Mzo 20_00 Vuestro cuerpo y vuestra alma como productores de vida.

Mensaje. En la Festividad de San José.


Mensaje de Dios Padre a J.V.

Hijitos Míos, hoy os quiero hablar de vuestro cuerpo y de vuestra alma como productores de vida. Yo os he dado un cuerpo para que podáis moveros en el Mundo; para que vuestro cuerpo pueda llevar a vuestra alma, coma vehículo, a donde vuestra alma deba cumplir su misión. La Tierra no es lugar para que las almas se muevan por sí solas, cómo lo hacen acá en el Cielo, ellas necesitan de su cuerpo, con el que os proveo, para que podáis realizar la misión que os he encomendado. Vuestro cuerpo, en totalidad, debe ser productor de vida. Científicamente ó biológicamente hablando, vuestro cuerpo es perfecto. Su anatomía, su fisiología, su bioquímica, etc. son perfectas y difícilmente entendidas, aún por el ser humano. Digo “aún”, porque por el hecho de vivir afectados por el Pecado Original, os ha limitado el conocimiento de Mi Obra Creadora, la cuál conoceréis más tarde.

Vuestro cuerpo puede “vivir” gracias a la chispa de vida con que Yo os proveo al daros el alma, y el alma, vuestra alma, a la vez, es guiada por Mi Santo Espíritu quién también habita en vosotros desde el preciso momento de vuestra concepción. Todo en Mí es vida y todo debe tender a vivificar al hombre y a su alma. Cuando el alma se deja guiar perfectamente por las “instrucciones” que le da Mi Santo Espíritu, entonces vuestro ser comprende su misión y ella os lleva a producir vida. La vida que debéis producir es de dos tipos: Vida de procreación, dándoMe más cuerpecitos para que Yo pueda seguir enviando almas llenas de Mi Amor a la tierra; y el otro tipo de vida, la más importante, es la vida con la que deberéis llenar a ésas almitas, con vuestras enseñanzas basadas en Mis Leyes y en Mi Amor.

Vuestro cuerpo puede producir más cuerpos y para ello os doté del sistema reproductor. Este sistema necesita del amor de dos seres de diferente sexto para que se pueda proseguir Mi Obra en la Tierra. Cada sexto posee una célula diferente y con la unión de ellas, par medio del acto de procreación, ellas se unen, y al unirse Yo pongo la Chispa Divina, la Vida del alma, la cuál le dará vida a ése nuevo ser procreado bajo vuestra amar y bajo Mis Leyes de Creación. El acto de procreación se debe llevar a cabo con el mayor respeto y pureza posibles, puesto que estáis procreando bajo Mi Ley y Guía Divina.

Vuestro acto debe ser purísimo, puesto que el ser que se va a concebir  llevará parte de Mi misma Vida. Con el acto de procreación, bendición grandísima con la que he regalado al género humano, vais a pedir a vuestro Dios que ponga parte de Su Ser en ése pequeño cuerpecito que se concebirá y crecerá en el vientre materno, ¡Dios mismo vivirá en el vientre materno por 9 meses! Vivir de dos formas, la primera, en forma del alma de ésa creaturita, ya que el alma es parte Mía, es parte de vuestro Dios, de Mi Creación; y la segunda consiste en que Mi Santo Espíritu también habita en el ser desde sus inicios, desde su concepción, ¿Os dais ahora cuenta mamás, del regalo tan grande que os ha dado vuestro Dios? Mi Hija, la Siempre Virgen María, llevó en Su Seno a Mi Hijo Jesucristo, a Su Dios; vosotras lleváis Mi Esencia y a Mi Santo Espíritu en el vuestro. Mi obra es Divina en todos sus aspectos y hasta que no os ponéis en oración y soltáis vuestra voluntad a la Mía, no entendéis Mis Misterios.

Prosigue Mi Obra de Amar en el seno materno. El nuevo bebé es alimentado con el mismo alimento que ingiere la madre, ya transformado por el organismo. Ella sigue así produciendo amor, porque se cuida en comer y en hacer cosas que puedan mantener a Mi nueva creaturita, con salud y en el mejor estado posible. De aquí se comienza a tener una interrelación de almas, entre la madre y el pequeñito ser, en su vientre. La madre “intuye cositas y empieza a conocer a su pequeño bebé. Aún sin saber cómo, sus almas se interrelacionan por medio de Mi Amor, por medio de Mi Santo Espíritu, quién habita en el alma de la madre y en el alma dei pequeña bebé. Ya desde ésa temprana edad el amor empieza a producir sus primeros frutos. Todo el embarazo va encaminado al crecimiento del nuevo ser, tanto en su desarrollo corporal, como en su desarrollo vital, el de su alma. Al nacer, el cuerpo de la madre está listo para alimentarlo. Le he dado unas glándulas mamarias perfectas, que pueden transformar el alimento ingerido por la madre; en otro alimento sencillo, capaz de nutrir al nuevo ser en forma perfecta, sin dañar a su cuerpecito con los alimentos pesados que la madre consume. La madre alimenta al nuevo bebé en cuerpo y en alma, ahora ya más palpablemente, después del nacimiento. Al tomar el alimento del pecho de su madre para su cuerpecito, crece en tamaño, pero las caricias y cuidados amorosos y delicados de sus padres, las palabritas y canciones de amor salidas del corazón de la madre, van llenando a ése nuevo ser, de vida en su alma.
 

