Abr 18_99 La Familia.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Sobre: La Familia.

Hijitos Míos, hoy os quiero dar un mensaje sobre la familia. En la mujer he derramado gran cantidad de dones y virtudes, las cuáles, cómo ya os lo dije antes, deben ir y estar puestas al servicio de la familia, primeramente y con vuestro prójimo posteriormente.

Desde que la mujer fue constituida así en el Paraíso Terrenal, tanto a Adán como a Eva, Yo los instruí con Mi Sabiduría Eterna y les di las órdenes que debían acatar, en amor y libertad, por toda la Eternidad.

Yo le dije al primer hombre que él sería cabeza de la familia, que sería el que llevaría la responsabilidad de la manutención de ella y debería ser con la mujer, unión perfecta, puesto que ninguno de los dos puede prescindir del otro, ni en lo emocional ni en el medio de transmitir la vida. Así los creé, para que se protegieran mutuamente, sabiéndose necesitados el uno del otro en varias de sus cualidades.

En la mujer puse la Gracia de la transmisión del amor en grado mayor que en el hombre, la ternura y la unión de la familia, empezando con la protección del ser indefenso que se desarrolla en sus entrañas y luego respaldando y aconsejando a cada uno de los miembros de la familia. La mujer tiene como obligación principal la de transmitir a sus hijos el gozo de amarMe, el de enseñarles Mis Leyes y Preceptos, el de prepararlos a amar a sus semejantes y a servirles en Mi Amor. La mujer debe desarrollar más profundamente las virtudes, las cuáles serán respaldadas por las del hombre, en quién deberán ver los hijos, ejemplo de amor paternal y conyugal, al cumplir con amor y con solicitud la manutención del hogar y la buena dirección responsable que sólo se obtendrá al estar en íntima armonía conMigo. El hombre deberá, también, enseñar a Sus hijos a agradecerMe la providencia que derramo sobre ellos y esto por el simple hecho de ser Mis hijos.

No son vuestros actos y promesas las que Me mueven a darles lo necesario, es Mi Amor y Mi Promesa lo que lo hace, pero cuando es  vuestro agradecimiento de corazón el que se dirige a Mí, vuestro Padre, al daros cuenta de que es Mi Amor el que os provee de todas vuestras necesidades, entonces Yo encuentro reposo en ése corazón, al cuál considero Mío, porque ha sabido agradecer a Su Padre Sus bondades, aún sabiendo que de su parte no hubo mérito alguno para recibir Mis Bendiciones.

A vosotras mujeres, les he dado la orden de unir a la familia, de usar vuestra inteligencia para ponerla al servicio de la familia, de vuestro esposo y vuestros hijos.

A vosotras mujeres, les he dado la orden de estar bajo el dominio del esposo, que es cabeza, pero ése dominio no es ni debe ser, privativo de vuestra libertad en ninguna forma. Él, como cabeza de familia, lleva a su cargo las responsabilidades mayores, para mantener a la familia tanto con alimento material cromo espiritual. La superioridad del hombre sobre la mujer radica en que el hombre DEBE estar en íntima unión conMigo, con las enseñanzas que Mi Santo Espíritu le infunda y sus decisiones deberán siempre ser santas, porque santa será la forma en como las recibirá. Yo he dejado esa responsabilidad de mando en el hombre porque, Yo que Soy vuestro Padre y Creador, el es padre de familia, quién deberá llevar a su familia, como Yo llevo a la humanidad, unidos en Mi Sabiduría y en Mi Amor.

La mujer deberá acatar las disposiciones del esposo, porque éstas vendrán directamente de Mí y con humilde sumisión, como Mi Hija, la Santísima Virgen María os lo enseñó, las llevará a cabo.

La familia queda así ordenada como Yo he ordenado todo. La Creación completa está sujeta a Mí, pero en humildad y sobre todo, en agradecimiento. Vosotros. Mis hijos, sois los únicos que tenéis libertad para actuar y sois los únicos de los cuáles recibo más desprecios, porque queréis acallar vuestras obligaciones, queréis hacer vuestra propia voluntad, sin daros cuenta que todo lo que Yo creé, sigue reglas perfectas y, así se hable de plantas, de flores, de las Leyes de la Naturaleza o del Universo entero, todo se mueve en total perfección y todo lo oreado agradece a Su Creador lo que se le ha dado.
Sólo de vosotros no recibo lo que debiera recibir.

Se arguye, por tonta soberbia y respaldada por la degradación a la que os ha llevado Mi enemigo, que lo que Yo os ordené al Principio de los Tiempos, ya no es valedero para éste, vuestro tiempo. Argüís que Mis Leyes son obsoletas ahora, en vuestro tiempo. ¿No os dais cuenta de que con esto Me colocáis en un plano de imperfección, a Mí, el Perfecto? ¿No entendéis que Yo vivo un eterno presente y que el tiempo fue hecho sólo para vosotros y que para Mí no hay pasado ni futuro? ¿No os dais cuenta que Me abofeteáis al dejarMe así como un Dios imperfecto y obsoleto, que no supo ver vuestra vida actual, porque Mis Leyes fueron hechas en vuestro pasado?

