Abr 02_2020 El momento se acerca, os aviso, son los últimos avisos, ¿estaréis preparados, Mis pequeños, para presentaros con el traje de gala, para que Yo os pueda abrir la puerta para que entréis a las Bodas del Cordero?

Rosario matutino.

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Mensaje de Dios Padre y la Santísima Virgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: El momento se acerca, os aviso, son los últimos avisos, ¿estaréis preparados, Mis pequeños, para presentaros con el traje de gala, para que Yo os pueda abrir la puerta para que entréis a las Bodas del Cordero?

(Lenguas…) Hijitos Míos, todos vosotros, todo el mundo, el Universo entero ha sido invitado a las Bodas del Señor. Así como en la Parábola del Rey que tenía a sus invitados, pero que estos pusieron pretextos y ninguno fue, y ordenó que sus sirvientes salieran a los caminos, a las veredas, a invitar a todos aquellos que quisieran entrar a las Bodas, ¿acaso también vosotros Me pondréis pretextos para venir a Mí?

Estáis a momentos de una gran tribulación universal. Os he venido invitando a las Bodas, pero necesitáis solamente un requisito grande: Venir vestidos como es debido y, esto es, estar en estado de Gracia. ¿Estáis vestidos así?

Os aviso, y os he venido avisando, que estáis a momentos de esta gran tribulación Universal. Nada ha sucedido tan fuerte en la historia de la humanidad, salvo en el tiempo de Noé que las aguas purificaron la Tierra y solamente Noé y su familia fueron escogidos.

Ahora la purificación será total, desde debajo de la Tierra hasta arriba de los cielos; el Universo entero tendrá esta purificación, porque todo fue afectado por el Pecado Original de vuestros Primeros Padres, toda la Creación será purificada, pero vosotros, Mis pequeños, ¿os habéis preparado ya para presentaros con el traje de gala, con el traje que os dará la entrada segura al Reino?

Os aviso porque os amo, pero la necedad del hombre no quiere escuchar ni quiere ver los acontecimientos que se dan a vuestro alrededor. Pensáis en un futuro largo, que todavía tendréis vida, y seguís haciendo vuestros arreglos humanos para un futuro material, para vuestra familia, para vosotros mismos, pero hacéis a un lado la espiritualidad que es la llave que abrirá Mi Corazón, ya sea para aceptaros, ya sea para rechazaros.

Os falta Sabiduría, presumís de gran inteligencia porque conocéis mucho de las cosas del mundo, conocéis la manera de obtener más bienes para vuestros bolsillos y para tener, supuestamente, una vida más holgada, con diversiones, entretenimientos, pero no para crecer en una vida espiritual que os irá asegurando la vida eterna.

Os he dicho que busquéis primero el Reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura, pero os seguís manteniendo en la mentira a donde os lleva satanás; él os dice todo lo contrario: “Llenaos de bienes del mundo”, para que os olvidéis de Mí, de vuestro Dios.

El momento se acerca, os aviso, son los últimos avisos, ¿estaréis preparados, Mis pequeños, para presentaros con el traje de gala, para que Yo os pueda abrir la puerta para que entréis a las Bodas del Cordero?

Gracias, Mis pequeños.

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Tercer Misterio. Habla la Santísima Virgen.

Sobre: Me acerco a vosotros porque Mi Hijo os pidió que os preparéis espiritualmente para los acontecimientos que han de venir, que purificarán la Tierra y el Universo entero.

Visión: Aquí está con nosotros Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción.

Hijitos Míos, acercaos a Mí, vuestra Madre, en Mi Advocación de la Inmaculada Concepción. Me acerco a vosotros porque Mi Hijo os pidió que os preparéis espiritualmente para los acontecimientos que han de venir, que purificarán la Tierra y el Universo entero.

Conozco vuestro corazón y muchos de vosotros tenéis vergüenza de acercaros a pedir perdón de vuestros pecados porque éstos son muy graves, y por eso Me acerco Yo a vosotros, Mis pequeños, para tomaros de la mano, para tranquilizaros, para llevaros hacia Mi Hijo, para que reconozcáis vuestros errores, vuestros pecados, vuestras maldades ante Él. Os llevo a Él, porque Él comprende el error humano, vuestras debilidades, y perdona todos vuestros pecados. No tengáis miedo, Mis pequeños, Yo os llevaré y os presentaré ante Él; Él es sencillo, Él es todo Amor, y veréis que os perdonará todo aquello que os avergüenza, y tened por seguro que Él os perdonará hasta el último pecado que tengáis.

Cada uno de vosotros bajasteis del Cielo a una misión específica pero, ciertamente, por cuestiones personales de vuestro ambiente familiar o aun social, no todos tuvisteis una vida espiritual fuerte que os diera, a lo largo de vuestra existencia, un soporte espiritual para vencer la maldad de satanás, y de eso se aprovecha el maligno, de que no todos tenéis esa fuerza espiritual para rechazarlo y os vais llenando de pecados, de múltiples pecados, pero ya, por el hecho de que vosotros os sintáis avergonzados, ya eso es un inicio para que obtengáis el perdón de ellos porque, al reconocer que tenéis un corazón sucio pero contrito, os podéis acercar a un sacerdote y él os llevará hasta el Corazón de Mi Hijo y dejará vuestra alma limpia nuevamente.Yo os acompañaré, Mis pequeños, Yo estoy aquí que Soy vuestra Madre, Yo os acompañaré a cada uno de vosotros que, si realmente tenéis un corazón contrito y con deseos de no volver a cometer esos pecados, que dañan tanto el Corazón de Mi Hijo, seréis perdonados.

Mi Hijo se dio por todos vosotros. La evangelización era para toda la humanidad de todos los tiempos, y sigue siendo y será, porque Su Palabra es eterna. Mis pequeños, el Amor de Mi Hijo es infinito y perdona hasta lo más grave que tengáis, siempre y cuando os arrepintáis de corazón.

Vivid pues, en esa seguridad, del Amor de Mi Hijo, no os perdáis la oportunidad de regresar a Él; al final de vuestra existencia, todos estáis invitados a regresar al Reino de los Cielos, ese es vuestro Hogar Eterno, pero sí se necesita ese requisito: pureza de alma.

Acudid, pues, al Sacramento de la penitencia y dejad que Mi Hijo, a través del confesor, perdone vuestros pecados y una gran alegría, una alegría inmensa, os hará desbordar de alegría a vosotros mismos por tener nuevamente vuestro corazón limpio, vuestra alma dispuesta a entrar a las Bodas del Cordero.

Gracias, Mis pequeños.