Ago 10_98 La Pureza.

Mensaje.

 

Mensaje de la Santísima Virgen María a J.V.

 

Hijitos Míos, Soy Vuestra Madre Celestial y quiero hablarles sobre la Pureza. La pureza es una virtud muy preciada por el Corazón de Nuestro Padre. Es una virtud que prepara al alma a recibir de lleno a Mí Esposo, el Espíritu Santo. En un alma pura Nos podemos desarrollar plenamente. Siempre las almas puras han sido receptáculos Divinos de Dios Padre en los cuáles Él puede mostrar Su Gracia y Su Poder, pero sobre todo, Su Amor. En las Sagradas Escrituras podéis constatar la acción de Dios sobre almas puras. Tenéis al Rey David, cuando siendo muchacho fue escogido y su pureza y sencillez terminó con el mal, representado por Goliat. Tenéis antes a Abraham, hombre puro y corazón recto en Dios, en quién se depositó la Fé y la Confianza a los designios Divinos. La pureza de San Juan Bautista, precursor de Mí Hijo Jesucristo, que sólo vivía para Él y no cabía nada en su corazón que no fuera Mí Dios y Señor. Luego aparezco en la Historia de la Salvación. Yo Vuestra Madre, la Madre del Verbo Encarnado en quién la Santísima Trinidad tiene como la Pureza por excelencia en la creatura humana y en quién derraman todas Sus Bendiciones y Virtudes para ser el Receptáculo Divino del Salvador. Es en Mí, donde se pone de manifiesto la Benevolencia de Mí Dios y Señor y Me pone como ejemplo primero de entre toda la Creación, para manifestar Su Poder a través de la Pureza otorgada a Su Humilde Esclava.

Es en la pureza de alma, es en la pureza de cuerpo, es en la pureza de intención y es en la pureza de amor donde Nuestro Dios, en Su Santísima Trinidad, se puede recrear. Él escogía a los pequeños, sencillos y puros, para derramarse por entero y entre los preferidos de Su Corazón, estaban los niños. Ellos representan la felicidad de Su Corazón, porque es en ésa sencillez y pureza de un niño, donde la Gracia puede fructificar más.

Ahora, para vosotros ya adolescentes, ya adultos, ya ancianos, podéis y debéis buscar ésa pureza de corazón, viviendo las virtudes de las cuáles, Yo, Vuestra Madre, Soy Poseedora y Dispensadora. Recordad que no entraréis al Reino de los Cielos, hasta que vuestra alma se encuentre perfectamente pura y, para acelerar el paso en vuestra purificación interior, lo podéis empezar aquí en la Tierra, acudiendo, principalmente, a la vivencia de los Sacramentos y de ellos, lo más importante es el vivir en estado de Gracia con la Confesión frecuente y con la recepción de la Sagrada Eucaristía, lo más frecuente posible. Recordad que en la Sagrada Eucaristía estáis tomado el Cuerpo y Sangre Preciosos de Mí Hijo Jesucristo y Él, al entrar en un alma, la deja llena de regalos y bendiciones. Él transmite Su Vida a la vida del alma que Lo recibe, así empezáis a volveros unos Cristos, al aceptar que Él viva realmente en Cuerpo, por la Sagrada Eucaristía y en alma, al aceptar y vivir Sus deseos de perfección en vosotros.

En éstos tiempos, cuando Mí enemigota soltado a todos sus demonios para atacaros, el principal pecado que hace caer al alma al fango del Infierno es el de la Pureza.

Estáis siendo atacados constantemente con publicidad pornográfica, películas y televisión obscenas, canciones llenas de mensajes destructivos a vuestra pureza y vida en la Luz de Mí Dios y Señor.

Deberéis contraatacar a Nuestro enemigo con la vida en las virtudes, en la Gracia Infinita y Poderosísima que os puede conceder Nuestro Dios y sobre todo, con el Amor.

