Mayo 21_07 Los que estáis Conmigo, los que Me amáis y Me seguís, deberéis ser almas sacramentales.

Mensaje.
Explicación de los Santos Sacramentos.

 

Mensaje de Dios Padre a J. V.a las 21:22 hrs.

 

Habla Dios Padre,
Sobre: Todos vosotros, los que estáis Conmigo, los que Me amáis y Me seguís, deberéis ser almas sacramentales.

Hijitos Míos, todos vosotros, los que estáis Conmigo, los que Me amáis y Me seguís, deberéis ser almas sacramentales.

¿Qué quiero decir con esto?, vosotros nacéis a la Gracia por los Sacramentos, ganáis la muerte en los Sacramentos. Os explico: Cuando nacéis, por causa del Pecado Original, Mi Gracia no se puede derramar sobre vosotros, necesitáis la puerta de entrada para la recepción de todas las Gracias y ésta puerta de entrada es el Bautismo, por el que nacéis nuevamente a la Gracia y así os volvéis hijos Míos.

Ciertamente todas las almas vienen de Mí, vuestro Dios, las almas son puras cuando bajan del Cielo, porque son de Mi misma esencia, pero como la materia –el cuerpo- está dañado por el Pecado Original, al encarnarse el alma, ésta se contamina y es a través del Sacramento del Bautismo que el alma adquiere nuevamente su blancura celestial. El alma nace a la Gracia por el Bautismo, Sacramento de Vida, éste Sacramento obliga a los padres que sea administrado a los hijos, porque luego vendrá el Sacramento de la Confirmación donde éste obliga al bautizado a recibirlo con la ayuda de sus padres. En éste Sacramento, el hijo, ya concientemente acepta Mi Amor, acepta sus obligaciones para Conmigo y para con su prójimo y acepta Mi compromiso para con vosotros. Vosotros, Mis hijos recibiréis Mi apoyo total, siempre y cuando vosotros os mantengáis bajo Mis Leyes y Mi Amor.

Sí, en la Confirmación, vosotros ya concientes de vuestro compromiso de bautizados, de hijos Míos, aceptáis éste cambio de compromisos y, además empezáis a compenetraros más en vuestra vida espiritual y en el trato personal, íntimo, Conmigo, con vuestro Dios.

A muchos de Mis hijos, ya desde su bautismo y aún antes de su Confirmación, pueden empezar a convivir fuertemente Conmigo y así experimentar experiencias “místicas”, que más que utilizar dicha palabra, Yo las definiría como experiencias “familiares”. Yo Soy vuestro Padre y vosotros, todos, sois Mis hijos y lo normal es que un padre se comunique y conviva con sus hijos y los hijos con su padres y así, lo que vosotros veis, hasta ahora, como “extraordinario”, ésta forma de vida deberá ser lo normal entre vosotros y Yo, vuestro Dios.

Vuestro desarrollo humano y espiritual prosigue, vienen las debilidades y caéis en pecados graves ó leves, los cuales Me duelen mucho ya que por ellos perdéis el estado de Gracia y la recepción de Mis Gracias y Bendiciones, pero Yo, conociendo la naturaleza humana, conociendo vuestras debilidades y vuestra concupiscencia, os ayudo con otro Sacramento, el de la Confesión ó Reconciliación.

A través de éste Sacramento y por medio del Poder Divino que Yo derramé sobre los sacerdotes, por mediación de Mi Hijo Jesucristo, vosotros recibís el perdón de vuestros pecados, leves ó graves. Yo no soporto ver a un alma caída, envuelta  en el pecado. Por medio de Mi Santo Espíritu, quien habita dentro de cada uno de vosotros, vais haciendo un recuento de vuestros actos, os hago ver la maldad de ellos y cómo ellos Me dañan en lo personal. Si realmente Me amáis, lloraréis vuestro mal proceder, entrará en vosotros el arrepentimiento y el deseo de no dañarMe nunca más, de ésta forma adquirís nuevamente vuestro estado de Gracia, seguís recibiendo Mis Gracias, Bendiciones y toda clase de regalos materiales y espirituales y seguís creciendo para ir ganando vuestro estado de perfección en el Amor Verdadero, el Mío.

Es en este momento cuando empezáis a crecer en cuerpo y alma, que necesitaréis de un alimento muy especial. Así como el cuerpo necesita de cierta calidad de alimentos para que os desarrolléis físicamente de la mejor manera, también vuestra alma necesitará  de un alimento excelso y es cuando entro a vuestra vida a alimentaros de una forma total.

Mediante las Enseñanzas de Mi Hijo, por medio de Mis Leyes y Decretos, por medio del ejemplo espiritual que otras almas bellas os dan, vosotros vais creciendo en virtud y en amor, pero necesitáis algo más, el Alimento Divino, el Cuerpo y la Sangre de Mi Hijo Jesucristo, regalo sin igual que se os ha concedido para que Él mismo comparta Su Naturaleza Divina con vosotros, os alimentáis realmente con alimento del Cielo y así, mediante el Sacramento de la Eucaristía, os alimentáis en cuerpo y alma con las Enseñanzas de las Escrituras y con el Alimento Celestial que será Mi Hijo Jesucristo verdaderamente en vosotros.

Seguís creciendo, algunos de vosotros podréis ser llamados a ser almas sacerdotales, una bendición excelsa, grandísima, que pocas almas alcanzan y que ayudan a mantener Mi Vida en Mi Pueblo Terreno. Mediante el Sacramento Sacerdotal quedan selladas, éstas almas serán para servirMe eternamente, si se mantienen fieles a Mí. Otras almas serán llamadas al matrimonio, para mantener la vida humana y engrandecer Mi Pueblo con más hijos.

Mediante el Sacramento del Matrimonio vuestros hijos quedan sellados y protegidos con Mi Poder, con Mi Gracia y con Mi Amor, son hijos consentidos porque se han mantenido en obediencia viviendo como Yo, vuestro Dios, lo he pedido. Yo bendigo inmensamente a aquellos que Me son fieles, pero también maldigo a aquellos que Me son infieles o que Me atacan de alguna forma, como la de no mantenerse en la vida sacramental.

Seguís creciendo y dando fruto a los vuestros y a vuestro prójimo, por tratar de llevar una vida sacramental y por fin llega el ocaso de vuestra vida humana, donde vuestras fuerzas humanas menguan, pero vuestra vida espiritual se ha fortalecido y espera su regalo eterno por haber cumplido vuestra misión, misión que Yo os pedí llevar a cabo y que con gran gusto y amor Me dedicasteis a lo largo de vuestra vida, vuestro final será bello y vuestro encuentro, deseado por haber vivido vida Sacramental. Se os administrarán los Santos Oleos, se os dará Mi Alimento de Vida y vosotros alcanzaréis el deseo infinito de nuestro encuentro, para que empecéis a gozar vuestra vida eterna, Conmigo, con vuestro Dios y con la compañía de infinidad de almas que también se mantuvieron en el Amor Sacramental Conmigo.
Os bendigo y os amo infinitamente.