Mayo 26_99 El Don del Servicio.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Sobre: El Don del Servicio.

Hoy, hijitos Míos, os quiero hablar sobre lo que debiera ser  primordial en cada alma de Mis hijos, el don del servicio.

A cada uno de vosotros se os han dado dones, cualidades, bendiciones, Cada uno de vosotros es un ser único, con características propias, nadie es igual a otro, en cada uno de vosotros he derramado Mi Santo Espíritu en forma diferente. Sois similares en algunas cosas pero individuales en otras y de ahí que cada uno de vosotros forméis, junto con Mi Hijo Jesucristo, el Cuerpo Místico de Mi Iglesia, el Cuerpo Místico de Mi Gloria.

El hecho de ser irremplazables os hace necesarios, en cierta forma, para llevar a cabo Mi Plan de Salvación y Redención del género humano. Todos los dones que habéis recibido son dones gratuitos y prestados para ser usados para servir a vuestro Dios y a vuestros hermanos.

Los dones para servicio a vuestro Dios son aquellos que he otorgado, primeramente, a Mis sacerdotes, Mis consagrados. En ellos he puesto dones de una finura muy especial, puesto que ellos son los encargados de llevarMe a la tierra, para que en Mi Presencia real en la Sagrada Eucaristía, puedan tomarMe y vivirMe.

He puesto en ellos dones especiales para que puedan conocer mejor a las almas y así, ya sea en la confesión, ya sea en el dar una guía o consejo, Mi Presencia real se manifieste a través de ellos. He puesto infinidad de bendiciones en Mis Ministros para que pueda seguir viviendo Mi Iglesia, la Iglesia de Mi Hijo Jesucristo, a pesar de los ataques de nuestro enemigo y a pesar de los defectos humanos, de tos cuáles, aún Mis mismos consagrados, no están exentos de ellos. Ellos así se vuelven vínculo de amor entre Yo, vuestro Dios, y vosotros, Mis pequeños. Ellos llevan una tarea de unión fraterna y de crecimiento, en las enseñanzas de Mi Espíritu.

Luego siguen los dones que les he otorgado a todos vosotros, Mis hijitos y éstos varían de acuerdo al plan que tengo Yo para proseguir Mi Obra de Salvación. 

Todos los dones que os he otorgado son para servir. Vosotros, cada uno de vosotros, Me pedisteis bajar a la tierra a servirMe y para ayudarMe en la salvación de todas las almas. Os he otorgado Mis Dones para fortaleceros en la lucha por llevar Mi Amor entre las tinieblas en las que vuestro Mundo se encuentra. Yo he previsto todo y conozco perfectamente las necesidades que se van presentando con el transcurso de los años y de las necesidades espirituales que se necesitan para que no seáis absorbidos por las tinieblas del mal.

El maligno conoce perfectamente que en cada uno de vosotros he puesto Mi Vida Espiritual, la cuál tiene que ser compartida para con vuestros hermanos y así salvarlos de sus garras con las que os quiere ahogar y condenar. El maligno usará de todos sus artificios para haceros olvidar vuestra misión en la donación libre que debéis de tener, cada uno de vosotros, para la salvación de vuestros hermanos. Por vuestro libre albedrío, vosotros u os convertís en corredentores ó en traidores a Mi Causa de salvación. Sois libres de usar de todos los dones con los que Yo os he dotado y de ésa Libertad y de la forma de usarlos se desprenderá la prontitud de Mi Llegada, de la Llegada de Mi Reino.

Si vosotros pudiérais ver los regalos tan grandes que son los Dones y que he puesto en cada uno de vosotros, no dejaríais de darMe las gracias por ellos. Son piedras preciosas que brillan intensamente ante Mis Ojos y ante os ojos de todas las almas purificadas que están Conmigo en el Cielo. Cada don que tenéis y que utilicéis para servirMe en vuestros hermanos, será vuestro distintivo por toda la Eternidad. Así podréis ver a aquellas almas que se les dio el don de la Caridad y ellas lo aceptaron, lo agradecieron y lo hicieron fructificar, su luz tendrá una tonalidad diferente a las que tuvieron el don del servicio, o el don de consejo, etc.

Obviamente cada don debe ser utilizado con base en el amor. Nunca un don que otorgo se ofrece a los demás forzando vuestra voluntad. Por ejemplo, los que tenéis el don de curación, éste trabaja muchísimo mejor, cuando es el amor el que lo guía.

Cuando es el amor el que se interesa en la necesidad que tiene el alma que pide su curación y cuando en ambas partes existe la humildad en alto grado, en uno, el enfermo, en confiar en que la curación que ¡se pide a un semejante, se va a lograr gracias a que Mi Voluntad se va a hacer patente con la ayuda de Mi hijo que paseé el Don, quién con humildad e intercediendo por amor a su hermano, va a obtener la gracia que se Me pide, sabiendo que una petición hecha con amor sincero, Yo no la desoigo.

Esto mismo es aplicable a todos los demás dones, siempre deberéis actuar con amor y humildad. Como véis, hijitos Míos, Yo os he dado todo lo que necesitáis en vuestra estadía temporal en la tierra, tanto en lo material como en lo espiritual. Lo que causa que no todos obtengan lo que necesitáis en lo espiritual y en lo material, es vuestra falta de Fé y de confianza en Mí, vuestro Padre. Ya os he explicado que la Fé mueve montañas y las montañas no son otra cosa que los obstáculos que vosotros mismos os ponéis para no dejar que Mi Vida fluya libremente a través vuestro.