Ved por favor, en ésas mujeres y hombres, hijitos Míos descarriados, que viven de su cuerpo, que utilizan su cuerpo para el mal, que muestran su cuerpo en una tonta vanidad y soberbia, védlos como realmente son, vuestros hermanos en Dios, ved en ellos el alma que debe ser salvada por vuestra oración, por vuestro sacrificio y ayuno. Sentid por ellos compasión, porque al mostrarse así, harán caer a muchas almas a la perdición y a una posible condenación por su mal ejemplo, por su culpa, culpa que recaerá directamente sobre ellos y los hará sufrir más fuertemente por toda la eternidad, si no llegaran a una contrición y arrepentimiento de sus pecados antes de que los alcance la Justicia Divina. En vez de gozar vosotros al contemplar esos bellos cuerpos, que Mí Dios y Señor regaló para ésas almas y que fueron utilizados mal, orad e interceded por ellos, para la salvación de todas las almas, pasadas, presente y futuras, además de la transmisión y vivencia del Amor de Dios en vosotros, hacia los demás.

Así como Hemos dado la promesa de que si alguno de vosotros, por vuestra oración, intercesión, donación de vosotros mismos, ayuda a salvar a un alma viva o difunta, automáticamente podréis vosotros contar con vuestra propia salvación, pero lo mismo sucederá con el caso contrario, si vosotros aceptáis, alentáis, gozáis con el pecado de uno de vuestro hermanos, también estaréis asegurando vuestra condenación eterna.

Vuestra oración, unida a la de Mí Hijo y a la Mía, puede salvar muchas, muchas almas. Es primero vuestra pureza de corazón y de alma, la que debe moveros a buscar la pureza de corazón y de alma de todos vuestros hermanos y hermanas sobre la Tierra.

Hicísteis un compromiso con Dios Padre al pedir el Don de la Vida al bajar a la Tierra a servirLo y servirLo es servir a vuestros hermanos en su salvación y no en su condenación. Reflexionad bien el curso de vuestras vidas, hacia dónde os estáis encaminando y hacia dónde estáis encaminando a los vuestros. Hemos puesto Nuestra Confianza en vosotros, no podemos forzar vuestras voluntades y la salvación tiene que venir a través de vuestra libre voluntad de servir a los intereses de Nuestro Padre Dios y esos son principalmente intereses de salvación y de Amor Eternos.

La decisión es vuestra, o ayudáis a crear un Mundo de Amor con todas sus virtudes para vosotros y para vuestros hermanos e hijos, o ayudáis a Nuestro enemigo a seguir destruyendo vuestras vidas, para ahora y para toda la Eternidad.

Vuestro Padre os respeta, Él quisiera ayudaros, pero Él no se impone nunca, Él os respeta en totalidad y el seguimiento al Amor debe ser libre, consentidos por vuestro libre albedrío y por vuestra necesidad de AmarLo profundamente, por toda la Eternidad.

Acercáos a Mí, a Vuestra Madre Celestial, para que Yo os ayude a alcanzar ése estado de pureza y santidad tan deseado por el Corazón de Nuestro Dios.

Acercáos a Mí, con confianza y acercádme a Mí a todas aquellos a los que véis que viven en la impureza de alma, en cualquiera de sus manifestaciones y, así con vuestra intercesión de corazón por ellos, solamente asó con vuestro sincero corazón lleno de compasión hacia esas pequeñas almas desviadas del camino que Mí Hijo os mostró, es cuando podremos levantarlos y llevarlos a una sincera reflexión y a un sincero arrepentimiento para prepararlos a su salvación eterna.

Recordad que lo que mueve el Corazón de Nuestro Dios para la salvación de vuestros hermanos, es primero la Fé en saber que para Dios no hay imposibles, es la Caridad hacia los demás. Sabiendo que vosotros no estaréis recibiendo nada, aparentemente, por la salvación con vuestra intercesión de un hermano vuestro y es la seguridad en la Esperanza de que ésa alma se librará del mal camino, por el amor que estáis poniendo vosotros, en el interés de su salvación.

Hijitos Míos, sed corredentores Conmigo, Vuestra Madre y ayudádme a salvar almas impuras para dejarlas como la de Mí hija María Magdalena, transparente ante los Ojos de Nuestro Dios y Señor.

Yo os bendigo en el Nombre de Mí Padre y Creador, en el de Mí Hijo, el Amor de Mí Corazón y en el de Mí Santo Esposo, el Espíritu de Vida y en el Mío, Vuestra Madre Celestial que os ama con el Amor Divino de Nuestro Dios y Señor.