Ene 04_02 La Fascinación del Pecado de la Carne.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

 

Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: La Fascinación del Pecado de la Carne.
Hijitos Míos, hoy os quiero hablar sobre la fascinación del pecado de la carne.

El ser humano fue creado para compartir la Vida Divina de Mí Padre, de su Creador. El hombre debía mantener su vida humana unida a su vida espiritual y de este forma su alma no sufriría ningún cambio, todo se iba a desarrollar en el ámbito de lo Divino, de tal forma que la vida en la tierra sería muy similar a la vida del Cielo, la diferencia sólo la daría el cuerpo utilizado para poder estar sobre la Tierra.

Como os he explicado ya, el alma, cubierta por un cuerpo o sin él, debe mantenerse siempre unida a la Vida de su Dios. La naturaleza del alma es divina, ¡fuisteis creados a Imagen y Semejanza de vuestro Dios!

Las Sagradas Escrituras os explican la caída de vuestros Primeros Padres. El demonio, en forma de serpiente, engaña a la mujer prometiéndole que serán como dioses si lo escuchan y, al caer, él fascina los sentidos de la mujer, quien a su vez, fascina los sentidos del hombre.

¿Qué es lo que ha provocado esta fascinación en el género humano?

El don de la vida, el don de la procreación, la Gracia más preciada que Mi Padre concedió al hombre, la fascinación del pecado cometido lo convirtió en el vicio más bajo y deplorable de la Creación. Fuisteis creados por Amor y se os dio una tarea de amor, la procreación, don Divino, que al ser usado en el recto sentido sublimaría, ya que le estaría dando a su Dios el regalo más preciado: nuevas vidas, nuevos seres que Lo amarían eternamente. La fascinación al pecado aceptado por vuestro Primeros Padres atrajo, para sus descendientes, la muerte a la Gracia Perpetua y la lucha tremenda que de ahí en adelante tendría que sufrir todo el género humano.

Hijitos Míos, esta fascinación a pecar en la carne es tan fuerte que, prácticamente, nadie se ha podido salvar de caer en ella. A todas las edades, en todos los pueblos de la tierra, a ambos secos, a todos niveles culturales, religiosos y laicos de todas las denominaciones, todos, alguna vez, han sufrido de la fascinación del pecado de la carne, ya sea el deseo, ya sea de obra.

Ahora, en los tiempos que estáis viviendo, este vicio, este veneno para el alma, os ataca continuamente y, desgraciadamente, cobra muchísimas almas, porque el hombre, al haberse separado de su Dios, no encuentra fuerzas en otro lugar como para protegerse de su ataque tan grande.

Los jóvenes, atacados por otros jóvenes o por adultos, van creando una cadena que va rompiendo los vínculos más sagrados. El adulterio se ha vuelto de lo más natural y normal en este tiempo. Las relaciones prematrimoniales, se habla y se practican como lo más normal, aceptándose y recomendándose para que “se conozcan” antes de casarse. Se dan clases de sexo, arguyendo que de esta forma no llegan con los ojos vendados al matrimonio. Se aconseja “la planeación de los hijos” para hacer más feliz a la pareja. Se os habla de tantas aberraciones, hijitos Míos, que ya no sabéis si lo que os dicen es bueno o no. La fascinación del sexo sigue cobrando víctimas día a día y todo porque el hombre no ha seguido lo que Yo os vine a enseñar.

Es triste, muy triste, ver cómo los matrimonios jóvenes no duran casados. Sus ideales matrimoniales, en gran parte, se han rebajado sólo al goce sexual y al acopio de bienes materiales, los hijos…, pueden esperar. Pero todavía, es más triste ver matrimonios de muchos, muchos años unidos, que se destruyen porque caen en la fascinación de la carne.

¿Por qué os ha sucedido todo esto, Mis pequeños?  La respuesta es simple, OS HABEIS OLVIDADO DE VUESTRO DIOS.

