Jul 21_98 Los Sacramentos.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J.V.

 

Habla Dios Padre,
Hoy hijitos Míos, os voy a recordar la importancia que tienen Mís Sacramentos. Todos vosotros los conocéis y la gran mayoría aprovecháis unos u otros, pero existen muchos hijos Míos que, o ya no recurren a ellos o, simplemente no les interesan.

Mís Sacramentos, como lo sabéis, os conceden una investidura muy grande, una investidura real. Os preparan, según la forma de vida que os tocó en la Tierra, a regresar a Mí, ataviados con la realeza de la cual sóis partícipes en Mí Reino.

La primera investidura que purificará vuestra alma, es la del Bautismo. TODOS Mís hijos, sin excepción, deberán poseer ésta investidura. Nadie está exento de mancharse con el Pecado de Orígen y un alma no puede abrirse a Mí Gracia, y no está debidamente preparada para recibir Mís Enseñanzas y Mí Luz de Sabiduría si no es a través del Sacramento del Bautismo. El Sacramento del Bautismo os regresa a Mí. Ya os había explicado antes que vuestras almas son parte de Mí Mismo, os estoy dando Mí Plena Vida, sóis Míos, pero por causa del pecado de vuestros primeros padres, ése pedacito de Mí, en vosotros se mancha y nada puede volver a Mí y fundirse en Mí Amor, si no está debidamente purificado. La primer purificación se recibe por éste Sacramento el cuál se puede recibir en tres formas: el Bautismo del Agua, el Bautismo de Sangre y el Bautismo de Deseo. El Bautismo de Agua es el que habéis recibido la mayoría de vosotros y que ya conocéis, los otros dos son muy importantes y en ellos les mostrará como actúa Mí Misericordia.

El Bautismo de Sangre se dá, por ejemplo, en Mís pequeñitos bebés abortados o en aquellos, que perteneciendo a otra religión que no es la Católica, por inspiración del Espíritu Santo aceptan unirse a Mí Iglesia y que estando en tiempos de persecución y martirio defienden su nueva Fé y ofrecen su sangre unida a la de Mí Hijo alcanzando con ello Mí Vida Espiritual y Salvación Eterna. Generalmente aquí se trata de adultos que concientemente ofrecen su sangre por la Iglesia. En el caso de los bebés abortados, el alma, como os lo he explicado, ya conoce su misión y sabiendo que vivirán sólo una horas o pocos días o solo los primeros meses de gestación, Me ofrecen su sangre junto con la de Mí Hijo, por la salvación de sus padres primero, que han permitido el aborto y después, por todas las demás almas que lo necesiten. Nada se pierde en Mí Cuerpo Místico, todo lo tomo para vuestra salvación.

El Bautismo de deseo es el que Yo más uso con Mís hijos que pertenecen a otras religiones. Deberéis acordaros que todos vosotros sóis Mís hijos, antes que nada. Vuestro lugar sobre la Tierra tiene un propósito definido y ése no lo escogéis vosotros, lo escojo Yo, Vuestro Padre, vosotros al aceptarlo, estáis aceptando Mí Voluntad y ya eso Me complace. Al así obrar, Yo Vuestro Dios, no puedo más que derramar Mís Gracias y Bendiciones sobre las almas que así aceptan Mí Voluntad. Todos vosotros, estéis en donde estéis viviendo, sigáis la religión que sea, siempre y cuando busquéis al verdadero Dios siguiendo los Mandatos de Mí Santo Espíritu en vuestros corazones, estaréis bajo Mí Protección Divina. Mí Ley está marcada en cada corazón, en TODOS Mís hijos, si la seguís y obedecéis y aunque no tengáis el Bautismo que dejé para Mí Iglesia, tendréis la oportunidad con el Bautismo de deseo al fin de vuestras vidas, cuando Yo Me presentaré ante vosotros y os pediré libremente si Me aceptáis como vuestro Verdadero Dios. Vuestra afirmación confirmará toda vuestra vida y en ése momento todos vuestros actos humanos serán tomados y santificados y os atraeré hacia Mí para vivir eternamente unidos.