Este nuevo ser empieza a sentir Mi Amor a través de sus padres desde temprana edad y de aquí en adelante empieza vuestra misión como padres espirituales para llenar a ése nuevo ser, también, del alimento del alma, para que pueda llevar a cabo, en lo futuro, con amor y con el deseo profundo de servir a su Dios, su misión, mientras permanezca en la Tierra.

La misión de los padres es la de, primero, llenarse de Mi Amor, estudiar Mis Leyes y Decretos, cumplirlos y hacerlos cumplir en su nuevo hogar, hogar que tiene que tener, como meta final, el amar a su Creador de todo corazón, y el servir a sus semejantes. Cada una de vosotros ha sido dotado con diferentes dones y todos ellos deben ser puestos para servir a vuestros hermanos.

Así como vuestro cuerpo está conformado por millones de células y todas ellas, individualmente ayudan a conformar los órganos, a los sistemas y a todo el cuerpo en general, todas, a su vez, cumplen perfectamente su función para mantener la vida de todo el organismo. A ellas no les importa en dónde están trabajando y no se preguntan si son células del corazón ó células de una uña, la importancia estriba en mantener sano y vivo el organismo al cuál pertenecen todas ellas. Vuestra función es similar. Todos vosotros tenéis dones divinos, los cuáles debéis poner al servicio de vuestros hermanos y así mantener Mi Cuerpo Místico en su mejor condición. Mi Cuerpo Místico se debe reproducir, se le debe cuidar, se le debe ayudar a crecer, se le debe guiar para producir más vida, se le debe ayudar a recuperar la salud cuando esté enfermo, se le debe ayudar a regresar a su Creador. Mi Cuerpo Místico existe en vuestra alma.

El alma, ya alimentada en la familia, primeramente y cuidada posteriormente, por todos vosotros los que vivís juntos en el Mundo, debe producir el alimento por el que vinisteis a la Tierra, el amor y con él, la salvación de todas las almas y la restauración de Mi Reino sobre la Tierra que ya purificada con vuestro amor, unido al de Mi Hijo Jesucristo, Yo pueda vivir nuevamente entre vosotros y, libremente, en vosotros.

Toda Mi Obra es de Amor. Cuando éste no ha sido prodigado a las almas desde sus inicios sobre la Tierra, desde el momento de su concepción, Mi Obra se altera, tanto en ellos como en todo el Mundo. Ahora podéis ver cuántos de vuestros hermanos no han tenido ése amor y se han convertido en delincuentes, ¿son acaso ellos culpables de éste mal que ahora padecen? Sus padres desoyeron su obligación de amor, desoyeron la obligación que, primero, tienen para Conmigo. Ayudaron a traer a un alma a la Tierra, sí, pero no para alimentarla de Mi Amor y no instruirla en Mis Leyes, sólo trajeron vida que se está perdiendo en la muerte del pecado. Esa vida pedirá cuentas a sus progenitores por no haberle ayudado a aprender a servir a su Dios. Ahora, cuando éstas almas no han tenido el alimento de sus padres, entonces esa responsabilidad recae sobre TODOS vosotros, de donde, cómo os dije antes, debéis dar salud y guía a esas almas abandonadas. Esa es vuestra tarea cómo “celulitas” dei Cuerpo Místico de vuestro Dios. El Amor os debe mover a ver por las necesidades de vuestros hermanos. No deberéis despreciarlos, porque Me despreciaríais a Mí, que habito, también, en ellos. Debéis de daros, para rehabilitar Mi Cuerpo Místico en toda la Tierra. Solamente cuando la caridad y el deseo de agradarMe por difundir Mi Reino y Mi Amor sobre toda la Tierra, hará que cambie vuestro entorno.

Es el AMOR, el eje que mueve al Universo entero, el que hará que todo se renueve y éste amor, primeramente, se ha de mantener, enseñar, difundir y consumar en el seno de vuestra familia.

Si no hay familia unida a Mi Corazón, no habrá v ida real sobre la Tierra.

Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo Jesucristo y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.