Sep 14_2023 No dejéis de invocar Mi Santo Nombre ni el de Mi Hija, La Siempre Virgen María, en vuestro diario quehacer, en vuestras diarias pláticas, porque al hacerlo, atraéis el Cielo a la Tierra.

Rosario – Mensajes

.

=================================

Mensaje de Dios Padre y
de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

=================================

.

Habla Dios Padre

Sobre: TraedMe almas, os pidió Mi Hijo, y ésta es una forma de atraer almas a Mi Corazón, invocando Nuestros Sagrados Nombres, Nuestros Santísimos Nombres.

No os imagináis el gusto que Me dais al nombrar Mi Santo Nombre y el de Mi Hija, la Siempre Virgen María.

En este mundo tan convulso, en este mundo que ha perdido Mi Amor, en este mundo que se busca más el pecado que el estado de la Gracia, que Yo os regalo y que os pido toméis, para que podáis regresar al Reino de los Cielos.

Os he pedido tanto, que digáis a los hombres, en momentos de plática cotidiana, Mi Nombre, que bendigáis a los demás en Mi Santo Nombre, que llevéis a los hombres por el camino de la perfección, deseándoles Mi Bien.

¡Mi Hija, La Siempre Virgen María os ama tanto! Os protege contra las fuerzas de satanás, y cuando, también, nombráis Su Nombre: ¡María!, vosotros mismos os llenáis de alegría, vuestro corazón palpita diferente, os llenáis de Mi Luz, os llenáis de la Vida de Mi Hija, que Me tenía en Su Corazón en pleno.

¡María! ¡Mi Hija! La Madre de vuestro Salvador. María, la que aceptó Mi Voluntad, la que nunca puso un “pero” a lo que Yo Le mandaba, a pesar de que vivió una vida difícil, desde el momento de Su Anunciación, pero Yo estaba con Ella.

¡Mi Dulce María!, la Bella, la Santa, la Inmaculada. ¡Oh!, Mi Pequeña, ¡cuánto te amo, Mi Pequeña!, que fuiste creada en Nuestra Santísima Trinidad, con una Perfección total.

Mis pequeños, no dejéis de invocar Mi Santo Nombre ni el de Mi Hija, La Siempre Virgen María, en vuestro diario quehacer, en vuestras diarias pláticas con vuestros hermanos, porque al hacerlo, atraéis el Cielo a la Tierra. El mal se aparta de aquellos que Nos Nombran, porque no soportan Nuestro Amor, Nuestra Perfección, y de esta forma, vosotros mismos ponéis un escudo a vuestro alrededor y se lo ponéis a todos aquellos a los cuales, vosotros incluís en vuestras oraciones.

¡Tenéis tanto por hacer en este mundo, y sois tan pocos los que estáis Conmigo! y a los cuales os puedo confiar, para que Me ayudéis, a mover corazones hacia la salvación.

TraedMe almas, os pidió Mi Hijo, y ésta es una forma de atraer almas a Mi Corazón, invocando Nuestros Sagrados Nombres, Nuestros Santísimos Nombres, que alejan todo mal de vosotros.

Gracias, Mis pequeños. 

+++++++++++++++++++++++++++++++

Habla Nuestro Señor Jesucristo

Sobre: Estando Conmigo, Mis pequeños, tendréis asegurado el Bien, el Bien de Dios en vosotros.

Visión: Veo al Espíritu Santo arriba de la Cruz.

Mis pequeños, la Cruz, no es lo que algunos en el mundo creen, que fue un fracaso. Vosotros sabéis, los que estáis Conmigo, los que Me habéis seguido, que es todo lo contrario, que es un triunfo.

Un triunfo, porque, con ella, vencí a satanás, vencí a la maldad, vencí al Pecado de vuestros Primeros Padres.

Gracias a que vine Yo a la Tierra, porque así Me lo pidió Mi Padre, os dejé toda una Evangelización Divina, que muchos de vosotros conocéis, aunque pocos la viven.

El Espíritu Santo os recuerda, en diferentes momentos de vuestra existencia, pasajes de Mis Enseñanzas, pasajes que, en algún momento, cuando estáis en tribulación, cuando necesitáis algún consejo, cuando necesitáis de Mí, Él os hace conocer Mis Palabras, con esos pasajes que os revitalizan, que os dan Paz, que os dan Sabiduría, que os dejan vuestro corazón lleno de Mi Amor.