Imaginaos todos, por un momento, si cada uno de vosotros Me permitiera hacer Mi Voluntad haciéndoos instrumentos fieles de Mi Amor, ¿Qué sucedería? El mal y todas sus causas terminarían inmediatamente, porque sería el Amor el que reinaría. Todos los Dones de Mi Santo Espíritu se lograrían desarrollar a niveles inimaginables, produciendo en todos vosotros un crecimiento inmenso en Sus dones. Obtendríais una Sabiduría como antes nadie la ha tenido anteriormente. Entenderíais Mis Misterios y agradeceríais profundamente la forma en que os he consentido desde antes de que fuerais. Entenderíais Mi Amor para con todos vosotros y vuestra felicidad sería inconmensurable. Compartiríais vuestros Dones con total libertad y donación, sin esperar más recompensa que la de saberMe contento al veros, por fin, viviendo como verdaderos hijos Míos. Tendríais vuestro cielo en la Tierra. Vuestro paso de Tierra a Cielo no sería, en ninguna forma, de incertidumbre ni de temor, sino de una santa alegría al saber que cumplisteis perfectamente con vuestra misión.

Os falta Fé hijitos Míos, para que podáis lograr esto. Estáis retrasando vuestra felicidad por no poner vuestros dones al servicio de los demás, en forma desinteresada y amorosa. Estáis cegados con las cosas del mundo, cegados por sus tinieblas, las cuáles cubren las bellezas y maravillas que existen en cada una de vuestras almas. Estáis cegados a la Gracia de Mi Espíritu que habita en vosotros y que si aprendierais a interiorizaros, encontraríais la Luz de Amor que habita en vosotros. Al tener ésa vida interior, encontraríais Mi Reino de Luz, de Vida y de Amor y si le permitierais salir, produciríais Luz Divina la cuál destruiría a las tinieblas que os rodean.

Cada uno de vosotros debe interiorizarse, vivir en comunión con Mi Santo Espíritu, para que El os guíe y os enseñe a usar de Sus Dones, Dones que ha otorgado a cada uno de vosotros en forma particular y al permitirLe que El trabaje a través vuestro, lograréis así el cambio que tanto necesita el Mundo y no digo vuestro Mundo, ya que los que son realmente Mis Hijos, saben que no pertenecen al mundo, Me pertenecen, pertenecen al Reino de los Cielos.

Juntos, vosotros Conmigo, podemos lograr la Redención del Mundo y así reparar juntos, por el pecado cometido por vuestros Primeros Padres.

Yo no os puedo forzar a vivir bajo Mi Divina voluntad, os dí libertad, os dí el libre albedrío y éste es el que debe actuar para permitir que Mi Vida fluya libremente a través vuestro. ¡Cambiad hijitos Míos, cambiad! Detened en vosotros todo aquello que impide que Mis Dones y Virtudes fluyan para bien de vuestros semejantes. Volveos fieles instrumentos Míos y si acaso teméis a que os vaya a pedir cosas imposibles de realizar, os equivocáis, ya que ¿Qué padre ó que madre de la Tierra obliga a sus hijos a hacer cosas en las que los pueda poner en peligro de accidente ó de muerte? Yo Soy el más sensible y amoroso, Yo Soy El Amor En Pleno, de Mi sólo obtendréis amor infinito y aún cuando os pidiera vuestra propia vida, vuestros dolores los tomaría Yo y así lo podéis corroborar con la vida de Mis Santos Mártires. Podéis comprobar como aún en el suplicio ó en los momentos en los cuáles deberían sufrir lo indecible, estaban felices, estaban gozosos y algunos hasta bromistas de lo que sus verdugos hacían en sus cuerpos. Lo estaban, ya que Yo, viviendo plenamente en ellos, tomaba sus dolores y les daba al mismo tiempo Mi Gozo infinito en gratitud a su libre donación.

No temáis a los acontecimientos, no dejéis que nada ni nadie os quite el gran regalo de Mi Paz. No desconfiéis en lo absoluto de Mi Presencia Paternal que os cuidará en todo momento. Si a ratos sentís abandono, es por vuestra falta de Fé. Yo nunca abandono a Mis hijos y si acaso sentís el “abandono santo” es para acrisolaros en la Fé y haceros crecer en méritos para consentiros con más regalos cuando lleguéis al Reino de los Cielos. Aún en el supuesto abandono, estad seguros que Yo os estoy mirando y que esto os baste para que confiéis en Mí. Nunca os dejaré caer, si os volcáis en Mi Divina Voluntad.

Hijitos Míos, grandes Dones os he otorgado a cada uno de vosotros y si lo pudiéramos hablar en términos del mundo os diría que ni con todas las riquezas que existen en vuestro Mundo, podríais pagar el más pequeño de los dones con los que Yo os puedo dotar. Son regalos inmensos que Yo he derramado en cada uno de vosotros. Ponedlos a crecer, viviéndolos en el servicio a vuestros hermanos. No les saquéis provecho propio porque se os volverían jueces en lugar de bendiciones, al momento de vuestro juicio, al final de vuestra misión. Sois poseedores de regalos inimaginables y si no los sabéis ver es por vuestra falta de vida interior. Apartaos del mundo y de sus mentiras. Vivid bajo la Luz y Guía de Mi Santo Espíritu y llevad el Cielo, Mi Reino, que cada uno de vosotros paseé en vuestro interior, a todos vuestros hermanos y así, junto Conmigo, logremos la vida de Mi Reino de Amor en la Tierra.

Yo os bendigo y pedídMe que os conceda el Don de poder hacer vida interior para que podáis abrir vuestro ser, vuestra voluntad a Mi Voluntad y así Me pueda hacer patente, a través vuestro, con todos vuestros hermanos.

Que Mi Paz y Mi Amor queden con todos vosotros.