Mensaje de Dios Padre a J.V.
Habla Dios Padre,
Sobre: La Familia.
Hijitos Míos, hoy os quiero dar un mensaje sobre la familia. En la mujer he derramado gran cantidad de dones y virtudes, las cuáles, cómo ya os lo dije antes, deben ir y estar puestas al servicio de la familia, primeramente y con vuestro prójimo posteriormente.
Sólo de vosotros no recibo lo que debiera recibir. Se arguye, por tonta soberbia y respaldada por la degradación a la que os ha llevado Mi enemigo, que lo que Yo os ordené al Principio de los Tiempos, ya no es valedero para éste, vuestro tiempo. Argüís que Mis Leyes son obsoletas ahora, en vuestro tiempo. ¿No os dais cuenta de que con esto Me colocáis en un plano de imperfección, a Mí, el Perfecto? ¿No entendéis que Yo vivo un eterno presente y que el tiempo fue hecho sólo para vosotros y que para Mí no hay pasado ni futuro? ¿No os dais cuenta que Me abofeteáis al dejarMe así como un Dios imperfecto y obsoleto, que no supo ver vuestra vida actual, porque Mis Leyes fueron hechas en vuestro pasado? No, hijitos Míos, no lográis entender esto porque os falta humildad en vuestros corazones, no hay sumisión a Mis Decretos, Leyes y no queréis aceptar ya más Mi Vida en vosotros porque os sentís superiores a Mí, a vuestro DIOS. ¿No os dais cuenta de cómo vuestro irresponsable proceder ha llevado a la humanidad a la inminente destrucción en la que está? Ni aún así vuestra soberbia logra aceptar vuestro error. Os movéis como autómatas que ya no deseáis razonar que si lo que estáis haciendo es bueno o es malo a Mis Ojos. Simplemente vivís al día y satisfacéis vuestras necesidades fisiológicas elementales y si ellas están satisfechas, no necesitáis de llenar las más importantes que son las necesidades del alma para con su Dios. Habéis vaciado de vosotros mismos y en vuestra familia, del alimento por excelencia, que es Mi Presencia entre vosotros. Ya, vosotros padres de familia, no oráis lo suficiente para recibir la guía de Mi Santo Espíritu y de ésta forma poder guiar a los vuestros a un mejor desarrollo, tanto espiritual como humano. Queréis mantener la dominancia sobre la mujer, pero no con bases santas, respaldadas en Mi Amor, sino con bases egoístas, respaldadas en vuestro bienestar decadente y pecador. Ya no buscáis unir, junto con vuestra esposa, con la ayuda de las virtudes que ambos poséis, al núcleo familiar, base del desarrollo y santificación del Mundo enteró. Preferís dar rienda suelta a vuestras pasiones sin ver ni preguntar a vuestro corazón si estáis obrando bien o mal. Por cobardía ya no os enfrentáis a vuestro interior en donde Mi Santo Espíritu os indica como ha estado vuestro proceder. Y vosotras mujeres, madres de familia, en quienes las virtudes debieran ser como estrellas refulgentes que alumbraran vuestro ser y el de vuestras familias ya no las vivís ni las enseñáis y aún poseyéndolas, no os interesa desarrollarlas. Os habéis dejado engañar por el espíritu del mal y vuestra soberbia y vuestra vanidad os ha llevado a salir del hogar, abandonando vuestra primaria responsabilidad que he puesto en vosotras, la transmisión del amor. Ya no os dais a vuestros hijos como madres santas, dais cosas, dais sin dar con amor ni respeto, dais lo mínimo necesario por no tener ya el suficiente tiempo para atender a Mis hijos, los que os he dado para que Me los hicierais crecer en el amor y en capacidades humanas. Ya no dais ternura porque es quita el tiempo. Ya no dais vida espiritual enseñándoles a amarMe ya amar al Cielo entero, porque ya no vivís en vuestro hogar. Habéis salido de el porque os interesan más las cosas de la Tierra, dinero, viajes, bienestar en general y ya no os sacrificáis ni deseáis hacerla, sirviéndoMe a Mí en la presencia de vuestros hijos. Daos perfecta cuenta de que Me estáis fallando y no estáis realizando la obra que Yo os encomendé. En la antigüedad se le llamaba maldita a una mujer estéril, arguyendo pecados graves en sus ancestros, lo cuál propiciaba tal esterilidad. Ahora os estáis ganando esa maldición por evitar la llegada de Mis hijos a vuestros hogares, al usar los medios de anticoncepción que Mi enemigo os ha proporcionado. ¿No os dais cuenta que eso sí será causa de condenación si os mantenéis en ése pecado de asesinato? Esa es la verdadera maldición que recibían las mujeres estériles en la antigüedad. Ahora os habéis vuelto vosotras, mujeres estériles, por no preservar, mantener, dirigir Mi Obra de creación y, por consiguiente de salvación, en vuestras familias. Os habéis puesto en contra de vuestro Dios. Hijitos Míos, debéis preservar la familia, porque es en ella en donde Yo Me manifiesto. Vivid cada uno de vosotros, en íntima unión conMigo, la tarea y obligaciones que a cada uno de vosotros, según vuestro puesto, se os ha pedido. No os separéis de Mi en ningún momento, como Yo no Me separo de vosotros y así hallaréis Mi Providencia y Gracia en ésta vida y gozo eterno en la otra. Agradeced en todo momento Mi Presencia en vosotros y en vuestra familia y pedid siempre, con humilde sabiduría, que necesitáis de Mi Guía, a través de Mi Santo Espíritu, que habita en vosotros y así no tropezaréis nunca ante nada, porque Yo mismo os iré llevando de la mano. Yo os amo y dependo de vosotros para mantener a la humanidad entera en la santidad en la que fuisteis pensados desde el Principio de los Tiempos. Recibid Mi Bendición salida de Mi Corazón Paternal y vivid Mis intenciones como Yo vivo vuestras necesidades.