Mzo 03_00 La Espiritualidad que debéis acrecentar para bien vuestro.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Sobre: La Espiritualidad que debéis acrecentar para bien vuestro.

Hijitos Míos, hoy os quiero instruir más fuertemente sobre la espiritualidad que debéis acrecentar y hacer fructificar para bien vuestro, para bien de vuestros hermanos y para bien de Mi Reino.

Hay dos fuerzas muy poderosas en el Universo entero, la del bien, que es Mi Fuerza y la del mal, que es la de Mi enemigo. Mi Fuerza es omnipotente, infinita, es toda llena de bondad y de amor y la del mal, la cuál es limitada y pequeña, en comparación a la Mía, es mala y perversa.

A pesar de que Mi Fuerza es poderosísima, omnipotente, ésta actúa en la libertad y no se impone. En cambio, la del mal, a pesar de ser infinitamente inferior a la Mía, ésta sí se impone y os afecta gravemente, cuando así lo permitís y lo consentís. Son dos grandes fuerzas, pero la mala adquiere su poder en vuestra aceptación por seguirla. Aquellas almas que se han revestido de Poder, de Mi Bondad, no tienen por qué temer a la segunda, ya que su alma forma una coraza que le protege de un daño fuerte contra ella. Si esto lo llegarais a entender bien y lo pusierais en práctica, no deberíais temer a las fuerzas del mal. Lo malo estriba en que ni tenéis la suficiente Fé en Mí, ni una práctica en la oración asidua, que os dé fortaleza de alma para así protegeros, grandemente, contra las fuerzas del mal. Coqueteáis con ambas fuerzas según os conviene y de ahí se deriva vuestra debilidad.

Por otro lado, os quiero ampliar el concepto de lo que es vuestro cuerpo y vuestra alma. Ya os había explicado que para conocer el alma de una persona os fijarais en sus reacciones y en su actuar. El cuerpo, por sí mismo, no puede actuar, es sólo envoltura que actúa según las intenciones del alma.
Un cuerpo solo, no ama por sí mismo, ama porque el alma está llena de amor y ésta mueve al cuerpo a hacer una caricia o a dar un beso. Un cuerpo, por sí mismo, no puede matar a una persona si su alma no lo lleva a cometer esa mala acción. Aprended a disociar al cuerpo del alma. Debéis aprender en vuestra vida terrena, la vida espiritual que debéis llevar.

Os he explicado que estáis en la Tierra para llevar a cabo una misión espiritual y que el cuerpo que se os dio sirve sólo para poder moveros en el nivel material en el que os encontráis en la Tierra, pero no es el cuerpo el que lleva la misión, sino el alma. El cuerpo es una envoltura sin valor espiritual, sin valor para la eternidad, pero que si puede afectar a vuestro premio eterno y llevarlo, ó a mayor gloria, de la que estaba vuestra alma cuando bajasteis a servirMe, u os puede llevar a la condenación eterna.

El cuerpo es un vehículo que lleva a vuestra alma, que transporta a vuestra alma, de un lado a otro, a lugares a donde el alma tiene que ir y que si no fuera por el cuerpo que se os dio, no la podrían ver, ni escuchar, ni sentir. Así vuestra alma va a mover a vuestra envoltura -cuerpo- a actuar según le convenga.

Vosotros estáis muy acostumbrados, erróneamente, a premiar y a alabar a las “envolturas”. Si os doy un cuerpo bello, generalmente, os desviáis y le sacáis provecho para el mal. Primeramente os llenáis de soberbia y vanidad porque comparáis vuestra “envoltura”, con la de los demás. Aprendéis, rápidamente, a buscarle cualidades y defectos. Algunos hasta os pavoneáis ante vuestros semejantes, mostrando en totalidad vuestro cuerpo desnudo, cuando el pudor y la pureza os mandan lo contrario. Volvéis ídolo y cuidáis como tal a esa parte que tenéis y que no sirve para fines eternos y os olvidáis de lo que sí sirve y que debierais cuidar coma joya preciosa y que es vuestra alma.

Os he hecho notar que debéis fijaros en el actuar de vuestros hermanos y así podréis, en cierta forma, conocer el estado de su alma. De ahí se debe derivar vuestra actuación para ayudar, a la salvación de las almas, de vuestros hermanos. Si veis injusticias en hermanos vuestros, si veis odios, si veis rencor, si veis ataques, si veis pecado, no es el cuerpo el que está actuando por sí mismo, es el alma la que está actuando y es la que está moviendo al cuerpo a actuar así, y es por ella por la que hay que pedir.

El cuerpo, al estar afectado por el Pecado Original, altera, con sus pasiones desordenadas, al alma; pero el alma, revestida con la virtud y con el Poder de Mi Gracia, debe poner en su lugar a las fuerzas desordenadas del pecado.

