Sep 21_99 Tiempo para la salvación de todas las almas.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Sobre: Tiempo para la salvación de todas las almas.

Hijitos Míos, Mis pequeños, debéis entender que ahora vivís un tiempo de cambio, un tiempo de transición para toda la humanidad. Hay tiempo necesario para la salvación de todas las almas si abrís vuestro corazón, para que se haga UNO con el de vuestro Dios y Creador.

Los acontecimientos anunciados por Mis pequeños alrededor del Mundo ya se están sucediendo y así iréis viendo como uno se encadena al otro y, todavía no se resuelva uno cuando se suceda el otro.

Yo, vuestro Dios, siempre he avisado a la Humanidad Mis Designios con antelación, pero es vuestra necedad, vuestra indiferencia y tibieza la que la dan más fuerza a los acontecimientos. En vez de disminuirse ó cancelarse, se aumentan y se vuelven más destructivos.

A vosotros os he dado un poder muy grande sobre los acontecimientos que se os anuncian y éste es el poder de la Fé.

Ya os he explicado innumerables veces sobre el poder de la Fé en la oración, pero parece que Mis Palabras ni siquiera entran a vuestro corazón, solamente las oís, sin acaso prestarles atención, porque ya la oración no forma, en lo absoluto, parte de vuestra vida. La Fé en Mí, la Fé en vuestro Dios debe de ser total, ya que sólo Yo podré cambiar el curso de los acontecimientos, si cuento con vuestra unión de intereses y de corazón.

Debéis daros cuenta de que es a causa de un olvido masivo de ésta humanidad hacia su Creador, lo que está produciendo éstos cambios que, sí, verdaderamente se debieran de dar, pero no en la forma en que ahora lo estáis viendo y que aún peores los veréis si no recapacitáis, para detener su fuerza negativa y destructora.

Los cambios se deberían dar en la paz y en el amor, en el total abandono a Mi Voluntad, respetando perfectamente Mis Designios, los cuales siempre serán de un amor y respeto profundos hacia vosotros, Mis hijitos, Mis pequeños.

¿Por qué os empecináis en sufrir sin razón? ¿Por qué no confiáis en Mi Providencia Divina? Lo único que lográis al apartaros de Mi Providencia, de Mis cuidados amorosos, de Mi Guía Paterna, es el que deambuléis errantes por el Mundo, sin tener siquiera una meta precisa en vuestra vida espiritual. Os sentís prisioneros de éste Mundo, cuando en realidad bajasteis a servirMe con total libertad, para traer amor y recordarles la libertad de vida a vuestros hermanos que bajaron antes que vosotros, pero que se dejaron envolver en la mentira del mundo y ahora vivís igual que ellos, el camino errático del pecado.

Hijitos Míos, el tiempo es corto, pero suficiente si os ponéis en Mis Manos y en las de Mi Hija, la Siempre Virgen María, Madre de todos vosotros.

Si entendéis ahora y ponéis el remedio, aumentando vuestra Fé, amor, confianza y oración hacia vuestro Dios y Creador, podréis alterar los acontecimientos que se tienen que presentar, los que en cada momento adquieren más fuerza. Uníos, orad y venceréis, porque Yo Mismo le daré más fuerza a vuestra oración, cuando de corazón, Me la presentéis.

Confiad en Mí, Mis pequeños. Yo os quiero a todos de regreso a vuestra casa, Mi Casa Eterna. Todos vosotros pertenecéis a ella, pero Yo no os puedo forzar a entrar en ella si no lo queréis así.

Orad, orad profundamente y con confianza, que Yo Soy el único que puedo detener el rayo con Mis Manos y dar vida a las almas que se han apagado a la Gracia por vuestra negligencia. Confiad, orad, venced al mal con el bien. Que vuestro corazón vuele hacia Mi Corazón y así podáis apoderaros de él y con él, levantad almas a la salvación.

La verdadera salvación se obtendrá con vuestro cambio radical. Procurad el cambio, puesto que, como véis, ya estáis perdiendo todo. Aún hay tiempo, pero no lo desperdiciéis, ya que día a día se os irá acortando. Los acontecimientos os irán indicando si vuestro abandono a Mi Corazón y al Amor que pongáis en todas vuestras acciones, van logrando el cambio. Yo estoy y estaré con vosotros en todo momento, hijitos Míos, Mis pequeños.

Orad con Fé plena, orad con corazón abierto y amoroso, orad por vuestros hermanos como si fueran vuestros propios hijos, a los que quisierais salvar del caer en el abismo.

Vuestro amor, unido al AMOR, todo lo puede lograr. Ya no hay tiempo para desperdiciar los segundos que os doy de vida.

Venid a Mí todos vosotros, los que habéis escuchado la Voz del Pastor y ayudad a vuestros hermanos a que aprendan a escuchar Mi Llamado.

Yo os bendigo en Mi Santísimo Nombre, en el de Mi Hijo, Salvador y Redentor del género humano y en el de Mi Santo Espíritu, quién infunde Su Vida a quién se la pide. Venid a través del trato amoroso y tierno que tengáis con Mi Hija, la Siempre Virgen María.