No, hijitos Míos, no lográis entender esto porque os falta humildad en vuestros corazones, no hay sumisión a Mis Decretos, Leyes y no queréis aceptar ya más Mi Vida en vosotros porque os sentís superiores a Mí, a vuestro DIOS.

¿No os dais cuenta de cómo vuestro irresponsable proceder ha llevado a la humanidad a la inminente destrucción en la que está? Ni aún así vuestra soberbia logra aceptar vuestro error. Os movéis como autómatas que ya no deseáis razonar que si lo que estáis haciendo es bueno o es malo a Mis Ojos.

Simplemente vivís al día y satisfacéis vuestras necesidades fisiológicas elementales y si ellas están satisfechas, no necesitáis de llenar las más importantes que son las necesidades del alma para con su Dios. Habéis vaciado de vosotros mismos y en vuestra familia, del alimento por excelencia, que es Mi Presencia entre vosotros. Ya, vosotros padres de familia, no oráis lo suficiente para recibir la guía de Mi Santo Espíritu y de ésta forma poder guiar a los vuestros a un mejor desarrollo, tanto espiritual como humano.

Queréis mantener la dominancia sobre la mujer, pero no con bases santas, respaldadas en Mi Amor, sino con bases egoístas, respaldadas en vuestro bienestar decadente y pecador. Ya no buscáis unir, junto con vuestra esposa, con la ayuda de las virtudes que ambos poséis, al núcleo familiar, base del desarrollo y santificación del Mundo enteró. Preferís dar rienda suelta a vuestras pasiones sin ver ni preguntar a vuestro corazón si estáis obrando bien o mal. Por cobardía ya no os enfrentáis a vuestro interior en donde Mi Santo Espíritu os indica como ha estado vuestro proceder.

Y vosotras mujeres, madres de familia, en quienes las virtudes debieran ser como estrellas refulgentes que alumbraran vuestro ser y el de vuestras familias ya no las vivís ni las enseñáis y aún poseyéndolas, no os interesa desarrollarlas. Os habéis dejado engañar por el espíritu del mal y vuestra soberbia y vuestra vanidad os ha llevado a salir del hogar, abandonando vuestra primaria responsabilidad que he puesto en vosotras, la transmisión del amor. Ya no os dais a vuestros hijos como madres santas, dais cosas, dais sin dar con amor ni respeto, dais lo mínimo necesario por no tener ya el suficiente tiempo para atender a Mis hijos, los que os he dado para que Me los hicierais crecer en el amor y en capacidades humanas. Ya no dais ternura porque es quita el tiempo. Ya no dais vida espiritual enseñándoles a amarMe ya amar al Cielo entero, porque ya no vivís en vuestro hogar. Habéis salido de el porque os interesan más las cosas de la Tierra, dinero, viajes, bienestar en general y ya no os sacrificáis ni deseáis hacerla, sirviéndoMe a Mí en la presencia de vuestros hijos. Daos perfecta cuenta de que Me estáis fallando y no estáis realizando la obra que Yo os encomendé.

En la antigüedad se le llamaba maldita a una mujer estéril, arguyendo pecados graves en sus ancestros, lo cuál propiciaba tal esterilidad. Ahora os estáis ganando esa maldición por evitar la llegada de Mis hijos a vuestros hogares, al usar los medios de anticoncepción que Mi enemigo os ha proporcionado. ¿No os dais cuenta que eso sí será causa de condenación si os mantenéis en ése pecado de asesinato? Esa es la verdadera maldición que recibían las mujeres estériles en la antigüedad. Ahora os habéis vuelto vosotras, mujeres estériles, por no preservar, mantener, dirigir Mi Obra de creación y, por consiguiente de salvación, en vuestras familias. Os habéis puesto en contra de vuestro Dios.

Hijitos Míos, debéis preservar la familia, porque es en ella en donde Yo Me manifiesto. Vivid cada uno de vosotros, en íntima unión conMigo, la tarea y obligaciones que a cada uno de vosotros, según vuestro puesto, se os ha pedido. No os separéis de Mi en ningún momento, como Yo no Me separo de vosotros y así hallaréis Mi Providencia y Gracia en ésta vida y gozo eterno en la otra. Agradeced en todo momento Mi Presencia en vosotros y en vuestra familia y pedid siempre, con humilde sabiduría, que necesitáis de Mi Guía, a través de Mi Santo Espíritu, que habita en vosotros y así no tropezaréis nunca ante nada, porque Yo mismo os iré llevando de la mano.

Yo os amo y dependo de vosotros para mantener a la humanidad entera en la santidad en la que fuisteis pensados desde el Principio de los Tiempos.

Recibid Mi Bendición salida de Mi Corazón Paternal y vivid Mis intenciones como Yo vivo vuestras necesidades.