Feb 18_2021 Ya no sois esas almas de las cuales Yo Me debiera enorgullecer al llamaros “representantes de Pedro y de Mis Discípulos”.

Mensaje ÚNICO – Rosario matutino.

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Tercer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…)

Hijitos Míos, Soy vuestro Dios, vuestro Redentor, pero estoy nuevamente en Mi Pasión dolorosa al ver cómo satanás está atacando a Mi Iglesia cada vez más fuertemente, y lo que más dolor Me causa es veros a vosotros, los que tenéis a cargo Mi Iglesia, que no hacéis nada por protegerla, y más aún, os habéis vuelto los Judas de este tiempo.

Mi Madre, la siempre Virgen María, os anunciaba en Su aparición de Fátima que la caída de Mi Iglesia vendría desde dentro por la traición y el descuido de los que debieran de dar, prácticamente, su vida como Yo la di por vosotros. Los que debieran ser pilares, ya son débiles creaturas. Se les dio una posición privilegiada dentro del género humano, el de ser sacerdotes, pero muchos no dieron el ancho, despreciaron esa Gracia tan grande; no se comprometieron perfectamente Conmigo, vuestro Dios, para cuidar de este regalo tan grande que se les dio, que es el tenerMe a Mí, vuestro Dios, presente entre vosotros y que por ellos, con el Don concedido en el Sacerdocio, lograran tener Mi Cuerpo y Mi Sangre entre vosotros y tomaran de ellos para vuestra santificación.

Ciertamente, los cimientos son firmes porque Yo Soy el Cimiento de Ella, de Mi Iglesia, pero los pilares, que sois vosotros los escogidos, sacerdotes, cardenales, obispos, y aun el mismo Papa, debierais ser los protectores de Ella, y ahora ¡dejáis tanto qué desear! Habéis traicionado Mi Obra, por tanta maldad que se ha diseminado dentro de Ella y alrededor del mundo. Ya no sois esas almas de las cuales Yo Me debiera enorgullecer al llamaros “representantes de Pedro y de Mis Discípulos”, Mis Apóstoles escogidos, los iniciadores de la Iglesia Sacrosanta.

Me hacéis llorar y Me hacéis sufrir nuevamente lo que padecí en el Huerto de los Olivos. Mis Dolores eran tremendos al ver todo lo que le sucedería a la Fe que Yo dejaba para el mundo entero, pero en especial a vosotros los escogidos, para cuidar, amar y transmitir las Verdades que Yo os dejé, y ahora sois escándalo en todo el mundo. Ya se desconfía de vosotros, vuestros pecados son conocidos por todo el mundo y llega ese hedor satánico hasta el Cielo, que es un hedor que sale de vosotros, los Judas de este tiempo.

Ciertamente, todo estaba escrito, Mi Iglesia tiene que padecer lo mismo que Yo padecí por la humanidad entera. Las mismas autoridades de Ella desprecian a los que sí son Mis verdaderos seguidores. Tanto religiosos como laicos sois atacados porque lleváis la Verdad, la Verdad que Yo os dejé, y ahí entra la confusión que estáis padeciendo, causada por satanás, pero los que estáis Conmigo os mantendréis, por Gracia de Mi Santo Espíritu y por Mi Donación por vosotros, en esos Principios Santos que Yo os he dejado y que vosotros guardáis celosamente en vuestro corazón.

Ciertamente, seréis protegidos contra las fuerzas de satanás, porque después de la Purificación vosotros seréis los portadores para iniciar la Nueva Iglesia de los Nuevos Tiempos. Mi Iglesia nuevamente, entre los hombres, amada, respetada, adorada y, sobre todo, Maestra de Mi Vida y de Mi Amor.

Manteneos pues, Mis pequeños, los que estáis Conmigo, firmes en la Fe que Mi Santo Espíritu os ha dado. Las Verdades que Yo os he enseñado se mantendrán en vuestro corazón, en todo vuestro ser; defenderéis a capa y espada Mi Institución Divina entre vosotros, y así como os he prometido que satanás no podrá destruirla, tampoco podrá contra vosotros, porque seréis los iniciadores en los Nuevos Tiempos de esta Iglesia que muchos de vosotros añoráis y que queréis verla reconstruida en plenitud, santificada y, sobre todo, deseando ver Mi Presencia en Ella, y lo tendréis, Mis pequeños, lo tendréis.

Sé que sufrís Conmigo, sé que padecéis todo esto que estáis viviendo, porque Me amáis en Ella, porque amáis Mi Institución Divina. Yo enjugaré también vuestras lágrimas, como vosotros ahora enjugáis las Mías al llorar junto Conmigo por esta traición, por este desprecio que ahora, los que debieran cuidarla, Me están causando nuevamente.

Manteneos pues, Mis pequeños, en esa ilusión grande de verMe ya entre vosotros y de escuchar de Mí Mismo Palabras de Vida, Palabras de Amor, Palabras de aliento, Palabras de Agradecimiento. Estaré entre vosotros, gozaréis Mi Presencia entre vosotros y Yo gozaré vuestra presencia y, sobre todo, el que os hayáis mantenido firmes en lo que Yo os di como vuestro Hogar Celestial aquí en la Tierra: Mi Santa Iglesia.

Gracias, Mis pequeños.