El demonio os ha llevado a endiosar vuestro cuerpo y a sus sentidos. El goce del sexo que Mí Padre os concedió, para la procreación, obviamente no es malo y éste se vuelve santo al llevarlo dentro del matrimonio y procreando. Se vuelve vicio y grave pecado cuando se lleva fuera del matrimonio, por el egoísmo de una o de ambas partes, ya que no lleva la finalidad por la que fue creado.

El alma, sostenida por las virtudes del espíritu, debe saber dominar el goce desmedido que lo lleve a volverse vicio y así darle la espalda a vuestra naturaleza divina, ¡fuisteis creados a Imagen y Semejanza de Dios!, esto quiere decir, que es la virtud, el poder del Espíritu en el alma, la que debe vencer. Si el demonio os enseña a fascinar vuestro instinto carnal, Mí Santo Espíritu os enseña a dominarlo, para asó mantener vuestra naturaleza divina.

Os he dicho muchas veces que vuestra alma es el tesoro más preciado que poseéis y de vuestra espiritualidad va a depender hacia dónde la dirijáis.

Cuando el hombre, a través de su historia, se ha dejado vencer por la carne, los pueblos han sufrido grandemente. Guerras, calamidades, purificaciones, han sufrido los hombres y los pueblos por causa de endiosar el cuerpo y de olvidarse de su Dios. La fascinación de la carne os lleva de vicio en vicio y así os va rebajando el demonio hasta haceros caer en esa vorágine sin salida.

Cuando la espiritualidad es débil o nula, el ser humano se desespera o se suelta totalmente al pecado, en otras palabras, muchos, al no encontrar salida a su mal, o se suicidan o se depravan mayormente, ocurriendo esto en ambos sexos.

Cuando se ha tenido un soporte espiritual en su primera educación, en el hogar, a pesar de caer se pueden levantar, porque saben valorar al bien y al mal. El alma que escoge el bien, a pesar de haber caído, se vuelve triunfadora y difícilmente volverá a caer en lo mismo. Por eso os he insistido tanto sobre la vida espiritual en familia, dándola a los pequeños desde los primeros meses de edad. No os imagináis lo que esto ayuda a las almas contra los ataques de toda una vida. ¿Por qué creéis que el demonio ataca tanto a las familias?

Este es el gran poder que tenéis y que lo vence fácilmente: la oración y la vida en la virtud dentro de la familia, las cuales se vuelven armas poderosísimas para quienes la practican. Cuando no se han vivido Mis Enseñanzas dentro del hogar, difícilmente esas almas podrán defenderse contra la fascinación del pecado, el cual prontamente atacará a sus vidas.

Muchos de los que no han tenido ese contacto con Mis Enseñanzas o que no las han querido aceptar, ahora se han vuelto grandes instrumentos de satanás. Algunos de ellos, utilizando los medios de comunicación, ofrecen la fascinación de la carne como algo divertido y necesario para todo ser humano.

Hijitos Míos, Mis pequeños, el demonio siempre ha sido el gran engañador y ha sabido engañar hasta a los más sabios de la tierra. Sólo con Mí Gracia, con Mí Ayuda, con Mí Aliento de Vida, podréis hacerle frente y vencer. Un soldado no se puede presentar al frente de batalla sin armas y sin armadura, sino, prontamente sucumbiría.

Yo os doy todo lo necesario para vencer. El alma que confía en Mí y se deja guiar por Mí, tendrá muchas más probabilidades de vencer en esta batalla terrena que aquella que está alejada de Mí.

La maldad ya es mucha y no puede seguir así. Orad intensamente para que Yo pueda interceder ante Mí Padre por todos vosotros y aun por todos aquellos que han caído fuertemente en la fascinación del mal.

Yo os bendigo en Nombre de Mí Padre, en Mí Santo Nombre y en el Nombre del Amor de Mí Santo Espíritu.