Oct 15_01 Haceos UNO conmigo.

Mensaje.

 

Mensaje dado por Dios Padre a J. V.

 

Habla Dios Padre,
Hijitos Míos, Yo Soy un Dios providente y bueno. Yo no Soy un DIOS que se esconda a las necesidades de sus hijos, Yo estoy a la escucha de todas vuestras necesidades.

Hijitos Míos, muchas veces os he escuchado decir: Dios ya no nos escucha, nos ha olvidado, se esconde cuando más lo necesito. Y Yo os insisto, nunca os he de olvidar, especialmente a aquellas almas que tienen una gran Fé y un amor verdadero a su Padre Dios.

La vida es un continuo subir y caer, porque la misma naturaleza afectada del hombre así lo provoca. A veces estáis Conmigo y a veces Me evitáis, porque sois convenencieros e inestables y cuando algo fuerte se os presenta, si no estáis Conmigo en ese momento, decís que Yo no veo por vuestras necesidades, siendo que es vuestra alma la que de Mí se encuentra alejada.

¿Se podría hablar de un verdadero amor entre novios si se vieran ó se platicaran cada semana o dos o tres veces al año?

Al amor, si no se le está atendiendo continuamente, va menguando su fuerza, se debilita y desaparece. Cuando no se está verdaderamente enamorado de alguien, el amor decae y se acaba por olvidar.

La creatura es más fácil que se olvide de Míque Yo de ella, ya que el padre o la madre, por ser el hijo carne de su carne y sangre de su sangre, NUNCA se podrá olvidar de él y Yo Soy mucho más que un buen padre ó una buena madre de la Tierra.

Yo os voy buscando en todo momento tratando de hacer que Me recordéis y que volváis a Mí. Lo más doloroso que se le puede hacer a un padre ó a una madre, es el de negarlos como tales, después de todo el amor y los cuidados que ellos tuvieron para criarlos.

¡Cuánto dolor Me causáis, Mis pequeños, cuando no veo respuesta a Mis detalles de Amor! Os he dado tanto y vosotros Me devolvéis a cuentagotas del amor que os sobra y estas gotitas de amor Yo las tomo y con ellas Me trato de conformar, porque sé que al menos, por un momentito, osacordasteis de Mi, vuestro Dios.

Sí, realmente hay hijos consentidos, pero ellos se lo han ganado y ellos son mejor protegidos en el tiempo de la tribulación, porque ellos han sabido estar con su Padre en todo momento, Me han ofrecido sus buenos y malos ratos, Me han acompañado en los dolores que Me causan sus otros hermanos, Me compadecen y Me regalan horas de oración y muchos otros detalles de su corazón para hacer olvidar a Mi Corazón los pecados propios y los de sus hermanos.

Sí, hay hijos consentidos, porque se lo han ganado también, al haberMe consentido, a Mí vuestro Padre, porque Me conocen en las “buenas y en las malas”, conocen Mis intimidades, tratan de ponerle un remedio y además tratan de hacerse UNO Conmigo.

Estos son Mis verdaderos hijos, a los cuáles, a su primer llamado, acudo presuroso a ayudarles, a confortarles, a acompañarles. Por eso, os dijo Mi Hijo muy claramente, “no todo aquél que Me diga Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos”. Sí, ciertamente en ese momento muchos Me reconocerán como a su Dios Providente y Bueno, pero será demasiado tarde, ya que Me nombrarán sólo por conveniencia y no con arrepentimiento de su corazón, Me verán en ése momento como tabla de salvación, pero sus pecados de toda una vida en donde Yo no fuí nada para ellos, van a ser tan pesados que los hundirán hasta el fondo. Este es el tipo de almas que hacen creer que se han arrepentido, que piden misericordia, la obtienen y luego le dan una puñalada por la espalda a quien los salvó.

Sí, Soy el Dios de la Gran Misericordia, pero ésta alcanza a aquellos que aunque el pecado los tiraba, buscaban levantarse para no quedarse sumergidos en él. La Misericordia de Mi Corazón será para todos aquellos que, aunque fueron débiles en el pecado obraban con amor hacia sus semejantes cuando se les presentaba la ocasión y también hacia aquellos que sabían pedir perdón cuando sabían que estaban en mal Conmigo.

Sí, Mi Misericordia alcanzará a todas aquellas almas en las que todavía Mi Santo Espíritu, en su corazón, era escuchado y aunque la muerte las alcance y no se encuentren perfectamente preparadas, Mi Amor las salvará.

Ya os he repetido muchas veces que Yo no Soy el dios que está esperando a que la creatura cometa una falta grave para que en ese momento Yo le mande la muerte y lo condene eternamente. Mi Amor nunca permitiría éso, Me contradiría, Si Soy el Amor debo actuar como tal y así lo hago.

Yo no Soy Bueno un día y al otro no tanto. Yo no Soy inestable, Yo Soy vuestro Dios y Mi Amor siempre está encendido al máximo. La mente humana, inestable como es y también débil, Me trata de encuadrar así, pero Yo no puedo ser así, Yo Soy el que Soy.

Venid todos, Mis pequeños, de todos los pueblos de la Tierra, para volver a formar el Pueblo Escogido que ama al Señor, no con el amor basado en el temor, no con el amor de conveniencia, sino con el amor que sale del corazón del sencillo, del honesto, del que es como niño. Yo os he de reunir de entre todas las naciones. Yo habré de formar nuevamente el Pueblo de Mi Heredad y Yo seré otra vez el Padre que vivirá con sus hijos, a quién acudirán confiados, sencillos y envueltos en el amor paternal que os escuchará atentos y de quién obtendrán todo, porque sabrán pedir, ya no con el egoísmo anterior, sino con el amor de su corazón que Mi Santo Espíritu indicará.

Sí, tiempos bellos y de puro y santo Amor se acercan, pero no esperéis un milagro que se impondrá para que se den, sino serán propiciados por la necesidad de vuestro propio corazón. Vuestro corazón es el que debe pedir el cambio, porque Yo, vuestro Dios, necesito ese cambio, para que Me pueda dar a las almas, que ya llenas de Mí puedan aceptar Mi Amor como es, ¡ABSOLUTO!.

Aún las almas no han tenido la oportunidad de probar Mi Amor a éste grado. Este va a ser un gran premio a la respuesta positiva que daréis a los reclamos de Mi Corazón y éste se dará a los que son los hijos consentidos, a los que han sabido vivir para su Padre, se han llenado de Su Amor y lo han sabido transmitir a sus hermanos.

Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.