Abr 03_2020 Trabajad pues para lo que fuisteis llamados: sois corredentores con Mi Hijo. Meditad esto, Mis pequeños, porque es una gracia muy grande y también seréis recompensados con esa grandiosidad, si realizais correctamente vuestro trabajo.

Rosario matutino

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Mensaje de Dios Padre y la Santísima Virgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen.

Hijitos Míos, os tengo que recordar que vosotros estáis viviendo para Mi Señor y Mi Dios. Yo, como Madre vuestra, os recuerdo vuestras obligaciones; cada uno de vosotros tenéis vida por Mi Dios y Señor, tenéis vida porque estáis para servir aquí en la Tierra, al Creador, al Redentor, a la Vida.

Mi Señor y Mi Dios os ha dado esa oportunidad grandiosa, bellísima del don de la vida, pero vosotros no estáis dando todo vuestro tiempo para servir a vuestro Creador como debierais. Ya se os había dicho alguna vez, que seréis juzgados por todo el tiempo de vida que utilizasteis a lo largo de vuestra existencia. El tiempo de vuestra vida no os pertenece, le pertenece a Mi Señor y Mi Dios, vuestro Creador, y deberéis dar cuentas a vuestro Dios, vuestro Creador, Mi Señor, por cada segundo de vuestra existencia, ¿cómo utilizasteis ese tiempo para el bien de las almas y para el bien vuestro?

Recordad que es una gracia muy grande el que hayáis sido escogidos para bajar a servir a vuestro Dios, Creador del Universo entero; es una gracia muy grande que no todas las almas tienen y vosotros, al tenerla, debéis estar conscientes de vuestra tarea y de vuestras obligaciones. Ciertamente sois cuidados, sois protegidos, sois guiados por las Gracias del Cielo, por la Sabiduría Divina, pero vosotros olvidáis muy pronto vuestras obligaciones.

Yo, como pequeña Sierva de Mi Dios y Señor, Le di Mi fíat desde pequeñita y se lo confirmé al Arcángel Gabriel cuando Me mostró Mi misión de ser la Madre del Salvador (lenguas…)

*Nota: Se me inflama mi corazón de alegría santa, al escuchar las siguientes Palabras de Mi Madre Santísima.

Gracia grande, inmensa, única, la que se Me daba. La alegría infinita llegaba a Mí, Me confirmaba el sentimiento en Mi ser, que tenía desde pequeña, gozaba la presencia de Mi Dios en todo momento y aquí, en este momento, Me rebasaba esa alegría al escuchar las palabras del Arcángel anunciándoMe tal belleza de misión que se Me concedía. ¡Bendito sea, Mi Señor y Mi Dios! El Dios eterno, el que no tiene principio ni fin, el Alfa y el Omega. ¡Gracias, gracias, Mi Señor y Mi Dios! Por esos momentos, por esa misión ciertamente grandiosa, pero también dolorosa. ¡Cuánto amor se desbordaba sobre Mí! ¡Cuánta alegría! Mi cuerpo y Mi alma se estremecían en tan grande Amor de Mi Dios. ¡Gracias, Mi Creador! Acepté de corazón esa misión, aun sabiendo el dolor que en algún momento vendría, pero también infinidad de alegrías tendría.

Mis pequeños, vuestra misión, como os dije, es única e irrepetible. Mi Señor y Mi Dios os ha compartido Su Amor, ha confiado en vosotros para ayudar a Mi Hijo en Su Redención. No apreciáis plenamente la obra tan grande que ha hecho en cada uno de vosotros, Mi Señor y Mi Dios, al daros el don de la vida y la misión que tenéis cada uno de vosotros. No oráis en profundidad ni le pedís al Santo Espíritu de Amor que os haga entender tal regalo divino; desperdiciáis mucho tiempo y grandes momentos divinos que pudierais tener, si realmente apreciarais y trabajarais para nuestro Dios y Señor.

Ciertamente hay dolor a lo largo de vuestra existencia, pero también hay momentos muy bellos, divinos, grandes, también a lo largo de ella, y que no habéis sabido agradecer a vuestro Creador. ¿Por qué os fijáis solamente en lo malo que os rodea, cuando tenéis infinidad de bendiciones a lo largo del día, a lo largo de vuestra existencia? Meditad en el Amor que se derrama continuamente sobre vosotros, meditad en las bellezas que os rodean. No apreciáis ni gozáis lo que se os da y que son regalos del Cielo. Día a día, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo, estáis en el pensamiento Divino y Él no se aparta de vosotros, ¿por qué vosotros os apartáis de Él? ¿Por qué sois tan desagradecidos con Aquel que os dio la vida y os cuida con tanto Amor?

