Dic 11_18 Debéis vivir buscando la perfección en lo que estéis haciendo, sea lo que sea.

Rosario vespertino – MENSAJE ÚNICO.

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Mensaje de la Santísima Virgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.

Sobre: Recordad, que lo grande, lo inmenso, se logra empezando con cosas pequeñas, pero hechas con amor y buscando siempre la perfección en ellas.

Hijitos Míos, la Gracia que os envía Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor, es como una lluvia matinal, cae sobre vosotros, sobre vuestras almas, os limpia, os purifica, os santifica. Dejad que la acción del Espíritu de Amor, El Espíritu Santo, Mi Esposo, caiga sobre vosotros y vaya purificando todo aquello que está ensuciando a vuestra alma, para que os podáis acercar a Nuestro Dios y Creador.

Yo, vuestra Madre, la Siempre Virgen María, acudo inmediatamente a vuestros ruegos; sois almitas que estáis enfermas de muchos pecados, o quizá, de pocos, pero os veMos como almas enfermas, que no tenéis Paz, habéis perdido la Alegría Verdadera, en muchas ya no hay amor y menos Fe. Estáis enfermos de esa falta de vida espiritual en vosotros.

Habréis, alguna vez, vivido y gozado momentos en los cuales os llenasteis de esa vida espiritual, porque tuvisteis momentos, en los cuales, la Luz de Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor os iluminó y gozasteis, aunque fuera por segundos, un gozo tremendo, y son probaditas del Amor de Nuestro Dios, en Su Santísima Trinidad. Nuestro Padre Dios lo permite, para que vosotros os deis cuenta de que existe algo más, muy superior a lo que vosotros vivís aquí en la Tierra. Son momentos, que se os dan como regalo a la Fe, al amor, a la constancia en buscar a Nuestro Dios y todo aquello, en lo cual Él está.

Ciertamente, pertenecéis a diferentes círculos de vida social, pero todos ellos os deben llevar a un mismo fin, vivir en Dios y servir a vuestros hermanos. Ésta vida en Dios, os lleva a la perfección, porque para vivir en Dios, debéis vivir buscando la perfección en lo que estéis haciendo, sea lo que sea. Tened esto muy presente en vuestras vidas. Si lleváis la cuenta de la diversidad de cosas que se deben hacer a vuestro alrededor en donde vivís, algunos creeréis que hay cosas más importantes que otras pero, como os ha dicho Nuestro Padre y os lo ha repetido varias veces: todos vosotros sois importantes, no hay superiores e inferiores, todos necesitáis de todos para que se lleve a cabo la vida en Dios en vuestra vida.

Cada quien tenéis dones, capacidades, carismas, para llevar una vida, tanto humana como espiritual y las debéis llevar a la perfección, y eso, además de que a vosotros os va a dar un gran gusto, porque vuestros hermanos os lo van a agradecer, el mayor gusto lo tendréis cuando estéis enfrente de Mi Hijo, en vuestro Juicio Particular. Cuando se muestren ante todos vuestras obras buenas, las cuales tratasteis de hacer a la perfección, según vuestras capacidades y que se pongan todas éstas en la balanza de las obras buenas; muy contentos estaréis de que todo ello pese más que las obras malas, que también, cada uno de vosotros, cometéis. Pero el hecho de estar buscando la perfección en vuestros actos, tanto espirituales, como humanos, si estáis regidos por la Piedad de Nuestro Dios en Su Santísima Trinidad, todo saldrá cuasi perfecto.

Esta debe ser vuestra meta, Mis pequeños, buscar a diario el cómo perfeccionaros en todos los momentos de vuestra existencia. Desde el momento en que os levantáis para iniciar un nuevo día: ¿agradecisteis a Nuestro Dios, vuestro Creador, en Su Santísima Trinidad, que ese día tenéis vida? ¿Le ponéis a Su disposición todos vuestros actos de ese día y Le pedís ayuda a Mi Esposo El Espíritu Santo, para que vuestros actos sean lo mejor posible, para ofrecer esas florecillas al Padre? Cada cosa, por muy simple que parezca, son méritos que vais haciendo para acercaros más al Corazón Infinito de Nuestro Dios.

Dejáis pasar demasiadas oportunidades a diario de acercaros a la Perfección, que es estar en el Corazón de Nuestro Dios y Señor.

Si lo meditarais mejor, si lo llevarais a cabo, al principio, ciertamente, que tendréis que poner más atención en ello, pero, al hacer las cosas con gran conciencia de perfección, se hará normal en vuestra vida hacer todo ello en perfección, cambiará todo vuestro entorno y cambiaréis a muchas almas en la búsqueda del Bien, les enseñaréis que sí se puede vivir en la Perfección que Nuestro Padre os pide.

Generalmente, buscáis algo, un momento, en donde hacer algo grandioso, y que se pudiera decir, hasta algo casi sobrehumano, para quedar bien ante los Ojos de Nuestro Padre Dios. Quizá se dé ese momento y, lo más probable, es que no se dé, y desperdicias, nuevamente, mucho tiempo mientras estáis esperando ese momento.

Recordad lo que os dice Mi Hijo, buscad la simplicidad en vuestra vida, las cosas sencillas os van a llevar a grandes cosas. Si queréis hacer algo grande, lo empezáis haciendo con cosas pequeñas. Un edificio inmenso, se va construyendo con pequeños ladrillos. Vuestra grandiosidad ante los Ojos de Nuestro Dios, se va logrando con las pequeñas cosas de cada día.

Os repito, buscad dentro de la sencillez de todos los actos de vuestra existencia, la perfección de cómo hacer, cada vez mejor, lo que tenéis que hacer de todos los días y, quizá, sin que os deis cuanta, después de un poco tiempo, os dais cuenta que vuestro crecimiento, tan alto, que lograsteis, por poner todo vuestro empeño en lograr esa perfección de vida.

No desperdiciéis, pues, Mis pequeños, todas las oportunidades que Nuestro Padre y Señor, os da todos los días, no despreciéis lo pequeño, porque eso lo tenéis todos los días, esperando algo grande, que quizá tarde mucho tiempo en que se logre hacer algo inmenso, que quisierais dar a Nuestro Dios. Quizá podáis hacer, cientos o miles de cosas pequeñas, ofrecidas con amor a Nuestro Padre, antes de tener un evento grande, que estáis buscando y que puede tardar mucho a que llegue a vuestra vida.

Nuevamente, recordad, que lo grande, lo inmenso, se logra empezando con cosas pequeñas, pero hechas con amor y buscando siempre la perfección en ellas.

Gracias, Mis pequeños.