Abr 15_99 La Banalidad de los Actos Humanos.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Sobre: La Banalidad de los Actos Humanos.

Escribe hijito Mío, hoy te quiero hablar sobre la banalidad de los actos humanos. Vosotros habéis sido constituidos para formar parte de la Creación Divina, para producir frutos de conversión y salvación, para dar gloria a vuestro Dios y Creador. Vuestras obras, todas, deben ser tendientes a que en ellas se manifieste el Espíritu de Dios y que, para que a través de ellas, se manifieste Su Presencia y Su Voluntad, siempre buscando un mayor crecimiento y desarrollo espiritual.

Con la caída en el Pecado Original de vuestros Primeros Padres, empieza la banalidad de los actos humanos. Ese pecado se vuelve el primer acto humano y todos vosotros conocéis el resultado. Las capacidades y la fragilidad humanas, NUNCA se van a poder comparar a Mis Capacidades y a la finalidad amorosa de Mis Obras. Mientras que Mis Obras siempre son tendientes al Amor, las vuestras, cuando las hacéis u obráis sólo a nivel humano, son tendientes siempre al egoísmo. Vuestra tendencia actual, por tener el alma caída en el pecado, por tener la mancha del egoísmo, es de separación de vuestro Dios, a Su Voluntad y a la búsqueda de la vanagloria personal. Os apropiáis de los Dones recibidos y los utilizáis para vuestros propios intereses que en la mayoría de los casos son para buscar un reconocimiento mundial, para llenar vuestras míseras pretensiones humanas, para enriqueceros ó para tener poder y control sobre vuestros propios hermanos. No buscáis el servicio, la caridad, la mejora espiritual y material de vuestros semejantes, ayudados por méritos y dones que NO son vuestros. Tomáis y os apropiáis de los dones de Mi Santo Espíritu para vuestro propio beneficio.

Siempre que el hombre ha tomado Mis Dones para su propio beneficio ó para ponerse en contra Mía, de vuestro Dios y Creador, siempre ha sufrido una caída espectacular. Entre éstas caídas está el Pecado Original, otra es la Torre de Babel, que cuando unidos los hombres de ése tiempo, se ponen en Mi contra y resulta la confusión de las lenguas. Luego, cuando los hombres se van adueñando de tierras y constituyen países, empiezan las guerras de hermanos contra hermanos y siempre con una finalidad egoísta, ya sea de posesión de más tierras, de posesión de las riquezas que ésos otros pueblos han obtenido con su trabajo, ya sea por posesión humana, causado por la belleza de una mujer ó ya sea por tratar de aniquilar tal o cuál pueblo por sentirse superiores en raza o intelecto. Cuánto mal produce el hombre cuando ve en sus obras a su propio egoísmo, a su propio yo.

Gran cantidad de los que llamáis “avances científicos”, están encaminados a ver por vuestros propios intereses y no los habéis puesto bajo Mi Guía ó bajo Mi Protección, evitando con ello lo que a Mi se Me debe, el Primer Holocausto, la consagración de cada acto u obra humana.

Cuando vuestros planes, vuestros ideales, vuestra vida son consagrados y ofrecidos a Mi, como debe ser y además aceptando vuestra pequeñez con sincera humildad, sabiendo que aún los más grandes logros humanos SIEMPRE van a ser defectuosos y limitados, como vosotros lo sois por causa del pecado y porque sois niños, en capacidades y en vida interior, cuando obráis y aceptáis esto, obtendréis grandes logros, porque Yo, vuestro Padre, voy a sustituir vuestras incapacidades, vuestras deficiencias con Mi Amoroso Poder, con Mi Amorosa Sabiduría y así entonces obraremos JUNTOS y obtendréis cosas tan grandes que os maravillaréis. Cuando obráis con vuestras propias capacidades y con tonta vanagloria humana, obtenéis fracaso tras fracaso. Os daré un ejemplo de vuestra época en donde se dio éste egoísmo y ésta vanagloria humana, el trasatlántico Titanic. Según sus ingenieros era una maravilla de la ingeniería humana, se envanecen a tal grado que declaran: ‘Ni Dios lo podrá hundir’ y obtienen su lección en el primer viaje. Lo construyeron para ellos mismos, para envanecerse y además no solamente no Me tomaron en cuenta para ofrecérMelo y consagrárMelo, puesto que el conocimiento se los dí Yo, sino que además hasta ponen ésta pequeña obra humana en contra Mía, Me retaron y perdieron. Esto no quiere decir que Yo voy a estar siempre pendiente a ver si vuestras obras Me las estáis ofreciendo o no, de hecho lo conozco y no lo estoy haciendo con la finalidad de destruir lo que se os olvidó, lo cuál tiene remedio, porque vosotros contáis con esa gracia, la de retomar todos vuestros actos del pasado en los cuáles Yo aún no aparecía como actor principal en vuestras vidas y en éste presente Me podéis ofrecer todo aquello y Yo lo tomaré y os lo agradeceré como si lo acabarais de hacer y obtendréis las gracias y bendiciones que retuve en ésos momentos pasados por vuestro olvido. Lo que sucedió con el Titanic no fue olvido, sino soberbia humana y reto directo a Mí, vuestro Dios.