Me di por vosotros y, ciertamente, dejé que los hombres hicieran Conmigo, lo que hacían con los maleantes, pero sabéis, perfectamente, que todo era un plan bien constituido por aquellos traidores a Mis Enseñanzas, aquellos escribas y fariseos que manipulaban a su propio pueblo, ellos que debieron haber enseñado, con las Escrituras, con el Antiguo Testamento, donde se manifestaba la Palabra de Mi Padre, a través de los Profetas, pero no lo hacían, porque no les convenía, éstos, que se decían los guías del templo, porque no eran verdaderos hijos de Dios, sino hijos de la serpiente, hijos de satanás.

Si vosotros vais a la historia, desde el Antiguo Testamento, luego, cuando llego Yo, y ahora, en este momento de la historia, éstos, que se decían los guías del templo, siguen manipulando a la sociedad, al mundo entero, como lo hacían en aquellos momentos. No quieren ver la Verdad, no quieren vivir en la Verdad, quieren seguir manipulando al mundo, como satanás lo hace, porque ellos mismos se han vuelto instrumentos de satanás.

Quisieron destruirMe en la Cruz, pero les di una gran lección: ¡Resucité!, supieron perfectamente ellos, que Yo Resucité, y fue algo que les disgustó inmensamente. Por un lado, se dieron cuenta de su error, supieron, en ese momento, de que las Palabras que Yo enseñaba, sí eran Palabras del Mesías, sí eran Milagros del Mesías, sí era el Mesías el que estaba entre ellos, pero su misma soberbia no les permitía aceptar esa realidad ni podían darse a conocer al pueblo y decir que todo lo que se les había enseñado, sí venía del verdadero Mesías, y obviamente, no iban a aceptar, tampoco, que ellos Me habían asesinado en la Cruz.

Ese es el Triunfo de la Cruz que, a pesar de que ellos no Me aceptaron ante el pueblo, y aún en este momento de la historia siguen sin aceptar Mi Identidad Divina, vosotros, los que Me seguís, los que Me mantenéis en vuestro corazón, los que llenáis vuestra mente, vuestro corazón y vuestra vida, con actos, con Palabras, con pensamientos bellos que podéis tomar de las Sagradas Escrituras, las vivís y las compartís, sois esos hijos Míos, esos hermanos Míos, y gracias a vosotros, se sigue manteniendo Mi Presencia en el mundo, en la Iglesia y, aunque quieran negar Mi Presencia y todo lo que os dejé como herencia Divina, los hechos contradicen las palabras negativas de estos hijos de satanás, que no han querido dar su brazo a torcer, que no han querido aceptar Mi Divinidad, Mi Mesianismo, y desperdiciaron tanta Sabiduría, tanto Amor y, sobre todo, que no quisieron aceptar lo que anunciaba en el Nuevo Testamento.

Me tuvieron entre ellos, tuvieron el Gran Tesoro del Cielo entre ellos, y Me desperdiciaron, desperdiciaron Mi Vida Mesiánica, desperdiciaron el Amor de todo un Dios que vino a salvar a toda la humanidad y de todos los tiempos.

Mis pequeños, los que Me seguís, seguid orando, y viviendo lo que Yo os enseñé. Yo triunfé en Mi Resurrección, vosotros, a lo largo de vuestra existencia, habéis sido atacados también, porque Me amáis, porque Me seguís, porque hacéis vida lo que Yo os di.

Tendréis todavía momentos difíciles, pero ya os he Prometido que os protegeré y tendréis parte Conmigo en las Nuevas Tierras que se vendrán. Algunos otros, defendiendo lo Mío, serán mártires, como Yo lo fui para vosotros y tendrán seguro el Reino de los Cielos.

No temáis, Mis pequeños, por lo que venga. Os he dicho que si sois llamados al martirio, Yo tomaré el dolor y os protegeré, para que no desfallezcáis en los momentos fuertes de la prueba; y si vais a permanecer, porque así Mi Padre lo quiera, para poblar las Nuevas Tierras, estaré entre vosotros, os protegeré, os guiaré, y seréis purificados para tener ese regalo en ese Nuevo Tiempo por venir.

Estando Conmigo, Mis pequeños, tendréis asegurado el Bien, el Bien de Dios en vosotros. 

Gracias, Mis pequeños.