Si realmente vivierais en esa gracia que se os ha dado, viviríais prácticamente el Cielo a lo largo de vuestra existencia. Os dejáis engañar fácilmente por satanás, vuestro enemigo, y, en vez de desecharlo de vuestra existencia, le seguís, y él, en vez de traeros un bien, os castiga, os maldice y os lleva a la perdición.

Soy vuestra Madre, la siempre Virgen María, que cuida de vosotros en todo momento. Os aconsejo, os tomo de la mano, os guío, pero también os reprendo, porque cuando se ama, también se le castiga al ser amado cuando se desvía del camino, y no es un castigo de odio, de maldad, es un castigo que renovará vuestra forma de ser.

Tomad, pues, vuestros dolores, vuestros padecimientos, todo aquello que os causa un malestar, y ofrecédmelos para que los una también a los dolores tan fuertes que tuve Yo en la Pasión de Mi Hijo. Reparad todo cuanto podáis, amad como al ser más querido que conozcáis y, aún más.

No desperdiciéis ya más el tiempo de vuestra existencia, porque de él tendréis que dar cuentas. Bendecid a vuestro Dios y Creador todo cuanto podáis, porque Él os ama infinitamente, Él no desperdicia ni un segundo para amaros, para cuidaros, para llevaros al Bien Supremo. Tratad de hacer lo mismo, Mis pequeños, tratad de servirle como Él lo merece, ¡es vuestro Dios! ¡es vuestro Dios!

Gracias, Mis pequeños.

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Cuarto Misterio. Habla Dios Padre.

Hijitos Míos, la Creación es perfecta, es bella, pero fue afectada por el Pecado Original, no estáis viviendo lo que Yo creé para vuestro bien. Satanás os desvía continuamente para llevaros por caminos alejados de vuestros deberes espirituales.

Os di un mundo bello del cual podéis aprender mucho y gozar mucho; ciertamente vosotros también necesitáis momentos de distracción, pero deben ser momentos. Vosotros, por tener una constitución humana afectada por el Pecado Original, os cansáis y necesitáis momentos de descanso, pero ciertamente no debéis seguir a lo que satanás os ha llevado, que es el sentir que debéis gozar plenamente, aquí en la Tierra, de todos los bienes que él os da, distrayéndoos de vuestras obligaciones principales.

Mi Hijo, en obediencia a Mí, bajó a la Tierra a serviros, ayudándoos a conocer las bellezas del Cielo, Mi Cielo, las bellezas son infinitas. Vosotros estáis viviendo en el mundo y es solamente una muy, muy pequeña parte de Mi Creación, y os dejáis engañar fácilmente por satanás para que desperdiciéis el tiempo en el que podríais salvar muchas almas, y no tomáis en cuenta que, cuando regreséis a Mí, si cumplisteis con la misión que os concedí, gozaréis de todo el infinito, ¡infinito, Mis pequeños!

Mis regalos son inmensos, son infinitos. Satanás solamente os puede dar una parte, una muy pequeña parte, que son los bienes de este mundo, y no en totalidad, y son como un granito de arena de toda una playa. Las almas que vienen a Mí, que se ganan la vida eterna, gozarán de toda la Creación, ¡que es infinita! No os dejéis engañar tan fácilmente por satanás, él no es el dueño del infinito, Yo sí, Mis pequeños.

Trabajad pues para lo que fuisteis llamados: sois corredentores con Mi Hijo. Meditad esto, Mis pequeños, porque es una gracia muy grande y también seréis recompensados con esa grandiosidad, si realizais correctamente vuestro trabajo. No os dejéis llevar por lo que os propone satanás, de gozar aquí en la Tierra, gozar la vida, gozar plenamente lo que tenéis, eso lo tendréis después y os lo daré Yo.

Mi Hijo gozaba plenamente con Su misión, gozaba en hacer el bien, gozaba en enseñar a sus hermanos, a vosotros, Mis pequeños; gozó en tomar la cruz y gozó el darSe por vosotros. Aun dentro del dolor hay gozo, Mis pequeños, cuando sabéis ofrecerMe a Mí, vuestro Dios, ese dolor para un bien grande, que es la salvación de las almas.

Gracias, Mis pequeños.