¿Os dais cuenta de que cada día obráis así? Creáis Titanics en vuestras vidas y con vuestras obras diarias, a veces con olvidos y a veces con retos soberbios. Os afanáis en construir grandes obras humanas, deficientes, pequeñas y al no tomarMe en cuenta consagrándoMelas y ofreciéndoMelas, así se quedan, pequeñas y deficientes y no producen crecimiento espiritual para los demás ni para vosotros mismos y por consiguiente, se desvanecen tanto vuestras obras como vosotros mismos, no dejáis huella de amor y servicio en vuestro paso por el Mundo, sino de egoísmo y destrucción.

Buscáis sobresalir de entre vuestros semejantes y si sobresalís, a veces quedáis marcados por vuestro mal proceder, porque buscasteis vuestras propias necesidades y gustos, vuestro bienestar antes que el de los demás. De ésta forma conocéis los nombres de personajes del pasado y actuales que han sido muy destructivos al propiciar guerras entre hermanos al hacerlos luchar pueblo contra pueblo, o nación contra nación.

Por otro lado podéis ver la vida de semejantes vuestros, que sin buscar vanagloria, sino servicio a sus semejantes, poniendo toda su vida y esperanzas en Mi Voluntad, pidiéndoMe ayuda en todo momento al saberse pequeños y limitados han hecho grandes obras en el Amor divino y en el humano, porque ha habido, primeramente humildad y en seguida caridad. De aquí surgen nombres de mujeres y hombres, grandes entre vosotros que han dado crecimiento a la humanidad a nivel científico, moral o espiritual y al ser reconocidos así han tenido un reconocimiento mundial que nunca buscaron. En muchos de ellos se les reconoce una verdadera santidad, porque ellos dejan reflejar Mi Presencia interior y no su egoísmo humano.

¿Comprendéis ahora cómo deben ser vuestros actos, pequeños y deficientes, a la vista de vuestro Padre? DádMe todo lo vuestro, todo, aún lo más pequeño y deficiente, para que unido a Mi Amor, a Mi Voluntad en los méritos de Mi Hijo Jesucristo, vuestras obras alcancen niveles inconmensurables, niveles inimaginables a vuestras escasas capacidades. Entended una vez más de que sois niños y que vuestro conocimiento, aún el de vuestros grandes sabios actuales, es infinitamente inferior al Mío y que si os quedáis solos y actuáis solos, vuestros actos seguirán así, infinitamente pequeños y deficientes.

Contáis con Mi Gracia, contáis con Mi Voluntad, contáis con Mi Guía Paterna, tomadlas y aprenderéis a vivir otra vida, una vida llena de Mi Gloria y una vida llena de Gracias Divinas, porque ya no obraréis solos, vuestras obras irán impregnadas de Mi Presencia Divina y así avanzaréis a pasos agigantados en vuestra ascensión espiritual y amorosa hacia Mi Corazón Paterno.

Buscad vuestra fusión a MI Voluntad, a Mi Ser y veréis el cambio tan fuerte, tan radical que se dará en vuestras vidas y en el desarrollo integral de todo el género humano. Ya no viváis ni actuéis aislados, Yo vuestro Dios y Creador, lleno de un inmenso deseo de compartir todo aquello que hacen Mis hijos, quiero vivir en vuestras vidas para levantaros y llevaros a la dignidad en la que fuisteis pensados y constituidos en el Principio.

Venid a Mí y no os arrepentiréis, no desperdiciéis Mis Tesoros infinitos.

Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo y en el del Espíritu de Amor.