las aprovecháis por vuestra falta de acercamiento a vuestro Dios! Este acercamiento sólo se logra a través de la vida asidua de la oración y en la recepción de los Sacramentos, especialmente el de la Sagrada Eucaristía.

La voluntad humana, respaldada por la confianza que pongáis en vuestro Dios, sabiendo que estando con Él podréis obtener TODO, puede hacer maravillas, a las que les llamáis milagros. Ya os he dicho que no sabéis pedir. Pedís cosas efímeras, cosas terrenas, cosas que os pueden llevar al abismo, cuando pidáis, pedid bienes espirituales para vosotros y para vuestros hermanos y, si así lo hacéis, obtendréis TODO,  porque estaréis pidiendo que vuestro Dios habite en vosotros.

No sois ni pertenecéis al mundo, ¡recordadlo!, vivís en el mundo para desarrollar una misión de levantamiento en la Gracia a vuestros hermanos y esto es la Redención del género humano, comenzada por Mí y continuada por cada uno de vosotros. Si vosotros claudicáis, ¿en quién confiaré?  Vuestra última opción, la cual no debe existir en un hermano Mío, es la de claudicar. Los cobardes, los miedosos, los inseguros, los vendidos al mal son los que claudican y llevan a otros por ése mal ejemplo.

Las almas débiles en la Gracia Divina, son almas negativas, ven todo obscuro y difícil. No ven la Luz que existe más allá de las tinieblas de la prueba. Son almas que se cierran a toda expectativa. Son almas que no confían en Mi Palabra de Vida, sino en la palabra de muerte y destrucción de Mi enemigo. Por ello os dejé, para vuestra ayuda, el remedio con el cual podríais sobrellevar y aún destruir todo ataque del mal, a pesar de estar viviendo en sus dominios, Mi propia Vida en el Sacramento de la Eucaristía y con la oración asidua. No existe otra forma con la que podáis fortalecer vuestra alma si no estáis Conmigo, vuestro Dios encarnado. Si no acudís a éstos alimentos no podréis subsistir ni soportar los ataques del mal.

El maligno es poderosísimo, pero NUNCA más poderoso que vuestro Dios y Yo Mismo, vuestro Dios, es el que os está participando de Su Misma Vida a través de éstos alimentos.

Cuando las cosas se os vuelvan adversas y difíciles, querrá decir que vuestra vida en la Gracia ha disminuido, porque si convivís diariamente con vuestro Dios, los problemas que a cada día se os presenten, serán fácilmente resueltos, porque vuestro Dios, al vivir en vosotros, os comparte de Sus Capacidades Divinas y con ellas, ningún problema humano ó espiritual será superior a Su Sabiduría.

Hijitos Míos, os perdéis de mucho al buscar por caminos errados la solución a todo aquello que acontece en vuestra vida terrena. El camino, para los que en Mí confían, siempre estará iluminado. SIEMPRE, todo aquél que en Mí confíe, encontrará la respuesta a sus necesidades. En cambio, para todos aquellos que no se acerquen a Nuestra Gracia, el camino siempre será obscuro y difícil, lleno de dificultades, a veces hasta infranqueables, por su escasa espiritualidad, que los hace llevarlos a la desesperación, porque buscan resolverlos por medios equivocados.

Donde no está vuestro Dios, está el mal, recordadlo. Os he vuelto a mencionar la forma de vencer los ataques del mal. No os apartéis de Mi vista, os lo pido y así juntos podremos llevar Vida y salvación a muchos de vuestros hermanos.

Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, que es el de Mi Padre y el del Espíritu, que Nos da vida en el Amor.