Vuestro libre albedrío es el que deberá escoger entre éstas dos fuerzas, la Mía, poderosísima, omnipotente, pero libre ó las fuerzas del mal, pequeñas, malévolas, pero que se imponen y obligan. Tenéis todo Mi Poder para ser usado y vivido durante vuestra estancia sobre la Tierra y con él, ayudar a vuestros hermanos con su propia salvación. Si usáis Mi Poder, Mi Gracia, Mi Amor para que vuestro cuerpo lo viva, lo transmita y dé el ejemplo debido, entonces estaréis dominando a las fuerzas del mal que quieren doblegaros a servir a Mi enemigo; pero si permitís que sean las pequeñas fuerzas del mal las que dobleguen a la fuerza de Mi Espíritu, por vuestro libre consentimiento y con las acciones que producen vuestra alma ya pervertida, movéis a vuestro cuerpo a ser ejemplo de mal, de perversión, de muerte espiritual, entonces estaréis traicionando Mi Obra en vosotros. Además, al volveros instrumentos del mal para afectar a otras almas a dejarse vencer por las fuerzas del maligno, recibiréis una paga final de acuerdo a vuestras acciones. Vinisteis a la Tierra a ayudar a vencer a las fuerzas del mal en vuestros hermanos, no a llevarlos a ellas. Los estáis traicionando, los estáis matando, los estáis llevando a la condenación eterna. Cuando usáis de vuestro cuerpo, de vuestra envoltura, para dar un mal ejemplo, para hacer que otros actúen de vuestra misma forma para hacer ídolo funesto de vuestro exterior, estáis actuando y sirviendo a Mi enemigo y vuestra paga será la misma que él obtuvo por traicionarMe.

Vuestra “envoltura”, movida por un alma corrompida, puede llevar a muchas otras almas a los vicios, a las pasiones desordenadas, a la muerte espiritual a reverenciar a Mi enemigo, consiguiendo con todo esto una segura condenación para ellas, con lo cuál Mi enemigo quedará muy satisfecho, sabiendo que con ello Me causa un gran dolor, ya que ha provocado la condenación de una parte de Mi Ser, que es vuestra alma.

Os lo he dicho varias veces, el maligno quiere destruir Mi Obra y ella es principalmente, vuestra alma.

Orad intensamente por aquellas almas que vosotros “veis”, por el actuar de sus cuerpos, por sus acciones, que no están dejándose llevar por Mi Gracia ni por la moción de Mis Virtudes, por el dejarMe vivir en ellas. Cuando un alma se deja mover por Mí, no puede dar mal ejemplo, no puede llevar a otras almas a la perdición eterna, no puede dar mal fruto

Ved a las almas a través del actuar de sus cuerpos y de sus intenciones. Si os revestís de Mi Gracia no deberéis temer el taparos con un alma que os quiera dañar porque Mi Omnipotencia estará con vosotros y ella misma os señalará cuando estéis ante un peligro grande ó pequeño y cómo os deberéis de comportar ante ellos. Confiad en Mi Gracia, pedid una Fé inquebrantable y acudid asiduamente a la oración y a Mis Sacramentos.

Ahora vuestro Mundo, envuelto en las redes del mal, se ha convertido en lugar de salvación, de apostolado, de renovación de almas.

Os he explicado que el mal es aparatoso, soberbio, ostentoso, corriente y falso y lo podréis descubrir fácilmente si vivís bajo Mi Gracia Espiritual. Los Míos son pequeños, humildes, escondidos, sencillos, son almas de oración y viven atentos a Mis necesidades y súplicas. Os pido, hijitos Míos, los que Me pertenecéis y no sois dei mundo, que ayudéis a vuestros hermanos que estén siendo arrastrados por las fuerzas “pequeñas” del mal, a que por vuestra oración, sencillez, penitencia, vida en Mi Amor, puedan salvarse. Yo confío en vosotros, porque así os pensé y creé y os habéis mantenido en Mi Gracia, a pesar de que vuestro alrededor pudiera ser adverso para vuestra pureza de alma pero la razón a esto estriba en que os habéis dejada mover por Mi Voluntad y así Mi Fuerza Omnipotente e Infinita os protege y os guía.

Seguid adelante, pequeños fieles Míos, para la salvación  de todas las almas especialmente por aquellas que, por error, han fincado todo su valor en su exterior, en su envoltura, envoltura que se va a deteriorar con el tiempo y con su pecado y no les dejará ningún valor eterno.

Mi Bendición y Mi Amor se derrame en toda la Humanidad, por medio de la intercesión de Mis almas fieles, empezando por la de Mi Hija, la Siempre Virgen María.

Os amo y que Mi Amor se quede en cada uno de vosotros.