El otro Sacramento del que os quiero hablar hoy es el del Matrimonio. Este Sacramento reviste una importancia tal que os diferencía de los seres inferiores. Los animales se guían por el instinto que Yo puse en ellos para la conservación de la especie.  A vosotros os he dado el señorío sobre todo lo creado y así podéis usar de Mís creaturas inferiores para vuestro sustento. Lográis mejorar la carne, la leche, el rendimiento general en ellos para vuestra subsistencia a través de la sabiduría que os concedí. En el ser humano esto no debe ocurrir. Vosotros, Mís hijitos, tenéis un alma, la cuál no existe en los seres inferiores, sóis parte de Mí y Me transmitís a través de vuestros hijos. Siempre ha sido así. Vosotros provenís de vuestros primeros padres y no habéis seguido ninguna evolución a partir de primates, puesto que el alma no sigue ninguna evolución, el alma es parte de Mí y nunca la he puesto en animales inferiores.

Cuando vosotros os unís en matrimonio y seguís Mís Designios como antiguamente, en las primeras épocas de la Humanidad, eran Mís Leyes en sus corazones y ofrecidos a Mí en forma personal y directa, lo que hacía que esos matrimonios estuvieran bendecidos. Posteriormente Mís Designios, dejados en boca de los profetas, era los que os conducían a mantener el Orden Divino en el Matrimonio. Con la llegada de Mí Hijo Jesucristo os dejo Mís Designios a través de la Iglesia, pero son siempre Mís Designios los que se deben de tomar en cuenta primero, para la formación de la familia.

Hay en muchos de vosotros uniones con el sexo opuesto, estáis formando así sólo una unión de seres, carnal no espiritual, porque os estáis uniendo por un amor egoísta sólo viendo vuestra felicidad y no viendo Mí Obra de Procreación, tanto Divina como humana, en vuestra unión. El pecado grave que se desprende de tal unión consiste en el no santificar vuestros actos con Mís Deseos Divinos. Si vosotros recapacitáis bien y honestamente, ya sea en vuestras uniones libres o en vuestras uniones adúlteras, primeramente estáis viendo vuestros intereses, vuestra felicidad, vuestro instinto carnal y no Me habéis visto a Mí ni a Mís intereses, Mís Preceptos y Mís Leyes, antes que a vosotros. Nuevamente os ponéis en Mí contra, primero vosotros y luego Yo y eso si existe realmente un lugar en vuestras vidas para Mí.

Hijitos Míos, Mís Leyes son inmutables, Mís Leyes son eternas, las dí una sóla vez y son para siempre. No son obsoletas, como muchos pregonan, porque ahora una gran mayoría se ha dejado llevar por el pecado de la lujuria y quieren “adaptar” Mís Leyes a su concupiscencia. ¡No hijitos Míos! Mis Leyes son y serán siempre. Vuestros tiempos cambian, vuestra forma de obrar cambia, vuestros valores cambian, pero sóis vosotros los que cambiáis, no Yo, Vuestro Creador.

Aún así, recordad que Mí Misericordia todo lo puede perdonar en un corazón contrito. Mí enemigo ha logrado engañaros en forma de seguir Mís Leyes, regresad al buen camino, a Mís Leyes, a Mí Amor. Hay cosas en vuestras vidas que ya no se pueden cambiar, que ya no se pueden remediar. Acercáos a Mí, a Mí Presencia con espíritu contrito, con verdadero espíritu arrepentido, reconociendo vuestra falta y el dolor tan grande que Me habéis infringido y confiad en que Mí Misericordia os alcanzará la Paz Eterna. No dudéis, porque la duda Me causa mucho dolor y además no permite que Mí Misericordia actúe libremente sobre vosotros.

Yo os amo a todos, pecadores y no pecadores y a todos vosotros os quiero de regreso en Mí Reino Celestial, pero sólo deseo vuestra confianza plena en Mí y vuestro regreso sincero en vuestro actuar con amor, tanto para Conmigo como para con vuestros hermanos y de ésta forma Me daréis razones poderosas para rescataros, estéis en donde estéis y hubiérais hecho lo que hubiérais hecho.

El Amor todo lo puede, TODO. Confiad en Mí Amor, buscádlo y llevádlo a todos vuestros hermanos. NO os dejéis llevar por todo aquello que os separe de Mí. Yo Soy Vuestro Dios y Mí Misericordia es Eterna.

Venid a Mí, todos aquellos que habéis sido llamados desde el principio de los tiempos, reconoced Mí Presencia en vosotros, seguíd Mí Voz en vosotros y así no fallaréis.

Yo os bendigo con Mí Santo Amor, con el de Mí Hijo y con el del Espíritu Santo.